FAO en Paraguay

Nueva Política de Igualdad de Género de la FAO

Modesta Flor, en su huerta familiar.
09/04/2021

Una huerta familiar, un proyecto personal que le genera ingresos y con tecnología de ahorro de tiempo que le permite una mejor organización, Modesta Flor y su familia mejoraron su condición económica en un entorno más saludable. Ella lo cuenta así en un cerrado guaraní en medio de una actividad desarrollada en febrero de este año en la localidad Cleto Romero, departamento de Caaguazú, de donde es oriunda.

Modesta es una de las 30 mujeres de esa zona del país que participan del Programa Tenonderã, en el marco del Proyecto Demostrativo de Empoderamiento Económico de las Mujeres, coordinado por el Ministerio de Desarrollo Social (MDS), con la cooperación técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) en Paraguay.

Recibimos semillas y con eso comenzamos, cada una con su proyecto”, cuenta y luego agrega que mantienen la huerta gracias a las capacitaciones técnicas que recibió. “Y ahora con la tecnología de ahorro de tiempo será mejor”, afirmó en una entrevista poco después de recibir, como las demás mujeres, equipos y artefactos que ellas mismas identificaron como fundamentales para sus labores. “El programa me ayudó a ser independiente, a valorarme y a darme fuerzas para seguir adelante”, reflexiona Modesta más allá de todo lo técnico y material.

A lo largo del proceso de cooperación brindada por la FAO en el marco del proyecto, se llevaron adelante talleres sobre mapeo de oportunidades, salud sexual y reproductiva, fortalecimiento de huertas y seguridad alimentaria y nutricional, entre otros.

Los talleres, realizados bajo el enfoque de educación popular, permitieron desarrollar el plan de vida y perfil de negocios para que las mujeres participantes ingresen al Programa Tenonderã. A través del desarrollo de capacidades y el incremento de activos productivos y financieros, se promovió la inclusión socioeconómica.

“Políticas Públicas para Mujeres Rurales” en Paraguay

El apoyo técnico de la FAO en el proyecto de empoderamiento de mujeres rurales en Cleto Romero, forma parte de uno de los trabajos que se desarrollan desde hace varios años. Desde la oficina de la Organización en Paraguay, se lleva adelante una tarea coordinada a fin de velar por la transversalización de género en los proyectos en su proceso de construcción e implementación.

Para dar mayor fuerza a este trabajo, se ha propiciado la formación constante del equipo de la oficina sobre género y temas relacionados, y se supervisó que los planes de trabajo, así como los reportes, reflejen las acciones desarrolladas.  

Como aporte a nivel estratégico, se puede mencionar el acompañamiento de la FAO al Ministerio de la Mujer, para lograr, en el 2020, la aprobación del Decreto Nro. 3678 por el cual se reglamentó la Ley 5446/15 “Políticas Públicas para Mujeres Rurales”.

La reglamentación constituye un avance fundamental para el cumplimiento de los derechos específicos de las mujeres rurales, que –según reconoce el Gobierno- se encuentran con obstáculos en el ámbito de la economía, de la salud, de la educación y de la participación, que le impiden disfrutar plenamente de sus derechos.

El Ministerio de la Mujer destacó que tanto la Ley 5446/15 como el Decreto, establecen una serie de medidas de acción positivas encaminadas a remover los obstáculos estructurales que enfrentan las mujeres rurales. El ente gubernamental considera que ellas constituyen un eje fundamental de la economía rural, de la agricultura familiar y que enfrentan limitaciones a la hora del acceso a la tierra, a créditos, insumos, formación e información agrícola, entre otros.

El Estado Paraguayo reconoce el potencial de las mujeres rurales y enfatiza en que la inversión que se realiza en ellas aumenta significativamente el bienestar de las familias, reduce el hambre, la malnutrición, la pobreza de ellas, sus hijos y de todo el entorno comunitario. Por lo tanto, constituye una inversión con grandes réditos sociales para superar no solo las brechas de desigualdad de género, sino también las brechas sociales y económicas, en especial, la superación de la pobreza rural.

Política para igualdad de género de la FAO

Para la FAO, lograr la igualdad de género en la agricultura es fundamental para erradicar el hambre, la malnutrición y la pobreza. Los ejemplos de Modesta y de las mujeres participantes del proyecto rural, así como la asistencia técnica para la reglamentación de las “Políticas Públicas para Mujeres Rurales”, representan parte del esfuerzo que se realiza en Paraguay, en el marco de la cooperación.

La FAO cuenta con una nueva Política de Igualdad de Género, que es el instrumento en el que se establecen los esfuerzos de la organización para abordar las desigualdades que aún persisten en la agricultura y los sistemas alimentarios, y para potenciar la capacidad y empoderamiento de las mujeres y niñas rurales.

El compromiso de la FAO para trabajar por la igualdad de género surge del mandato intergubernamental de la Naciones Unidas para promover y proteger los derechos humanos fundamentales de las mujeres, reconocidos por la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y la Convención de 1979 sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés).

Para lograr esto, el trabajo de la FAO se guía por cuatro enunciados, que destacan las dimensiones clave que deben abordarse para promover la igualdad de género en la agricultura, el desarrollo rural y la gestión de los recursos naturales para lograr la seguridad alimentaria y nutrición para todos:

•         Mujeres y hombres tienen la misma voz y poder en la toma de decisiones en las instituciones y organizaciones rurales para determinar los marcos, políticas y programas.

•         Mujeres y hombres tienen los mismos derechos, acceso y control sobre los recursos naturales y productivos, para contribuir y beneficiarse de la agricultura sostenible y el desarrollo rural.

•         Las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos y acceso a los servicios, mercados y trabajo decente y control equitativo sobre los ingresos resultantes y beneficios.

•         Se reduce la carga laboral de las mujeres mejorando su acceso a tecnologías, prácticas e infraestructura y promoviendo una equidad en la distribución de responsabilidades, incluso a nivel del hogar.