Con un comercio, inversiones e innovaciones tecnológicas que generan una enorme riqueza, la Región de Asia y el Pacífico presenta el mayor índice de crecimiento del mundo. Sin embargo, vastas zonas de la región sufren una pobreza muy arraigada y los efectos del cambio climático.
La desigualdad de ingresos y la degradación ambiental se han agravado. Casi 500 millones de personas padecen malnutrición. El brote de coronavirus de principios de 2020 ha impulsado a los países de esta región a realizar ajustes significativos en sus políticas.
Recopilación de datos para ayudar a construir capacidad.
La FAO está apoyando una amplia gama de reformulaciones de políticas a la luz de la COVID-19, incluyendo programas de recuperación de la seguridad alimentaria y la nutrición. La Organización sigue fomentando el diseño de estrategias regionales, la inversión en la nutrición y el desarrollo de la agricultura digital.
También promueve reformas de políticas sectoriales y ayuda a desarrollar capacidad para la recopilación de datos y el seguimiento de Objetivos de Desarrollo Sostenible. Desde marzo de 2020, la FAO empezó a implicarse con países piloto, incluidos Laos, Nepal y Papua Nueva Guinea, en la implementación de la Iniciativa Mano de la mano.
Transformar los sistemas alimentarios rurales y urbanos de la región en el contexto de la COVID-19. Ayudar a los países a recalibrar políticas alimentarias y agrícolas para dar respuesta al hambre y a la malnutrición, mitigando al mismo tiempo el impacto económico de la pandemia. Elaborar directrices basadas en datos comprobados para ayudar a los países a mejorar la coherencia de las políticas y crear sistemas alimentarios más resilientes y equitativos que puedan cubrir las necesidades de las personas más pobres y vulnerables.
Acelerar la transformación agrícola y el desarrollo rural sostenible bajo la Iniciativa Mano de la mano. Trabajar con partes interesadas nacionales y asociados institucionales públicos y privados para fortalecer la propiedad y las capacidades nacionales a fin de avanzar más rápido hacia la erradicación de la pobreza (ODS 1) y el hambre cero (ODS 2) y fomentar el desarrollo rural y el crecimiento económico. Posibilitar enfoques preventivos basados en datos comprobados para acelerar la inversión dirigida a abordar amenazas emergentes al funcionamiento del sistema alimentario a medida que la COVID-19 se propaga.
Fomentar la capacidad de los países de recopilar y analizar datos y mejorar los servicios de estadísticas agrícolas nacionales. Reforzar la asociación de la FAO con organizaciones como el Instituto Asiático de Tecnología y el Banco Asiático de Desarrollo para estimular la capacidad de los países con la recopilación y el análisis de datos. Ayudar a los países a usar datos de observación de la Tierra para elaborar estadísticas agrícolas. Seguir ampliando los cursos en línea para capacitar a funcionarios gubernamentales sobre maneras rentables de producir estadísticas agrícolas, como la recopilación de datos basada en GIS o mediante tabletas.
Fomentar la agricultura climáticamente inteligente para satisfacer de manera sostenible la demanda de alimentos de poblaciones en aumento. Apuntalar los esfuerzos de los países por adoptar la agricultura climáticamente inteligente y tecnologías y prácticas relacionadas para fomentar la resiliencia. Apoyar a los países para que compartan conocimientos y definan mecanismos de gestión de riesgos de crisis climáticas. Animar a los países a invertir en capital humano de manera que los pequeños agricultores también puedan beneficiarse de la revolución digital.
Promover la pesca sostenible y artisanal. Ayudar a los países a trazar un plan de acción nacional para prevenir y erradicar la pesca ilegal y no reglamentada. Colaborar con los países para seguir directrices voluntarias orientadas a asegurar la pesca artesanal sostenible en la región. Asegurarse de que la pesca, la agricultura y la seguridad alimentaria se integren en el marco de desarrollo nacional de manera que contribuyan a los ODS.