Foro Global sobre Seguridad Alimentaria y Nutrición (Foro FSN)

Consultas

¿Cómo enfrentan los países de América Latina la doble carga de la malnutrición?

La Red ICEAN en colaboración con el Foro FSN han organizado la presente consulta en línea con el tema: ¿Cómo enfrentan los países de América Latina la doble carga de la malnutrición?, a llevarse a cabo el 11 de junio al 02 de Julio del 2015. El propósito de esta consulta consiste en realizar un balance de la situación actual y capitalizar en lo que los países de la región están haciendo para combatir la doble carga de la malnutrición; así como identificar lo que requieren estos esfuerzos para tener éxito. La participación está abierta a otras regiones que deseen compartir sus experiencias y dar sus contribuciones en este tema.

Justificación:

América Latina es una región que se ha caracterizado en las últimas décadas por un crecimiento económico significativo (aunque desigual) y por sus avances en la reducción de la inseguridad alimentaria y en el número de personas con hambre . Sin embargo, los crecientes niveles de sobrepeso y obesidad y las enfermedades crónicas asociadas, constituyen un gran problema de salud pública; mientras que algunos países continúan enfrentándose a una prevalencia persistente e inaceptablemente alta de desnutrición.

La doble carga de malnutrición, definida por la coexistencia de la desnutrición y el sobrepeso y obesidad (los cuales coexisten frecuentemente con deficiencias de micronutrientes), ha sido dictada por el ritmo de la transición nutricional , así como por otros factores socioeconómicos en muchos países de la región. Recientemente, se documentaron las cifras de la doble carga (determinada en mujeres y niños) en 7 países, en un suplemento especial del American Journal of Clinical Nutrition , el cual demostró diferencias importantes a nivel nacional y familiar. Por ejemplo, Chile tiene uno de los niveles más bajos de retraso en el crecimiento en niños y uno de los niveles más altos de obesidad de la región; mientras que Guatemala y Ecuador muestran las prevalencias más altas de la doble carga de la malnutrición a nivel familiar.

Consecuentemente, los asesores políticos y programadores se enfrentan a un problema cambiante y multifacético que varía considerablemente a nivel familiar, nacional y regional. Por ello, se requieren de estrategias de naturaleza preventiva que tengan el potencial de combatir todas las formas de la malnutrición de una forma coordinada y al mismo tiempo que sean acordes al contexto y necesidades específicas del grupo meta.

Dentro de este marco, cabe reafirmar que para abordar la desnutrición, las deficiencias de micronutrientes y el sobrepeso simultáneamente, se requiere de esfuerzos y políticas coherentes, que se enfoquen no solo en el crecimiento y desarrollo adecuado en los niños, pero también en la promoción de alimentación saludable. Al mismo tiempo, existe una necesidad importante de redefinir los sistemas alimentarios modernos y el ambiente alimentario, con el fin de favorecer opciones saludables, que estén fácilmente accesibles y disponibles al público.

La mayoría de los países en América Latina tienen programas existentes e instrumentos legales cuyo objetivo es combatir y prevenir la desnutrición; mientras que muchos han comenzado a implementar medidas para hacer frente a los crecientes niveles de sobrepeso. Sin embargo, estos esfuerzos raramente se encuentran enlazados y debidamente co-coordinados.

No obstante, se han logrado avances, mediante ajustes en programas hacia un enfoque más integrativo y con la implementación de políticas públicas que promueven una alimentación saludable. Actualmente, existen muchas experiencias, perspectivas y lecciones aprendidas que pueden contribuir al desarrollo de políticas y estrategias exitosas.

Por tanto, la Red ICEAN en colaboración con el foro FSN han lanzado esta discusión en coherencia con la Recomendación 6 del Marco de Acción de la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición , la cual pretende promover la colaboración entre los países, así como el intercambio de información sobre la nutrición, la alimentación, la tecnología, la investigación, las políticas y los programas.

Preguntas de discusión

Nos gustaría conocer sus comentarios, en línea con las siguientes preguntas:

  1. ¿Cuáles problemas nutricionales se priorizan en su país? (desnutrición, sobrepeso/obesidad, deficiencias de micronutrientes, o todas las formas de malnutrición)
  2. ¿Cómo se abordan estos problemas? Por favor háganos saber si estos se abordan de manera independientemente, o como parte de una estrategia comprensiva, a través de políticas y programas que se enfocan en la prevención y promoción de la alimentación saludable.
  3. En su opinión, ¿qué puede hacerse para prevenir la malnutrición (en todas sus formas) de manera más efectiva? Por favor elabore en los errores que deben prevenirse, posibles lecciones aprendidas y en lo que se necesita para asegurar que las políticas y programas sean exitosos a largo plazo.
  4. En su opinión, ¿cuál es el rol de la educación nutricional para combatir la doble carga de la malnutrición? ¿Qué se requiere para que la educación nutricional sea exitosa en este contexto? 

Esperamos que esta discusión resulte en un provechoso intercambio de experiencias.

Asimismo, esperamos contar con su participación activa y apoyo para diseminar esta oportunidad a las partes e instituciones adecuadas en su país.

Rubén Grajeda y el equipo de coordinación de la Red ICEAN

Esta actividad ya ha concluido. Por favor, póngase en contacto con [email protected] para mayor información.

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Elsa Victoria López

FAO
Honduras

Muy atentamente estamos enviando la información y solicito su inserción en la red ICEAN y el foro

Preguntas de discusión:

1. ¿Cuáles problemas nutricionales se priorizan en su país? (desnutrición, sobrepeso/obesidad, deficiencias de micronutrientes, o todas las formas de malnutrición)

Respuesta: Desnutrición crónica, sobrepeso en adultos, deficiencias de micronutrientes, en especial hierro y ácido fólico.

2. ¿Cómo se abordan estos problemas? Por favor háganos saber si estos se abordan de manera independientemente, o como parte de una estrategia comprensiva, a través de políticas y programas que se enfocan en la prevención y promoción de la alimentación saludable.

