Una carretera para conectar el pueblo con las zonas urbanas. Una escuela que necesita reformas. La reparación de una tubería rota que desperdicia preciosa agua potable. Los habitantes de Zangooyi esperaban ansiosos muchos cambios que mejorarían considerablemente su comunidad, pero siempre parecía faltar financiación.
En este asentamiento rural de la provincia de Jorasán del Sur, en el este de Irán, todos los inviernos se producían inundaciones, que separaban el pueblo del resto del mundo e impedían el acceso de los aldeanos a las zonas urbanas, entre otras cosas para recibir atención médica o en casos de emergencia. Era apremiante construir un puente para acabar con este aislamiento.
“Durante los 10 años en que fui alcalde del pueblo, intentamos reparar la carretera que conecta nuestra aldea con los asentamientos cercanos, pero no lo logramos, ya que el Gobierno no podía asignarnos suficiente dinero, y no teníamos la capacidad de movilizar los fondos necesarios nosotros mismos”, explica Ali Akbar Ebrahimi, que ha vivido en el pueblo durante toda su vida.
“Encontramos dificultades similares para renovar nuestras escuelas y reparar las tuberías de agua potable del pueblo. Ambas tareas quedaron pendientes durante años, hasta que comenzó el proyecto de la FAO”, añade Ali Akbar.