Sector privado y empresas

  • Las entidades del sector privado deberían comprometerse a aplicar medidas para prevenir y reducir las pérdidas y el desperdicio de frutas y verduras en sus operaciones, así como en las de otros operadores a lo largo de la cadena de suministro. Los fabricantes de equipo y los proveedores de servicios deberían desarrollar mejores tecnologías, procesos e información sobre los mercados que presten apoyo a las actividades y los medios de vida de los pequeños productores de frutas y hortalizas (en particular las mujeres y los productores locales) y facilitar la creación de cadenas de valor más eficientes y equitativas.
  • Las entidades del sector privado deberían comprometerse a adoptar medidas innovadoras que faciliten la creación de relaciones de colaboración entre empresas. Entre ellas figuran las relaciones entre empresas de distintos niveles de la cadena de valor, conocidas como relaciones verticales, y entre empresas del mismo nivel de la cadena de valor, conocidas como relaciones horizontales. Algunos ejemplos de cooperación eficaz son el intercambio de información sobre los mercados y la comunicación entre empresas, que contribuyen a reducir los costos de transacción, las oportunidades de compensación de riesgos y una gobernanza de grupo eficaz que fomenta la creación de microempresas y pequeñas y medianas empresas que mejoran la competitividad a lo largo de la cadena de valor de las frutas y verduras.
  • Los países, el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil, las organizaciones internacionales y las instituciones académicas y de investigación deberían invertir en investigación y desarrollo con el fin de aumentar las posibilidades e iniciativas innovadoras para mejorar la producción de frutas y verduras en todas las etapas de la cadena de valor. Entre los ejemplos en que podría centrarse la investigación y el desarrollo figuran el manejo de las cosechas para mejorar la eficiencia y los mecanismos de conservación; la prevención de pérdidas y desperdicios teniendo en cuenta las necesidades especiales de la población vulnerable; y el aprovechamiento de los conocimientos tradicionales.

Organizaciones de la sociedad civil

  • La sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales (ONG) deberían crear redes y grupos de acción para trabajar de manera organizada a fin de favorecer la disponibilidad, la accesibilidad y la asequibilidad de las frutas y verduras. Además, deberían fomentar y apoyar los programas de promoción de la salud y las campañas de educación sanitaria. Entre los ejemplos cabe citar la introducción las frutas y verduras de como parte de la alimentación complementaria en torno a los seis meses de edad en las prácticas de crianza de lactantes y niños pequeños, y el fomento de la educación sobre alimentación y nutrición en los jardines de infancia y las escuelas primarias a fin de mejorar los conocimientos en la materia.
  • La sociedad civil y las ONG deberían organizar campañas y actos destinados a empoderar a los ciudadanos con miras a que asuman un papel más activo en los procesos legislativos y políticos y abogar por que se dé prioridad a las dietas saludables para prevenir y tratar la malnutrición y las enfermedades no transmisibles.
  • Las organizaciones de la sociedad civil y otros agentes deberían respaldar el cambio de comportamiento de los consumidores mediante la sensibilización y la formación sobre la importancia de la reducción de los desperdicios de frutas y verduras y los medios para lograrlo.

Agricultores y cooperativas

  • Los agricultores y las cooperativas deberían trabajar juntos y promover la coordinación dentro de las cadenas de suministro con el fin de ayudar a aumentar la competitividad del mercado y reducir la pérdida y el desperdicio de frutas y verduras.
  • Los agricultores y las cooperativas deberían dar prioridad a la inocuidad de los alimentos dentro de sus operaciones y en todas las cadenas de suministro de frutas y verduras, y adoptar medidas que ayuden a garantizar la inocuidad de las frutas y verduras que llegan a los consumidores.
  • Es preciso mejorar el acceso de los agricultores, especialmente de los pequeños agricultores y los agricultores familiares, a las cadenas o circuitos cortos a fin de aumentar su rentabilidad, aplicando al mismo tiempo estrategias de reducción de los costos de producción de frutas y verduras. Asimismo, ellos deberían buscar oportunidades de diversificación y evolucionar hacia sistemas de producción más sostenibles, por ejemplo, mediante la rotación y la diversificación de los cultivos y el uso de menos productos químicos. Las cooperativas pueden prestar apoyo en la transición de los agricultores ofreciéndoles capacitación y mejorando su conexión con los mercados.

