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"El FIDA está en condiciones de hacer frente a los retos y oportunidades que han de impulsar la próxima ola de innovaciones en apoyo de una transformación del medio rural de América Latina y el Caribe"

Entrevistamos a Joaquin Lozano, Director de la División de América Latina y el Caribe del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). Con anterioridad a este cargo fue el Representante y Gerente de Programas del FIDA para América Central, y tuvo su base en Guatemala durante 3 años. Ha ocupado también posiciones en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y en el gobierno de México. Es Licenciado en Economía por el ITESM-México y PhD en Economía Política por la London School of Economics.

:28/04/2016

 

1. ¿Cuáles son, en su opinión, los principales desafíos y retos a los que se enfrenta el sector agropecuario en América Latina y el Caribe (ALC)?

El primero es mitigar y adaptarse a los devastadores efectos del cambio climático y lograr una agricultura sostenible que garantice la soberanía alimentaria de los países y que no dañe al medio ambiente y, donde es posible, contribuya a recuperarlo. El segundo e indispensable, garantizar que los pequeños agricultores tienen un espacio en el mercado y mayor acceso a los servicios públicos y recursos productivos; y cuentan con organizaciones fortalecidas que incorporen innovaciones para aumentar los niveles de producción, productividad y competitividad.

En tercer lugar, es ya inaplazable impulsar la transformación rural inclusiva y sostenible, que contribuya a reducir la pobreza rural y desigualdad social a través de un enfoque de desarrollo territorial, que promueva entornos propicios que impulsen la diversificación de los medios de vida rurales de forma sostenible. Hay que fortalecer la capacidad gubernamental e institucional y propiciar la participación, para implementar políticas inclusivas en las zonas rurales, focalizadas en las personas (género, indígenas, jóvenes, personas mayores y discapacitados) y en el empleo rural decente, que generen valor añadido al territorio y favorezcan el desarrollo sistémico del mismo.

2. ¿Nos podría citar algún ejemplo de trabajo del FIDA a nivel de atender demandas emanadas del territorio?

Sí. Yo creo que un muy buen ejemplo es el hecho de que, durante 20 años, el FIDA ha apoyado al Gobierno de Perú a ampliar la escala de las inversiones en desarrollo agrícola y rural en zonas pobres de los Andes. El impulso original se basó en la idea —novedosa en aquél momento— de que el desarrollo rural debe dirigirlo la población local.

El programa, que se inició en 1993, alentaba a los habitantes de las zonas rurales a que se organizaran y propusieran proyectos de inversión en beneficio de sus comunidades. La gente sugería ideas de pequeñas empresas vinculadas a la agricultura y el turismo y las comunidades establecían comités de selección de proyectos que evaluaban las propuestas. Los sucesivos proyectos financiados por el FIDA proporcionaban asistencia técnica y las comunidades compartían los costos de poner en marcha las iniciativas económicas aprobadas.

El objetivo del FIDA era generar impacto a gran escala, y lo ha logrado. Un ejemplo es el Proyecto de Fortalecimiento de los Mercados, Diversificación de los Ingresos y Mejoramiento de las Condiciones de Vida en la Sierra Sur (Sierra Sur). Más de 42 000 familias desarrollaron planes de negocios y planes de gestión de los recursos naturales, y sus ingresos aumentaron de un 8 % a un 37 %. Alrededor de 10 000 mujeres abrieron cuentas de ahorro y la mitad financiaron o mejoraron negocios de nueva creación.

3. En los últimos años América Latina y el Caribe ha sufrido una transformación social: movimientos poblacionales, especialmente jóvenes, que abandonan su entorno rural por el urbano. ¿Cómo se puede activar y apoyar la economía del sector rural y ayudar a transferir conocimientos que permitan afrontar esa transformación socio-económica?

En el FIDA tenemos claro que el futuro de la agricultura está en manos de los jóvenes. Es crucial invertir en la juventud para hacer compatibles  sus necesidades en materia de progreso económico y social con el mandato de incrementar la producción de alimentos.

Tenemos que garantizar que la población rural joven tenga un futuro en el campo. Las consecuencias de no hacerlo han sido y son desastrosas para América Latina: violencia política, crimen, migración desordenada que es fuente de enormes problemas sociales y, de nuevo, una falta de garantía de la soberanía alimentaria de los países, que es como decir una falta de garantía de futuro para un país.

