Conjunto de Herramientas para la Gestión Forestal Sostenible (GFS)

Los recursos genéticos forestales

Este módulo se destina a los gestores de bosques y de las áreas de conservación, silvicultores, restauradores ecológicos y demás actores que participan en la gestión y la conservación de los recursos arbóreos, o que trabajan con materiales de propagación forestal. El módulo proporciona información sobre la gestión y la conservación de los recursos genéticos forestales, además de enlaces a otros materiales de utilidad.

Los recursos genéticos forestales contribuye a los ODS:

¿Qué son los recursos genéticos forestales?

Los recursos genéticos forestales (RGF) son el material hereditario que se encuentra dentro de y entre las especies de plantas leñosas y árboles (FAO, 2014a). Los RGF son la base de la capacidad de adaptación que ha permitido a los árboles, en términos de evolución, figurar entre los tipos de organismos más triunfadores del planeta. La práctica de la conservación genética no se basa en la conservación de todas las variantes genéticas (o “genotipos”), lo que sería imposible dado que los individuos de las especies que se reproducen sexualmente son genéticamente únicos. En cambio, su objetivo es conservar el potencial evolutivo de las especies, es decir, garantizar la persistencia y el funcionamiento de aquellos procesos que dan forma y que mantienen la diversidad genética. Los esfuerzos de conservación se pueden enfocar también en la conservación de algunos rasgos particulares (características) de las especies de plantas leñosas y árboles, por ejemplo, la resistencia ante plagas, enfermedades o sequías.

Con frecuencia, en la planificación e implementación de la gestión forestal no se presta suficiente atención a los recursos genéticos; sin embargo, su conservación es fundamental para la sostenibilidad. Es esencial, por tanto, que los gestores forestales comprendan hasta qué punto dejar de lado aspectos genéticos podría dificultar el logro de las metas de la gestión forestal.

¿Por qué son importantes los recursos genéticos forestales?

Los árboles –tanto dentro de una misma especie como entre ellas– son diferentes en cuanto a índices de crecimiento, forma del tronco, producción de semillas, tolerancia a plagas, sequías, calor, salinidad y toxicidad de metales pesados; además de muchas otras características. La capacidad de adaptación que tienen los árboles ante los cambios medioambientales depende del nivel de variabilidad genética presente en sus “rasgos adaptativos”, es decir, aquellas características que confieren tolerancia o resistencia a nuevos desafíos medioambientales.

La mayoría de los árboles tiene altos niveles de diversidad genética, lo que ofrece un potencial enorme (y en gran parte no explotado) para mejorar los productos arbóreos, entre otros, alimentos, fibras, madera maciza y forraje, además de aumentar el suministro de servicios ambientales (p.ej., regulación del suministro hídrico y secuestro de carbono). Los programas de selección y de mejora de árboles tratan de sacar ventajas de la variabilidad genética a fin de mejorar los rasgos más valiosos. Estos programas tienen potencial de lograr las mismas mejoras espectaculares en la producción forestal que se han logrado en el cultivo de alimentos.  Sin embargo, el tiempo necesario para estas mejoras es mayor para los árboles que para la mayoría de cultivos agrícolas, debido al inicio tardío de la reproducción sexual en los árboles y a su longevidad. Es fundamental, entonces, evaluar, conservar, ensayar y utilizar la diversidad genética para garantizar la producción futura de bienes y de servicios ambientales suministrados por los árboles.

Diversidad genética de los árboles forestales

Diversidad genética de los árboles forestales

En todas las especies, la diversidad genética se origina como mutaciones en el código genético, (ácido desoxirribonucleico – ADN). Mientras la mayoría de estos cambios son nocivos y se eliminan rápidamente a través de la selección natural, los cambios benéficos pueden conferir ventajas selectivas a los individuos portadores de los genes mutados. De tal forma, los portadores de genes benéficos tienen mayores niveles de “forma física” (es decir, son capaces de producir una mayor cantidad de descendientes sobrevivientes) y se adaptan mejor a sus condiciones medioambientales, si se les compara con los individuos que no portan esos genes.

El flujo de genes –a través del polen y el movimiento de semillas, dentro y entre las poblaciones de árboles– mantiene la diversidad genética. En general, las poblaciones numerosas mantienen una mayor diversidad genética que las pequeñas, mientras el tamaño reducido y el aislamiento de éstas restringen la diversidad genética. La distancia de otras poblaciones de la misma especie, o las barreras físicas que impiden el movimiento de los polinizadores o la dispersión de las semillas en el paisaje, pueden producir este aislamiento.

La adaptación a las condiciones –mientras éstas varían a lo largo de gradientes ambientales– mantiene la diversidad genética entre poblaciones de árboles distintas y superpuestas. Es importante, en ese sentido, comprender los modelos de variabilidad en los rasgos adaptativos para escoger las fuentes de semillas disponibles para la plantación.

La mayoría de las especies arbóreas es producto de la polinización cruzada, es decir: 

  • las flores de un árbol generalmente son polinizadas por otro árbol;
  • responden ineficazmente a la endogamia (es decir, a reproducirse entre parientes cercanos);
  • tienen una alta diversidad genética en relación con muchas otras especies.

En su estado natural, por tanto, la mayoría de las especies arbóreas tiene un potencial enorme tanto para la adaptación a los cambios ambientales como para el mejoramiento genético en sus rasgos productivos, aumentando por tanto su utilidad para la gente.