FAO en Honduras

Historias de éxito

Iniciativas de enfoque territorial basado en asistencia técnica oportuna y de calidad.

 

Para Teodoro Hernández, el trabajo en el campo siempre fue su única opción posible para vivir.

Como miles de otros agricultores del departamento de Intibucá, Teodoro proviene de generaciones de productores que, ya sea por tradición cultural o mera costumbre, sembraron siempre lo mismo, de la misma forma y con los mismos resultados.

“Antes me dedicaba a sembrar milpas. Durante muchos años, lo único que yo miraba era sembrar maíz”, afirma Teodoro.

Iniciativas de inclusión productiva en favor de las mujeres del municipio de Chinacla, La Paz.

 

En la Empresa de Servicios Múltiples Suyaguare, la palabra “diversidad” es importante.

Suyaguare es una pequeña empresa hortícola establecida por el grupo de productores del mismo nombre para proveer vegetales de manera formal a las diferentes distribuidoras que acopian productos en San José y otros municipios cercanos del departamento de La Paz.

Con una variedad de rubros como la cría de cerdos, ganado y apicultura entre sus actividades principales, Suyaguare tenía, hasta hace poco tiempo, un rubro de especialidad: el café.

A pesar de su apellido, a Sara y Laura Vásquez no las une un vínculo familiar pero sí una tradición cafetalera que se remonta a varias generaciones antes que ella, pero la constante oscilación del precio del grano y el impacto de la roya, les obligaron a ver más allá de su zona de confort.

“Yo nací en el rubro del café. Mi abuelo, mi papá y yo, soy la tercera generación. El café es un cultivo que se da solo una vez al año. Yo me dedicaba 100% al café pero a raíz de las necesidades económicas, vi la posibilidad de integrar otros rubros a nuestros cultivos.”, afirma Sara.

Confianza en el futuro: transformando la economía de las familias productoras

 

Iniciativas de inclusión productiva en favor de las mujeres del municipio de Chinacla, La Paz.

 

Bajo una lluvia ligera pero insistente, los miembros de la Asociación de Productores Agropecuarios de la comunidad de Pueblo Viejo, en el departamento de La Paz, nos esperan arremolinados en el pasillo de una casa que la neblina hace parecer como sacada de un cuento.

Ramón Nicolás, Freddy Matute y Angela Mazariegos, son miembros fundadores del grupo organizado en 2018, conformado mayormente por productores cuyo rubro tradicional siempre ha sido el cultivo de café.

“Nos organizamos porque queríamos alcanzar mejores precios, pues al ser pequeños productores, nosotros dábamos el café a precios bien bajos.”, recuerda Angela aprovechando un pequeño alto en la lluvia para mostrarnos desde arriba la propiedad.

Mujeres unidas: haciendo frente a los retos de la producción y la exclusión productiva

Iniciativas de inclusión productiva en favor de las mujeres del municipio de Chinacla, La Paz.

Las nubes se mueven bajas y rápidas en esta mañana fría en El Pacayal, municipio de Chinacla, La Paz, una zona conocida por producir uno de los mejores cafés de todo el país.

Sin embargo, las tres mujeres que nos esperan se dedican a un rubro diferente desde que los precios del grano empezaron a caer y la crisis de la roya hizo del cultivo de café, una lucha que cada vez menos personas se atreven a enfrentar.

La discreta, pero risueña conversación de Romualda, Silveria y Rosaura, revela un vínculo que supera la relación productiva que tienen gracias al grupo de productores “Fuerzas unidas”, donde junto a otras 16 mujeres de la comunidad, hacen frente a los retos de la producción agrícola en la zona.

Entre las tres, tiene experiencia en el cultivo de al menos diez tipos de hortalizas distintas, sin embargo, la siembra desprotegida, los efectos del cambio climático y los precios variables del mercado no les han permitido consolidarse en ninguno de ellos.

Implementación de sistemas de extensión e innovación agrícola y nutricional en el Corredor Seco de Honduras

 

Como parte del Proyecto EUROSAN-Occidente, FAO Honduras a través de la implementación del Proyecto de Sistemas de Extensión Agrícola y Nutricional (SEAN – EUROSAN), llevó a cabo actividades para la implementación de un sistema de extensión agrícola y nutricional. Este proyecto  refuerza las capacidades institucionales de 10 Mancomunidades en los departamentos de Copán, Ocotepeque, Lempira y Santa Bárbara, con el objetivo de contribuir a mejorar la seguridad alimentaria de 15.000 hogares de agricultores familiares de zonas rurales a través de la creación de sistemas agrícolas sostenibles.

Los tres amigos: jóvenes trabajando juntos por el futuro del país 

 

Iniciativas de inclusión productiva de jóvenes en el municipio de San José, La Paz.  