Respuesta: hasta hace más o menos tres años se comenzó a trabajar en una estrategia de los mil días de manera integral, pero para ser aplicada en ciertas zonas del país con mayores problemas de desnutrición crónica, donde se han aglutinado varias instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales  y organismos de cooperación. En relación al sobrepeso y obesidad, hace año y medio se están promoviendo recreovías para fomentar la alimentación sana y la actividad física a nivel del Poder Ejecutivo. A nivel del Legislativo se encuentra en cartera una ley de Educación Nutricional y Actividad Física, que debe pasar aún todos los debates exigidos para aprobar una ley.

3. En su opinión, ¿qué puede hacerse para prevenir la malnutrición (en todas sus formas) de manera más efectiva? Por favor elabore en los errores que deben prevenirse y en lo que se necesita para asegurar que las políticas y programas sean exitosos a largo plazo.

Respuesta: Diseñar un abordaje integral a la malnutrición desde todas las perspectivas. Mejorando la seguridad alimentaria en las zonas donde prevalece la subalimentación y desnutrición; promoviendo el mejoramiento de prácticas alimentarias y sanitarias por parte de las familias en zonas muy pobres para aprovechar mejor sus recursos y mejorando los niveles de ingreso de las mismas. También diseñar campañas de mercadeo social para promover prácticas saludables de alimentación en toda la población y regulando las ventas de comida de muy bajo valor nutricional, en especial la publicidad dirigida a la alimentación de niños y adolescentes.

4. En su opinión, ¿cuál es el rol de la educación nutricional para combatir la doble carga de la malnutrición?

Respuesta: promover conductas alimentarias saludables; promover la adopción de buenos hábitos alimentarios desde la niñez; valorar los alimentos tradicionales de alto valor nutricional y menos valor calórico existentes en las comunidades; promover campañas de mercadeo social que orienten a la población en los inconvenientes del consumo de ciertos alimentos que propician las enfermedades crónicas; incorporar la educación alimentaria nutricional en los planes de estudio desde el nivel parvulario hasta la universidad.

Atentamente

Elsa Victoria López

FAO Honduras

 

1. Los problemas nutricionales prioritarios en Costa Rica son relacionados con el sobrepeso y la obesidad en todos los grupos de edad. Si bien, aún persisten deficiencias de micronutrientes en zonas prioritarias, principalmente en niños y niñas menores de 2 años de edad y también aún hay casos de desnutrición infantil en zonas fronterizas y de mayor pobreza, estos problemas han dejado de ser un problema de salud pública en el nivel nacional.

2. Un de los  programas que ha contribuido con la fortalecer y mejorar la nutrición de los jóvenes de nuestro país es el Programa de Comedores Escolares ejecutado por el Ministerio de Educación Pública.  Uno de los objetivos es ofrecer el servicio de Comedores Escolares en la mayoría de las escuelas públicas del país, sobre todo en aquellas que atienden niños de bajos recursos.

Se da énfasis al servicio de almuerzo en las comunidades de mayor deterioro socioeconómico y en el resto de escuelas públicas incluidas en el Programa se brinda un servicio de alimentación tipo refrigerio, el cual se ofrece a los niños de las diferentes jornadas. El servicio se considera complementario a la alimentación que recibe en su hogar, por cuanto se ofrece a los estudiantes durante su estadía en el centro educativo.

En el sector salud destaca el Programa de Fortificación de Alimentos que se lleva en  Costa Rica desde principios del 2000 de manera exitosa. El fin es contribuir a reducir la deficiencia de micronutrientes detectadas en la población costarricense, tales como la deficiencia de vitamina A, acido fólico, hierro y yodo. Para ello se fortifican los alimentos que son mas consumidos por la población, tales como el arroz, azúcar, harina de trigo, leche, harina de maíz y sal.

Con este programa se han obtenido muy buenos resultados, por ejemplo la anemia bajó de un 33% en 1996 a un 11% en el 2008-2009, todo gracias a los micronutrientes que se le han añadido a los alimentos.  Este es un esfuerzo conjunto del Ministerio de Salud, el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud (INCIENSA) y la Industria Agroalimentaria

Además, la Caja Costarricense de Seguro Social realiza suplementación de ciertos nutrientes carentes en las poblaciones con déficit nutricionales.

El Programa de Nutrición y Desarrollo Infantil ha sido uno de los grandes pilares de la nutrición en nuestro país. 

Se da énfasis al servicio de almuerzo en las comunidades de mayor deterioro socioeconómico y en el resto de escuelas públicas incluidas en el Programa se brinda un servicio de alimentación tipo refrigerio, el cual se ofrece a los niños de las diferentes jornadas. El servicio se considera complementario a la alimentación que recibe en su hogar, por cuanto se ofrece a los estudiantes durante su estadía en el centro educativo.

Este programa con más de 60 años de existencia, actualmente tiene como objetivo general,  lograr condiciones óptimas de nutrición y desarrollo en forma prioritaria para la población infantil desde el período prenatal hasta los 13 años, su familia y comunidad, mujeres gestantes y en periodo de lactancia de escasos recursos económicos. Los criterios de selección de los beneficiarios son: escasos recursos económicos, desnutrición o riesgo de desnutrición, problemas de desarrollo, problemática psico-social en el hogar e hijos de madres que trabaja

Las acciones más importantes que se desarrollan son la promoción de la salud, nutrición y desarrollo, la vigilancia del crecimiento y desarrollo, la educación y la participación comunitaria, mediante dos modalidades de atención: Alimentación Complementaria y Atención Integral y de dos grandes estrategias: la atención intramuros y  la atención extramuros.

Tal como se señala, en nuestro país existen varios programas e inciativas para abordar los problemas nutricionales.

Actualmente existe una estrategia: "Estrategia Nacional para el Abordaje Integral de las Enfermedades Crónicas no Transmisbles y Obesidad 2013-2021, que cuenta con su Plan de Acción adonde se han propuesto acciones estratégicas para el abordaje de estas enfermedades y así mismo se incluyen acciones específicas para abordar la obesidad con intervenciones para fomentar la alimentación saludable y la actividad física. También se proponen proyectos e inciativas para el abordaje de la obesidad. Esta Estrategia es coordinada por el Ministerio de Salud y participan múltiples actores sociales. Se contó con la firma de la Ministra de Salud, Ministra de Educación, Ministra de Deporte, Ministro de Agricultura y Ganadería, Ministro de Obras Públicas y Transporte, Ministro de Economía, Industria y Comercio, Ministro de Trabajo, Presidenta de la Caja Costarricense de Seguro Social, Presidente ejecutivo del Instituto Nacional de Seguros, Directora del INCIENSA, Directora de la Dirección Nacional de CEN-CINAI y Representante de la Organización Panamericana de la Salud, ademád se tiene la firma como Testigo de Honor del Presidente de la República.

