Doriano Belloni empezó a explorar las aguas turquesas de la isla italiana de Cerdeña cuando era un niño.
La búsqueda de coral pronto se convirtió en su pasión y su medio de vida.
Ahora, a sus 70 años, sigue buceando cada verano en busca de una de las joyas del Mediterráneo: el espectacular coral rojo, codiciado por compradores de Italia y del extranjero.
Es la primera persona en reconocer la necesidad de proteger el coral rojo de cara al futuro.
“Nuestras vidas dependen de este trabajo; tenemos que mantener a nuestras familias”, afirma Doriano. “Nos interesa que estos recursos sigan existiendo. Por eso no destruimos el coral”.
El coral rojo se considera un producto de gran valor desde épocas prehistóricas. Se han encontrado vestigios de este colorido organismo en yacimientos arqueológicos de toda Europa, y durante siglos ha sido utilizado para adornar piezas de arte religioso, esculturas, ornamentos y joyas. Se puede encontrar en tonos que van del rosa pálido al rojo intenso, y el coral de primera calidad se vende a precios que alcanzan hasta los 6 000 USD (5 000 EUR) por kilogramo.
Algunas especies de corales preciosos, como el coral rojo, están ahora reconocidas como especies vulnerables debido a una serie de presiones, entre otras, el aumento de la temperatura del mar, la contaminación del agua y la recolección incontrolada. Junto con el cambio climático, estas amenazas ponen en peligro la supervivencia a largo plazo del coral rojo y de muchas otras especies acuáticas en nuestros mares y océanos, cada vez más vulnerables.
El océano, que representa más del 70 % de la superficie del planeta, sustenta a la humanidad y a todos los organismos del mundo. Genera al menos el 50 % del oxígeno del planeta y alberga la mayor parte de la biodiversidad de la Tierra. Por no hablar de que los medios de vida de una de cada 10 personas en el mundo dependen de la pesca y la acuicultura.