Bali sirve de modelo para la lucha contra la rabia

Desde 2011, la FAO, con el apoyo de AusAid, USAID y WSPA, ha ayudado al Gobierno de Indonesia a controlar el mortífero virus de la rabia en la isla de Bali a través de una estrategia innovadora centrada en una exhaustiva vacunación en masa de la población canina.

Datos clave

Los primeros casos de rabia en Bali fueron señalados en 2008. La FAO estableció un proyecto de asistencia técnica con el Gobierno de Indonesia con el objetivo de apoyar los esfuerzos nacionales para luchar contra la enfermedad en Bali. Esto se lograría mediante el establecimiento de un programa eficaz para coordinar y facilitar el control de la rabia con los organismos gubernamentales y las organizaciones asociadas. Como resultado del programa, los casos de rabia en humanos se redujeron de once por mes en 2010 a tan sólo uno por mes al año siguiente. Tras una vacunación masiva de perros, hubo otra reducción señalada entre 2012 y 2013, con lo que el número de casos humanos señalados fue de uno solo en todo 2013. El modelo desarrollado en Bali se está ahora adaptando para utilizarlo en otras partes de Indonesia afectadas para combatir y eliminar progresivamente el virus de todo el país.

La rabia es una enfermedad viral aguda y casi siempre mortal que afecta a los animales y los seres humanos. Si no se controla, puede tener un efecto traumático en la salud pública y la economía local. Esto es especialmente cierto en la isla indonesia de Bali, donde los perros desempeñan un papel importante en su cultura. Se les tiene como animales de compañía y para la vigilancia y tienen un significado espiritual en la religión hinduista, lo que resulta en una nutrida población canina, con muchos perros que deambulan libremente. Cuando se señalaron los primeros casos de infección por rabia en noviembre de 2008, se planteó una grave amenaza. Además del riesgo de infección para las personas, la propagación de la enfermedad tenía el potencial de dañar tanto los medios de subsistencia de la población local como la economía nacional. Si morían animales domésticos como cabras, vacas o caballos, muchos hogares carecerían de fondos para reemplazarlos, y por lo tanto perdían un activo importante para la agricultura y el transporte. Cuando gobiernos extranjeros, como Canadá, Australia y el Reino Unido lanzaron advertencias a los viajeros desaconsejando viajar a la región, la industria turística de Bali —que supone el 40 por ciento de los ingresos del turismo de Indonesia— se resintió.

El Centro de Gestión de Crisis de Sanidad Animal de la FAO envió una misión a Bali en diciembre de 2008. Los esfuerzos iniciales del gobierno para controlar la enfermedad —aunque bien intencionados—, no fueron en última instancia eficaces para prevenir la propagación de la rabia por la isla. Cuando estos métodos demostraron ser insuficientes, el gobierno solicitó la ayuda de la FAO a partir de 2011. Se estableció rápidamente un proyecto con la intención de mejorar la coordinación de los esfuerzos de control, la creación de capacidad y la respuesta rápida ante los brotes, con el objetivo final de establecer un programa nacional de lucha antirrábica mediante los esfuerzos combinados del gobierno y otras organizaciones asociadas.

Los resultados de la estrategia de control centrada en la vacunación masiva de perros, complementada con una respuesta rápida y el manejo integrado de los casos de personas mordidas, son evidentes. Los casos de rabia en humanos se redujeron de once por mes en 2010 a uno al mes al año siguiente. Tras nuevas campañas de vacunación masiva de perros, hubo reducciones adicionales en 2012 y 2013, descendiendo el nivel a un solo caso humano en todo 2013. Desde agosto de 2012, se han señalado tres casos, y se han registrado reducciones similares en el número de casos detectados en animales. El éxito de la campaña ha dado lugar a una mayor inversión en el control de la rabia por parte del gobierno y una menor necesidad de continua financiación de la FAO. En 2013 el 95 por ciento de la financiación de las medidas de control fue aportado por el gobierno indonesio.

Crucial para el éxito del programa ha sido la cooperación entre los servicios de sanidad animal y humana. Por ejemplo, en una aldea en el distrito de Bangli, un niño de cinco años llamado Komang Sentana fue mordido por un perro rabioso mientras jugaba en su patio. Su tía le lavó la herida con agua corriente y se lo llevó a la clínica más cercana. Siguiendo el protocolo de manejo integrado de casos de mordedura, una enfermera del hospital llamó al equipo de respuesta rápida local, que localizó al perro rabioso y le hizo la prueba del virus de la rabia. Cuando, más tarde ese mismo día, llegaron los resultados que indicaban que el perro había dado positivo, Komang recibió una vacuna profiláctica post-exposición y suero antirrábico. El veterinario responsable realizó una vacunación de urgencia de todos los perros en el área inmediata. Komang ha completado su ciclo de vacunaciones, y se encuentra ahora en buen estado de salud.

Los resultados de este proyecto se están incorporando en el Plan Maestro Nacional para el Control de la Rabia, que actualmente está siendo ultimado por el Director de Salud Animal. En el futuro se llevará a cabo a escala nacional, y servirá como modelo para el control y la eliminación de la rabia en las otras 23 provincias de Indonesia en las que la rabia es endémica. Además, la estrategia está siendo adoptada por otros muchos países de Asia y se espera hacer una contribución considerable a la política de control de la rabia en el Sudeste asiático y a la Hoja de Ruta de la ASEAN para el Control de la Rabia en 2020. La FAO tiene la esperanza y la expectativa de que el proseguimiento de estas políticas conduzca en última instancia a la eliminación del virus en Indonesia y a un mejor control de la rabia en toda Asia.

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