Conjunto de Herramientas para la Gestión Forestal Sostenible (GFS)

Manejo de vida silvestre

Este Módulo sobre Manejo de vida silvestre está destinado a profesionales, instancias normativas, responsables de la gestión forestal, estudiantes y demás partes interesadas que se dedican a la gestión de la fauna silvestre. Especifica la definición, el valor y la importancia de los recursos de vida silvestre y su gestión sostenible. Este módulo también aborda algunos problemas que están surgiendo actualmente en el punto de intersección entre el manejo de la vida silvestre y la seguridad alimentaria, los medios de vida y el bienestar, y ofrece una perspectiva forestal específica, cuando sea apropiado.

El manejo de vida silvestre contribuye a los ODS:

Vida silvestre se refiere a todos los organismos vivos, no domesticados, que habitan en ambientes naturales (Chandra, 2011). En el contexto del manejo de la fauna silvestre, el término “vida silvestre” en este módulo se concentra en los vertebrados terrestres en todos los biomas y áreas geográficas.

La vida silvestre tiene enorme importancia tanto para las personas como para el medio ambiente, ya que es un recurso natural fundamental y contribuye al mantenimiento de los servicios ecológicos forestales y la salud del ecosistema.

Desempeña una función muy importante al regular los procesos naturales en todos los niveles de la cadena alimentaria, incluidos la dispersión de semillas, el ciclo de nutrientes e incluso la estructura del paisaje; y brinda servicios de abastecimiento (como los que producen alimentos e ingresos) a una gran parte de las personas más pobres del mundo, incluidas tanto las comunidades que dependen de los bosques como las poblaciones urbanas. La vida silvestre también contribuye a las economías nacionales, a través del turismo y el comercio de productos derivados de la fauna silvestre.

La vida silvestre está sujeta a una extensa variedad de usos que, en general, están clasificados en dos categorías: 1) el uso extractivo (o consuntivo), que se refiere a la extracción de fauna silvestre de su hábitat y, a menudo, implica la reducción de las poblaciones eliminándolas (p.ej., la caza); y 2) el uso no extractivo (o no consuntivo), que implica una medida no invasiva sobre las poblaciones de fauna silvestre (p.ej., la fotografía y la observación de aves), además de otros usos no tradicionales como la extracción de un producto específico (p.ej., edredón, fibra de vicuña) (Lichtenstein, 2009). La fauna silvestre puede estar destinada a la subsistencia, comercio o recreación.

Manejo de vida silvestre

Manejo de vida silvestre

El manejo de vida silvestre se define como la aplicación del conocimiento científico y local en la administración de las poblaciones de animales silvestres (incluida la caza) y de sus hábitats, de tal forma que sea beneficiosa para el medio ambiente y la sociedad (IUFRO, 2017). Las poblaciones de fauna silvestre están sujetas a manejo por varias razones, como el control de la sobreabundancia, evitar el aprovechamiento excesivo, y el mantenimiento de las poblaciones a niveles compatibles con el rendimiento sostenible de productos como alimentos, trofeos y pieles, además de apoyar los procesos del ecosistema y la resiliencia.

Actualmente, una serie de presiones naturales y antropogénicas –como la continua degradación y pérdida de ecosistemas de bosques, pastizales y humedales, la conversión de hábitats forestales a campos agrícolas, la comercialización insostenible de fauna silvestre, los efectos del cambio climático, la propagación de zoopatógenos, entre otros– amenazan la vida silvestre, produciendo graves consecuencias para los procesos ecológicos vitales y para el sustento de las personas que de ella dependen.

En virtud de estas múltiples presiones, la gestión sostenible de la fauna y flora silvestres (SWM, por sus siglas en inglés), definida como “la gestión racional de las especies de fauna y flora silvestres para mantener sus poblaciones y hábitats a lo largo del tiempo, teniendo en cuenta las necesidades socioeconómicas de las poblaciones humanas”, se está convirtiendo en un enfoque cada vez más habitual (CPW, 2014). Este enfoque va más allá de la protección de determinadas especies o de satisfacer las demandas de caza, concentrándose en la vida silvestre como recurso natural renovable de forma integral, en beneficio de las generaciones presentes y las venideras. Para ello, es necesario que todos los usuarios de tierras, dentro de los hábitats de vida silvestre, estén conscientes y tomen en cuenta los efectos que sus actividades producen en los recursos de fauna silvestre y hábitats. Un uso más consciente de los bosques les beneficiaría.

