Vías de la Sostenibilidad

La ecología de los pequeños agricultores

De los 2 500 millones de personas que se encuentran en los países pobres y cuya subsistencia depende directamente del sector alimentario y agrícola, 1 500 millones viven en hogares de pequeños agricultores. Los pequeños agricultores suministran hasta el 80 por ciento de los alimentos que se consumen en Asia y el África subsahariana. Las prácticas cotidianas de los pequeños agricultores contribuyen a la diversificación del paisaje, y su producción alimentaria y no alimentaria genera ingresos y medios de vida en las zonas rurales. Los pequeños agricultores manejan la tierra, el agua y los recursos de biodiversidad, y sus actividades afectan a los servicios ecosistémicos tales como el flujo y la purificación hídrica, la polinización, la regulación de plagas y enfermedades y los flujos de carbono y otras materias.

Desde los agricultores de subsistencia del Pacífico, que desarrollan sus actividades al margen de los mercados, hasta los 500 000 exportadores de productos orgánicos del África, que operan con éxito en el sector comercial, la viabilidad de los pequeños agricultores depende de la explotación de la naturaleza. En lugar de actuar contra esta última y de luchar para solventar los problemas uno tras otro después de que han ocurrido, los pequeños agricultores tienden a prevenir los problemas recurriendo a prácticas de tipo agroecológico, orgánico o regenerativo. Su agricultura descansa en la diversificación y en la asociación de plantas y animales, e incluye la agrosilvicultura y los sistemas integrados de producción agropecuaria y de peces y arroz. Las prácticas de los pequeños agricultores no están basadas en ajustes agronómicos o tecnológicos, sino en el fomento de procesos que acrecientan la producción de alimentos. Los pequeños agricultores actúan en el respeto de la interdependencia entre lo que está en vías de ser producido, del suelo del cual todos los seres extraen su nutrimiento y del acervo de la biodiversidad asociada. En su enfoque confluyen conocimientos que derivan de la esfera de lo social y de lo natural, puesto que el agroecosistema es visto por ellos como una unidad socioecológica, es decir como un organismo.

La agricultura tradicional, el pastoreo, la pesca artesanal y la silvicultura comunitaria han demostrado de modo empírico que encierren el potencial de alcanzar la sostenibilidad. Esto se debe a que las actividades en pequeña escala tienen una inherente capacidad de adaptación a los cambios de índole económica, medioambiental y social. Si se les brinda apoyo, o si al menos la continuidad de sus esfuerzos no es impedida, los pequeños agricultores conseguirán la doble meta de la seguridad alimentaria y de la conservación de los bienes mundiales que son el fundamento de nuestra existencia. Lo pequeño no siempre es bello pero puede sí ser gratificante gracias a la confianza que el individuo cifra en sus propios medios de subsistencia y en la conducta responsable de las generaciones. Es esta la vía por la que se encamina la ecología de los pequeños agricultores. Organizaciones de pequeños productores hicieron oir su voz activamente en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, celebrada en Río de Janeiro en junio de 2012. Sus opiniones y sus acciones se reflejan aquí.

 

LA AGROECOLOGÍA PARA Y POR LOS PEQUEÑOS PRODUCTORES

-   Es específica del lugar en que se realiza y su desempeño no obedece a las técnicas utilizadas por sí mismas, sino más bien a los procesos ecológicos en que se basa la sostenibilidad. Evita la dependencia de insumos externos y hace énfasis en el uso de la diversidad agrícola y en las sinergias beneficiosas;

-   es un enfoque culturalmente aceptable ya que se basa en conocimientos tradicionales y autóctonos para mejorar la agrobiodiversidad y los recursos naturales locales, a la vez que aumenta la disponibilidad de alimentos y mejora la nutrición;

-   es beneficiosa socialmente porque su difusión requiere la participación de los agricultores y el fortalecimiento de la comunidad;

-   es promotora de procesos de gobernanza ya que se funda en un mecanismo mejor y más elevado de participación y toma de decisiones, habilitación social, inclusión y medidas y enfoques localmente adecuados;

-   es ecológicamente positiva ya que no pretende modificar el curso de la energía y los nutrientes de los sistemas en uso, sino que intenta optimizar su desempeño a través de la adaptación;

-   es beneficiosa económicamente porque incrementa el valor real del insumo de capital, a la vez que constituye una sustancial fuente de ingresos y empleos para los agricultores y las familias, con lo que reduce la pobreza.