Plataforma de Territorios y Paisajes Inclusivos y Sostenibles

"Un modelo territorial más holístico, multisectorial y de acción colectiva, anclado en la realidad local, es el camino a seguir"

En nuestra sección de OPINIONES TERRITORIALES, hemos tenido el placer de conversar con una de las voces más autorizadas en políticas agrarias de América Latina, Rubén Echevarría, Director General del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) en Colombia, y Presidente del Consejo Internacional del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (RIMISP).

:07/02/2014

1.¿Cuáles son a su juicio los retos del extensionismo agrario en el siglo XXI y a la luz del nuevo debate sobre el enfoque territorial de la agricultura y de lo rural?

Creo, modestamente, que los retos son enormes tomando en cuenta los gigantescos cambios económicos, sociales, institucionales mundiales recientes. Es más, siendo siempre optimista, pensaría que si nos basáramos en resultados concretos alcanzados o proyectados del ‘extensionismo’, podríamos considerar que existe muchísima confusión global sobre el tema. Eso implicaría que uno de los primeros retos a abordar sería el de repensar en profundidad el concepto de ‘extensión’ e intentar definir un nuevo paradigma.  Quizás, mucho más actualizado y cercano a conceptos de innovación agraria en territorios específicos. Me explico, si definiéramos extensionismo agrario de una forma tradicional, reducida y lineal, como aquellas actividades que ‘extienden’ o ‘transfieren’ conocimientos generados en alguna otra parte entonces sí existen en la literatura y en la realidad agraria muy buenos ejemplos en donde resultados concretos de investigación agraria fueron bien extendidos y lograron un enorme impacto. Aquí podría citarse la revolución verde de los 60s. Pero luego de medio siglo de ese gran impacto (con todos los sub-ejemplos en cada región en desarrollo) han surgido muchísimos cuestionamientos a un modelo de ‘paquete’, lineal (influido más por la oferta de conocimiento), público (con connotaciones políticas importantes en muchos casos), estrecho (al no contemplar los efectos de políticas ni la gran heterogeneidad regional, nacional y local) y en donde no ha quedado muy claro la calidad del gasto frente a los resultados obtenidos. Dicho de otra forma, existen muy buenos ejemplos alternativos de adaptación y adopción tecnológica, de innovación y de resultados concretos en donde la demanda y la posibilidad de innovar (sin mayor inversión en investigación) así como el gran rol de la sociedad civil y del sector empresarial han logrado muy buenos impactos.

Como siempre en estos casos, es necesario analizar con mayor profundidad, evaluar cuantitativamente los resultados y no intentar deducir conceptos o recetas únicas, modelos globales muy generales que por serlo pierden su valor en lo local. Y como es en lo local donde todo lo concreto realmente sucede es allí donde importa definir los retos a los cuales se refiere la pregunta. Quizás el concepto de extensionismo se ha manipulado mucho en el pasado y ha tomado un mal nombre cuando se utilizan los ejemplos de grandes esquemas de extensión pública en algunos países latinoamericanos que fueron en general desmantelados en los últimos 20 años. Los grandes retos por delante serían entonces a mi juicio poder definir mejor que queremos ‘extender’, a quienes les ‘extenderíamos’ y quienes podrían ser los ‘extensionistas’. Mi primer trabajo profesional fue precisamente en un esquema público de extensión agraria a pequeños productores y si bien nuestra juventud y frescos conocimientos universitarios nos hacía pensar todo lo que se podría hacer con dichos conocimientos si solamente fueran adoptados; y por lo tanto dedicamos mucho tiempo a intentar divulgar dichos conocimientos sin quizás tomarnos el debido tiempo a entender mejor el contexto social, económico e institucional en que se aplicarían. O mejor aún, más tiempo a identificar los actores claves en un territorio, las cadenas de valor agrario y no-agrario, las necesidades sociales más allá de la producción, etc.  

Gran parte de dichas actividades tradicionales del extensionista agrario han sido hoy sustituidas por grupos de vecinos que comparten un ‘extensionista’ profesional privado, por las empresas comercializando insumos y productos y por una multitud de otros mecanismos alternativos al modelo anterior. Pero dichos esquemas, al menos en Latinoamérica han estado más enfocados y tenido éxito con un sector de medianos productores agrarios. Lo que genera una pregunta aún mayor, sería que algunos de los instrumentos de extensión agraria del pasado ¿fracasaron por no haberse enfocado en la población objetivo correcta? Es decir, dadas las todavía serias condiciones de pobreza y desigualdad rural-urbana, ¿se intentó reducirlas aplicando instrumentos productivos (extensión agraria en su sentido clásico) a una población que tuvo y tiene otras alternativas no agrícolas para reducir dicha pobreza y desigualdad?

2.¿Cómo ha ido evolucionando el perfil del extensionista agrario en Latinoamérica, y cómo valora las nuevas visiones de “inteligencia territorial” que abogan por abordar las políticas sectoriales bajo prismas holísticos, colaborativos y multidisciplinares?