Es importante resaltar que en el  Plan Nacional de Desarrollo 2015-2018, se incluyó un Sector de Salud, Nutrición y Deporte. En este sector se propuso una meta de reducción de la obesidad en un 2% en niños de 5 a 12 años y otra meta de reducción de la anemia en un 6% en niños y niñas menores de 2 años. Esto es importante porque es una prioridad de gobierno.

3. En mi opinión, para prevenir la malnutrición de forma efectiva se requiere poner el tema de la nutrición en el más alto nivel, que sea una prioridad política adonde se puedan integrar todas las intervenciones y programas existentes para que exista una mayor articulación entre los diferentes sectores, instituciones y organizaciones del país. Para esto debe haber un ente con poder de convocatoria y de darle seguimiento a esta gran estrategia o programa nacional.

4. La educación nutricional es indispensable para combatir la doble carga de malnutrición pero debe ir acompañada de otras intervenciones del gobierno como son políticas, normativas y negociaciones con la industria alimentaria porque por si sola, la educación no es suficiente. Además los recursos que tienen el gobierno para la educación nutricional siempre son limitados por lo que difícilmente se logra el impacto que se quiere.

Otro aspecto importante a considerar es empoderar a la sociedad civil para que exija sus derechos para disponer de alimentos más saludables y cuente con espacios para realizar mayor cantidad de actividad física.

>> Spanish translation below <<

While most countries in Latin America have successfully tackled under-nutrition, obesity has rapidly become an epidemic in the continent. The sharp increase in prevalence and the associated health risks, co-morbidities and costs have made it a major public health challenge. In Brazil, for example, while undernutrition affects a small proportion of the population, the last estimates of the Brazilian Ministry of Health indicate that most citizens (>50%) are overweight. Among children the situation is not much better, with approximately one in every three children 5-9 years of age are now overweight or obese.

As in other low- and middle-income countries, dietary changes in Latin America have been characterized by an increase in the consumption of refined grains, sugar and animal fat and protein, with diets often lacking in vegetables, fruits and fiber. The higher consumption of livestock products, in particular, has been also shown to be an important risk factor for type 2 diabetes, cardiovascular diseases and some cancers, further adding to the burden of malnutrition.

Combating this nutritional crisis will be an arduous task. As recently reported by the Global Burden of Disease (GBD) initiative, no national success stories in the combat of obesity has been reported in the past 30 years (Lancet 2013; 384:766-781). In Latin America, the nutritional transition has been largely driven by the widespread offer of cheaper food products low in nutritional value and high in energy, sugar, animal fats and proteins, as well as by unregulated advertising practices to which poorer populations are particularly vulnerable. Currently, these food products are often more accessible than healthy items such as fresh fruits and vegetables.

Effective prevention and mitigation strategies aimed at promoting healthy and sustainable diets are therefore paramount. Traditional education efforts are often inadequate, in part because many programs focus on fact-heavy information campaigns, while neglecting strategies that can foster behavioral change. We believe that the success of any policies and programs in the long-term will require sustained and coordinated population-wide efforts on two main fronts: (1) the implementation of effective interventions aimed at promoting behavioral change in dietary choices and (2) ensuring the conditions for the sustainability of such changes in the long-term.

Research on behavioral change underscores the importance of understanding the drivers of unhealthy choices and overeating. Studies with highly diverse populations have shown repeatedly that consumers are frequently aware of their unhealthy dietary choices: they wish they did not overeat, were not overweight, that they ate healthier and that were able to sustain healthier choices in the long term. Awareness campaigns focused exclusively on information are therefore likely to have a small reach.

Evidence from marketing and behavioral economics can be an effective ally in promoting behavioral change by taking into account the specific mechanisms through which people make decisions in the design of interventions. To this end, three elements are essential: motivation, (very specific) directions and the proper (environmental) conditions.  Motivation can be achieved not only through information about the health benefits of dietary choices, but also by use of other strategies, such as the desire of people to fit into social norms. For example, people agree to change habits more easily when they believe peers – or people who they admire – are also adopting these habits. In terms of direction, campaigns promoting general “healthy eating” are less likely to meet with success than interventions for the implementation of very specific behaviors, such as “consume 5 portions of fruits and veggies per day”, or “replace whole milk by vegetable milk”, or “replace meat by beans one meal per day”. Several other examples and effects have been widely demonstrated, and could be used to foster change. For instance, a number of studies have shown that adding more of tasty vegetables to meals can result in smaller portions of meat and other less healthy options, thus contributing (intentionally or not) to the choice of smaller portions. Choices for consumption experiences in the future have been also shown to be healthier than for consumption experiences in the present, opening opportunities through pre-commitment of food choices in several settings.

Lasting behavioral change often begins with small, moderate steps. Meatless Mondays campaigns - which invite people to quit the consumption of animal products at least once a week and replace them with healthier, plant-based alternatives - is one such example of effective step. These campaigns were designed by considering the observation that consumers are more likely to be introduced to, and accept, healthy behaviors on Mondays, as they are often associated with the notion of a fresh start. Meatless Mondays have been introduced in several countries, promoting policies to reduce meat consumption and establishing the logistics, capacity and training for similar initiatives. They have also been successful in braking the barrier of reluctance towards acceptance of plant-based meals, by showing consumers that such meals can be not only healthy but also tasty and affordable. And they are in line with evidence showing that consumers who commit to small changes are more likely to accept more substantial changes in the future. In Brazil, the initiative has met with success in the implementation of exclusively vegetarian meals once a week every other week for over 1 million children enrolled in publicly financed schools. There is, however, much room for expansion to more schools, cities and settings and to other countries in Latin America.

Ensuring the conditions for the sustainability of dietary changes in the long-term is also essential. Healthier choices will be only sustained if they are at least as easy and convenient, affordable and tasty as their unhealthy alternatives. Policies on labelling, taxation and the adjustment of subsidies that incentivize tasty healthy choices while inhibiting unhealthy ones are essential, and should be strongly promoted concomitantly with other interventions.

