Las subvenciones compartidas ayudan a los migrantes a prosperar en Tayikistán


El apoyo a los empresarios agrícolas locales refuerza la resiliencia de los migrantes ante la crisis de la COVID-19

Tras haber trabajado en el extranjero durante varios años, Obidjon se convirtió finalmente en el orgulloso propietario de una empresa agraria en su país de origen, Tayikistán. ©FAO/Oleg Guchgeldiyev

15/06/2020

Obidjon Rahmonov tenía una meta: convertirse en empresario agrícola y dirigir su propio negocio de producción de hortalizas. Aunque parecía un sueño lejano, Obidjon emigró a Moscú y trabajó allí más de dos años para ganar el dinero suficiente y poder mantener a su familia y ahorrar para abrir su negocio.

Cuando Obidjon regresó a finales de 2018, la FAO acababa de empezar una nueva iniciativa piloto en su región. El proyecto piloto se centraba en aprovechar las remesas obtenidas en el extranjero por los migrantes. Ofrece a los beneficiarios que inviertan el 50% del dinero para poner en marcha una pequeña empresa agraria, la oportunidad de recibir una inversión equivalente de la FAO del otro 50%. La iniciativa, que busca convertir las remesas en inversiones agrarias, también aporta capacitación en aptitudes empresariales.

Obidjon se dio cuenta de que estas subvenciones compartidas podrían acelerar sus esfuerzos para poner en marcha su propio negocio hortícola.

“Actualmente, el acceso a créditos con bajos tipos de interés es muy limitado. Las ayudas a la inversión disponibles no son suficientes para impulsar la producción agrícola de los pequeños productores”, explica Obidjon. “El proyecto piloto de subvenciones compartidas era más que justo: recibí tanto como invertí. También recibí asesoramiento empresarial”.

Izqda/arriba: Los pepinos de Obidjon crecen sin problemas, gracias a su invernadero de última generación. ©FAO/Oleg Guchgeldiyev Dcha/Abajo: Obidjon con el Representante de la FAO en Tayikistán, Oleg Guchgeldiyev. ©FAO/Ibrohim Ahmadov

La propuesta idónea

En lugar de volver a Moscú a trabajar, Obidjon se apuntó a la iniciativa de subvenciones compartidas de la FAO. Su idea de negocio era un invernadero de última generación. Al haber crecido en una zona rural, sabía por experiencia que el cultivo de hortalizas a campo abierto era difícil. La cosecha depende en gran medida de una meteorología impredecible. Sin embargo, un invernadero con un sistema de calefacción significaría que podría producir hortalizas y verduras frescas durante todo el año y, por lo tanto, contar con un ingreso fijo.

El proyecto piloto de la FAO aceptó la propuesta de Obidjon. Invirtió el dinero que había ganado en Moscú y, junto con la subvención, se convirtió en el propietario de un invernadero de 340 m2, dotado de tecnologías modernas, entre ellas sistemas de bajo coste de calefacción, riego por goteo y ventilación. La capacidad productiva diaria del invernadero es de hasta 60 kg de pepinos. La venta de hortalizas frescas garantiza ingresos regulares a su familia y proporciona productos agrícolas al mercado local, impulsando la economía local. También le permite trabajar en su país de origen, en lugar de irse al extranjero para mantener a su familia.

Junto con Obidjon, 39 trabajadores migrantes han hecho realidad sus proyectos de negocios gracias a las subvenciones compartidas y la capacitación empresarial de la FAO. Estos negocios incluyen mecanización agrícola, producción de frutos secos, horticultura, agricultura en invernaderos y ganadería.

Obidjon ayuda ahora a otros migrantes económicos de su comunidad a beneficiarse de la iniciativa de la FAO y a invertir en sus propias empresas agrarias. ©FAO/Ibrohim Ahmadov

Consecuencias de la COVID-19

Obidjon fue uno de los muchos trabajadores migrantes de su país que cruzan la frontera con Rusia para buscar empleo y enviar dinero a sus familias. De hecho, Tayikistán es una de las principales fuentes de mano de obra migrante de la región. Sin embargo, desde que la COVID-19 comenzó a expandirse por el mundo, muchos países han cerrado sus fronteras y las consecuencias para los trabajadores migrantes han sido desastrosas.

Muchos miembros de la comunidad de Obidjon son trabajadores migrantes o están empleados en la producción agrícola estacional; ambos colectivos fueron algunos de los primeros afectados por la pandemia mundial. Teniendo la experiencia de haber iniciado con éxito su propia empresa agraria, Obidjon está ayudando ahora a otros migrantes que quieran hacer lo mismo.

“Mis vecinos también son migrantes. No pueden ir a Rusia a trabajar ahora debido a las restricciones de viaje; tampoco pueden iniciar su propio negocio por falta de dinero. Las subvenciones compartidas serían muy importantes para apoyar a los migrantes y a sus familias en la puesta en marcha de negocios e inversiones agrícolas sostenibles. El dinero que enviamos de vuelta trabajando en el extranjero puede utilizarse de manera más sensata si seguimos invirtiendo en la producción local de alimentos, reforzando la seguridad alimentaria de nuestros hogares y apoyando nuestra economía local”, afirma Obidjon.

El proyecto piloto de subvenciones compartidas forma parte de la iniciativa de la FAO “Desarrollo de capacidad para reforzar la seguridad alimentaria y la nutrición en países elegidos del Cáucaso y el Asia central”, financiado por la Federación de Rusia. Ha ayudado a las familias vulnerables de Tayikistán a ser más resilientes ante las consecuencias de las crisis mundiales, ya sean pandemias, desastres naturales u otras crisis. Al fomentar soluciones innovadoras en los países, estos proyectos están ayudando a garantizar una seguridad alimentaria permanente y a impulsar las economías rurales, aspectos ambos fundamentales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.


Más información

2. Zero hunger, 8. Decent work and economic growth, 10. Reduced inequalities