La base para lograr esta cuadratura del círculo –que creo firmemente que es posible- es conseguir que los pequeños agricultores tengan en el mercado el sitio que se merecen. Para ello hay que potenciar mucho sus organizaciones y convencer a los países para que adopten políticas públicas que les apoyen, que les hagan la vida más fácil. Es algo que, vuelvo a decir, no sólo va en beneficio de los pequeños agricultores, sino de los países en su conjunto.

4. Las organizaciones que colaboran en el desarrollo agrícola en la región son muy diferentes entre sí. ¿Cuáles son sus principales socios del FIDA? ¿Qué tipo de cooperación tiene con ellos?

Nosotros tenemos dos principales líneas de actuación. Una son los préstamos a los gobiernos. Eso representa la mayor parte de nuestra cartera. En ese sentido, nuestros principales socios son los gobiernos. En la mayor parte de los casos, los ministerios de agricultura y ganadería, aunque también trabajamos con ministerios de acción social, de planificación, de economía o de medio ambiente. Aunque como hemos mencionado anteriormente, los financiamientos no son aislados, sino que se acompañan de herramientas  mecanismos de conocimiento.

La otra línea es la de las donaciones estratégicas, tanto a nivel país, pero importante destacar sobre todo las de carácter regional o global. Ahí la naturaleza de los socios es más diversa. Hay think tanks como RIMISP o PROCASUR, otras agencias de Naciones Unidas como la FAO u ONU-Mujeres, universidades como UNIANDES, organizaciones del sector privado como AGEXPORT en Centroamérica, empresas públicas como EMBRAPA en Brasil. Una iniciativa emblemática es FIDA-MERCOSUR. Desde el comienzo de su andadura en el 2000, este programa regional promueve el diálogo entre las organizaciones de agricultores familiares y los funcionarios públicos de los países del MERCOSUR. Su trabajo ha dado pie a la creación de la Reunión Especializada sobre Agricultura Familiar, la REAF, y el Fondo de Agricultura Familiar.

Las donaciones, aunque pequeñas en sus montos, nos sirven para ser más audaces y para experimentar soluciones que luego proponemos a los gobiernos y que aplicamos a mayor escala en nuestros proyectos.

5. Teniendo en cuenta la historia y la actualidad de América Latina y el Caribe, reflexionemos un momento sobre su futuro: ¿cuál es el futuro del sector rural en la región? ¿qué camino queda aún por recorrer y cuál es la ayuda/apoyo que, en este sentido, puede prestar el FIDA a los países y comunidades de la región?

La actuación del FIDA en América Latina y el Caribe evoluciona en respuesta a las dinámicas sociales y económicas de la región. Actuar en una región con una gran concentración demográfica en zonas urbanas y una creciente clase media requiere prestar apoyos en ámbitos estratégicos como el desarrollo territorial, la eficiencia institucional, el acceso a los mercados y el desarrollo sostenible.

Este nuevo enfoque también requiere un compromiso más profundo y más amplio con los países miembros sobre cuestiones normativas y relativas a la generación de conocimiento para transformar las zonas rurales de la región. En muchos casos, nuestras estrategias han sido asumidas por los gobiernos nacionales. Pero nuestra área de actuación se está ampliando para incorporar las instituciones regionales y locales, así como el sector privado, a los esfuerzos en favor del desarrollo rural, con enfoque territorial. Por ello, prestamos cada vez más atención al desarrollo de nuevas modalidades de financiación y cofinanciación que atiendan mejor las necesidades de nuestros prestatarios.

Gracias a nuestra prolongada presencia en la región, el conocimiento de los temas pertinentes y la diversificación de las modalidades de financiación, el FIDA está en condiciones de hacer frente a los retos y oportunidades que han de impulsar la próxima ola de innovaciones en apoyo de una transformación del medio rural de América Latina y el Caribe

Lo que puedo decir es que trabajamos por ese campo latinoamericano capaz de resistir los embates del cambio climático y de otros desastres naturales. Un campo en el que el pequeño agricultor, o agricultor familiar puede ganarse la vida sin necesidad de penar constantemente porque tiene acceso a los mercados. Porque sus productos se venden en la feria local pero también en las grandes cadenas de supermercados e, incluso, en el extranjero. Un campo que acoge y no obliga a emigrar. Que no genera violencia sino paz. Se puede lograr si aunamos fuerzas. Las de los campesinos, las de las organizaciones internacionales, las de los gobiernos, las del sector privado. Se trata de remar juntos en dirección a una transformación rural inclusiva y sostenible.

Author: TCI

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