Gobiernos

  • Los gobiernos deberían aplicar políticas públicas coherentes que garanticen sistemas alimentarios saludables a fin de promover la disponibilidad, accesibilidad y asequibilidad de las frutas y verduras. El comercio internacional desempeña un papel fundamental en el suministro de frutas y verduras por todo el mundo. Los gobiernos deberían fomentar el comercio internacional, así como la producción local, a fin de proporcionar frutas y verduras sanas e inocuas a su población y asegurar que sean asequibles gracias a la adopción de políticas, reglamentos y normas en materia de comercio que sean compatibles con las normas y recomendaciones establecidas en virtud de los acuerdos comerciales multilaterales.
  • Los países deberían contar con un marco jurídico que les permitiera adoptar prácticas sensibles a la nutrición a lo largo de la cadena de valor de abastecimiento de alimentos. Ese marco debería girar en torno a una amplia variedad de frutas y verduras asequibles, nutritivas, apropiadas desde el punto de vista cultural e inocuas, en cantidades suficientes para satisfacer de manera sostenible las necesidades alimentarias de la población. Esto repercutiría positivamente en nuestra salud, en la protección y el uso de la biodiversidad, y en la sostenibilidad ambiental, y reduciría los costos de la asistencia sanitaria pública.
  • Los gobiernos deberían tomar las medidas necesarias para garantizar la estabilidad de la cadena de suministro de alimentos y los vínculos logísticos, de modo que siempre se disponga de frutas y verduras, especialmente en el caso de la población más vulnerable. Por ejemplo, esto podría lograrse promoviendo el consumo de frutas y verduras mediante programas de nutrición escolar u otros programas dirigidos a la población vulnerable, o fomentando las adquisiciones públicas de productos locales.
  • Los países y los gobiernos cumplen la función de coordinar los diferentes organismos para promover y alcanzar los objetivos del Año Internacional, como la sensibilización sobre los beneficios del consumo de frutas y verduras para la salud y la nutrición; la promoción de dietas saludables mediante un mayor consumo de frutas y verduras; el fomento de la producción sostenible de frutas y verduras con especial hincapié en la agricultura familiar y los pequeños agricultores; y la reducción de las pérdidas y los desperdicios en las cadenas de suministro desde las etapas de producción hasta el consumo.

Público general

  • El consumidor debería almacenar y manipular las frutas y verduras de manera adecuada a fin de preservar su calidad y, por lo tanto, evitar el deterioro y desperdicio de alimentos. Prevenir el desperdicio de alimentos también incluye comprar frutas y verduras cuyo aspecto no es óptimo pero sí son perfectamente comestibles y nutritivas.
  • Se debería animar a todos los consumidores, incluidos los niños, a que aumenten la cantidad de frutas y verduras en su dieta. Esto puede hacerse mediante una mayor oferta de frutas y verduras en entornos públicos como escuelas, lugares de trabajo, hospitales y centros de atención. A fin de lograr los cambios de comportamiento deseados, es necesario que los esfuerzos se vean respaldados por los medios de comunicación, las campañas de sensibilización pública, los programas de educación nutricional en las escuelas, las intervenciones comunitarias y el aumento de la información en los puntos de venta. La promoción de la salud que fomenta las prácticas alimentarias saludables desde la infancia mediante la incorporación del consumo de frutas y verduras puede tener repercusiones notables en la salud y el bienestar durante la infancia y las etapas posteriores de la vida.
  • Como sociedad, tenemos que redescubrir la importancia de los productos frescos y los conocimientos tradicionales. La gastronomía, las habilidades culinarias y la biodiversidad local son beneficiosas para nuestra salud y para el medio ambiente.
  • Conviene que tanto influencers como chefs fomenten la utilización de frutas y verduras, en particular de las variedades autóctonas, en sus recetas y menús, y enseñen al público nuevas formas de prepararlas y conservarlas.

Mundo académico

  • Es necesario que los investigadores y las instituciones académicas defiendan prácticas de producción sostenible. Deberían respaldar los esfuerzos por aumentar la eficiencia y reducir las pérdidas y el desperdicio en la cadena de suministro de frutas y verduras, así como al nivel de los consumidores, invirtiendo en iniciativas de investigación y desarrollo dirigidas a encontrar soluciones eficaces. También deberían colaborar con los encargados de la formulación de políticas para estimular y aplicar esas soluciones.
  • ALos investigadores académicos deberían promover políticas agrícolas y alimentarias que fomenten el cambio de las prácticas de monocultivo hacia un enfoque que fomente la diversificación de la producción de frutas y hortalizas con miras a mitigar la degradación de la tierra y los brotes de plagas y enfermedades.