Julio 1997

C 97/2

FAO

CONFERENCIA

29º PERIODO DE SESIONES

Roma, 7-18 de noviembre de 1997

EL ESTADO MUNDIAL DE LA ALIMENTACION Y LA AGRICULTURA

Indice

Párrafos

SITUACION ACTUAL DE LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION 1 - 50

PRODUCCION AGROPECUARIA EN 1996 1- 7

SITUACIONES DE ESCASEZ Y URGENCIAS ALIMENTARIAS 8 - 17

SITUACION Y PERSPECTIVAS DEL SUMINISTRO DE CEREALES 18 - 21

ASISTENCIA EXTERIOR A LA AGRICULTURA 22 - 27

CORRIENTES DE AYUDA ALIMENTARIA 28 - 30

PRECIOS AGRICOLAS INTERNACIONALES 31- 39

PESCA: CAPTURAS, DESTINO Y COMERCIO 40 - 45

PRODUCCION Y COMERCIO FORESTALES 46 - 50

NOVEDADES RECIENTES EN LA SEGURIDADALIMENTARIA MUNDIAL 51- 60


I. SITUACION ACTUAL DE LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION

A. PRODUCCION AGROPECUARIA EN 1996

1. Las estimaciones sobre la producción agropecuaria de 1996 revelan un crecimiento mundial del orden del 2,6 por ciento, próximo al 2,4 por ciento registrado en 1995. No obstante, si bien la expansión de 1995 reflejó un fuerte aumento de la producción en los países en desarrollo y una contracción en los países desarrollados, el aumento estimado en 1996 se distribuyó en forma más equilibrada entre los dos grupos de países. En lo que se refiere al conjunto de los países en desarrollo, el crecimiento del 2,9 por ciento de la producción agropecuaria en 1996 representó una notable desaceleración con respecto a los años anteriores (5,2 por ciento en 1995, 5,0 por ciento en 1994 y 4,0 por ciento en 1993). En cuanto a los países desarrollados, el crecimiento del 2,4 por ciento en 1996 representa una recuperación tras el descenso del 1,9 por ciento del año anterior.

2. El aumento de la producción en los países desarrollados se debió sobre todo a la recuperación registrada en América del Norte tras la fuerte caída del año anterior. En los Estados Unidos, la producción agropecuaria de 1996 creció aproximadamente un 5,5 por ciento, lo que le permitió recuperarse en buena parte de la caída del 6,1 por ciento de 1995. En particular, la producción agrícola registró una recuperación del 12,1 por ciento después de la caída del 15,3 por ciento registrada en 1995, pero quedó todavía un 5 por ciento por debajo de la producción sin precedentes de 1994. La producción agropecuaria creció también en el Canadá (3,1 por ciento), continuando la tendencia ascendente de los años anteriores. En la Unión Europea (UE), la producción creció un 3,1 por ciento después de tres años de descenso. En Australia y Nueva Zelandia se registraron aumentos del 4,5 y el 2,7 por ciento, respectivamente, mientras que la producción del Japón disminuyó un 1,9 por ciento.

3. Después de la detención de la tendencia descendente de la producción agropecuaria registrada en 1995, la producción en los países en transición volvió a caer en 1996, aunque con ritmo más moderado, estimado en el 1,9 por ciento. El descenso se concentró sobre todo en los países en transición de Europa oriental (-4,6 por ciento, después del aumento del 6,1 por ciento de 1995). Se registraron situaciones graves de escasez de la producción en Bulgaria, Rumania, República Federativa de Yugoslavia y Polonia. Dentro de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), la producción agropecuaria de 1996 se mantuvo prácticamente sin cambios, pero con resultados diversos en las distintas repúblicas. En particular, la producción aumentó un 3,8 por ciento en la Federación de Rusia y un 1,5 por ciento en Kazakstán. En ambos casos, se trata del primer año de aumento de la producción agrícola total desde el comienzo del proceso de reforma. En Ucrania, por el contrario, la producción descendió otro 1,1 por ciento, lo que confirmó la tendencia descendente, aunque a un ritmo inferior al de años anteriores.

4. En lo que respecta a las regiones integradas por países en desarrollo, uno de los rasgos más alentadores de 1996 fueron los resultados positivos obtenidos en África. En el África continental, el total de la producción agropecuaria aumentó, según las estimaciones, un 7,5 por ciento. Si bien esta elevada tasa de crecimiento se debió en gran medida a los brillantes resultados de varios países de la parte septentrional del continente, el África subsahariana registró también un crecimiento acelerado. En esta última subregión la producción agropecuaria creció un 4,2 por ciento, frente al 3,0 por ciento de 1995 y el 2,3 por ciento de 1994. La inmensa mayoría de los países de la región participó en mayor o menor medida en el crecimiento de la producción. Se registraron fuertes tasas de crecimiento en Angola (+9 por ciento), Mauritania (+9 por ciento), Mozambique (+16 por ciento), Sudán (+11 por ciento) y Etiopía (+7 por ciento). Todavía más impresionantes fueron las tasas de expansión que tuvieron lugar en varios países del África austral, en particular Lesotho (+22 por ciento), Swazilandia (+11 por ciento), Zambia (+18 por ciento), Botswana (+16 por ciento), Malawi (+7 por ciento) y Zimbabwe (+42 por ciento), ya que las mejores condiciones atmosféricas hicieron posible la recuperación tras la desastrosa escasez del año anterior.