 

Al fondo del largo mega túnel blanco, entre hileras de plantas de chile morrón, Dennis García recoge los remanentes del ultimo cultivo.  

 Los examina lentamente y con la rigurosidad de un experto pues, a pesar de su corta edad, Dennis tiene ya mucha experiencia cultivando las tierras de la comunidad de El Guayabal, municipio de San José, La Paz.

 

Con apenas 24 años, Dennis y otros dos compañeros del bachillerato en agropecuaria formaron el grupo “Los tres amigos”, para invertir y trabajar en la tierra, una actividad que muchos jóvenes de su edad prefieren no realizar a pesar de tener los conocimientos para hacerlo. 

Reinaldo Sánchez es un hombre de palabras escazas, pero claras.

Es casi medio día y el sol de inicios de marzo anuncia con rudeza la llegada del verano en el municipio de San Marcos de la Sierra, en el departamento de Intibucá.

Reinaldo nos espera a la orilla de la carretera y nos invita a subir una empinada ladera hacia su parcela de aguacates que, aun después de una cosecha generosa, todavía entrega algunos frutos pequeños pero persistentes.

“Mis padres se dedican a trabajar la tierra. Maíz y frijoles, sobre todo. En mi familia, la agricultura es una herencia”, nos comenta mientras toma asiento bajo la sombra de uno de los frondosos árboles de su finca.

María de la Cruz Miranda es dueña de un pequeño negocio de productos variados en la calle principal de San Marcos de la Sierra.

Las mañanas de María se pasan entre artículos de plástico para el hogar, ropa para niños y los vecinos de la comunidad que llegan a comprar a su céntrica tienda o simplemente a entablar plática con la sonriente dueña del local.

Sin embargo, el corazón de María está en otro lugar.

“Yo soy de las personas que me gusta la tierra. Si yo pudiera pasar más tiempo trabajando la tierra, sería aún más feliz”, asegura con ilusión en la mirada y la sonrisa que le caracteriza.

La comunidad de Los Pinares, al sur del departamento de Intibucá, le hace honor a su nombre. A pesar de que técnicamente forma parte del corredor seco hondureño, los densos bosques de pino amortiguan el árido clima que rodea la comunidad ubicada a 1,800 metros sobre el nivel del mar.

Israel, un maestro de educación primaria de 25 años de edad, vio a su padre trabajar la tierra desde que era muy pequeño, luchando día a día para que las doce hectáreas de terreno heredado de su abuelo, produjeran el maíz con el que se alimentaba a toda la familia.

A medida nos acercamos por el camino de tierra en una zona alta de la comunidad de El Naranjo, en el departamento de Intibucá, el barullo se hace cada vez más evidente.

Teodoro Hernandez, tiene 56 años y casi 30 de vivir en este lugar, junto a su familia formada por cinco adultos y cuatro niños que dependen prácticamente por completo de su trabajo.

Al igual que muchos otros agricultores de la zona, sus padres le inculcaron el oficio al que se dedicaría toda su vida, sembrando maíz como casi única alternativa posible y con las mismas técnicas que utilizaron muchas generaciones anteriores.

Con 60 años de edad, Clementina Mejía tiene la última palabra en una familia de seis miembros, administrando una parcela familiar de dos manzanas y dirigiendo una asociación de mujeres productoras de más de 30 integrantes.

Una mujer con ese nivel de liderazgo no siempre es la norma en comunidades como San Juan de Dios, en el municipio de Camasca, Intibucá pero Clementina fue criada para ser plantarle cara a los retos.

La comunidad de El Retiro, en el departamento de El Paraíso, Honduras, con una población de 286 habitantes distribuidas en 42 familias, es una de las zonas más afectadas por la sequía en el país.

Históricamente la mayoría de pobladores de la comunidad de El Retiro acostumbraban a comprar sus granos básicos, y eran muy pocas familias las que tenían huertas en sus casas, por ende los niveles de desnutrición en la comunidad eran evidentes, sobretodo reflejado en los niños y niñas.

Magdalena Martínez, tiene un huerto familiar, en la comunidad, El Naranjo, municipio de Lepaterique, Francisco Morazán, en este pequeño espacio de tierra, Magdalena, siembra, repollos, cebollinas, rábanos y pepinos, entre otras hortalizas.

Seguridad alimentaria y adaptación a la variabilidad climática

La FAO en respuesta a una solicitud del gobierno de Honduras implementó el proyecto TCP/HON/3504: “Apoyo de emergencia a la recuperación de los medios de vida de los productores de pequeña escala afectados por la canícula prolongada 2014 en el Corredor Seco de Honduras”. El mismos se ejecutó en el período noviembre 2014-diciembre 2015, con la participación activa de 4,000 familias, las más pobres y vulnerables en 83 comunidades de seis municipios del departamento de Choluteca.