El cambio climático es una de las mayores amenazas a las que nos enfrentamos. Los desastres naturales y los fenómenos meteorológicos extremos hacen que cada vez sea más difícil cultivar, criar animales y ganarse la vida como lo hacíamos en el pasado. Y las zonas rurales de todo el mundo son las que están sufriendo las consecuencias más graves.
Sin embargo, hay esperanza. Las comunidades rurales utilizan las innovaciones agrícolas para asegurarse que están más preparadas para hacer frente a los efectos del cambio climático. Transformar los sistemas alimentarios y el sector agrícola es vital, no sólo para alcanzar el #HambreCero, sino también los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Con el propósito de congregar a la gente para debatir problemas mundiales, el Foro Global sobre Seguridad Alimentaria y Nutrición de la FAO (Foro FSN, por sus siglas en inglés) pone en contacto a personas de todo el mundo, facilitando debates en línea sobre cómo alcanzar estos 17 objetivos para 2030. Cuando el Foro FSN pidió a sus miembros ejemplos de iniciativas exitosas diseñadas para mejorar la agricultura y la seguridad alimentaria, una cosa quedó clara: la innovación tiene el potencial para lograr un gran impacto.
Presentamos tres áreas en las que la innovación está teniendo un efecto positivo en la lucha contra el cambio climático:
Innovaciones alimentarias
Los efectos del cambio climático en nuestros ecosistemas son graves y afectan a la agricultura, los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria. Una manera de hacer frente al impacto negativo sobre la seguridad alimentaria es seguir investigando en los alimentos más comunes y las innovaciones en la forma de utilizarlos.
Sheilla Sibanda, de la Universidad Tecnológica de Chinhoyi en Zimbabwe, ha estado trabajando en un proyecto que incorpora harina de caupí en la producción de salchichas de pollo. La harina de caupí es originaria del África subsahariana y supone una gran fuente de calorías, vitaminas, minerales y proteínas. Incorporar esta legumbre fácilmente disponible en otros productos es una excelente manera de mejorar la dieta y la seguridad alimentaria.
“Los niños sufren a menudo de kwashiorkor (una forma grave de malnutrición proteínica), entre otras formas de malnutrición, por lo que el desarrollo de estos productos es primordial”, indicó Sheilla.
Al otro lado del mundo, en Australia, Olumide Odeyemi, del Instituto de Estudios Marinos y Antárticos de la Universidad de Tasmania, está investigando para entender exactamente cómo se deterioran ciertos tipos de alimentos marinos. Sus estudios la han llevado a desarrollar una herramienta para predecir la vida útil de los mariscos vivos empaquetados, evitando su deterioro innecesario.