5. En Asia y el Pacífico, el crecimiento de la producción se desaceleró dramáticamente en 1996, situándose en torno al 2,4 por ciento, mientras que en los años anteriores se habían registrado tasas de aproximadamente el 6 por ciento. La desaceleración se debió fundamentalmente a los resultados menos brillantes de este sector en China, donde el crecimiento de la agricultura y la ganadería fue del 3,4 por ciento, el más bajo desde 1989. En la India, el crecimiento de la producción bajó también a sólo el 0,5 por ciento, nivel muy inferior al de los años precedentes. Los resultados fueron decepcionantes en Filipinas, donde la producción agropecuaria prácticamente se estancó, y en el Pakistán, donde disminuyó de hecho después de varios años de continuada expansión. Por el contrario, los resultados fueron por lo general positivos en Indonesia, Camboya, Tailandia, Viet Nam y, en particular, en Myanmar, donde la producción aumentó más del 9 por ciento.

6. En América Latina y el Caribe, el crecimiento de la producción agropecuaria se desaceleró algo en 1996, situándose en un 3,2 por ciento, frente al 4,4 por ciento de 1995 y el 4,9 por ciento de 1994. No obstante, el ritmo de aumento de la producción se mantuvo por encima del crecimiento demográfico de la región, lo que significó un incremento de la producción agrícola per cápita por tercer año consecutivo y confirmó la tendencia hacia la recuperación del sector en el plano regional después de un prolongado estancamiento de la producción per cápita en los años ochenta y noventa. Entre los grandes países de la región, las estimaciones apuntan a un descenso de la producción de 1996 únicamente en Colombia y Venezuela. Según las estimaciones, la producción ha aumentado, tanto en cifras absolutas como per cápita, en el Brasil, México, Argentina, Perú, Chile, Cuba y Ecuador.

7. En el Cercano Oriente y Norte de África, la producción agropecuaria se recuperó tras los mediocres resultados de los años anteriores, creciendo un 5,1 por ciento en el conjunto de la región. El fuerte ritmo de expansión general se puede atribuir en buena parte a la enorme mejoría de las condiciones agrícolas de los países del Magreb, sobre todo en Marruecos y Túnez, donde la producción creció aproximadamente un 50 por ciento, compensando con creces la escasez causada por la sequía en 1995. Se registró también un aumento muy considerable (12 por ciento) de la producción en Argelia, tras el crecimiento del 15 por ciento de 1995. La producción creció también fuertemente en Jordania (9 por ciento ) y en Siria (8 por ciento), lo que representó una continuación de la fuerte tendencia ascendente de los dos años anteriores. En la República Islámica del Irán y en Turquía, la producción de 1996 tuvo un crecimiento modesto, del 1,9 y el 1,2 por ciento, respectivamente, mientras que la producción se mantuvo estancada en Egipto, tras el fuerte crecimiento del 7,4 por ciento registrado en 1995. En Iraq, la producción agropecuaria continuó el descenso de los dos años anteriores, contrayéndose aproximadamente otro 3,6 por ciento.

B. SITUACIONES DE ESCASEZ Y URGENCIAS ALIMENTARIAS

8. A mediados de 1997, no menos de 29 países de todo el mundo estaban atravesando una situación de escasez alimentaria aguda que requería asistencia alimentaria excepcional o de urgencia. Más de la mitad de ellos se encontraban en África, donde a pesar de la recuperación de la producción en muchos países en 1996, continuaba siendo necesaria la asistencia de urgencia en gran escala para millones de personas afectadas por catástrofes naturales o provocadas por el hombre.

9. En el África oriental, a pesar de una aceptable producción de cereales en la campaña principal de 1996, eran muchas las personas que sufrían situaciones de grave escasez alimentaria debido a la pérdida de la segunda cosecha secundaria. Continuaba siendo necesaria la ayuda de emergencia en algunas zonas orientales y nororientales de Kenya, en las regiones meridionales de economía pastoral de Etiopía, en el norte de Tanzanía, en el este de Uganda, y en Somalia. Se necesitaba también asistencia de emergencia en Eritrea, donde la producción de cereales de 1996 fue un 29 por ciento inferior a lo normal. En Burundi, a pesar de la reciente mitigación parcial del embargo económico, el suministro de la mayor parte de los alimentos continuaba siendo escaso. En Rwanda, el enorme número de refugiados repatriados y el considerable deterioro de la seguridad en las zonas limítrofes con la República Democrática del Congo (ex Zaire) agravaron la situación alimentaria, ya precaria, del país. En el Sudán, a pesar de una situación en general satisfactoria en lo que se refiere al suministro de alimentos, varias zonas de los estados de Darfur y Kordofan, donde las cosechas de cereales disminuyeron por segundo año consecutivo, debían ser objeto de atenta supervisión y se elaboraron planes de reserva para la prestación de asistencia alimentaria. Además, se necesitaba ayuda alimentaria en los estados del sur castigados por la prolongada guerra civil.

10. En el África occidental, a pesar de que las cosechas de 1996 en los principales países productores fueron superiores a lo normal, se señalaron problemas de suministro de alimentos en varios lugares de Chad, Mauritania y el Níger, debido a las malas cosechas registradas en algunas zonas concretas y a la falta de ingresos. La estación de lluvias de 1997 comenzó a tiempo e incluso se adelantó en el Sahel occidental. Tras varios años de enfrentamientos civiles en Liberia, la situación del suministro de alimentos continuó siendo precaria, mientras que en Sierra Leona las condiciones se deterioraron significativamente tras las recientes agitaciones. En ambos países continuó siendo necesaria la ayuda alimentaria.

