Vacas más resistentes para impulsar los ingresos de los campesinos de Zimbabwe

La FAO ayuda a pequeños campesinos de Zimbabwe a impulsar la producción ganadera 

Datos clave

La Unión Europea (UE), la FAO y el Gobierno de Zimbabwe han puesto en marcha un programa de gran alcance para ayudar a los pequeños agricultores a aumentar su productividad y acceder a la agricultura comercial a través de un enfoque agrícola integrado. El programa, de 4 años y con un presupuesto de 19 millones de USD está gestionado por la FAO y se centra en las actividades de apoyo a la producción ganadera y el riego de los pequeños campesinos. Como parte del programa, el componente de ganadería (unos 10 millones de USD) pone especial énfasis en apoyar a 40 000 agricultores pobres de los distritos de Nkayi y Lupane, en la provincia de Matabeleland septentrional, que practican la producción mixta agrícola-ganadera. Sobre la base de las lecciones aprendidas de proyectos anteriores, el programa actual mejora las políticas ganaderas y los sistemas de sanidad animal y fortalece la cadena de valor pecuaria. Ello conduce a unos ingresos más previsibles y sostenidos de los pequeños agricultores, así como a mejorar la nutrición general de los campesinos, garantizándoles el acceso a los productos de origen animal.

Pilato Moyo es agricultor y jefe de la aldea en el sector de Lupaka, en Lupane. Recuerda que era escéptico cuando fue invitado por vez primera a participar en el proyecto, ya que no ofrecía ninguna compensación gratuita más allá de la rehabilitación de recursos de uso común (baños antiparasitarios, pozos entubados y establos) y capacitación en producción y sanidad ganadera. “Sin embargo, los conocimientos que adquirí fueron  el comienzo de una vida mejor para mí y mi familia”, dice.

El proyecto ganadero de la FAO trata de mejorar la política pecuaria y el entorno institucional no sólo en las dos provincias, sino en todo Zimbabwe, pretende promover la sanidad y la productividad animal al incrementar la comercialización y los ingresos, y aumentar la contribución de los activos ganaderos a la seguridad alimentaria y la nutrición.

El proyecto pone especial énfasis en la reducción de la mortalidad y la morbilidad del ganado (especialmente los animales afectados por la fiebre aftosa, el carbunco y las enfermedades transmitidas por las garrapatas) y la formación del personal de extensión agraria.

Las garrapatas y las enfermedades transmitidas por garrapatas (ETG) son responsables de cuantiosas pérdidas y originan hasta el 65 por ciento de la mortalidad del ganado en Zimbabwe. Actualmente los baños antiparasitarios intensivos son la única medida de control que se utiliza frente a este problema. “Durante años, la inmersión del ganado en nuestro tanque era errática”, dice Moyo. Algunos de los aldeanos recurrían a sólo eliminar físicamente las garrapatas o aplicar aceite de motor usado para minimizar el daño de los insectos en el ganado. De cualquiera de las maneras, la salud y la seguridad de los animales se veía comprometida.

Ante la falta de recursos financieros y experiencia técnica, la rehabilitación del tanque de inmersión de Mkhosi -que estaba en pésimas condiciones-, seguía siendo un reto imposible para los aldeanos. La FAO y sus socios proporcionaron materiales y conocimientos técnicos, mientras que la comunidad ayudó con la mano de obra. “Nos alegraba contribuir a la rehabilitación del tanque de inmersión, porque sabíamos que íbamos a cosechar los beneficios”, señala Moyo.

Como parte del proyecto, algunos miembros de la comunidad fueron reclutados y entrenados como para-veterinarios para identificar y gestionar las enfermedades comunes del ganado. La FAO apoyó también al Departamento de Ganadería y Servicios Veterinarios para adquirir vacunas que se dan a los agricultores recuperando los costes de forma parcial. El dinero se depositaba en un fondo rotatorio de la comunidad que se utiliza en los años siguientes.

Fortalecer la producción ganadera mejora los medios de vida
Aunque la familia Moyo no ha comenzado aún a vender sus vacas, ya están notando la diferencia. “Las garrapatas y las heridas que mataban a nuestro ganado son ahora cosa del pasado”, asegura Moyo. Hay aproximadamente 220 familias y 2 000 vacas en Lupaka. Se distribuyeron a los campesinos equipos de material veterinario por valor de 600 USD con bisturíes, jeringas, agujas, tenazas “burdizzo”, hierros para el descuerne, bandas elásticas para la castración y aplicadores, y pistolas dosificadoras. El material se destina a asegurar que las actividades de gestión rutinaria del ganado, como descuerne, castración y desparasitación, se llevan a cabo con eficacia.

Promover nuevas ideas de negocio
La familia Moyo posee 16 vacas, 8 cabras y un par de gallinas, la mayoría de las cuales son de razas indígenas nacidas dentro del rebaño o el gallinero. “La formación no sólo me ayudó a criar vacas resistentes, sino que cambió mi forma de pensar. Ya no me centro en la agricultura de subsistencia, sino que pienso en producir para un mercado mayor”, añade Moyo.

Se apresura a subrayar que la ganadería constituye un activo familiar, por tanto, la decisión de dónde y cuándo vender tiene que ser tomada en forma conjunta. Para complementar la cría de ganado, la familia también tiene un huerto y vende tomates.

La historia prometedora de Moyo es tan sólo una de muchas desde el inicio del proyecto, que se espera tenga un impacto significativo en la contribución de la ganadería a la alimentación, la nutrición y la seguridad de los ingresos de los pequeños criadores de ganado en los distritos de Lupane y Nkayi. Además, las lecciones aprendidas en ambos distritos se pueden replicar en todo el país, donde el ganado es un componente importante del sistema agrícola.

Compartir esta página