En la capital, Juba, los precios del maíz y el sorgo aumentaron en noviembre otro 10 por ciento, alcanzando nuevos máximos históricos, tras haber subido en octubre alrededor del 60 por ciento debido a una nueva y abrupta depreciación de la moneda local en el mercado paralelo a mediados de octubre. Los precios de otros alimentos básicos ‑incluida la mandioca, maníes y el trigo importado‑, aumentaron igualmente entre un 8 y un 17 por ciento en noviembre, tras haber subido entre un 30 y un 40 por ciento en octubre. Los precios de los alimentos se situaron en niveles excepcionalmente altos en noviembre, y los del maíz y el sorgo casi triplicaron los valores ya elevados de hace un año y hasta más de 50 veces los de julio de 2015, antes del desplome de la moneda. La razón de los altos precios de los alimentos es la situación macroeconómica que sigue siendo difícil y que está relacionada con las bajas reservas de divisas y la continua depreciación de la moneda del país. En fechas más recientes, en el primer semestre de 2020, las perturbaciones relacionadas con la COVID-19 en la cadena de suministro ‑que ya se había visto afectada negativamente por los efectos persistentes del prolongado conflicto‑, contribuyeron a reforzar los precios, al igual que la disminución de las importaciones debida a los controles fronterizos introducidos por el Gobierno de Uganda para contener la propagación de COVID-19.