Seguridad económica para pequeños productores agrícolas en Zimbabwe

Transformar los medios de vida rurales con miras al cambio climático

Datos clave

En Zimbabwe, más del 70 por ciento de la población depende de la agricultura para su subsistencia. El cambio climático amenaza su productividad y acentúa algunos de los desafíos clave de este sector en Zimbabwe: la baja fertilidad del suelo, la confianza en los sistemas de secano, el deficiente funcionamiento de los mercados y el limitado acceso de los agricultores a créditos, la capacitación y mejores prácticas agrícolas. Para hacer frente a estos retos, la FAO, el Departamento del Reino Unido para el Desarrollo Internacional (DFID) y sus asociados están llevando a cabo el Programa sobre medios de subsistencia y seguridad alimentaria en Zimbabwe (LFSP, por sus siglas en inglés) con el objetivo de mejorar la productividad y la creación de ingresos seguros para más de 127 000 hogares de agricultores en 8 distritos. Hasta la fecha, el programa ya ha alcanzado un total de 141 000 campesinos en riesgo de inseguridad alimentaria, 14 000 hogares más de los que originalmente estaban planificados. Se ha favorecido un crecimiento en su productividad agrícola y además mejorado la seguridad de sus ingresos, alimentación y nutrición.

Haciendo frente a los retos de los agricultores

A pesar de que los pequeños agricultores desempeñan un papel fundamental en la seguridad alimentaria y la nutrición en Zimbabwe y que su producción representa la mayor parte de los alimentos del país, tienen que luchar a menudo con la pobreza y la inseguridad alimentaria. En 2012, el 76 por ciento de los hogares rurales vivían por debajo del umbral de pobreza y el 32 por ciento de los niños menores de cinco años sufrían un retraso en el crecimiento como consecuencia de la malnutrición.

Los pequeños productores y familias campesinas  tienen que luchar con las dificultades para vivir de su tierra y su trabajo, debido a la falta de acceso a los mercados, la baja fertilidad del suelo y la dependencia de los sistemas de secano. Además, los agricultores y los trabajadores a lo largo de la cadena de valor tienen poco o ningún acceso a los servicios financieros rurales. Esto limita su capacidad para adquirir los insumos que mejoran la productividad, tales como semillas, fertilizantes y tecnologías que ayudan a mejorar el trabajo del agricultor.

El Programa sobre medios de subsistencia y seguridad alimentaria en Zimbabwe (LFSP, por sus siglas en inglés) está movilizando recursos para permitir a los pequeños agricultores invertir en la diversificación de las empresas agrícolas, tecnologías que mejoran la productividad y actividades económicas no agrícolas. El programa procura optimizar la capacidad de los agricultores para acceder a la financiación, los mercados rurales y hacer frente a la malnutrición mediante la adopción de prácticas agrícolas que tienen en cuenta la nutrición y mejorar su resiliencia a un clima cambiante.

Más acceso a los mercados

Los agricultores a menudo tienen dificultades para acceder a los mercados, esto como consecuencia de la infraestructura inadecuada, los bajos niveles de productividad, las inconsistencias en la oferta y la baja calidad debido a las malas prácticas en la poscosecha. A través del fortalecimiento de los servicios de extensión y asesoramiento, el mejoramiento en el acceso a los servicios financieros y la facilitación de vínculos con el mercado, el Programa sobre medios de subsistencia y seguridad alimentaria en Zimbabwe trabaja para empoderar a la población rural, especialmente a las mujeres productoras agrícolas, con capacidad de organización y conocimiento agrícola para participar en los mercados locales y externos y para mejorar sus ahorros. Esto incluye la consolidación de su capacidad para satisfacer los requisitos de los compradores locales e internacionales.

Gracias al programa, hoy más de 71 000 agricultores reciben  capacitación a través de diversas plataformas tecnológicas, incluyendo teléfonos móviles. Esta formación y apoyo proporciona información útil acerca de las técnicas de cultivo y los mercados.

Con el asesoramiento a más de 64 grupos de pequeños agricultores de productos básicos y asociaciones, los campesinos también han mejorado su capacidad de negociación, fortalecieron sus vínculos con los mercados y se han beneficiado de las economías de escala. Cerca del 92 por ciento de los agricultores que han recibido ayuda del programa para acceder a los servicios financieros han declarado que este jugó un papel decisivo en el aumento de su productividad agrícola.

Contra la desnutrición

La deficiencia de micronutrientes, también llamada hambre oculta, es en gran parte uno de los problemas de nutrición en Zimbabwe. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Micronutrientes de 2012, las insuficiencias de los niveles de vitaminas y minerales son altas entre los niños y las mujeres en edad de gestación.

El programa tuvo buenos resultados en el fomento de la agricultura que tiene en cuenta la nutrición, centrándose en la buena alimentación durante los primeros 1 000 días, una “ventana de oportunidad" para hacer frente a la malnutrición crónica infantil. Hasta la fecha, 113 600 hogares tienen ahora un mayor conocimiento de nutrición para cambiar hábitos de alimentación y abordar las causas profundas de la malnutrición.

El programa también ha fomentado la producción y el consumo de cultivos fortificados biológicamente incluyendo maíz con pro vitamina A y frijoles con hierro y zinc. Como resultado, más de 28 000 hogares están produciendo y consumiendo maíz y frijoles biofortificados. Este programa está expandiendo la bio-fortificación a otras provincias para alcanzar a más población.

Mejorar la resiliencia a las crisis

Mediante la promoción de tecnologías inteligentes en base al clima, el programa también ayuda a incrementar la resiliencia de los pequeños agricultores ante los desastres naturales y el cambio climático. La población rural en Zimbabwe, como en muchas partes del mundo, a menudo no tiene otro medio para recuperarse de los desastres naturales que afectan a sus medios de vida que vender activos productivos, tales como el ganado o la tierra. Para hacer frente a esto, la FAO ha capacitado a unas 141 000 familias (62% de mujeres) en tecnologías y prácticas agrícolas climáticamente inteligentes, manejo de poscosecha, cría de animales y comercio. Además, el programa ayudó a atenuar los impactos de El Niño mediante la introducción de subsidios inteligentes para ayudar a los agricultores a adoptar tecnologías mejoradas de manipulación y el procesamiento poscosecha.

Estimulado por un mayor acceso a los mercados financiero, y servicios de divulgación y asesoramiento, los pequeños productores en Zimbabwe ahora son capaces de gestionar sus explotaciones de manera resiliente ante el clima y asegurar sus medios de vida ante los desastres naturales.

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