Berlín, 22 mayo de 2002.--
"El hambre es una prueba concreta de la persistente y
difusa desigualdad de poder en el mundo", afirmó el
Director General de la FAO, Jacques Diouf, en un discurso
pronunciado el miércoles en Berlín. "Las personas más
desamparadas tienen una cuota desproporcionadamente pequeña de
la abundancia de productos de la tierra. Mientras algunos
disfrutan de comidas que cuestan cientos de dólares, otros se
sientan en cuclillas ante cuencos de arroz medios vacíos.
Incluso en las sociedades democráticas los gobiernos no siempre
responden adecuadamente a las necesidades de los sectores más
desamparados de la población", agregó Diouf
interviniendo en un seminario internacional sobre
"Políticas contra el hambre", organizado por
el gobierno alemán. Jefes de estado y de
gobierno de todo el mundo acudirán a la
"Cumbre Mundial sobre la
Alimentación: cinco años después",
que se celebra en Roma del 10 al 13 de junio, para analizar los
progresos conseguidos en la erradicación del hambre e individuar
las maneras de acelerar este proceso. Se discutirá también del
derecho a la alimentación. Se prevée que durante la Cumbre se
reitere la voluntad política de reducir a la mitad el número de
personas hambrientas en el mundo para el año 2015.
"La promoción del derecho a la alimentación,
junto con los mecanismos de asunción de responsabilidades,
contribuirá a equilibrar la desigualdad en los sistemas
sociales. De esta manera, el buen gobierno sería favorecido, así
como la integración y el aumento de la igualdad entre los
ciudadanos", dijo Diouf. Incorporar el derecho a la
alimentación a las estrategias nacionales e internacionales de
seguridad alimentaria será la garantía para una mayor atención a
la necesidad de acelerar la realización del objetivo de
conseguir alimentos para todos, subrayó Diouf.
La Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996
reafirmó el derecho de cada ser humano a acceder a alimentos
nutritivos y sanos, en virtud del derecho a la alimentación
adecuada y del derecho fundamental de toda persona a no pasar
hambre. "El objetivo de la Cumbre
Mundial sobre la Alimentación de 1996 de reducir a 400 millones
la cifra de 800 millones de personas hambrientas en el mundo,
para el 2015, puede alcanzarse todavía si los países en vía de
desarrollo y los que cooperan con ellos tienen la voluntad
política de conseguirlo", recordó Diouf. En la
actualidad, el número de personas hambrientas disminuye a un
ritmo de solo 6 millones cada año en lugar de los 22 millones
necesarios para alcanzar el objetivo de la Cumbre.
"Estoy convencido de que la razón de fondo de
la persistencia del hambre es la falta de voluntad política y en
consecuencia, los recursos para luchar contra el hambre no se
han movilizado al punto necesario", recalcó el Director
General de la FAO. "Durante mucho tiempo se ha seguido
una dirección equivocada. Muchos países en vía de desarrollo
dedican recursos insuficientes a la zonas rurales donde vive el
70 por ciento de seres humanos hambrientos". La
concesión de ayudas, facilitada por los países de la OCDE y
destinada a la agricultura en los países en vía de desarrollo,
ha descendido en términos reales de un 49 por ciento entre 1990
y 1999. "Erradicar el hambre en
medio de la abundancia tendría que ser un prioridad
mundial", dijo Diouf. "La FAO está firmemente
convencida de que la renovación de los compromisos políticos y
su transformación en acciones concretas son los próximos pasos
esenciales para conseguir que haya alimentos para todos y
afianzar el derecho de todo ser humano a no pasar
hambre". Conseguir plenamente el
derecho a la alimentación facilitaría también la realización de
otros derechos, recordó Diouf. "La subnutrición está
estrechamente ligada con la falta de servicios higiénicos, con
el analfabetismo, la ausencia de servicios educativos y de
acceso a los cuidados sanitarios. Asegurar una comida a un niño
que va a la escuela, preferiblemente de forma sostenible,
mediante la creación de jardines de infancia, mejora el promedio
de asistencia escolástica y de ahí el derecho a la educación.
Potencia también el nivel de nutrición de los niños, y por ello
el derecho a la alimentación".
Diouf recordó que las organizaciones no
gubernamentales han elaborado un borrador de Código de Conducta
sobre el Derecho a la Alimentación Adecuada y piden ahora a los
gobiernos que abran las negociaciones para un Código de Conducta
no Obligatorio. "Quiero agradecerles -dijo- su
significativa aportación a nuestra lucha común contra el
hambre". "Un Código de
Conducta daría a los pobres y desamparados el poder de exigir
responsabilidades a los gobiernos y a otros protagonistas de
estos temas. Al mismo tiempo, me doy cuenta de que en la
actualidad hay miembros de la FAO y de las Naciones Unidas que
cuestionan la utilidad de un instrumento de ese tipo",
añadió.
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