Estimado tod@s: 

Coincido totalmente con el comentario del Dr. Ruben Grajeda acerca de que en Latinoamérica existen Políticas públicas y marcos legales que teóricamente deben corregir los problemas de desnutrición y obesidad que estamos padeciendo, sin embargo, tal como lo señala, en el terreno no ocurre así.

Quiero exponer lo que ocurre en México con dos comentarios que se han colocado en este foro. La Dra. Anabelle Bonvecchio nos comenta acerca de los programas PROGRESA y EsIAN, los cuales tienen como objetivo mejorar la salud y la nutrición de las mujeres y los niños. Nos menciona que el EsIAN incluye componentes de comunicación, capacitación y distribución de suplementos y micronutrientes.

  A estos programas  quiero agregar  las Escuelas de tiempo completo, en las cuales se proporcionan los alimentos a los niños en edad escolar, permaneciendo  en ella desde las 8 de la mañana hasta las 4 o 5 de la tarde.

Giovanna Oriv nos comenta que en su trabajo con las comunidades ha visto como se atiende a los niños en los Comedores escolares y comunitarios proporcionándoles alimentos industrializados o importados, los cuales no favorecen la seguridad y la soberanía alimentaria de las comunidades atendidas.

Considero que las dos tienen razón desde su punto de vista y que esto concuerda con lo que plantea el Dr. Grajeda de que los planes no llegan al terreno. En mi experiencia, he visto como la alimentación escolar se hace en base a un planteamiento muy vago, en el que se le entrega una determinada cantidad a la escuela para que ella sea quien se encargue de dar la comida a los niños, sin que exista un seguimiento y evaluación de lo que se está haciendo y de los resultados obtenidos. He visto escuelas                que dan a los niños diariamente arroz y “’sopitas’’, pues es para lo que les alcanza el presupuesto recibido.  Si un niño come un día este tipo de raciones, no tendrá hambre pero no habrá recibido todos los nutrientes que necesita para su sano desarrollo, pero si consume diariamente una ración así, estaremos incubando un grave problema de malnutrición.  

La Dra. Bonvecchio nos señala que la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en menores de 5 años es de 9.1% y en escolares es de 34.4% , lo cual corresponde al tipo de alimentación que están recibiendo en las escuelas, en donde los refrescos y demás bebidas azucaradas son la constante, así como los alimentos con alto contenido calórico (Industrializados la mayoría), de tal manera que es al entrar los niños a la escuela y recibir la fuerte influencia de las empresas vendedoras es  cuando cambian sus hábitos y, así de simple, engordan.

En mi opinión, si queremos que los programas planteados tengan éxito, deben estructurarse correctamente en todos los niveles, considerando a la alimentación, tal como lo señala Ricardo Rapallo, desde  un enfoque de Derechos Humanos, con todo lo que ello implica.

El esquema planteado en PROGRESA , EsIAN y en los Comedores Escolares tal vez sea correcto, pero, quién lo está evaluando?  Quién se encarga en el terreno de revisar las raciones, de hacer conciencia en lo que significa una alimentación sana tanto en los niños como en los maestros y comerciantes?

No veo a nadie en el terreno dirigiendo la intervención para que tenga objetivos  claros y correctos y actividades que correspondan realmente a estos objetivos.

Saludos cordiales desde México

Moisés Gómez Porchini