Derecho a la alimentación

La realización del derecho a la alimentación y la erradicación del trabajo infantil deben ir de la mano

News - 03.03.2021

3 de marzo de 2021, Roma- El sector donde más niños y niñas trabajan es la agricultura, donde unos 110 millones de ellos trabajan durante largas jornadas, siendo demasiado jóvenes, y en condiciones peligrosas. Trabajan para contribuir al sustento de sus familias, para que tengan alimentos y producción agrícola suficiente, al no estar garantizada por la mano de obra adulta. Esto tiene consecuencias de por vida en su educación, salud, desarrollo y oportunidades para salir de la pobreza.

Durante el lanzamiento del Año Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil 2021, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) llamó a intensificar los esfuerzos para abordar el trabajo infantil en la agricultura a través de un programa de trabajo específico dentro del Marco Estratégico de la FAO.

“Las políticas, los programas y las inversiones relacionadas con los sistemas agroalimentarios deben abordar las causas profundas del trabajo infantil, incluida la pobreza de los hogares”, subrayó el Director General de la FAO, QU Dongyu, durante el evento virtual.

Benjamin Davis, Director de la División de Transformación Rural Inclusiva y Equidad de Género de la FAO, explicó que mejorar los medios de vida, el empleo decente en el sector agrícola y los programas de protección social pueden ser parte de la solución. Mejores prácticas agrícolas mejores y más seguras también ayudan a reducir la dependencia de las familias del trabajo infantil y mantener a los niños en la escuela.

El trabajo infantil está asociado con la explotación y otras formas de maltrato, pero también con problemas de salud, mala alimentación y por la ingesta inadecuada de nutritientes. 

Si los niños están expuestos a pesticidas y otros químicos tóxicos mientras trabajan, es más probable que contraigan cáncer o enfermedades respiratorias. Cuando crezcan y se conviertan en padres o entren en el mercado laboral, es posible que tengan menos oportunidades de tener una buena vida.

El cuerpo de los niños es diferente al de los adultos. Necesitan beber mucho más, por lo que también transpiran más.  Los niños que realizan tareas peligrosas pueden no absorber adecuadamente los nutrientes, lo que puede tener consecuencias muy negativas en su crecimiento.

El trabajo infantil perpetúa un ciclo de pobreza para los niños, sus familias y comunidades. Pueden convertirse en jóvenes no calificados, incapaces de aprender y aplicar nuevas técnicas y prácticas de agricultura y producción de alimentos.

Situar los derechos del niño en el centro de los esfuerzos de los gobiernos

Los gobiernos son responsables de velar por que la agricultura no cause ningún daño a los niños y ofrecer una alternativa sostenible al trabajo infantil. Políticas multisectoriales e intersectoriales, que aborden de forman conjunta agricultura, trabajo, educación y protección social son claves.

La implementación de programas y leyes de alimentación escolar fomenta la escolarización, dietas saludables y nutritivas para los niños más vulnerables e impulsa las compras locales. 130 países cuentan con programas de alimentación escolar, beneficiando a 368 millones de niños en todo el mundo. En 2020, la Asamblea Nacional de Togo aprobó por unanimidad una ley de alimentación escolar que se basa en el derecho a la alimentación y la importancia de una alimentación saludable para todos los niños.

 

La enfermedad por coronavirus (COVID-19) ejerce a la vez más presión sobre las familias pobres y vulnerables.

COVID-19 ejerce mayor presión sobre las familias pobres y vulnerables. Debido al cierre de escuelas y las dificultades económicas, los niños dejan de estudiar y empiezan a trabajar en condiciones dañinas e inaceptables, especialmente en las zonas rurales. Desde el estallido de la pandemia, al menos 320 millones de niños no tienen acceso a los comedores escolares.

Expresando preocupación por los derechos humanos

El trabajo infantil es una cuestión de derechos humanos, tal y como se reconoce en la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8.7.

“Un enfoque basado en los derechos humanos es clave para eliminar el trabajo infantil”, dijo Juan Carlos García y Cebolla, líder del equipo de derecho a la alimentación de la FAO. Los progresos en la agenda nacional de derechos humanos facilitan que los niños se alimenten con dignidad, además de mejorar la reducción de la pobreza y el crecimiento inclusivo, agregó.

Las Directrices sobre el derecho a la alimentación, adoptadas en 2004 por el Consejo de la FAO, pueden ayudar a elaborar legislaciones nacionales para lograr los derechos humanos de los niños a la alimentación, la educación y la salud.

Si bien se han hecho grandes avances en los últimos 20 años en la protección, promoción y cumplimiento de los derechos del niño, queda mucho por hacer.

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