Tiempos difíciles para el sector de la lubina y la dorada, mientras que la COVID-19 golpea con fuerza

08/07/2020

A finales de 2019, las perspectivas de la lubina y la dorada del Mediterráneo estaban mejorando, ya que la oferta estaba finalmente disminuyendo y se esperaba que los precios se recuperasen. Sin embargo, el brote de COVID 19 y el impacto económico asociado a éste han afectado gravemente al sector, y es probable que, la demanda estival se vea seriamente debilitada.

Producción

El crecimiento de las cosechas de lubina y dorada de criadero en el Mediterráneo se ralentizó considerablemente en 2019 debido a la gran reducción de los niveles de población de alevines. Los productores se han vuelto mucho más cautelosos en su planificación de la producción después de que la creciente oferta comenzara a repercutir negativamente en el mercado. Las estimaciones para el año sitúan las cosechas combinadas de ambas especies en alrededor de 450 000 toneladas, donde la dorada representa algo más de la mitad de este total.

Los dos mayores productores, Grecia y Turquía, han frenado la producción, aunque las cifras de exportación sugieren que el crecimiento sigue siendo positivo. En Turquía, la caída de los precios de mercado y las condiciones comerciales más restrictivas, en una economía lenta, han frenado una expansión que antes era rápida. Tras un largo proceso de consolidación, la industria griega de la lubina y dorada de criadero sufrió una importante transformación que dio lugar a una estructura clara y consolidada. Se espera que el aumento de la eficiencia de la producción y la coordinación de los esfuerzos de comercialización ayuden a estabilizar el sector griego que, durante mucho tiempo, ha luchado contra la rentabilidad.

Comercio y mercados

Aunque los volúmenes de exportación aumentaron para ambas especies en 2019, una caída de los precios de exportación provocó un aumento relativamente menor en los ingresos. En términos de euros, el valor de las exportaciones de Grecia aumentó al 3,7 por ciento, hasta 466 millones de euros, mientras que el valor de las de Turquía aumentó un 9 por ciento, hasta 363 millones de euros.  Sin embargo, cabe señalar que estas cifras no incluyen los filetes, los cuales constituyen una proporción cada vez mayor del mercado, como en el caso de Turquía. De las dos especies, la dorada representó una ligera mayoría de los ingresos, en parte debido a valores relativamente más altos. En cuanto al mercado, Italia es, con diferencia, el mayor importador, ya que registró un valor total de importación de 343 millones de euros en 2019. Esto supone un aumento del 3 por ciento en relación con el año anterior y el 28 por ciento de las importaciones totales. España fue el segundo mayor importador, con un aumento del 17 por ciento año tras año y el 13 por ciento del total de las importaciones. En 2019, el valor de las importaciones españolas creció hasta los 160 millones de euros.

Precios

Antes de la situación del COVID-19, los precios de la lubina y la dorada estaban subiendo lentamente después de haber sido impulsados por las pérdidas españolas, causadas por la fuerte tormenta "Gloria". Sin embargo, en el segundo trimestre, la dinámica de los precios cambió completamente, ya que las ventas se redujeron drásticamente, los costos de logística se han disparado y la biomasa se está acumulando en las granjas piscícolas. 

Perspectiva

Las perspectivas, algo más positivas para el sector de la lubina y la dorada que estaban surgiendo a finales del año pasado, se han deteriorado una vez más en 2020. En primer lugar, la tormenta Gloria en el Mediterráneo occidental hizo que el sector español perdiera casi el 50 por ciento de los peces en los corrales se escaparan. Aunque esto podría haberse traducido en una oferta más limitada y en un aumento de los precios, el impacto más amplio en el mercado provocado por la COVID-19 ha hecho que la demanda se evapore y empujó rápidamente a la industria griega, ya vulnerable, a un territorio financiero peligroso. La lubina y la dorada son platos populares en los restaurantes europeos, en particular en los países mediterráneos, donde el cierre forzoso de todos los restaurantes y bares de esos mercados ha eliminado una fuente muy importante de ingresos. También, las restricciones en los vuelos están afectando al suministro de pescado fresco a los minoristas. Entre otros efectos perjudiciales se encuentran la reducción de la industria turística europea y los costos añadidos de la logística transfronteriza. El sector griego ha advertido que necesitará asistencia a medida que empeoren las condiciones del mercado. Con el respaldo de la biomasa y un camino incierto hacia la recuperación económica, la rentabilidad del sector se verá gravemente afectada.

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