La agricultura está arraigada en la cultura del pueblo de Rwanda. De hecho, alrededor del 67 % de los rwandeses están empleados en la agricultura y la tierra cultivable se extiende por más de 1,56 millones de hectáreas del país.
Con todo, dado que se prevé que la población de Rwanda aumentará de 10,5 millones en 2012 a 16,9 millones para 2032, también aumentará la demanda de alimentos. Al mismo tiempo, es probable que la cantidad de tierra cultivable disminuya con la expansión constante de las ciudades del país. Para que el sector agrícola de Rwanda siga satisfaciendo las necesidades alimentarias del país, se necesitan innovaciones agrícolas centradas en garantizar una mayor productividad en espacios más reducidos. Entra en escena una nueva forma de cultivar alimentos sin suelo y con menos agua: el cultivo aeropónico.
El cultivo aeropónico es una forma de plantar respetuosa con el clima en que las raíces se suspenden en el aire y crecen en un ambiente húmedo. Sin ningún suelo. En lugar de ello, las plantas se rocían con agua y una solución de nutrientes. Con esta técnica los agricultores pueden controlar la humedad, la temperatura, el pH y la conductividad del agua dentro de un invernadero.
Conozcamos al pionero
Cuando Apollinaire Karegeya se enteró de lo que era el cultivo aeropónico, reconoció que podía aumentar la producción de alimentos y hacerlo de manera sostenible. Apollinaire proviene de una familia de productores de papa, que siempre se han dedicado a la agricultura tradicional. Sin embargo, con la escasa productividad de los cultivos a causa de las condiciones climáticas, conocía las dificultades de brindar una fuente segura de alimentos a su comunidad local. Apollinaire tenía sed de aprender nuevas competencias y conocimientos que pudiera utilizar para mejorar su granja.
“Empecé a visitar a asociados del Gobierno que estaban trabajando con los agricultores en el país. Un día uno de ellos me ofreció una oportunidad de capacitación en Europa. Fue entonces cuando por primera vez entré en contacto con el cultivo aeropónico”, dice Apollinaire.
“Quedé maravillado por esta tecnología sin suelo. Previene enfermedades y aumenta la productividad. Después de una semana de sesiones de capacitación, estaba convencido de que iba a ser algo bueno.”
¡Innovación, innovación, innovación!
Con el apoyo que le siguieron prestando el Gobierno y sus asociados, Apollinaire comenzó a cultivar papas con la técnica aeropónica de invernadero en 2015 y ha sido un pionero del sistema aeropónico en Rwanda desde entonces. Con él ahora multiplica las plántulas de papa, que en algunos casos planta en su granja para cultivar papas y, en otros, las vende a otros agricultores para que las planten en las suyas. Apollinaire cultiva alrededor de 2 500 plántulas en su invernadero, que producen papas en dos meses y medio.
“Como no se trata de un cultivo de rotación, cultivo tres veces al año. Cuando los nutrientes están bien regulados, el rendimiento está garantizado. No es lo mismo que cultivar al aire libre donde estás a merced de la naturaleza”, dice.