Dr. Cynthia Schuck

Sociedade Vegetariana Brasileira – SVB

http://www.svb.orb.br

While most countries in Latin America have successfully tackled under-nutrition, obesity has rapidly become an epidemic in the continent. The sharp increase in prevalence and the associated health risks, co-morbidities and costs have made it a major public health challenge. In Brazil, for example, while undernutrition affects a small proportion of the population, the last estimates of the Brazilian Ministry of Health indicate that most citizens (>50%) are overweight. Among children the situation is not much better, with approximately one in every three children 5-9 years of age are now overweight or obese.

As in other low- and middle-income countries, dietary changes in Latin America have been characterized by an increase in the consumption of refined grains, sugar and animal fat and protein, with diets often lacking in vegetables, fruits and fiber. The higher consumption of livestock products, in particular, has been also shown to be an important risk factor for type 2 diabetes, cardiovascular diseases and some cancers, further adding to the burden of malnutrition.

Combating this nutritional crisis will be an arduous task. As recently reported by the Global Burden of Disease (GBD) initiative, no national success stories in the combat of obesity has been reported in the past 30 years (Lancet 2013; 384:766-781). In Latin America, the nutritional transition has been largely driven by the widespread offer of cheaper food products low in nutritional value and high in energy, sugar, animal fats and proteins, as well as by unregulated advertising practices to which poorer populations are particularly vulnerable. Currently, these food products are often more accessible than healthy items such as fresh fruits and vegetables.

Effective prevention and mitigation strategies aimed at promoting healthy and sustainable diets are therefore paramount. Traditional education efforts are often inadequate, in part because many programs focus on fact-heavy information campaigns, while neglecting strategies that can foster behavioral change. We believe that the success of any policies and programs in the long-term will require sustained and coordinated population-wide efforts on two main fronts: (1) the implementation of effective interventions aimed at promoting behavioral change in dietary choices and (2) ensuring the conditions for the sustainability of such changes in the long-term.

Research on behavioral change underscores the importance of understanding the drivers of unhealthy choices and overeating. Studies with highly diverse populations have shown repeatedly that consumers are frequently aware of their unhealthy dietary choices: they wish they did not overeat, were not overweight, that they ate healthier and that were able to sustain healthier choices in the long term. Awareness campaigns focused exclusively on information are therefore likely to have a small reach.

Evidence from marketing and behavioral economics can be an effective ally in promoting behavioral change by taking into account the specific mechanisms through which people make decisions in the design of interventions. To this end, three elements are essential: motivation, (very specific) directions and the proper (environmental) conditions.  Motivation can be achieved not only through information about the health benefits of dietary choices, but also by use of other strategies, such as the desire of people to fit into social norms. For example, people agree to change habits more easily when they believe peers – or people who they admire – are also adopting these habits. In terms of direction, campaigns promoting general “healthy eating” are less likely to meet with success than interventions for the implementation of very specific behaviors, such as “consume 5 portions of fruits and veggies per day”, or “replace whole milk by vegetable milk”, or “replace meat by beans one meal per day”. Several other examples and effects have been widely demonstrated, and could be used to foster change. For instance, a number of studies have shown that adding more of tasty vegetables to meals can result in smaller portions of meat and other less healthy options, thus contributing (intentionally or not) to the choice of smaller portions. Choices for consumption experiences in the future have been also shown to be healthier than for consumption experiences in the present, opening opportunities through pre-commitment of food choices in several settings.

Lasting behavioral change often begins with small, moderate steps. Meatless Mondays campaigns - which invite people to quit the consumption of animal products at least once a week and replace them with healthier, plant-based alternatives - is one such example of effective step. These campaigns were designed by considering the observation that consumers are more likely to be introduced to, and accept, healthy behaviors on Mondays, as they are often associated with the notion of a fresh start. Meatless Mondays have been introduced in several countries, promoting policies to reduce meat consumption and establishing the logistics, capacity and training for similar initiatives. They have also been successful in braking the barrier of reluctance towards acceptance of plant-based meals, by showing consumers that such meals can be not only healthy but also tasty and affordable. And they are in line with evidence showing that consumers who commit to small changes are more likely to accept more substantial changes in the future. In Brazil, the initiative has met with success in the implementation of exclusively vegetarian meals once a week every other week for over 1 million children enrolled in publicly financed schools. There is, however, much room for expansion to more schools, cities and settings and to other countries in Latin America.

Ensuring the conditions for the sustainability of dietary changes in the long-term is also essential. Healthier choices will be only sustained if they are at least as easy and convenient, affordable and tasty as their unhealthy alternatives. Policies on labelling, taxation and the adjustment of subsidies that incentivize tasty healthy choices while inhibiting unhealthy ones are essential, and should be strongly promoted concomitantly with other interventions.

Dr. Cynthia Schuck

Sociedade Vegetariana Brasileira – SVB

>> English translation below <<

El Instituto de Mediciones Sanitarias (IHME) de la Universidad de Washington en la revista médica The Lancet. Informa que más de 2.100 millones de personas alrededor del mundo tienen problemas de sobrepeso o son obesas. La investigación es la más completa hasta la fecha de uno de los problemas de salud pública más apremiante de nuestra época, donde se utilizo  datos de 188 naciones durante 33 años, desde 1980 a 2013.

El  análisis manifiesta que, la obesidad  ya no es un problema exclusivo de los países ricos como lo era hasta el momento, actualmente, el 62% de las personas obesas en el mundo viven en países en desarrollo. La obesidad es un problema que afecta a todo el mundo, independientemente de la edad o los ingresos o del país. Más del 50% de los 671 millones de obesos del mundo viven en sólo 10 países, que son: Estados Unidos, China, India, Rusia, Brasil, México, Egipto, Alemania, Pakistán e Indonesia.

Lamentablemente esta enfermedad afecta el número de niños o adolescentes obesos o con sobrepeso a nivel global, cifra que aumentó un 50%.

