Conjunto de Herramientas para la Gestión Forestal Sostenible (GFS)

Ordenación territorial

El módulo sobre Ordenación territorial ha sido preparado para las personas que se dedican a la evaluación y planificación de las tierras forestales y las posibilidades económicas, sociales y ambientales de sus varios usos. El módulo incluye información básica y más detallada sobre la importancia de la ordenación territorial en el sector forestal y brinda orientación sobre las principales actividades que se pueden llevar a cabo en el marco de la ordenación territorial. Además, proporciona enlaces a herramientas y casos de estudios para promover la ordenación territorial eficaz.

Ordenación territorial contribuye a los ODS:

¿Qué es la ordenación territorial?

La planificación integrada del territorio (denominada en el presente documento “ordenación territorial”) implica la asignación de diferentes usos en todo un territorio de forma que haya un equilibrio entre los valores económicos, sociales y ambientales. Su objetivo es determinar, en un territorio determinado, la combinación de usos de la tierra que satisface mejor las necesidades de las partes interesadas y salvaguarda al mismo tiempo los recursos para el futuro. Una ordenación territorial eficaz proporciona orientación sobre la manera en que deberían tener lugar las actividades de aprovechamiento de la tierra y crea sinergias entre los diferentes usos. Requiere la coordinación de las actividades de planificación y gestión entre los (normalmente) numerosos sectores interesados en el aprovechamiento de la tierra y sus recursos en una región determinada.

En el sector forestal, la ordenación territorial conlleva la evaluación sistemática de las tierras forestales y los diversos usos posibles de éstas, un examen de la conveniencia de dichos usos y un conocimiento de las condiciones económicas, sociales y ambientales que permita determinar y adoptar las mejores opciones en materia de aprovechamiento de un territorio forestal poblado (o parcialmente poblado). La ordenación territorial está impulsada por la necesidad de: i) mejorar la gestión, y ii) establecer un modelo diferente de uso de la tierra, que se adapte al cambio de las circunstancias.

Beneficios de la ordenación territorial

La ordenación territorial se suele llevar a cabo en un contexto público muy polarizado en el que las decisiones sobre la asignación y la utilización de la tierra son fuente de conflicto y tensión. Dicha ordenación puede ayudar a gestionar esos conflictos, reducir tensiones y posibilitar una utilización más efectiva y eficaz de la tierra y sus recursos naturales. La ordenación territorial, mediante un examen integrado de todas las posibilidades, determina las soluciones más eficaces entre las opciones de aprovechamiento de la tierra y vincula el desarrollo social y económico con la protección y la mejora del medio ambiente, ayudando así a lograr una ordenación territorial sostenible.

Si se lleva a cabo de una manera eficaz, la ordenación territorial aumenta la certidumbre para las partes interesadas. Por ejemplo, puede ayudar a garantizar a la industria de la madera la disponibilidad a largo plazo de recursos madereros de modo que pueda invertir capital con confianza.

Escala y marco reglamentario

La ordenación territorial se puede llevar a cabo a diferentes escalas, como la local, territorial, subnacional, nacional o regional. A escalas mayores suele ser estratégica y a escala local o territorial más operativa. Normalmente, se establece en un marco de leyes, políticas y normas consuetudinarias que orientan la asignación de las tierras forestales a diferentes usos.

Participación y objetivos

Hasta hace poco, la ordenación territorial relacionada con los bosques adoptaba en la mayoría de los casos un enfoque tecnocrático y jerárquico (de arriba a abajo) que prestaba escasa atención a valores más amplios de los bosques o a los intereses de todas las partes interesadas. Sin embargo, hoy en día en muchos países, la creciente concienciación ambiental y la aceptación de la democracia participativa en la adopción de decisiones relacionadas con los bosques han dado lugar a una mayor utilización de mecanismos que integran múltiples partes interesadas en la planificación y la gestión de los recursos forestales.

A pesar de la creciente participación de diferentes actores, las mujeres siguen siendo excluidas de los procesos de planificación. La planificación del uso de la tierra afecta profundamente a las mujeres. Ahí donde los hombres consideran al bosque en términos de posibilidades comerciales, las mujeres lo perciben como una fuente de necesidades domesticas básicas. Las mujeres confían constantemente en los bosques para sus medios de vida, y los recursos que recolectan son diferentes de los que recolectan los hombres. Asimismo, es improbable que posean derechos sobre la tierra o tengan posiciones de poder. Si no se incluye a las mujeres en la planificación del uso de la tierra, se podría dejar de afrontar adecuadamente sus necesidades por parte de los hombres, los propietarios de tierras o los planificadores podrían considerar menos importantes los productos de los cuales ellas dependen. Esto podría producir graves consecuencias para las mujeres y niñas, como la escasez de alimentos y de plantas medicinales, el aumento de la carga de trabajo con la consecuente pérdida de tiempo para otras actividades (p.ej., las niñas no tendrían tiempo para ir a la escuela) y mayores riesgos para su seguridad si tienen que desplazarse mayores distancias.

Los principales grupos interesados deben llegar antes de nada a un acuerdo sobre los objetivos de la ordenación territorial. Estos objetivos acordados representarán los puntos de referencia para las futuras decisiones relativas a la asignación de la tierra. 

Las actividades más frecuentes en la ordenación territorial son las siguientes:

  • estudiar las necesidades presentes y futuras de las partes interesadas y evaluar de manera sistemática la capacidad de la tierra para satisfacerlas;
  • identificar y resolver los conflictos entre los usos en competencia, las necesidades de los individuos y las de la comunidad, así como las necesidades de la generación presente y de las generaciones futuras;
  • buscar opciones sostenibles y elegir las que mejor respondan a las necesidades identificadas y las que contribuyan a alcanzar los objetivos acordados, y
  • asignar la tierra a distintos usos para favorecer los cambios deseados.

El proceso de ordenación territorial es dinámico y continuo. Todo plan territorial (o plan de uso de la tierra) debería poder renegociarse siempre que fuera necesario para tener en cuenta la nueva información y los cambios en las circunstancias y los objetivos.