El distrito de Bonbon se sitúa en el extremo más occidental de Haití. Comparte su nombre con un dulce tradicional haitiano: el “bonbon”, hecho con miel de caña de azúcar y especias dulces. Y gracias a Hilarion Célestin, de 44 años, y a un grupo de apicultores locales, la zona es también conocida ahora por otro tipo de dulce: la miel.
Al haber crecido en Bonbon -una zona rural de la isla, bordeada por las exuberantes y salvajes playas típicas de la región del Caribe-, Hilarion aprendió su oficio a una temprana edad. Mientras que muchos de sus compañeros crecieron en familias agrícolas -la zona es conocida tanto por la pesca como por cultivos locales como plátanos, yuca y bananas- Hilarion creció entre colmenas. Durante los últimos años, la reputación de la zona por su producción de miel ha seguido creciendo, y ahora para muchos residentes haitianos, la localidad de Bonbon es sinónimo de ese líquido dulce y pegajoso.
El impacto de la COVID-19
La llegada de la pandemia de COVID-19 fue un desastre para la isla en muchos sentidos. El impacto que tuvo en la salud y el sistema sanitario fue el primer gran desafío, pero el económico fue el siguiente. Muchos negocios se paralizaron y el trabajo agrícola disminuyó, ya que muchos agricultores se vieron obligados a permanecer en sus casas debido a las medidas de confinamiento aplicadas por el Gobierno de Haití.
El negocio de la miel fue una de las pocas excepciones. Hilarion y otros 30 apicultores de la Asociación de Apicultores de Bonbon, se dieron cuenta de que había un notable aumento en la demanda de su miel, debido a su empleo generalizado en la medicina tradicional haitiana.