Plantar las semillas de la recuperación en Filipinas tras el paso del tifón Hayan

La respuesta de emergencia de la FAO frente al tifón Haiyan garantizó que los productores de arroz afectados pudieran plantar a tiempo para la temporada de siembra de diciembre/enero, evitando así una crisis alimentaria de consecuencias potencialmente devastadoras.

Datos clave

Más de 6 200 personas murieron y 14,1 millones fueron desplazadas cuando el tifón Haiyan (conocido localmente como Yolanda) golpeó la región central de Filipinas el 8 de noviembre de 2013. El tifón de categoría 5 fue uno de los más fuertes que jamás había tocado tierra y la devastación fue enorme, con fuertes vientos y marejadas que destrozaron vidas y medios de subsistencia. Los daños en el sector de la agricultura y la pesca fueron cuantiosos, según el Departamento de Agricultura de Filipinas generaron la pérdida de 1,1 millones de toneladas de cultivos y afectaron a 600 000 hectáreas de tierras agrícolas. El coste total para la agricultura se estima en 724 millones de dólares EE.UU. La FAO garantizó que los productores de arroz afectados pudieran plantar a tiempo para la temporada de siembra de arroz de diciembre/enero, proporcionando el 75 por ciento de la ayuda en semillas de arroz solicitada por el Gobierno. Una vez cosechados en marzo/abril de 2014, los paquetes para producir arroz proporcionados a 44 000 familias afectadas rendirán lo suficiente para alimentar a más de 800 000 personas durante más de un año. La respuesta de emergencia de la FAO tuvo un coste de alrededor de 5 millones de dólares y se espera que produzca cerca de 84 millones en arroz, obteniendo el máximo provecho del dinero de los donantes.

La carrera por el arroz
Al golpear entre dos temporadas de siembra, el tifón dañó severamente los cultivos listos para la recolección, los recolectados y los recién plantados. Actuar a tiempo era esencial y la FAO convirtió el apoyo a los agricultores afectados en una prioridad, respondiendo a una petición directa de ayuda del Gobierno de Filipinas.

Los agricultores tenían que limpiar y volver a sembrar sus campos a tiempo para la temporada de siembra de diciembre/enero, para asegurarse la primera cosecha de 2014. Perderla habría significado que no habría habido cosecha durante casi un año completo, con consecuencias devastadoras para la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia.

En los días posteriores al paso del tifón, se declaró la respuesta de emergencia del sistema de Naciones Unidas de nivel 3 (la primera de la FAO) y la FAO desplegó de inmediato un equipo multidisciplinario de especialistas para apoyar al Gobierno filipino en sus esfuerzos de recuperación.

Atender las necesidades
La FAO cubrió las necesidades de semillas de arroz que pedía el Gobierno aportando el 75% del total. La FAO distribuyó semillas de arroz de calidad certificadas a cerca de 44 000 familias de agricultores. Una vez cosechadas en marzo/abril de 2014, se espera que produzcan lo suficiente para alimentar a más de 800 000 personas durante más de un año.

El coste de esta respuesta de emergencia es de unos 5 millones de USD y se espera que produzca 84 millones de dólares en arroz en marzo/abril de 2014, obteniendo el máximo provecho del dinero de los donantes. Cada bolsa de 40 kg de semillas de arroz distribuido por familia rendirá lo suficiente para alimentar a una familia de cinco personas durante todo un año y les permitirá obtener ingresos vitales de los excedentes.

La FAO complementó su distribución de semillas de arroz y la realizada por el Departamento de Agricultura y otros socios repartiendo más de 80 000 sacos de fertilizantes, además de aperos agrícolas para garantizar que los agricultores contasen con un paquete completo de elementos productivos.

Recuperación integral de medios de vida
Los productores de arroz no fueron los únicos cuyos medios de vida rurales resultaron gravemente afectados por el tifón. Se calcula que unas 30 000 embarcaciones de pesca fueron dañadas o destruidas, con daños que abarcan toda la cadena de valor de la pesca, desde la captura hasta el mercado. Los efectos psicológicos fueron también importantes, con elevadas tasas de mortalidad entre las comunidades costeras.

Los productores de coco sufrieron igualmente daños devastadores, con 33 millones de árboles perdidos o dañados en una sola región, y más de un millón de agricultores afectados. Estos campesinos figuran entre los que cuentan menos recursos y tierras en Filipinas, y cerca del 60 por ciento vive en la pobreza. Alrededor del 50 por ciento de los cocoteros resultaron dañados sin posibilidad de recuperación y están en proceso de ser replantados. Sin embargo, necesitarán entre seis y ocho años para alcanzar la madurez completa y volver a la plena producción.

La FAO proporciona medios de vida alternativos para los productores de coco afectados, apoyando las actividades de cría de ganado, ayudando a la recuperación de las tierras altas agroforestales y asegurándose de que las comunidades pesqueras se recuperan completamente.

La FAO se compromete a apoyar a los pescadores y agricultores afectados por el tifón en Filipinas a largo plazo y está llevando a cabo un programa de apoyo a gran escala como parte del Plan de Respuesta Estratégica de la ONU. Aumentar la resiliencia, garantizar una recuperación completa y reconstruir para mejor, representan el núcleo del programa de ayuda de la FAO en Filipinas. En total, la Organización tiene como objetivo apoyar a 138 000 de las familias más afectadas.

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