¡Las nuevas visiones de inteligencia territorial han avanzado muchísimo en relación a los modelos anteriores! Y como consecuencia de ello, el perfil del extensionista agrario (si existiera dicho perfil) podría definirse hoy como amplio, atento a las demandas de la sociedad, pensando cómo actuar inter-sectorialmente y simulando ex – ante los posibles resultados de las acciones a tomar. Claro que en los últimos 50 años han pasado muchas cosas (!) y entre ellas la llamada revolución de la información y las comunicaciones han dramáticamente afectado los instrumentos al alcance tanto del profesional extensionista como del habitante rural. Pienso que lo que vemos hoy en día en cuanto a un modelo más holístico, multisectorial y de acción colectiva pero a su vez aplicado a la realidad local (es decir no solamente debatir conceptos académicos) es el camino a seguir. Deberíamos pensar menos en ‘el’ perfil e intentar conocer mejor las realidades –muy heterogéneas- y necesidades de desarrollo en cuanto a una agricultura familiar viable, empleo rural no-agrícola, y especialidades que permitan tener una visión intersectorial de una realidad local determinada.

3.Desde un organismo con la importancia y el prestigio del CIAT, ¿podría compartir con nosotros cuáles creen que deben ser los principios que deben guiar a las políticas territoriales en el ámbito agrario, para mejorar los nexos de unión entre extensión, innovación tecnológica e investigación?

El Centro se ha caracterizado por realizar investigación agrícola pública aplicada a las condiciones de los trópicos y sub-trópicos del mundo en vías de desarrollo, por lo tanto enfocándose a temas de seguridad alimentaria. La implementación concreta de su misión ha ido evolucionando a lo largo del tiempo y tal es así que hoy tenemos un enfoque sistémico que abarca diversas áreas de las ciencias agrícolas (fitomejoramiento de cultivos, agronomía y suelos, cambio climático, cadenas de valor, políticas agrícolas y otros). Trabajamos –gracias al apoyo de donantes y con diversos socios- desde los comienzos (1967) en Latinoamérica pero cada vez más en África y en Asia en los últimos 30 años. Si bien lo agrícola es una parte todavía clave en el ámbito de la economía rural las actividades del Centro se han enfocado en lo agrario y no tanto en lo rural en cuanto a políticas territoriales. No hemos por lo tanto profundizado en el tema de desarrollo rural territorial salvo algunas experiencias puntuales (iniciativa de investigación participativa y de género, instituto de desarrollo rural, etc.). Para mejorar los nexos mencionados en la pregunta trabajamos muy conectados con los sistemas nacionales de innovación agraria (incluyendo organismos públicos, privados y de la sociedad civil) intentando no substituirlos sino complementar sus acciones y responder a sus demandas, siempre tomando en cuenta el carácter internacional de nuestro trabajo. Recientemente hemos intentado promover mucho más aspectos de innovación (gran parte de la ciencia ‘descubre’ pero no ‘innova’) entendiendo por ello la creación de valor a través del cambio en procesos o productos específicos. Un ejemplo sería un nuevo parque de incubación de empresas innovadoras recientemente establecido en la sede del Centro en Cali, Colombia.

4.¿Qué experiencias exitosas podría mencionar de innovación agraria con enfoque territorial?

Si bien el Centro no se ha enfocado específicamente en lo territorial sí ha habido varias innovaciones exitosas con dicho enfoque, producto de nuestras alianzas con diversas organizaciones. Por ejemplo, uno de los grandes desafíos territoriales en Colombia ha sido el desarrollo de la Orinoquía en donde fue necesario no solo contribuir con nuestros resultados de investigación agrícola (nuevas variedades, prácticas agronómicas, vinculación a mercados, etc.) sino repensar antes el contexto inter-sectorial del desafío del desarrollo territorial en esa región e incluir aspectos de infraestructura, salud, educación y otros. Para lograrlo hemos basado nuestro trabajo en resultados de los esfuerzos de otras organizaciones que específicamente han trabajado el concepto y la práctica del desarrollo territorial. Mencionaría al Centro Latinoamericano de Desarrollo Rural (Rimisp, www.rimisp.org) como quizás el mejor ejemplo de un grupo pujante de análisis y acción regional sobre el tema.

5.¿En qué medida iniciativas que favorezcan la gestión de conocimiento sobre nuevos enfoques territoriales y sistematización de experiencias exitosas, como esta nueva Ventana de territorios inteligentes que ha puesto en marcha la FAO y el Banco Mundial, pueden respaldar la actuación de los gestores públicos en la región?

Son muy bienvenidas ya que atacan precisamente el cuello de botella básico del desafío, que es el de mejorar nuestros conocimientos de experiencias exitosas y también de las que no han funcionado en el tema y ojalá la Ventana pueda también identificar los trabajos más importantes sobre el tema. Con la excepción de RIMISP mencionado anteriormente no creo que existan dicha sistematización de experiencias a nivel regional en Latinoamérica por lo tanto la iniciativa mencionada impulsada por dos importantes agencias si podría complementar mejorando la información disponible por los gestores públicos a nivel nacional (y regional dentro de cada país). Además de proveer información, tanto la FAO como el Banco Mundial podrían dar un paso más, apoyar la implementación concreta de buenas prácticas en desarrollo territorial mediante los poderosos instrumentos que ambas agencias poseen, tanto a nivel de programas de corto plazo no-reembolsables como mediante préstamos (créditos) a proyectos de desarrollo multianuales, así como diálogos de política con gobiernos nacionales. 

Author: TCIC

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