11. En el África central, la situación alimentaria continuó siendo difícil en la parte oriental de la República Democrática del Congo. Las decenas de miles de refugiados rwandeses en la región, de cuya repatriación a Rwanda se estaban ocupando varios organismos de socorro, tuvieron que soportar situaciones dramáticas de hambre. Los disturbios civiles en la República del Congo influyeron en la situación del suministro de alimentos en Brazzaville y en la de los refugiados procedentes de la República Democrática del Congo.

12. En el África austral, para 1997 se preveía una cosecha de cereales muy inferior a la del año anterior, pero próxima a los niveles medios. No obstante, se necesitaba considerable ayuda alimentaria en Angola y Lesotho, donde la producción se vio gravemente afectada por unas precipitaciones inferiores a lo normal y la reducción de la superficie cultivada. En Mozambique, a pesar de un aumento del 11 por ciento de la producción de cereales secundarios, se necesitaba asistencia alimentaria inmediata para aproximadamente 172 000 personas, sobre todo en las regiones del centro, que perdieron sus cosechas como consecuencia de las inundaciones.

13. En lo que se refiere a otros lugares del mundo, las actividades agrícolas continuaron encontrando obstáculos en todo Afganistán como consecuencia de la escasez de insumos agrícolas, los daños sufridos por el sistema de riego y la situación de inseguridad. Las personas desplazadas e indigentes continuarán necesitando asistencia alimentaria durante algún tiempo. En Iraq, las perspectivas de las cosechas de invierno de 1997 continúan siendo inciertas debido a la escasez de las precipitaciones registradas en todas las partes del país, así como a la escasez de insumos y a las infestaciones de plagas. Según las previsiones, la situación alimentaria mejoraría como consecuencia de la aplicación del acuerdo de petróleo por alimentos, pero se necesitaba todavía más asistencia.

14. En la República Popular Democrática de Corea, la situación alimentaria continuó deteriorándose y las perspectivas para 1997 parecen sombrías. Tras las graves inundaciones sufridas en dos años consecutivos, los suministros internos de arroz y maíz se agotaron y se necesitaban con urgencia enormes importaciones de alimentos y de fertilizantes para evitar sufrimientos humanos. En Mongolia, la producción de cereales disminuyó en 1996 por quinto año consecutivo. La disminución de los suministros internos de cereales y la limitada capacidad del país de importarlos en cantidades suficientes provocaron un nuevo deterioro de la seguridad alimentaria en el país.

15. En Laos, las escasas e irregulares precipitaciones de junio y julio de 1996 retrasaron el trasplante del arroz, lo que perjudicó el crecimiento de la cosecha, al mismo tiempo que los tifones causaron grandes inundaciones en importantes zonas productoras. Se necesitaba asistencia alimentaria de emergencia para atender las necesidades de 420 000 de las personas más vulnerables afectadas por las inundaciones. En Sri Lanka, las precipitaciones caídas durante la campaña Maha de 1996/97 fueron escasas e irregulares. En consecuencia, la superficie cultivada fue tan pequeña como la de 1995, reducida por la sequía. Parte de la población del norte no ha podido tampoco practicar la agricultura en condiciones normales debido a los disturbios civiles y a la sequía.

16. En Haití, a pesar de que la situación del suministro de alimentos mejoró en la mayor parte del país, se registraron graves problemas alimentarios en la zona noroccidental, donde casi el 70 por ciento de las cosechas se perdieron como consecuencia de la prolongada sequía, cuyos efectos castigaron a 120 000 personas. Se necesitaba asistencia alimentaria para unas 350 000 personas en todo el país.

17. En Bosnia y Herzegovina, aunque la situación del suministro de alimentos ha mejorado con la interrupción de las hostilidades y la progresiva normalización de las actividades económicas y comerciales, el bajo poder adquisitivo continúa siendo un problema para el acceso a los alimentos. Las necesidades de ayuda alimentaria en 1997/78 se estimaban en 119 000 toneladas. En Armenia y Georgia, la situación del suministro de alimentos continuó mejorando gracias al mayor rendimiento de los cultivos como consecuencia de las abundantes precipitaciones de primavera, el mayor uso de fertilizantes y la mayor disponibilidad de combustible. No obstante, continuaba necesitándose ayuda alimentaria de urgencia para las poblaciones vulnerables. En Azerbaiyán, se preveía cierta recuperación de la producción de alimentos en 1997, pero muchas personas vulnerables necesitaban asistencia alimentaria orientada a ellas específicamente. En Tayikistán, la situación alimentaria continúa siendo precaria, y más de 600 000 personas necesitan asistencia de socorro.

C. SITUACION Y PERSPECTIVAS DEL SUMINISTRO DE CEREALES

18. La producción mundial de cereales en 1996 se estima en 1 872 millones de toneladas (incluido el arroz elaborado), aproximadamente un 8,5 por ciento más que en 1995 y por encima de la tendencia. El mayor volumen de la cosecha de cereales secundarios, sobre todo en los Estados Unidos, explica en buena parte ese aumento, aunque la producción de trigo y la de arroz crecieron en forma significativa. La producción mundial de trigo aumentó casi un 8 por ciento gracias a las excelentes cosechas recogidas en los grandes países exportadores y a las buenas cosechas conseguidas también en los países en desarrollo. La producción de arroz aumentó aproximadamente el 2 por ciento, alcanzando en 1996 un volumen récord.

