Pueblos Indígenas

Mujeres indígenas de América del Sur participan en la Escuela de Derechos Humanos y Seguridad Alimentaria


05/09/2018 - 

Santiago de Chile - En el marco del Día Internacional de la Mujer Indígena y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO se reúne con treinta lideresas indígenas de Sudamérica para impulsar la Campaña Global para el Empoderamiento de las Mujeres Indígenas para elHambre Cero, tomando su lugar en “la silla violeta”.

“La silla violeta es un símbolo. Representa un lugar en la mesa. Está ahí para recodarnos que, sin el saber, la voz y la participación de las mujeres indígenas en los debates mundiales de seguridad alimentaria no podremos lograr Hambre Cero”, explicó Eve Crowley, Representante Regional Adjunta de la FAO para América Latina y el Caribe.

Para hacerlas visibles, se coloca una silla violeta en cada reunión para resaltar que participa una mujer indígena o –con demasiada frecuencia– denunciar su ausencia cuando la silla está vacía.

El lanzamiento regional de la campaña –que comenzó a nivel global en enero- tendrá lugar en la Oficina Regional de la FAO, en Santiago de Chile, con la participación de treinta mujeres indígenas de diez países de Sudamérica.

En América Latina se estima que viven al menos 26,5 millones de mujeres indígenas de más de 600 pueblos, y a nivel global hay más de 185 millones de mujeres indígenas.

Formando las líderes del futuro

Las mujeres indígenas que se sumarán a la campaña están en Santiago participando de la Escuela de Liderazgo de Mujeres Indígenas, un programa de desarrollo de capacidades que implementa el Foro Internacional de Mujeres Indígenas (IIWF-FIMI) y la FAO.

Durante la inauguración de la escuela, el Representante Regional de la FAO señaló que en los medios de comunicación y en las políticas públicas predomina una imagen de las mujeres indígenas que las reduce a su condición de triplemente excluidas por ser indígenas, mujeres y pobres.

“Esa imagen lleva directamente a políticas asistencialistas. Nosotros en FAO las consideramos triplemente poderosas porque son guardianes del patrimonio cultural de sus pueblos, agentes económicos en sus territorios y dirigentes políticas en la lucha por erradicar la discriminación” explicó Berdegué.

Una de las líderes que participa de la escuela es la joven Ava Guaraní, Tania Vera. Ella no sólo fundó el primer equipo de futbol femenino indígena de su comunidadluego de participar de una versión anterior de las escuelas de liderazgo, sino que hoy integra el Comité de Representantes Indígenas que participan en PROEZA, un programa de lucha contra el cambio climático del gobierno de Paraguay que recibió 90 millones de dólares del Fondo Verde del Clima.

Las escuelas buscan fortalecer el liderazgo y conocimientos de mujeres indígenas sobre derechos humanos, seguridad-soberanía alimentaria y nutricional. Una de sus funciones es otorgar formación a sus participantes para que puedan transmitir estos conocimientos a otras mujeres indígenas en la región.

Además, buscan promover alianzas y colaboraciones entre mujeres indígenas activistas y organizadas a nivel regional para la incidencia y participación en procesos de alto nivel internacionales.