El enfoque de SWM apoya en gran medida la gestión forestal sostenible (GFS) y la conservación de la biodiversidad al enfatizar los beneficios de la diversidad biológica forestal para los seres humanos, y alienta a las personas a salvaguardar y valorar la vida silvestre, manejándola de manera responsable.

La SWM requiere políticas apropiadas, aceptación social y buena gobernanza. La mejor manera de lograrlo es a través de la generación de beneficios en la localidad, como en el caso de pueblos indígenas, que pueden incluir la generación de ingresos (extracción comercial y turismo basados en la fauna silvestre), la subsistencia (consumo de carne de animales silvestres), la recreación y la afirmación cultural. (Morgera y Wingard, 2009).

Conexiones entre manejo de vida silvestre y de los bosques

Conexiones entre manejo de vida silvestre y de los bosques

El manejo de la vida silvestre y el de los bosques no solo es compatible, sino que están intrínsecamente interconectados. Los bosques son los ecosistemas biológicamente más diversos de la tierra y albergan la mayor parte de la biodiversidad terrestre del planeta (MEA, 2005).

Al implementar la GFS, es importante reconocer que la gestión forestal repercute directamente sobre el hábitat y las condiciones de vida de la fauna silvestre. La intensidad y el alcance de las actividades de la gestión forestal afectan la distribución de la vegetación, así como su abundancia y cobertura, lo que a veces conduce a una mayor fragmentación del paisaje forestal y la disminución de la calidad del hábitat. Esto puede alterar aún más la estructura de la comunidad, la abundancia de especies silvestres, su distribución espacial y su comportamiento. Por ejemplo, con la apertura del dosel y el traslado de gran parte de la producción primaria al sotobosque, la extracción maderera tiende a simplificar la estratificación vertical de las especies forestales, lo que a veces hace que los pájaros de la copa de los árboles busquen alimentos en niveles inferiores. Este cambio en la productividad puede beneficiar a los grandes pacedores terrestres, como los elefantes y okapis de los bosques africanos, o los tapires de los bosques neotropicales (Peres y Barlow, 2004). En los bosques templados, los métodos de corta a tala rasa pueden beneficiar a los corzos que prefieren los claros y los bordes de los bosques para alimentarse, y los matorrales para buscar refugio (Matthews, 1991).

De la misma forma, la abundancia de vida silvestre, la presencia de especies específicas y sus patrones de alimentación y comportamiento pueden afectar en gran medida la sanidad forestal. Por ejemplo, cuando los cérvidos (venados) sufren de estrés externo, a veces marcan sus territorios frotándose en los árboles o descortezándolos, lo que daña gravemente el bosque, reduce su productividad, ralentiza la regeneración forestal, todo esto con importantes implicaciones económicas. Los osos pueden pelar la corteza con las garras para alcanzar la madera recién formada en la parte inferior (Nolte y Dykzeul, 2000). Las diferentes especies en los ecosistemas templados y tropicales pueden producir diferentes efectos. El daño a los bosques causado por la vida silvestre lleva a reducir la productividad y la regeneración forestal y puede tener graves consecuencias económicas.

Por otro lado, la vida silvestre brinda una amplia gama de servicios ecológicos con múltiples beneficios para la sanidad y la productividad forestal. Algunas especies de fauna silvestre –gibón, elefante, rinoceronte, cálao y paloma imperial, entre otras– actúan como dispersores de semillas grandes. Por ejemplo, el elefante africano esparce más semillas, de más especies de árboles, y a mayores distancias que cualquier otro animal, lo que lo hace importante para la pluviselva africana. Otras, pueden fungir de control biológico de plagas. Los murciélagos, por ejemplo, pueden consumir hasta la mitad de su peso corporal en insectos, ayudando a controlar la población de insectos que son perjudiciales para el bosque, además de polinizar las flores y esparcir las semillas.

La vida silvestre debe ser reconocida como parte integral de la GFS, teniendo en cuenta la deforestación continua, la fragmentación de los bosques y el cambio climático. La distribución de la fauna silvestre, los niveles de población y su diversidad repercuten en la productividad, la sanidad y la regeneración de los bosques. Los valores y funciones socioeconómicos de la vida silvestre deben considerarse como parte de un conjunto regional de criterios e indicadores para la GFS, ya que los aspectos de la vida silvestre son fundamentales para gobernar, monitorear y evaluar el proceso de gestión forestal sostenible (FAO, 2017).