19. A mediados de 1997 se preveía que las existencias mundiales de cereales en las campañas finalizadas en 1997 alcanzarían un total de 281 millones de toneladas, es decir, un 9 por ciento más que su reducido volumen inicial. El total conjunto de los remanentes de cereales de los grandes exportadores aumentaría por primera vez en tres años, y llegaría a representar casi el 36 por ciento del total mundial, frente al 28 por ciento del comienzo de la campaña. En términos globales, la relación entre existencias al comienzo de la campaña y la utilización prevista en 1997/98 sería, según las previsiones, de poco más del 15 por ciento, lo que representaba una mejoría con respecto al 14 por ciento de la campaña anterior pero se encontraba todavía por debajo del 17-18 por ciento que la FAO considera que es el mínimo necesario para salvaguardar la seguridad alimentaria mundial.

20. Las perspectivas iniciales de las cosechas de cereales de mediados de 1997 apuntaban a una producción superior a la tendencia cuyo volumen alcanzaría los 1 887 millones de toneladas (incluido el arroz elaborado). Según las previsiones, la producción de trigo alcanzaría un volumen de 583 millones de toneladas, marginalmente inferior al del año anterior pero por encima de la tendencia por segundo año consecutivo. La producción mundial de cereales secundarios en 1997 crecería un 2 por ciento con respecto a la del año anterior, superior a su vez a lo normal, y alcanzaría un volumen de 926 millones de toneladas. El grueso de ese aumento tendría lugar en América del Norte y del Sur, pero también en la CEI, donde la producción se recuperaría de los bajos niveles del año precedente. La producción de arroz podría ser de unos 562 millones de toneladas (377 millones de toneladas de arroz elaborado), casi igual que la del año anterior.

21. Si se confirman los pronósticos de mediados de 1997, la producción de cereales sería suficiente para atender las necesidades de consumo previstas en 1997/98 y debería permitir una modesta reposición de las existencias de cereales por segundo año consecutivo, tras la fuerte reducción de 1995/96. No obstante, el coeficiente mundial previsto reservas-utilización sólo sería del 16 por ciento, es decir, inferior al nivel mínimo que la FAO considera necesario para garantizar la seguridad alimentaria.

D. ASISTENCIA EXTERIOR A LA AGRICULTURA

22. El total de los compromisos efectuados por donantes multilaterales con destino a la agricultura ascendió en 1995 a 10 312 millones de dólares EE.UU., cifra ligeramente inferior a los 10 345 millones de dólares alcanzados en 1994. No obstante, en cifras reales, esa cantidad representó un descenso del 8,6 por ciento, lo que confirma la tendencia descendente global de la asistencia externa a la agricultura. De hecho, si se expresa en precios de 1990, el total de la asistencia disminuyó un 21,2 por ciento, habiendo pasado de 12 113 millones de dólares en 1991 a 9 549 millones en 1995. La parte de la asistencia externa a la agricultura en el total del financiamiento del desarrollo bajó desde el 13 por ciento de 1990 a aproximadamente el 10 por ciento en los últimos años.

23. La disminución total de 1995 se debió, sobre todo, a la contracción de las contribuciones multilaterales. En particular, los compromisos del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) bajaron un 36 por ciento y los de los bancos de desarrollo de Asia y África nada menos que el 60 por ciento, en cifras reales. En cambio, el volumen de compromisos, en cifras reales, del Banco Mundial se mantuvo prácticamente estable.

24. El total de los compromisos bilaterales ascendió de 3 792 millones en 1994 a 4 515 millones en 1995, lo que representa un aumento real del 9,2 por ciento. La mitad del total de los compromisos bilaterales efectuados en 1995 provino del Japón, cuyos compromisos al Comité de Asistencia al Desarrollo (CAD) fueron un 48 por ciento más elevados que el año anterior. Entre los países miembros del CAD, en 1995 el segundo donante fue Alemania, seguido de los Países Bajos, los Estados Unidos y Francia.

25. En lo que se refiere a 1996 sólo hay información disponible sobre los préstamos otorgados al sector agrícola por el BIRF y la AIF. La asistencia de esos organismos para el desarrollo de la agricultura bajó de 2 752 millones en 1995 a 2 577 millones en 1996.

26. Los compromisos para ordenación del medio ambiente aumentaron de forma notable, pasando de 139 millones de dólares EE.UU. en 1994 a 1.465 dólares en 1995, y otro tanto ocurrió con los compromisos para desarrollo rural, que subieron de 875 millones de dólares en 1994 a 1.678 millones de dólares en 1995.

27. Si bien la parte principal se destinó a África y Asia, su nivel fue inferior al del año anterior. En América Latina y los países en transición, por el contrario, la asistencia aumentó con relación al año anterior. De hecho, la parte del total de la asistencia externa a la agricultura en los países en transición ha crecido de forma constante durante los cinco últimos años, habiendo pasado del 1,4 por ciento del total de esa asistencia en 1991 al 5 por ciento en 1995. No obstante, en cifras per cápita (con respecto a la población rural y a la población agrícola), la disponibilidad de asistencia más elevada correspondió a América Latina, seguida de África y Asia.

E. CORRIENTES DE AYUDA ALIMENTARIA

28. En mayo de 1997, se preveía que el volumen total de cereales enviados en 1996/97 (julio/junio) como ayuda alimentaria de emergencia o en el marco de programas y proyectos sería de 7,5 millones de toneladas, es decir, aproximadamente el mismo que en 1995/96 y más de 2 millones de toneladas por encima de los compromisos mínimos de 5,35 millones de toneladas convenidos en el marco de la Convención sobre la ayuda alimentaria (CAA) de 1995. El total de los envíos de cereales a países de bajos ingresos con déficit de alimentos (PBIDA) en 1996/97 alcanzará probablemente los 5,9 millones de toneladas, volumen casi igual al de 1995/96. De ese total, 2,5 millones de toneladas se destinarán a los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos (PBIDA) del África subsahariana.

