Té: una historia de amor que resiste el paso del tiempo


Homenaje a una popular bebida de gran valor para los agricultores, el desarrollo y la cultura

Un vendedor ambulante sirve té en la India. ©shutterstock.com/Abir Bhattacharya

19/05/2020

En un mundo con gran diversidad cultural, ¿hay algo capaz de unirnos a todos? Bien, todos tenemos necesidad de comer. De hecho, también de beber. Curiosamente, la bebida más elegida en todo el mundo después del agua, es el té. Millones de personas lo aman, desde la India a Inglaterra, desde Afganistán a Argelia, cada país con su propia tradición.

A pesar de que el té tiene siglos de antigüedad, la pasión mundial por esta bebida no muestra signos de desaceleración. El consumo mundial de té alcanzó los 5,8 millones de toneladas en 2018. Parece también que el té conserva todo su atractivo para las jóvenes generaciones, que revitalizan regularmente la industria poniendo de moda nuevos tipos de productos.

Entonces, ¿qué importancia tiene el té para los cuatro mayores exportadores del mundo? 

Kenya 

Si bien el té se consume mayormente a nivel interno en los principales países productores, -como China y la India-, Kenya exporta un gran porcentaje de su producción. En 2018 era en realidad el mayor exportador de té del mundo, vendiendo en el exterior un 80% de lo que produce. El té es una de las principales industrias agrícolas del país.

El clima tropical y el rico suelo volcánico de las zonas donde se cultiva el té de Kenya, le conceden su color brillante y un sabor aromático característico. Aunque Kenya produce principalmente té negro, también cuenta con té verde, amarillo y el prestigioso té blanco.

Los habitantes de la zona disfrutan de su té con leche y azúcar o “strunggi”, que significa negro. Otra variante común es el “tangawizi”, que se sirve con jengibre acompañando a las hojas de té. 

Por desgracia, como muchas otras industrias agrícolas, la del té en Kenya se enfrenta hoy a los efectos del cambio climático. Un informe de la FAO sobre este desafío sugiere que el aumento de las temperaturas, las tendencias impredecibles de las precipitaciones y la creciente frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos como la sequía y las heladas, están poniendo a la industria bajo presión.

Izqda/Arriba: Una taza de té en Kenya. ©FAO/Luis Tato ; Dcha/Abajo: Dos mujeres disfrutan tomando té en Inglaterra, donde el té negro con leche es una bebida popular a cualquier hora del día. ©Rawpixel.com/shutterstock.com

China

Según una leyenda china, el té fue descubierto accidentalmente en el año 2727 a.C., cuando el emperador Shen Nong estaba hirviendo agua a la sombra de un árbol de té y una hoja cayó en el recipiente. El emperador quedó cautivado con el brebaje que probó, y así es como el té se convirtió en una bebida tradicional en la cultura china.

China continúa siendo el principal país productor de té, con el 43,2% del total mundial y una producción de 2,6 millones de toneladas en 2018. Ese año fue además el segundo país exportador, alcanzando las 360 700 toneladas. China es también el mayor consumidor de té, con casi el 40% del consumo mundial. 

Existen cuatro lugares donde se produce té que han sido designados por la FAO como Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial por su contribución al mantenimiento y la protección de la tierra, el patrimonio y los medios de vida. Uno de ellos es el Sistema integrado tradicional de té y pastizales en Shizuoka, Japón, un ejemplo genuino de interdependencia entre producción agrícola y biodiversidad, que se conserva desde hace más de 10 000 años. Otros dos están en China.

El Sistema de cultivo de jazmín y té en Fuhzou, China, es especial porque los árboles de jazmín y té suelen crecer en entornos diferentes, pero debido al microclima diversificado de la zona de Fuhzou, los paisajes verticales permiten que coexistan. Esto significa que el té tiene un aroma natural de jazmín, a través de un método desarrollado hace más de un milenio en la zona y que ha continuado hasta hoy.

En la provincia de Yunnan, el Agroecosistema tradicional del té Pu'er es la mayor superficie de plantaciones de té del mundo, establecida por los antepasados de los habitantes de las aldeas de esta zona hace miles de años, y basada en el uso de métodos tradicionales.

El té verde es el más popular y habitual en China, donde existe una arraigada cultura del té. De hecho, el té juega un papel en muchas tradiciones importantes, incluyendo ceremonias de matrimonio y como forma de solicitar disculpas formales. 

Un anciano disfruta de su té en un bazar en Kirguistán. En muchos países, el té es más que una bebida, es también una tradición social. ©FAO/Vyacheslav Oseledko

Sri Lanka 

El té se introdujo por primera vez en Sri Lanka en 1839, cuando se plantó un lote de semillas de té en el Real Jardín Botánico de Peradeniya. Desde entonces, la industria del té ha crecido de forma espectacular y, a pesar de ser un país pequeño, Sri Lanka es el quinto mayor productor de té, y el tercer país exportador del mundo, con 282 400 toneladas en 2018. Los ingresos de la exportación de té son una fuente vital de ingresos para los pequeños agricultores. Según un informe de la FAO sobre el sector, hay unos 400 000 pequeños campesinos dedicados al cultivo del té en el país y esta industria da sustento a más de dos millones de personas, casi la décima parte de la población total de Sri Lanka. 

El té no es sólo un producto de exportación, sino una parte fundamental de la vida cotidiana en Sri Lanka, ya que también se sirve en festivales y reuniones en todo el país. De forma tradicional, la gente prefiere un té fuerte, acompañado de leche y azúcar.

India 

Para la India, la industria del té es esencial. Según las estimaciones del Grupo Intergubernamental sobre el Té de la FAO, esta valiosa bebida es el segundo mayor empleador del país, dando trabajo a más de 3,5 millones de personas. La India es el segundo productor de té y el segundo consumidor, con casi el 20% del consumo mundial. Aunque un gran porcentaje de la producción se destina al consumo interno, el país asiático es el cuarto mayor exportador, con 256 100 toneladas en 2018. En las estribaciones del Himalaya se encuentran algunas de las grandes regiones productoras de té de la India, como Darjeeling y Assam, donde se cultivan varios de los tés más famosos del mundo. 

Las condiciones ambientales únicas les aportan una calidad, reputación y carácter especiales y han permitido que al té Darjeeling contar con una Indicación Geográfica (IG). Esta iniciativa es apoyada por la FAO y ayuda a proteger los alimentos y productos característicos de zonas geográficas específicas, certificando su calidad y desempeñando un papel especial en la mejora de los ingresos agrícolas y la ampliación de las oportunidades de exportación.

Para los indios, el té es una parte importante de la vida cotidiana. Mucha gente bebe tradicionalmente el té chai, omnipresente en la India y servido en casi cualquier esquina en la calle. “Chai” significa literalmente “té” en hindi. Los ingredientes tradicionales del té chai incluyen té negro y especias fuertes como la canela, jengibre, cardamomo y clavo. Se prepara habitualmente fuerte y se toma con leche y edulcorado con azúcar o miel.


El té desempeña un papel clave en el desarrollo rural, la reducción de la pobreza y la seguridad alimentaria en países exportadores y en desarrollo de todo el mundo, y representa una fuente principal de sustento para millones de pequeños productores. Las Naciones Unidas designaron el 21 de mayo como Día Internacional del Té para rendir homenaje a la industria del té a nivel mundial. Este evento está destinado a concienciar más al público general sobre la importancia del té para el desarrollo rural y los medios de vida sostenibles y sobre su contribución a la seguridad alimentaria y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Más información

2. Zero hunger, 8. Decent work and economic growth, 12. Responsible consumption and production, 15. Life on land