En Chile  han existido diversas políticas públicas para promover una alimentación saludable y actividad física desde la década de los 90. La primera fue VIDA CHILE o Consejo Nacional de Promoción de Salud entre 1998 y 2005; la cual fracaso   entre 2006-2010 la Estrategia Global contra la Obesidad o EGO–Chile programa que no llego al éxito esperado por las autoridades que lo implementaron en su gestión política,  y finalmente Elige Vivir Sano 2011-2013, programa sin continuidad en el tiempo. Estos  programas han sido modificados de acuerdo a los intereses y prioridades de las autoridades en cada cambio de  gobierno.

En la actualidad no existen políticas públicas conocidas en alimentación y nutrición para enfrentar la obesidad, las autoridades solo se dedican a cumplir con el programa de Gobierno, focalizado en resolver problemas urgentes de atención médica curativa de la población. No existe la cantidad de adecuada de profesionales de Nutrición y alimentación, la falta de una política consiste en el tiempo y permanente, el crecimiento económico que ha incrementado el consumo alimentario por las empresas, la falta de educación sobre los hábitos alimentarios saludables. Son factores que contribuyeran al incremento de la obesidad a todo nivel.

La alimentación  y nutrición adquiera cada vez más relevancia a nivel internacional. Las medidas de fomento de la nutrición estan lideradas por las autoridades nacionales a través de un enfoque intersectorial, lamentablemente el compromiso y apoyo de los gobiernos de los países en desarrollo, la sociedad civil, los organismos de desarrollo y el sector privado a sido temporal, donde su compromiso ha sido mas emocional que racional.

¿Es necesario desarrollar una política pública sobre alimentación en Chile, América Latina, Europa Norteamericana?  Cada país debe disponer de una política  publica, porque existe un cambio en el perfil epidemiológico, demográfico y económico, deben ser capaces de mirar en forma integrada los nuevos problemas alimentarios que derivan de este modelo de sociedad, que ha generado el desplazamiento de los alimentos tradicionales y su remplazo por comida procesada.

Debemos empezar a trabajar en disponer de una estrategia metodológica estándar de educación alimentaria nutricional para poder contribuir en la reducción de las enfermedades por exceso y déficit.  Mientras las autoridades deciden la creacion de una politica publica...y a las autoridades recodarles los compromisos contraídos en la primera Conferencia Internacional sobre Nutrición 2014.

Adjunto informe.

The Institute for Health Metrics and Evaluations (IMHE) of the University of Washington published a study in The Lancet medical journal reporting that more than 2,100 million people worldwide are overweight or obese. This is the most comprehensive research to date on one of the most compelling public health concerns of our time, gathering data from 188 countries over 33 years, between 1980 and 2013.

The analysis shows that obesity is no longer a problem confined to rich countries. Currently, 62% of obese people live in developing countries. Obesity is a worldwide problem, irrespective of the age, income or origin of the population. Over 50% of the 671 million obese people in the world live in just 10 countries: United States, China, India, Russia, Brazil, Mexico, Egypt, Germany, Pakistan and Indonesia.

Unfortunately, the number of obese and overweight children and teenagers increased globally by 50%.

In Chile several public policies have promoted healthy eating and physical activity since the 1990s. The first one, adopted between 1998 and 2005 and launched by the VIDA CHILE Health Promotion National Council, failed; the Chilean Global Strategy against Obesity (known in Spanish as EGO-Chile) was implemented between 2006 and 2010 but did not attain the expected success; and, finally, the Choose a Healthy Living program (“Elige Vivir Sano”), was adopted between 2011 and 2013 in a discontinuous way. These programs have been tailored to the respective Government’s interests and priorities after the elections.

Currently, no known food and nutrition public policies address obesity. Authorities simply fulfil the Government's program, focused on solving urgent curative health care problems. More food and nutrition professionals are required. A consistent and permanent policy is needed.  Increased food consumption derived from the economic growth has to be adjusted. Education on healthy eating habits is necessary. Otherwise, all these factors will contribute to an increase in obesity at all levels.

Food and nutrition are becoming more relevant on the international scene. Actions fostering nutrition are led by national authorities following an intersectoral approach. Unfortunately the commitment and support shown by governments, civil society, development agencies and private sector in developing countries have been temporary and rather emotional.

Is it necessary to develop a nutrition public policy in Chile, Latin America, Europe, North America? Each country should have a public policy because the epidemiological, demographic and economic profiles have changed. New nutrition problems arising as a result of the current social model, replacing traditional food with processed food, should be addressed in a holistic manner.

We must start working on a standard methodological nutrition education strategy that will contribute to curb diseases. Whilst authorities develop a public policy ... we must recall the commitments undertaken at the second International Conference on Nutrition held in 2014.

Please find attached the Conference outcome document (Rome Declaration on Nutrition).

>> English translation below <<

Quien gobierna entiende que establecer politicas de controles en el precio de los alimentos en el mercado interno y brindar diversos tipos de ayuda economica las familias vulnerables es suficiente para una politica exitosa alimentaria. De hecho ha sido reconocido por la propia FAO recientemente. Pero, en terminos de calidad de la alimentacion, disminucion de la obesidad y la anemia son problemas que no existen en el discurso o la implementacion de politicas publicas. Habitos rapidamente creados por la industria alimenticia en terminos de consumo de dulces, grasas y sales no han recibido la atencion adecuada por parte del estado. Si bien el estado ha establecido valores y procentajes en la racion de los productos industriales y normas para un corrrecto etiquetado pero una reciente investigacion de campo ha demostrado que no se cumplen con las normas exigidas en muchos alimentos de marcas reconcocidas. Ni que pensar en aquellos alimetos de segunda o terceras marcas consumidas en los barrios populares. Estudios de la investigadora Oyhenart en torno a las conductas alimenticias de jovenes y niños de distintas condiciones socio economicas en la ciudad de la Plata, capital del primer estado, Provincia de Buenos Ares han demostrado que se consumen menos frutas y verduras y agua. Los jovenes, ademas solo tienen clases de educacion fisica una vez por semana, problema que sumado a la inseguridad y el uso de las nuevas tecnologias hace que la vida sedentaria dentro del hogar provoquen un exceso de vida sedentaria. 

El problema no se trata del acceso a los alimentos, sino de instrumentar politicas estatales en torno a su calidad. Una red de operadores territoriales que promuevan la alimentacion saludable, la promocion del regreso a los habitos de cocinar, un control de la publicidad de la alimentacion industrial evitando la conducta desleal al promover falsedades, y la supervision de los productos que llegan a la gondola.