29. Los envíos mundiales de ayuda alimentaria en productos distintos de los cereales bajaron en 1995 (enero-diciembre) a aproximadamente 1,2 millones de toneladas, unas 460 000 toneladas (es decir, un 28 por ciento) menos que en 1994. La reducción de los envíos de legumbres y aceites vegetales explicó la mayor parte de ese descenso. El grueso de esa disminución tuvo lugar en África y en los países de Europa oriental y la CEI.

30. Las contribuciones a la Reserva Alimentaria Internacional de Emergencia (RAIE), administrada por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), bajaron en 1996 a 849 000 toneladas de cereales, frente a las 908 000 toneladas de 1995. De la misma manera, las contribuciones disminuyeron también en el caso de los envíos de otros productos, que pasaron de 238 000 toneladas en 1995 a 198 000 toneladas. Además, las contribuciones para situaciones prolongadas de refugiados en 1996, también bajo la dirección del PMA, sumaron 495 000 toneladas de cereales y 85 000 toneladas de otros productos, frente a 535 000 y 58 000 toneladas, respectivamente, en 1995.

F. PRECIOS AGRICOLAS INTERNACIONALES

31. En junio de 1997, los precios internacionales del trigo y el maíz habían descendido un 40 y un 43 por ciento, respectivamente, con respecto de los máximos alcanzados en la campaña de 1995/96; la caída se debió en gran parte al aumento general de la producción, también en los grandes países importadores. Los precios de los dos cereales volvieron aproximadamente al nivel medio de 1994. En lo que respecta a las previsiones sobre la campaña de comercialización de 1997/98, en ausencia de un aumento significativo de la demanda de importaciones, los precios del trigo se mantendrán bajo presión y se mostrarán más inestables en la segunda mitad de la campaña debido al volumen relativamente pequeño de las reservas, situación que coincidiría con la de la campaña de 1996/97. La tendencia descendente prevista para los precios del maíz en la próxima campaña puede resultar más pronunciada que en el caso de los precios del trigo. Ello se debe a que la demanda de maíz en el mercado internacional continuará siendo débil, mientras que los abundantes suministros de los grandes exportadores pueden aumentar la competencia por las cuotas de mercado y, de esa manera, reforzar la presión a la baja sobre los precios.

32. Los precios mundiales del arroz en los seis primeros meses de 1997 fueron relativamente débiles en comparación con los altos precios vigentes en el mismo período de 1996. El descenso de los precios fue consecuencia de un debilitamiento general de la demanda mundial de importaciones después de dos años de intensos intercambios. Los precios del arroz de baja calidad fueron los que más descendieron, mientras que los de las calidades superiores se mostraron relativamente firmes. Ello se debió a una tendencia de la demanda hacia las calidades superiores en países que anteriormente habían adquirido arroz de calidad inferior.

33. El descenso de los precios de los aceites y grasas se aceleró durante la campaña de comercialización de 1995/96: el precio mensual medio de la FAO de las grasas y aceites comestibles y para saponificación bajó casi un 10 por ciento con respecto al de la campaña anterior. No obstante, los precios continuaron siendo bastante elevados en comparación con los habituales en el pasado. La recuperación de las existencias y una buena cosecha de semillas oleaginosas fueron los principales factores de ese descenso, a pesar del aumento continuado de los precios del coco y la almendra de palma a lo largo de toda la campaña, debido a la escasez de suministros. La caída de los precios del aceite se ha desacelerado notablemente desde el comienzo de la campaña de 1996/97. Además, desde comienzos de 1997, los precios de los aceites fluidos se han fortalecido algo, debido a la recuperación de la demanda en determinados mercados. Esa tendencia ascendente se mantendrá, probablemente, hasta el final de la actual campaña, aunque no lo bastante para que se pueda registrar un aumento significativo en el conjunto de la campaña en comparación con 1995/96.

34. Una característica singular de las dos últimas campañas ha sido el hecho de que los movimientos de los precios internacionales de las tortas y harinas oleaginosas han mostrado una tendencia contraria a la de los aceites y grasas. La caída de la producción mundial, unida a la evolución ascendente de la demanda mundial de tortas y harinas oleaginosas, desencadenó una considerable reducción de las existencias durante la campaña de 1995/96 y dio lugar a un fuerte aumento de los precios de esos productos y provocó una fuerte subida de los precios de las tortas y harinas oleaginosas de aproximadamente el 38 por ciento con relación a 1994/95. No obstante, el rápido aumento de los precios medios mensuales de las harinas parece haberse moderado desde el comienzo de esta campaña.

35. Debido a las buenas cosechas y al crecimiento de las existencias, los precios mundiales del azúcar se han visto sometidos a una presión a la baja desde comienzos de 1995. No obstante parece que el descenso de los precios del mercado mundial durante 1995/96 habría sido mayor si no se hubieran dado dos factores: los suministros de azúcar blanco de alta calidad, particularmente de la CE, continuaron siendo escasos, y una parte considerable del excedente de la India se orientó hacia la reposición de existencias más que a la exportación. Según las estimaciones, la producción mundial de azúcar de 1996/97 daría lugar a excedentes, pues no se preveía un aumento significativo del consumo y, por consiguiente, continuarían ejerciendo presión sobre los precios en 1997.

