FAO en Paraguay

Opinión - Revertir la pobreza rural: un gran desafío nacional

21/01/2019

En diciembre pasado se realizó el Primer Encuentro de Organizaciones Campesinas y el Gobierno Nacional para abordar las múltiples necesidades por las que atraviesan las poblaciones rurales del país.

Este acercamiento al diálogo - que incluyó a los líderes de comunidades indígenas-  es el primer paso en el fortalecimiento y la construcción participativa de propuestas de políticas públicas que mejorarán la vida de los sectores rurales más vulnerables.

Por ello es que la FAO celebra el compromiso político de enfrentar el gran desafío de disminuir las desigualdades en las zonas rurales. Un compromiso que busca visibilizar los problemas rurales y de los agricultores familiares e indígenas que muchas veces se encuentran ocultos en cifras macroeconómicas.

Paraguay cuenta con abundantes recursos naturales; una producción agropecuaria que, tecnológicamente, puede equipararse a países desarrollados, y sin limitaciones físicas para la producción.

El substancial crecimiento económico nacional, sobre la base de la producción agropecuaria y energética, debe llegar a toda la población y, particularmente, a la que está en situación de pobreza y pobreza extrema, y esto también repercutirá en la seguridad alimentaria.

Según el informe Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe 2018, entre el 2016 y 2017, la población paraguaya registró la preocupante cifra de 11,2% de prevalencia de la subalimentación (hambre).

Es decir, aproximadamente unas 800.000 personas en Paraguay no tienen los suficientes alimentos para tener una vida saludable y poder desarrollar sus tareas cognitivas y físicas en condiciones óptimas, dato preocupante teniendo en cuenta la condición de país exportador de alimentos.

Asimismo, la pobreza y la extrema pobreza afectan en mayor medida a las zonas rurales. Según la Encuesta Permanente de Hogares, en el 2017 vivían bajo la línea de pobreza, 1,8 millones de personas, de las cuales, 955 mil vivían en el medio rural.

Aún más preocupante que lo anterior es el alto número de habitantes que viven bajo la línea de la pobreza extrema, unas 300 mil personas, de las cuales 236 mil están en las zonas rurales y representan al 78% de los pobres extremos del país.

Las cifras deben promover nuestra reacción positiva para redoblar esfuerzos en el fortalecimiento de las políticas públicas enfocadas al sector rural más vulnerable.

La FAO se comprometió en apoyar al Gobierno paraguayo en la implementación de su agenda nacional de lucha contra la pobreza rural que convoca a un esfuerzo interinstitucional de varios sectores gubernamentales, privado y la sociedad civil.

La idea es revertir las cifras de la pobreza rural a través de políticas de tenencia de la tierra, transformación productiva, mejoramiento de la capacidad de gestión y aumento de la inversión estatal en bienes y servicios públicos en el medio rural, así como ampliación de las fuentes de ingresos para los hogares rurales.

Hay temas importes en los que se debe avanzar en Paraguay como la aprobación de una Ley de Restauración y Promoción de la Agricultura Familiar Campesina, y de la Ley Marco de Soberanía, Seguridad Alimentaria y Nutricional y Derecho a la Alimentación; y, la promoción de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales.

El progreso de las poblaciones rurales es crucial para alcanzar un desarrollo sostenible nacional, sin que nadie quede atrás.

*Por Jorge Meza Robayo, Representante de la FAO en Paraguay

Artículo publicado en ABC Color, el 17 de enero de 2019.