Mesoamérica sin Hambre AMEXCID-FAO

Escuelas de campo mejoran la seguridad alimentaria y nutricional de 400 familias en El Salvador

01/01/2020

Más de 400 familias del oriente de El Salvador han transformado su forma de producir y alimentarse, gracias al aprendizaje adquirido en las Escuelas de Campo para Agricultores (ECA), un concepto formativo, vivencial e interactivo que se desarrolla con un grupo de familias de una localidad, quienes con la ayuda de técnicos extensionistas analizan e investigan de manera práctica en sus cultivos.

Hombres, mujeres y adolescentes han sido incluidos en estas escuelas de aprendizaje que están permitiendo un cambio de paradigma en la producción de cultivos e incidiendo en mejoras de alimentación de familias vulnerables.

Bajo la metodología aprender-haciendo-, los conocimientos se desarrollan de acuerdo a las necesidades y problemas identificados por los productores y productoras, descartando los contenidos de capacitación tradicional. En este proceso, las familias son motivadas y estimuladas a descubrir conceptos, principios de la ecología agrícola y a desarrollar destrezas para el manejo de los rubros en que se establece la ECA.

Como resultado, los productores están aprendiendo a desarrollar nuevos cultivos y a aplicar Buenas Prácticas Agrícolas totalmente novedosas en sus lugares de origen.

El programa Mesoamérica sin Hambre les ha dado a cientos de familias la posibilidad de incursionar en las ECAS, gracias al apoyo financiero de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) y el acompañamiento técnico de la FAO, en coordinación con los gobiernos locales y el Ministerio de Agricultura y Ganadería, a través del Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (CENTA).

Una muestra del avance en las comunidades tras la implementación de las ECAS se encuentra en el cantón El Jalacatal, en el municipio de San Miguel, donde un grupo conformado por dieciocho mujeres se ha organizado para establecer su Escuela de Campo. “Siempre me he dedicado a vender productos de belleza por catálogos, pero cuando me involucré en este proyecto, dedico medio tiempo a los huertos y lo demás del tiempo a mi negocio”, consideró Sandra Amaya, líder de la comunidad.

Los huertos ayudan a su economía familiar. Entre los cultivos que han sembrado están: ejote, chile verde, tomates, pepinos, cilantro y frijol de seda. Una parte les sirve para el consumo de cada una de las dieciocho familias y el excedente lo venden entre la comunidad y en las ferias de productores que organiza el gobierno local de San Miguel. “Este trabajo es algo tan bonito porque aquí es donde consta la producción para nuestros alimentos”, explicó Cindy Reyna participante de la misma ECA.

En el cantón Obra de Dios, en San Miguel, hay otro ejemplo del compromiso y el aprendizaje que las familias están adquiriendo. “Nosotras en esta Escuela de Campo trabajamos un grupo de diecisiete personas, catorce mujeres y tres hombres, se puede decir que diecisiete familias estamos trabajando aquí unidos todos; venimos a cortar el chile, el tomate, el rábano, venimos a sacar para vender el pipián, el pepino, el tomate, el rábano, el chile, el ejote y también lo comemos nosotros las familias que estamos trabajando acá”, explicó Zoila Castro, líder de la iniciativa.

Adicionalmente, la comunidad Obra de Dios también cuenta con la reproducción de aves. “Tenemos alimento para nuestras familias, tenemos la granja comunitaria de gallinas, ya estamos sacando huevos, una parte la vendo y otra la comemos. Nos ahorramos mucho. Yo veo la diferencia en nuestra salud”, expresó Zoila Castro.

En el caso de don Marcelino Romero, la Escuela de Campo le ha significado un cambio drástico en su forma de producir. A sus sesenta años, ha pasado de cosechar frijoles y maíz a sembrar nuevos alimentos que consumen en su familia: “Yo trabajaba en el café, de ahí se terminó la cosecha y ya me dediqué a la milpa y a frijoles año con año. Este año ya cambió la suerte. Ya empezamos a trabajar diferente con el tomate el pepino el chile, el ejote y el repollo”, expresó.

El productor ha dispuesto espacio en su parcela para desarrollar la ECA en la que participan 20 familias del cantón Planes de San Sebastián, en el municipio de Nueva Guadalupe, San Miguel, acción que ha generado lazos de solidaridad y ha unificado a la comunidad, a partir de un objetivo común: erradicar el hambre en su cantón.

Para lograrlo, don Marcelino y las familias han establecido además un reservorio para captar agua lluvia a fin de paliar los efectos de la sequía, cada vez más frecuentes y prolongadas en esa zona del Corredor Seco; acequias para que el agua filtre mejor los suelos y se pueda producir mejor; barreras vivas para reducir la incidencia de plagas; preparación de abonos orgánicos, entre otras prácticas.

El aprendizaje adquirido por parte de las familias les está permitiendo ser más resilientes, dándoles la oportunidad de adaptarse al cambio climático, de mejorar sus medios de vida para producir y acceder a una mejor alimentación. Las familias aprendieron a hacer las cosas de manera diferente para obtener resultados distintos que impactarán la vida de sus comunidades.