36. Los precios del café continuaron su tendencia descendente en 1996 a pesar de los esfuerzos desplegados por los productores para mantener firmes los precios del mercado instituyendo un plan de retención de exportaciones. En julio de 1995, la Asociación de Países Productores de Café (APPC) decidió limitar sus exportaciones de café verde a 3,6 millones de toneladas entre mediados de 1995 y mediados de 1996, lo que representaría un 8 por ciento menos que en los 12 meses anteriores. No obstante, no se consiguió el objetivo previsto, a saber, elevar los precios a 180 centavos por libra en el mercado de futuros de Nueva York, aunque sin ese plan de retención es posible que los precios hubieran descendido todavía más. Dado que la APPC se esfuerza por situar los suministros en niveles más en consonancia con el consumo, los precios deberían consolidarse gradualmente durante 1997. Además, la probable escasez en el Brasil como consecuencia de los daños causados por las heladas podría acelerar el fortalecimiento de los precios. De hecho, en mayo de 1997 éstos eran ya casi un 77 por ciento superiores al promedio de 1996.

37. Los precios mundiales del cacao se mantuvieron relativamente firmes en 1996. El consumo mundial de cacao, medido en función del volumen de la molturación de cacao en grano, creció en 1995/96 un 6 por ciento, alcanzando los 2,7 millones de toneladas, la tasa de crecimiento anual más elevada de los diez últimos años. Todos los grandes países consumidores registraron aumentos, sobre todo los Países Bajos y los Estados Unidos. No obstante, las perspectivas apuntan a un descenso del ritmo de crecimiento del consumo en 1996/97.

38. Los precios del mercado mundial del se reforzaron considerablemente en 1996; el promedio de todos los tipos de té en Londres fue de 1,76 dólares por kg, es decir, un 8 por ciento por encima del nivel de 1995, debido sobre todo a la mayor demanda de la Federación de Rusia. Los precios continuaron aumentando en los cinco primeros meses de 1997, debido a las perspectivas de que la producción mundial de 1997 descendiera por debajo de la cosecha sin precedentes de 1996. No obstante, después de 1997 los precios mundiales podrían ser de nuevo vulnerables a la presión a la baja, dado el lento crecimiento de la demanda en los países importadores y las considerables posibilidades de suministro de los grandes países exportadores.

39. Los precios mundiales del algodón en abril de 1997 eran 2 centavos por libra más bajos que el precio medio de 1996 (80,5 centavos de dólar por libra), es decir, notablemente más bajos que los máximos de más de 110 centavos por libra alcanzados a comienzos de 1995. El Comité Consultivo Internacional del Algodón (CCIA) prevé que, como consecuencia de la caída de los precios, la producción de 1996/97 descenderá un 6 por ciento, situándose en 18,7 millones de toneladas.

G. PESCA: CAPTURAS, DESTINO Y COMERCIO

40. Los suministros de pescado han crecido rápidamente en los últimos años, habiendo alcanzado un total de 110,5 millones de toneladas in 1994 y un nuevo máximo estimado de 112,9 millones de toneladas en 1995, último año sobre el que se dispone de información completa. El aumento se debió sobre todo a la persistencia de un crecimiento rápido de la producción acuícola, en particular en China, y a una rápida expansión de las capturas de poblaciones pelágicas sometidas a fuertes altibajos en aguas situadas frente a la costa occidental de América del Sur. En consecuencia, tanto la producción de harina de pescado como los suministros de pescado para el consumo humano han alcanzado niveles sin precedentes.

41. El total de la producción pesquera de los países en desarrollo continuó creciendo en 1995, aunque con un ritmo (2,6 por ciento) inferior al de los años anteriores. El aumento acumulado de la producción de los países en desarrollo en los cinco años comprendidos entre 1990 y 1995 ascendió al 39 por ciento, mientras que la producción de los países desarrollados se contrajo un 18 por ciento en el mismo período. En términos generales, la parte de los países en desarrollo en el total de la producción pesquera pasó del 58 por ciento en 1990 al 70 por ciento en 1995.

42. En 1995 el total de los desembarques procedentes de la pesca de captura se mantuvo, según las estimaciones, en aproximadamente 92 millones de toneladas, el mismo nivel de 1994. Las cifras provisionales sobre la acuicultura marina y continental revelan un aumento estimado desde 18,4 millones de toneladas en 1994 hasta 20,9 millones de toneladas en 1995.

43. El rápido crecimiento de la producción acuícola es resultado de la expansión de la producción de especies de carpa, sobre todo en Asia. Cinco países asiáticos (China, Filipinas, India, Japón y la República de Corea) representaron el 80 por ciento del volumen de la producción acuícola en 1995.

44. De la cifra preliminar de 112,9 millones de toneladas del total de la producción pesquera de 1995, se estima que aproximadamente 31,8 millones de toneladas se destinaron a la fabricación de harina y extracción de aceite. El volumen del pescado disponible para consumo humano directo en 1995 fue de 81,1 millones de toneladas, 5,3 millones de toneladas más que en 1994. La disponibilidad anual media de pescado per cápita para fines alimentarios ascendió a 14,3 kg.