Por otro lado, vivo rodeada por el cinturon verde mas grande del pais, sin embargo no hay acciones que acerquen los productos al consumidor de manera directa, no han habido politicas de cercania y se ha continuado con el mercado concentrador en donde a los productores se les paga poco y luego mediante las comercializadoras y la la especulacion de los precios se encarecen los costos de trasporte.

Governments believe that monitoring food prices in the domestic market and providing financial support to vulnerable families is enough to guarantee the success of food polices. In fact, this has been recently acknowledged by the FAO itself. However, in terms of food quality, obesity and anaemia are not being addressed by public policies. New habits created by the food industry leading to an increased sweet, fat and salt intake have not received adequate attention from the State.

Although the State has established nutritional thresholds and adequate labelling standards for industrial food, a recent field research has shown that many well-known branded food products do not fulfil the requirements. Needless to say, this breach is more evident in secondary-brand food products consumed in poor neighbourhoods. Research studies conducted by Oyhenart on eating habits showed that children and youngsters with different socio-economic backgrounds in La Plata -capital of Buenos Aires province- are consuming less fruits, vegetables and water. Furthermore, youngsters only have one physical education class per week which, coupled with insecurity and new technologies, leads them to a sedentary lifestyle.

The problem does not lie in the access to food, but in the implementation of state policies to improve its quality. A network of regional operators promoting a healthy diet must be established, old cooking habits need to be fostered, industrial food advertising shall be controlled avoiding unlawful conducts, and consumer products are to be monitored.

On the other hand, I am surrounded by the country's largest green belt. However, no actions have been taken to bring the products closer to the consumer, no proximity policies have been adopted, persisting in the hub market approach, in which producers receive little money and prices are increased by trading companies speculation and transport costs.

 

Norma Carolina Alfaro

Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP)
Guatemala

>> English translation below <<

  1. ¿Cuáles problemas nutricionales se priorizan en su país? (desnutrición, sobrepeso/obesidad, deficiencias de micronutrientes, o todas las formas de malnutrición)

En el análisis de situación de los países de la región del Sistema de Integración Centroamericana y que son países miembros del SICA, también experimentan una transición nutricional, sin embargo, en la mayoría de ellos, coexisten la desnutrición, sobrepeso y obesidad y deficiencias de micronutrientes, afectando tanto en la edad temprana como en la edad adulta.   Algunos países priorizan las políticas, programas y estrategias hacia la reducción de la desnutrición crónica, por ejemplo, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua; en los cuales la desnutrición crónica alcanza prevalencias desde 15% a 46%, como promedio.  En países como Costa Rica, Panamá, Belice y República Dominicana, las prioridades se orientan a los desafíos de sobrepeso/obesidad y enfermedades crónicas, aunque en algunos grupos de población existe desnutrición crónica.  

  1. ¿Cómo se abordan estos problemas? Por favor háganos saber si estos se abordan de manera independientemente, o como parte de una estrategia comprensiva, a través de políticas y programas que se enfocan en la prevención y promoción de la alimentación saludable.

Desde la década de los 90s, el INCAP ha venido impulsando la Seguridad Alimentaria y Nutricional en sus países miembros, como una estrategia marco para el abordaje de los determinantes de la desnutrición y sus efectos.  Dada la velocidad de transición alimentaria, nutricional y epidemiológica en cada uno de los países, éstos han ido definiendo sus políticas y programas para enfocarlos a la reducción de la desnutrición crónica y sus determinantes.  Estas políticas se expresan en el quehacer de los Consejos Nacionales de Seguridad Alimentaria y Nutricional en donde confluyen todos los sectores y organizaciones públicas y privadas para un abordaje integral multidisciplinario de la desnutrición.

Por otro lado, el aumento del sobrepeso y obesidad ha llevado a establecer normativas y regulaciones que buscan reducir y prevenir los factores de riesgo de estas manifestaciones, por ejemplo:   promoviendo alimentación adecuada y saludable desde la edad temprana, incluyendo la promoción de la lactancia materna,  guías alimentarias, actividad física, reglamentos para la venta de comida no saludable en las escuelas, campañas de comunicación por diferentes medios.  

El INCAP ha venido incidiendo  ante el Consejo de Ministros de Centroamérica, una agenda prioritaria para el abordaje de la obesidad plasmada en la Estrategia para la prevención y reducción del sobrepeso y la obesidad en la niñez y la adolescencia, con un abordaje integral que prioriza a) acciones a nivel poblacional para su prevención; b)acciones a nivel clínico para tratar los casos de sobrepeso y obesidad y; c) políticas que regulen el comercio, mercadeo y publicidad dirigidos a estos grupos de edad.    Estas Estrategia está alineadas a las Estrategias globales de la OMS y el Plan de  Plan de acción para la prevención de la obesidad en la niñez y la adolescencia de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y en su aprobado por todos los ministros de salud de la Región de las América, se promueven muchas más, creadas para fortalecer las acciones para que toda la población goce del más alto nivel de salud posible.

Por otro lado, se han venido desarrollando una serie de investigaciones que aportan evidencia para modelos de intervención que promuevan la nutrición y reduzcan los factores de riesgos de malnutrición en todas sus manifestaciones, desde la edad temprana y la edad escolar; elementos para la política pública y  regulaciones a la publicidad.

  1. En su opinión, ¿qué puede hacerse para prevenir la malnutrición (en todas sus formas) de manera más efectiva? Por favor elabore en los errores que deben prevenirse y en lo que se necesita para asegurar que las políticas y programas sean exitosos a largo plazo.

En mi opinión, en las décadas anteriores, los Estados fueron sensibilizados hacia los problemas por déficit, atendiendo a los compromisos globales tales como las conferencias de nutrición, los ODM y otros movimientos y hacia ello dirigieron sus esfuerzos en los últimos 15 años.  Aunque se evidenciaron los problemas de sobre/peso y obesidad, no se habían establecido compromisos globales para abordar todas las formas de malnutrición a la vez y las iniciativas no alcanzaban a crear conciencia de la magnitud del problema y entre tanto se crearon  hábitos y prácticas no saludables.  Es necesario evidenciar con mayor fuerza los efectos de comportamientos y estilos de vida inadecuados, promover una participación multisectorial,  especialmente hacer conciencia sobre la responsabilidad social de las industrias de alimentos, pero sobre todo informar adecuadamente a todos los consumidores para fortalecer la decisión adecuada.  Las intervenciones deben promoverse desde la etapa temprana de la vida, se podría decir que los 1,000 días, también representan una  ventana de oportunidad para los cambios en patrones de vida y alimentación para reducir todos los tipos de malnutrición.  