La vida silvestre y la seguridad alimentaria

La vida silvestre y la seguridad alimentaria

La vida silvestre tiene un papel fundamental en la seguridad alimentaria y, por lo tanto, en el bienestar nutricional de un individuo, especialmente en los países en desarrollo donde la hambruna y la desnutrición siguen siendo graves problemas. Sobre todo, la vida silvestre contribuye directamente a la seguridad alimentaria de los hogares rurales y urbanos a través del consumo de carne de caza. Esta carne se considera una parte sustancial de la dieta y una fuente importante de proteínas de origen animal, especialmente para las personas que viven cerca de bosques y zonas de barbecho.

La vida silvestre también puede influir positiva o negativamente en los sistemas de producción de alimentos. Algunas especies silvestres pueden tener una función importante en la dispersión de semillas, la polinización y como fertilizantes. Por ejemplo, se sabe que algunas especies de mamíferos, como los monos y los babuinos, propagan las semillas de los árboles frutales. Por otro lado, algunas especies de animales silvestres, debido a su papel como huéspedes intermedios de parásitos y patógenos de enfermedades, pueden transmitir enfermedades a los seres humanos y al ganado.

Además de su importancia como alimento, la vida silvestre tiene otras funciones esenciales, por ejemplo, proporciona oportunidades de empleo y de generación de ingresos. También juega un rol en el bienestar físico, espiritual y cultural de las personas y es una fuente de alimentos, lo cual es importante para la seguridad alimentaria. Por ejemplo, el comercio de carne de caza y de productos derivados de animales silvestres, así como las industrias basadas en la fauna silvestre (p.ej., el turismo y la recreación) contribuyen enormemente a la seguridad alimentaria nacional y del hogar al generar recursos financieros que se pueden usar directamente para comprar alimentos o desarrollar y mejorar los sistemas de producción alimentaria. Los productos derivados de la fauna silvestre (p.ej., pieles y cueros, conchas y cuernos) contribuyen a las economías locales, ya que a menudo se utilizan en la localidad para producir prendas de vestir o se envían y exportan para su transformación en productos de piel más sofisticados.

El marco normativo internacional

El marco normativo internacional

La gestión sostenible de la fauna y flora silvestres (SWM) es objeto de un enorme esfuerzo internacional. Debido a las importantes funciones que desempeña para la conservación de la biodiversidad, la seguridad alimentaria, los medios de vida, la salud y el bienestar humanos, se ha incluido la SWM en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La SWM es fundamental para lograr varios ODS, específicamente aquellos relacionados con la solución de las causas profundas de la pobreza y el hambre, tales como, ODS 1 – Fin de la pobreza y ODS 2 – Hambre cero; y, debido a su conexión con la gestión forestal y la diversidad biológica, el ODS 15 – Vida de ecosistemas terrestres.

Establecer alianzas con gobiernos, el sector privado y la sociedad civil para crear una visión compartida, regulaciones e incentivos es fundamental para elaborar y ejecutar intervenciones de manejo de vida silvestre a largo plazo. En este sentido, la implementación de la SWM es indispensable porque contribuye a alcanzar el ODS 17: Alianzas para lograr los objetivos.

En reconocimiento del papel fundamental que tiene el manejo de vida silvestre para lograr el desarrollo sostenible, la Conferencia de las Partes (COP) en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), en su Decisión XI/25 de 2012, solicitó el establecimiento de una asociación de colaboración en materia de manejo de la vida silvestre (CPW, por sus siglas en inglés) para abordar mejor los problemas relacionados con la fauna silvestre. La CPW fue establecida formalmente al margen de la 16.ª reunión de la COP en la CITES en Bangkok (Tailandia), en 2013.

Hoy por hoy, el CDB reconoce la importancia de la gestión sostenible de la fauna y flora silvestres, particularmente el sector sostenible de la carne de animales silvestres, a través de la Decisión 14/7, adoptada en la 14.ª reunión de la COP en Egipto, en 2018. Se puede encontrar más información sobre el trabajo del CDB sobre vida silvestre aquí.

La Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres (CITES) protege los recursos de vida silvestre al garantizar la legalidad, sostenibilidad y trazabilidad del comercio internacional de plantas y animales silvestres. La CITES reconoce el papel fundamental de las comunidades locales e indígenas que viven en la primera línea de la conservación y la gestión sostenible de la vida silvestre, y su necesidad de ingresos y medios de vida adecuados.

A medida que finaliza el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica 2011–2020, surge la necesidad de integrar aspectos de la vida silvestre en el marco global de biodiversidad del CDB posterior a 2020, a fin de abordar los problemas de la vida silvestre, tales como, la caza insostenible de animales, el uso y comercio ilícito de fauna y flora silvestres y lograr una mayor sensibilidad entre los países miembros sobre las múltiples dimensiones de la SWM.