45. El valor del comercio pesquero internacional continuó aumentando. En 1985, el valor de las exportaciones internacionales de pescado fue de 17 000 millones de dólares; en 1990, había subido a 35 700 millones, y en 1994 había alcanzado los 47 400 millones. El crecimiento del volumen del comercio internacional en 1994 estuvo asociado al mayor comercio de productos de escaso valor, como la harina de pescado. Según estimaciones sobre 1995, el valor del comercio ascendió a 51 700 millones de dólares EE.UU., debido sobre todo a la subida de los precios.

H. PRODUCCION Y COMERCIO FORESTALES

46. En el año 1996 se produjo la interrupción de una larga tendencia ascendente de la producción mundial de papel y cartón. La producción mundial de papel había crecido de forma constante desde 1983. Durante la mayor parte de 1996 hubo exceso de suministros de pasta y productos de papel en los grandes mercados, como consecuencia del debilitamiento de la demanda de papel y el aumento de la capacidad industrial de producción.

47. El pequeño descenso global (de 286 a 283 millones de m3) se debió a la caída de la producción en los principales países productores desarrollados (con la excepción del Japón y los Estados Unidos, donde la producción creció marginalmente). Por el contrario, la producción de pasta y papel creció aproximadamente un 8 por ciento en los países en desarrollo. Como en el pasado, los países del Lejano Oriente y Asia sudoriental fueron los que conocieron un crecimiento más firme.

48. Los precios de la pasta y el papel, que habían alcanzado un máximo histórico en octubre de 1995, descendieron fuertemente durante buena parte de 1996 pero tendieron a estabilizarse a lo largo del año, debido a que comenzaron a observarse signos de recuperación en los principales mercados del papel. El debilitamiento de los precios de la pasta y el papel tuvo como efecto un descenso, estimado en el 14 por ciento, del valor del comercio mundial de productos forestales. El comercio de la pasta de madera y de papel de cartón descendió un 22 por ciento.

49. La producción mundial de madera en rollo en 1996 se mantuvo en los bajos niveles del año precedente, alcanzando un volumen aproximado de 3 400 millones de m3 (la de leña creció un 2  por ciento, impulsada sobre todo por el crecimiento de la población rural en los países en desarrollo, pero la de madera en rollo disminuyó un 2 por ciento). La extracción de madera para pasta disminuyó fuertemente en los países desarrollados (-6 por ciento) como consecuencia de la menor demanda por las industrias europeas. La producción mundial de trozas de coníferas descendió también, aunque en forma menos pronunciada.

50. La producción de trozas procedentes de países tropicales se mantuvo en los niveles del año anterior. Muchos países tropicales han introducido restricciones a la extracción y prohibiciones a la exportación de trozas, por el deseo de proteger sus bosques naturales.

II. NOVEDADES RECIENTES EN LA SEGURIDAD ALIMENTARIA MUNDIAL

51. En la Sexta encuesta alimentaria mundial, publicada poco antes de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, se llegaba a la conclusión de que se han logrado notables progresos en la seguridad alimentaria mundial durante los últimos decenios. En 1990-92 la parte de la población de los países en desarrollo cuyo acceso a los alimentos era insuficiente representaba el 20 por ciento, mientras que dos decenios antes era del 35 por ciento. Y lo que aún es más notable, la cifra absoluta de la población con acceso insuficiente a los alimentos había disminuido de 920 millones en 1969-71 a 840 en 1990-92. Sin embargo, como se subrayó firmemente en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, esa cifra sigue siendo inaceptablemente alta, ya que implica que una de cada cinco personas del mundo en desarrollo no tenía alimentos suficientes en 1990-92.

52. La evaluación de las novedades más recientes en la seguridad alimentaria entraña varias dificultades debidas a las limitaciones de los datos sobre muchos de los países. Es preciso proceder con cautela en la interpretación de los cambios a corto plazo en los indicadores de la seguridad alimentaria, ya que muchos de ellos reflejan, para los países en cuestión, factores transitorios que tienen un significado limitado en las tendencias de la seguridad alimentaria. Sin embargo, los datos recientes disponibles presentan ciertamente una serie de pautas claras que permiten extraer algunas conclusiones provisionales.

53. En el Cuadro 1 se presentan algunos indicadores elegidos relacionados con la disponibilidad de alimentos, su estabilidad y el acceso a ellos en los países en desarrollo. Los países aparecen agrupados con arreglo a sus niveles medios de suministro de energía alimentaria (SAA) en 1993-95 (columna 4). Es evidente una relación estrecha entre los distintos indicadores: en particular, cuanto más alto es el promedio de los ingresos per cápita (columna 11), más bajo es el nivel de la correspondiente insuficiencia alimentaria (columna 6) y mayor es la capacidad de financiar las importaciones de alimentos (columnas 13 a 16). En cuanto a las tendencias recientes, pueden observarse las principales características siguientes:

54. En lo que respecta a la mayoría de los indicadores relacionados con la seguridad alimentaria, la pauta general parece ser la de una diferencia creciente entre los países con niveles relativamente altos de ingestión media de alimentos y aquellos con niveles relativamente bajos. En efecto, los niveles medios del suministro de energía alimentaria (SAA) disminuyeron entre 1989-91 y 1993-95 en los países donde eran ya inicialmente muy bajos, mientras que aumentaron sensiblemente en la mayoría de los países donde eran ya relativamente altos. El promedio del SAA per cápita de los 20 países con los niveles más bajos en 1989-91 era de 1 941 kcal per cápita/día, pero disminuyó a sólo 1 853 en 1993-95, lo que indica una mayor difusión e intensidad de la inseguridad alimentaria en el segundo período. No obstante, como nota positiva cabe señalar que entre los países donde se registraron niveles más altos de SAA figuran algunos de los más poblados de cada región: Argentina, Brasil, Colombia y México en América Latina y el Caribe; Nigeria en África; China, India e Indonesia en Asia; y Egipto, Marruecos, la República Árabe de Siria, la República Islámica del Irán y Turquía en el Cercano Oriente.

