Un proyecto de intensificación agrícola entre la FAO y el gobierno recompensa a las campesinas de Níger

La microfinanciación ayuda a las mujeres a mejorar sus medios de subsistencia

Datos clave

Establecido en 2008, IARBIC es un proyecto de cinco años y 6 millones de euros que tiene como objetivo intensificar la agricultura en Níger. Según las estadísticas más recientes de la FAO, el Níger ha logrado reducir la subnutrición a un tercio en las últimas dos décadas. Ahora afecta a una de cada ocho personas, en comparación con casi una de cada tres en 1990-92. Entre 2008 y 2013 el proyecto ha logrado la creación de 264 tiendas de insumos (incluyendo 75 que ya se habían beneficiado de fondos de la UE). Ello eleva a 783 el número total de este tipo de tiendas, incluidas las establecidas en años anteriores por socios que han seguido el ejemplo de IARBIC. También se han organizado 375 escuelas de campo para agricultores y 750 demostraciones que llegaron a casi 7 500 campesinos, la mitad de ellos mujeres; se han construido 100 almacenes para los créditos prendiarios, disponibles para unos 100 000 agricultores, y establecido un fondo de garantía de 653 000 euros para ocho federaciones de agricultores que representan a 164 000 campesinos.

Al tratar de mejorar la productividad agrícola, IARBIC ha promovido innovadores programas de microfinanciación para ofrecer a los pequeños productores lo que tan dolorosamente les falta: dinero. El proyecto apoya un sistema de crédito prendario (conocido en inglés como warrantage), en el que los campesinos no venden en el momento de la recolección, cuando los precios son bajos, y almacenan parte de su cosecha, que usan como garantía para obtener crédito del banco.

En Danja, las organizaciones de agricultores nigerinos dirigidas por mujeres han logrado mejorar sus ingresos y rendimientos con este programa de microfinanzas.

La cosecha de Tchima Ibrahim ha sido buena: cerca de 3 500 kg de mijo de una parcela de 3,5 hectáreas. La mitad lo ha guardado para su consumo propio, mientras que la otra mitad se puede vender si es necesario. Por el momento, la conserva.

En lugar de vender en la época de la recolección, cuando todo el mundo hace lo mismo y los precios son bajos, Tchima -de 52 años de edad y madre de siete hijos-, utiliza su cosecha como garantía de un préstamo bancario.

Muchas mujeres de Danja y otros pueblos de los alrededores en el Níger meridional han seguido la misma práctica. Pertenecen a una serie de organizaciones de agricultores en el marco de una unión que la propia Tchima Ibrahim dirige. En total, son 137 mujeres campesinas.

Un enfoque integrado

Con el dinero del préstamo, las mujeres han ido completando sus ingresos produciendo aceite de maní para vender en el mercado local. Otras crían animales de engorde para la venta. Los ingresos adicionales permiten completar los del hogar y pueden utilizarse también para comprar semillas y fertilizantes para la próxima temporada de siembra.

Al mismo tiempo, parte de los beneficios vuelve directamente a la organización de productores a la que pertenecen las mujeres. “Y eso -dice Ibrahim Doubou, representante local del Ministerio de Agricultura- es un buen ejemplo de cómo funciona el enfoque integrado de IARBIC. Porque la microfinanciación no funciona por sí sola”. Es un medio para fortalecer las organizaciones de agricultores -a su vez en el centro del enfoque-, ya que están bien situadas para proporcionar a los pequeños campesinos los medios para aumentar sus rendimientos y el conocimiento para utilizarlos.

Tchima Ibrahim calcula que su cosecha de unos 3 500 kg es cinco veces más de lo que habría producido en el pasado. Parte de esto se debe a la formación, dice. Comenzaron con el apoyo del IARBIC en 2009 hasta que los ingresos fueron suficientes para que la organización pagara ella misma los gastos, sólo tres años después.

Tchima aprendió a seleccionar la variedad de semillas que mejor se adaptaba a su parcela de tierra. Utiliza dos variedades de semillas de mijo, llamadas zatib y sossat. Otra lección que aprendió fue sobre las "microdosis": la cantidad exacta de fertilizante que hace aumentar más la producción. Tchima muestra cómo escoger la dosis adecuada metiendo tres dedos en un saco de fertilizante. “Se pone primero en el hoyo –explica-, luego añadimos las semillas y se cubre todo con la tierra".

En este momento, Tchima está esperando a que llegue la temporada de los monzones para vender su cosecha. Se refiere a la temporada de carestía, cuando las reservas de alimentos comienzan a escasear y los precios se disparan. Con el dinero tiene la intención de pagar el préstamo y embolsarse la diferencia.

Pero, ¿y si los precios no suben? Han pasado cuatro meses desde la recolección y el precio del mijo sigue siendo el mismo. Tchima es consciente de ello, pero confía en que pronto empiecen a subir.

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