Liberar al mundo del hambre y la pobreza requiere un proceso inclusivo y participativo en el que todos los segmentos de la población -especialmente los más vulnerables-, tengan sus necesidades y derechos debidamente representados. Imagine una situación hipotética donde los gobiernos, los parlamentos, la sociedad civil y el sector privado mantengan un diálogo regular e informado sobre el diseño y desarrollo de políticas: desde el momento en que se elaboran las políticas, hasta su implementación, supervisión y evaluación. ¿Cuánto podríamos aprovechar y alinear mejor las fortalezas de todos con las prioridades nacionales?

Sin embargo, para que se produzca un cambio real, los mecanismos de gobernanza y coordinación deben mejorarse mucho. Respondiendo directamente a las solicitudes de los países, la FAO convoca un diálogo de múltiples partes interesadas a nivel mundial, regional y nacional. En la actualidad, la FAO apoya diversas plataformas y comités para que las partes interesadas trabajen juntas, para compartir experiencias y mejores prácticas sobre la erradicación del hambre y la inseguridad alimentaria para 2030.

Un ejemplo digno de mención es el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA). Ofrece una plataforma internacional para un diálogo intergubernamental inclusivo sobre cuestiones clave para la seguridad alimentaria y la nutrición. Los debates mantenidos en el Comité conducen a recomendaciones de políticas, que a veces adoptan la forma de directrices voluntarias que son principios rectores para los países que trabajan para lograr la seguridad alimentaria y la nutrición para todos.