  1. En su opinión, ¿cuál es el rol de la educación nutricional para combatir la doble carga de la malnutrición?

Poner a disposición la información, iniciativas e intervenciones vinculadas a los procesos de la cadena alimentaria y no solo al proceso de consumo de alimentos, en todos los niveles; así como promover el comportamiento humano para decisiones adecuadas para su alimentación, su estilo de vida y para contribuir al ambiente saludable. 

Le Educación alimentaria y nutricional no debe ser solo la transmisión de conocimientos en solitario, sino en el contexto geográfico, cultural y social en que se realiza cada intervención y tratar de sensibilizar sobre el grado en que la alimentación y las prácticas no saludables pueden afectar la salud. 

La EAN hacia la población debe hacer uso de todas las herramientas de comunicación, pero también de las instancias que regulen los factores que convierten al ambiente en uno obesogénico, porque de nada servirá promover el uso de alimentación saludable si solo están disponibles los alimentos no saludables, promover los ambientes saludables, sino existen espacios para promover la actividad física, entre otros.

En uno de nuestros proyectos incluimos el tema de autoestima y preparamos a un grupo de Facilitadores para promover cambios en la orientación a las madres sobre las prácticas esenciales para la nutrición: lactancia materna, alimentación complementaria, atención del niño enfermo, etc.; además de insistir e incluir herramientas para mejorar la consejería, hemos incluido un componente para  la autoestima con el propósito de que las personas se valoren, valoren lo que hacen y presten el servicio con calidad y calidez; y con la intención de promover esos valores y actitudes en la persona que recibe el servicio y así lo ponga en práctica…………………….

  1. Which nutrition problem (s) does your country prioritise? (undernutrition, overweight/obesity, micronutrient deficiencies, all forms of malnutrition)

Central American Integration System (SICA) member countries are also experiencing a nutrition transition. However, undernutrition, overweight, obesity and micronutrient deficiencies coexist in most of them, affecting children, youngsters and adults. In Guatemala, El Salvador, Honduras and Nicaragua, where chronic undernutrition ranges between 15% and 46% on average, policies, programs and strategies aimed at reducing this percentage are prioritised. In Costa Rica, Panama, Belize and the Dominican Republic, overweight/obesity and chronic diseases are the priority, despite several population groups being affected by chronic undernutrition.

  1. How is this/are these problems tackled? Please let us know if they are tackled independently or as part of a comprehensive strategy, through policies and programmes that focus on prevention and promotion of adequate, healthy diets. Have these efforts been evaluated?

Since the 90s, INCAP has been promoting food and nutrition security in its member countries as a framework strategy to address undernutrition causes and effects. In accordance with its food, nutritional and epidemiological transition rates, each of the countries has formulated its policies and programs with the target of reducing chronic undernutrition and its causes. These policies are shared in the Food and Nutrition Security National Councils bringing together all public and private sectors and organizations with the purpose of addressing undernutrition in a holistic and multidisciplinary way.

Furthermore, the increase in overweight and obesity has led to the establishment of rules and regulations aimed at reducing and preventing their associated risk factors. For example: promoting adequate and healthy nutrition from an early age, including breastfeeding; developing dietary guidelines; fostering physical activity; regulating the sale of unhealthy food in schools; launching communication campaigns through different means.

The INCAP has been working with the Council of Ministers of Central America in a priority agenda to address obesity, leading to the Strategy for the prevention and reduction of overweight and obesity in children and adolescents, and featuring a holistic approach that prioritizes: a) prevention actions at the population level; b) clinical actions to treat overweight and obesity cases; c) policies regulating trade, marketing and advertising aimed at these age groups. This strategy is aligned with the WHO Global Strategies and the Pan-American Health Organization (PAHO) Plan of Action for the prevention of obesity in children and adolescents and was endorsed by all Health ministers in Central America. More initiatives are being promoted to strengthen the actions and improve the health of the entire population.

On the other hand, research carried out has gathered useful evidence for intervention models promoting nutrition and reducing malnutrition risk factors in all its forms from early childhood and school age; elements for public policy and advertising regulations.

  1. What in your view could be done more effectively to prevent all forms of malnutrition? Please elaborate on the mistakes to be avoided, possible lessons learned and what needs to be done to ensure that the policies and programmes in place, if any, will succeed in the long term?

In my opinion, States were made aware of problems like hunger and underweight in previous decades. During the last 15 years they have striven to address global commitments like nutrition conferences and MDGs. Although the overweight and obesity problems became evident, no global commitments were established to address all forms of malnutrition at a time and the initiatives were insufficient to raise awareness of the extent of the issue. Meanwhile, non-healthy habits and practices became prevalent. Highlighting the impacts of inappropriate behaviours and lifestyles, promoting multisectoral participation, raising awareness on the food industry social responsibility and, above all, adequately informing the consumers to facilitate adequate food choices is essential. Actions should be promoted from the early stage of life (maybe from the first 1,000 days onwards) as they represent a window of opportunity for changing lifestyles and food habits and reducing all forms of malnutrition.

  1. What in your view is the role of nutrition education in addressing the double burden of malnutrition? What is needed for nutrition education to be successful in this context?

Making information, initiatives and interventions related to the food chain process -and not only to the food consumption sector– available at all levels; and promoting appropriate food choices, healthy lifestyles and a salutary environment.

Nutrition education should not be limited to an isolated transfer of knowledge. It should take into account the geographical, cultural and social context and must try to raise awareness of the extent to which unhealthy food and practices may affect human health.

Nutrition education should make use of every communication tool, but also of those bodies monitoring the factors leading to an obesogenic environment. Promoting healthy food when only unhealthy products are available, or fostering healthy environments if no venues exist to encourage physical exercise, will be useless.

