Los bosques y suelos forestales contribuyen de manera esencial a la producción agrícola y la seguridad alimentaria mundial

Los bosques y los suelos forestales desempeñan un papel complejo e interactivo en el medio ambiente

Durante millones de años, los suelos han sido la base para los árboles y los bosques. El suelo es un componente importante de los bosques y los ecosistemas forestales puesto que ayuda a regular importantes procesos ecosistémicos, como la absorción de nutrientes, la descomposición y la disponibilidad de agua. Los suelos proporcionan anclaje, agua y nutrientes a los árboles. A su vez, los árboles y otras plantas y tipos de vegetación son un factor importante en la creación de un nuevo suelo cuando las hojas y la vegetación se deterioran y descomponen.

Sin embargo, las relaciones entre los suelos y los bosques son mucho más complejas y de largo alcance. Los suelos y los bosques están intrínsecamente vinculados y tienen importantes repercusiones mutuas y sobre el medio ambiente en general. Las interacciones entre los bosques y los suelos forestales ayudan a mantener las condiciones ambientales necesarias para la producción agrícola. Estos efectos positivos son de largo alcance y contribuyen, en última instancia, a garantizar un sistema alimentario productivo, medios de vida rurales mejorados y un medio ambiente sano frente a los cambios.

Los bosques, los suelos forestales y sus interacciones cumplen funciones clave que contribuyen a la seguridad alimentaria y a un medio ambiente sano

1. Cambio climático: lo que hacen los bosques y los suelos forestales

Las emisiones de carbono son un importante factor que contribuye al cambio climático. Los bosques del mundo, entre sus muchas funciones, actúan como un importante depósito de carbono. Los bosques capturan 650 000 millones de toneladas de carbono, o casi un tercio del total de los ecosistemas terrestres. Los suelos forestales también guardan un volumen de carbono igual al de la biomasa forestal mundial, estos es, alrededor del 45 por ciento cada uno. Otro 10 por ciento se encuentra en la madera muerta y la hojarasca de los bosques. En total, los bosques almacenan tanto carbono como la atmósfera.

2. La gestión sostenible de los suelos requiere una gestión sostenible de los bosques, incluida la restauración

El planeta necesita una gestión sostenible de los bosques para luchar contra la erosión de los suelos y asegurar su conservación.

Las raíces de los árboles estabilizan las crestas de las montañas, las colinas y las pendientes de montañas  y proporcionan a los suelos el apoyo mecánico estructural necesario para impedir movimientos superficiales de tierra: los desprendimientos de tierra son muy inusuales en zonas con una elevada cubierta forestal.

Las prácticas de gestión de suelo adecuadas, incluyendo medidas para introducir o mantener la cubierta forestal e suelos con tendencia a la erosión o escorrentías, ayudará a controlar o reducir el riesgo de erosión de los suelos y los corrimientos de tierras. La restauración de los bosques en zonas áridas es clave para la protección de los suelos.

3. Los principales ecosistemas se benefician de los bosques y suelos: agua limpia y ordenación de cuencas hidrográficas

Al reducir la erosión de los suelos y el riesgo de desprendimientos de tierra y avalanchas, la gestión sostenible de los bosques contribuye considerablemente a los sistemas, proporcionando y manteniendo los suministros de agua limpia del planeta y garantizando un ciclo hídrico equilibrado.

Además, los bosques son un componente fundamental de la ordenación de las cuencas hidrográficas, un enfoque integrado de aprovechamiento de los recursos naturales de una zona geográfica atravesada por un curso de agua. La ordenación de cuencas hidrográficas es una forma muy racional de proteger y rehabilitar zonas propensas a la degradación y erosión de los suelos en las tierras altas. Las características de los bosques y los suelos figuran entre los parámetros clave evaluados en la planificación de la gestión de cuencas hidrográficas. Además, las medidas destinadas a restaurar y mejorar la fertilidad de los suelos, por ejemplo mediante la reforestación, aportan muchos beneficios y, por consiguiente, son parte integral de todo plan de ordenación de cuencas hidrográficas.

4. La conservación de suelos en zonas semiáridas y áridas comienza con los bosques y los árboles

Al ayudar a prevenir la erosión del suelo, los bosques tienen un papel clave como un protectores de los recursos del suelo, por ejemplo previniendo o reduciendo la salinización. Por consiguiente, en los bosques de zonas áridas el reto consiste en optimizar las ventajas y desventajas entre la producción de agua y la protección del suelo.

5. Los bosques pueden reducir la vulnerabilidad de los suelos montañosos a la degradación

Debido a las pendientes muy pronunciadas y los suelos finos, los ecosistemas de montaña son muy vulnerables a la erosión.  A menudo, estos suelos están degradados y normalmente no aportan suficientes nutrientes para el buen crecimiento de las plantas. La FAO estima que alrededor del 45 por ciento de las zonas de montaña del mundo no son idóneas, o lo son solo marginalmente, para la agricultura.. La degradación de los suelos y de la cubierta vegetal de las montañas pueden ocurrir gradual o rápidamente, pero en general tarda muchos años en repararse y, a veces, es irreversible.

Los problemas a los que se deben enfrentar los agricultores de las montañas son muchos, entre ellos períodos breves de vegetación, pendientes pronunciadas, suelos superficiales y los desprendimientos de tierra. Para sobrevivir, han tenido que desarrollar diversas formas de evitar o distribuir los riesgos, empleando sistemas agrícolas complejos y diversificados en tierras de cultivo, pastizales y bosques. Ellos saben que deben aprovechar diferentes tipos de suelo a diferentes altitudes y en diferentes períodos del año.

Para proteger nuestros suelos tenemos que proteger nuestros árboles y bosques

A menudo, en el pasado no se ha tenido en cuenta la importancia de estos efectos, y el desbroce de la vegetación arbórea ha tenido como resultado la pérdida de millones de hectáreas de tierra productiva. Además, dado que se siguen talando los bosques, exponiendo la tierra a la acción de viento, la erosión del suelo por las lluvias y la degradación de la tierra siguen mermando la base de recursos agrícolas. Para proteger nuestros suelos debemos proteger nuestros árboles y bosques. Estos dos recursos vitales cumplen una función fundamental para la seguridad alimentaria y la salud del medio ambiente. 

11/05/2015

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