In one of our projects we included the self-esteem topic and trained a group of facilitators to change the mothers’ approach to key nutrition practices: breastfeeding, complementary feeding, care of sick children, etc. Apart from incorporating tools to improve counselling, we have addressed self esteem with the purpose of enhancing personal and professional recognition of counsellors, and ensuring they provide a good quality and friendly service; and with the intention of fostering these values and behaviours in the recipients, enabling them to put these into practice.........................

Norma Carolina Alfaro

Institute of Nutrition of Central America and Panama (INCAP)

www.incap.int

>> English translation below <<

Diana Parra de Colombia actualmente Profesora asistente en terapia fisica en Washington University in St. Louis, quisiera compartir con la comunidad el suplemento de la Revista AJCN en Diciembre 2014 sobre la doble carga de la malnutritcion en America Latina: 

Supplement—The Double Burden of Undernutrition and Obesity in Latin America: Where Do We Stand and Where Do We Go?

Asi como mi trabajo de disertacion de doctorado sobre la transicion nutricional en Colombia que aborda temas de la doble carga: 

The nutrition transition in Colombia over a decade: a novel household classification system of anthropometric measures

Gracias

Diana Parra, Assistant Professor of Physical Therapy at the Washington University in St. Louis, would like to share the December 2014 AJCN Magazine supplement on the double burden of malnutrition in Latin America with the forum:

Supplement—The Double Burden of Undernutrition and Obesity in Latin America: Where Do We Stand and Where Do We Go?

As well as my doctoral thesis on the nutrition transition in Colombia addressing the double burden issues:

The nutrition transition in Colombia over a decade: a novel household classification system of anthropometric measures

Thank you

 

> English translation below <<

Coincido plenamente con el comentario de Ricardo Rapallo. La mayoría de países en nuestra región cuentan con políticas multisectoriales, marcos legislativos y regulatorios, programas e intervenciones, pero a mi criterio falta la integración de las políticas en el terreno. Hay una desarticulación entre los diferentes niveles de gestión central, intermedio y local y entre instituciones o proveedores de servicios.

En los últimos años hemos logrado un momento político, la desnutrición crónica y ahora el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles son parte de la discusión pública, pero el discurso aún no se refleja en las medidas del estado para transforma el ambiente obesogénico en el que vivimos. A nivel de programas es necesario es necesario se identifiquen plataformas más efectivas para llegar a los más vulnerables y se aseguren los recursos necesarios para lograr coberturas efectivas. Por otro lado los programas deben ser revisados tomando en cuenta el perfil epidemiológico, el contexto económico, político y social de la población meta. En este ejercicio se debe también tomar en cuenta el patrón alimentario, el aporte de nutrientes de la dieta habitual y la brecha en los requerimientos. Las políticas públicas y los programas de alimentación y nutrición del estado deben priorizar el consumo de alimentos frescos, la diversidad e inocuidad de la dieta y no estimular el consumo productos procesados altos en energía y bajo valor nutricional.

I fully subscribe Ricardo Rapallo’s comment. Most countries in our region have multisectoral policies, legislative and regulatory frameworks, programs and interventions. However, policy integration on the field is limited. There is a lack of coordination between the different central, intermediate and local management bodies and the institutions or service providers.

During the last years, we have managed to create a political momentum. Chronic undernutrition and now overweight, obesity and non-communicable diseases are at the core of the public debate. However, this has not been yet translated into state measures to transform the obesogenic environment we live in. At program level, more effective proposals targeting the most vulnerable are required and necessary resources for improved coverage need to be ensured. Furthermore, programs should be reviewed taking into account the epidemiological profile; the economic, political and social context; the eating habits; and the regular diet nutrients intake and needs of the target population. Promoting the consumption of fresh food, fostering varied and safe diets and discouraging the consumption of high-energy processed products with little nutritional value should become a priority for public food and nutrition policies and programs.

>> English translation below <<

Uno de los grandes desafíos de la malnutrición en mi país es colocar al sistema alimentario actual dentro del problema, con todas las implicaciones productivas, económicas, ambientales y políticas que conlleva.

Hasta ahora los programas de apoyo a la alimentación han introducido los alimentos procesados y nutrimentalizado la alimentación, desdeñando la dimensión cultural, ambiental y social de la ésta. Un ejemplo claro son los comedores comunitarios y escolares, espacios donde se proporciona una alimentación “nutritiva” que utiliza alimentos industrializados o importados para alimentar a las poblaciones rurales más marginadas de mi país.

En nuestra experiencia de trabajo con comunidades rurales e indígenas hemos percibido que estas estrategias de alimentación no favorecen la soberanía y la seguridad alimentaria de las comunidades, por lo que es difícil avistar una disminución de la malnutrición en un futuro cercano.

Hasta ahora las intervenciones han centrado su área de incidencia en las personas, haciéndolas responsables de sus decisiones alimentarias sin considerar el sistema alimentario que les rodea. Un sistema que favorece modelos de producción nocivos para las personas y el medio ambiente, que condiciona el acceso a alimentos sanos y limpios y que se sustenta en el hedonismo para generar capital.

Es por ello que considero que el reto que enfrentamos en la educación en nutrición es pasar de la reproducción de lo ideal y lo correcto, a la resignificación de la alimentación, contextualizada en las circunstancias de cada país pero lo bastante crítica como para generar patrones de consumo que permitan transformar el sistema alimentario a uno más justo y favorecedor para las poblaciones más marginadas. 

One of the great challenges of malnutrition in my country is considering the current food system as part of the problem, with all the related productive, economic, environmental and political consequences.

So far nutritional support programs have introduced processed foods and have neglected the cultural, environmental and social dimensions of food. Community and school canteens, where “nutritious” food incorporating processed or imported products is provided to the marginalized rural populations in my country, are a clear example of this mistaken approach.

According to our experience working with rural and indigenous communities, these strategies do not benefit their food sovereignty and security. Therefore, a short term decrease in malnutrition is unlikely.

To date, interventions have been focused on people, making them responsible for their food choices and neglecting their surrounding food system. A system that benefits harmful production models (both for the population and the environment), restricts the access to safe and clean food and is based on hedonism to earn money.

Consequently, I believe that the challenge that nutrition education faces lies in moving from ideal and appropriate replicas to food redefinition, adapted to the specific conditions and capable of generating consumption patterns that lead to fairer and more favourable food  systems for the most marginalized populations.