55. Mientras eran sólo 14 países los que tenía un SAA per cápita inferior a 2 000 kcal en 1989-91, esa cifra había aumentado a 20 en 1993-95, lo que es otra prueba del empeoramiento de la situación en el margen inferior de la escala de la seguridad alimentaria. Además, por lo menos dos de los países con un SAA de menos de 2 000 kcal en 1993-95 (Mongolia y Togo) tenían un SAA de más de 2 200 kcal en 1989-91. Pese a los limitados progresos logrados en unos pocos países, sólo uno, Rwanda, había conseguido salir del grupo de los de menos de 2 000. Sin embargo, datos más recientes sobre este país indicarían probablemente un marcado empeoramiento de la situación como consecuencia de los conflictos civiles y los malos resultados de la producción y el comercio.

56. En 1991-96 los mayores aumentos de la producción de alimentos per cápita se consiguieron en los países donde los niveles del SAA eran ya altos, lo que pone de manifiesto la estrecha correlación entre la eficiencia del suministro interno y los niveles de ingestión de alimentos. La producción alimentaria creció en medida especialmente notable en los países con un SAA superior a 3 000 kcal per cápita/día (figuran entre los aumentos más elevados los logrados por los países del África del Norte, excepto la Jamahiriya Árabe Libia), mientras que el incremento fue moderado en los países con un SAA entre 2 500 y 3 000 kcal (si bien China, Ghana y Myanmar elevaron notablemente su producción de alimentos per cápita). En cambio, no se registró ningún progreso, sino que hubo empeoramientos en algunos casos, en los países con un SAA inferior a 2 000. Entre los 20 países de este último grupo, sólo Etiopía, y en menor medida Angola, Camboya, Chad, Malawi, Zambia y Zimbabwe, consiguieron elevar sensiblemente la producción de alimentos per cápita durante 1991-96.

57. Los aumentos mayores del PIB per cápita correspondieron a países donde los niveles del SAA eran superiores a 2 500 kcal. En el grupo de países con un SAA de más de 3 000 kcal, se registraron notables incrementos de los ingresos per cápita entre 1990-92 y 1993-95, especialmente en Argentina, la República de Corea y la República Árabe de Siria. En los países de Asia que figuran en el grupo de 2 500-3 000 kcal, como China, Indonesia, Malasia, Tailandia y Viet Nam, el crecimiento de los ingresos per cápita fue también sólido. Otros ejemplos de economías en rápida expansión con niveles relativamente altos del SAA son los de Chile y Uruguay. En neto contraste con esto, los países con los niveles más bajos de SAA registraron efectivamente descensos del PIB per cápita. Estos descensos fueron impresionantes en Haití, Angola, Mongolia y Sierra Leona, pero en todos los demás países del grupo de menos de 2 000 kcal, salvo en Mozambique y Camboya, los ingresos per cápita disminuyeron o se mantuvieron estancados. Datos provisionales sobre Afganistán indican una situación especialmente inquietante, ya que el promedio del consumo alimentario era el más bajo de todos ( 1 456 kcal per cápita/día en 1993-95, un 24 por ciento menos que en 1989-91). Además, la producción de alimentos per cápita de Afganistán disminuyó sensiblemente durante 1991-95 y se hundió en 1996, debido a una combinación de factores como los conflictos civiles, los consiguientes desplazamientos en gran escala de la población y la escasez de insumos debida a que las reservas de divisas se destinaron a importar alimentos para el consumo corriente.

58. Un desarrollo de los acontecimientos igualmente desafortunado es el que sugieren los indicadores del peso financiero de las importaciones de alimentos (consistentes en las relaciones entre las importaciones de alimentos y las importaciones totales, y entre las importaciones de alimentos y las exportaciones totales). Las importaciones de alimentos no sólo representan una gran parte del comercio total de los países con SAA bajo (más del 50 por ciento del valor de las exportaciones totales en los que tienen un SAA inferior a 2 000 kcal por persona/día en los últimos años), sino que está creciendo su peso relativo. En cambio, las relaciones se mantuvieron bastante constantes en los países con niveles más altos de SAA. En varios países de los grupos de más de 2 300 kcal, como Mozambique, Haití, Comoras, Rwanda, Gambia y Sierra Leona (y otros pocos de los grupos de SAA superiores), el valor de las importaciones de alimentos fue superior al de los ingresos totales de exportación. Fue un caso extremo el del Irak, donde las sanciones comerciales después de los años del conflicto elevó la relación entre las importaciones de alimentos y el total de las exportaciones del 57 por ciento en 1989-91 al 189 por ciento en 1993-95. Aunque en algunos casos estas situaciones implican la disponibilidad de otras fuentes de financiación de las importaciones, como el turismo y las remesas de los emigrantes, en muchos casos se explican por graves déficit en el sector de las exportaciones y por una dependencia decisiva de la ayuda alimentaria o de distintas formas de financiación en condiciones de favor.

59. De los 20 países cuyo SEA per cápita era inferior a 2 000 kcal por persona/día en 1993-95, 16 son de África (tres - Afganistán, Camboya y Mongolia - se hallan en Asia y uno, Haití, en América Latina y el Caribe). En 10 de esos 16 países africanos, la situación en cuanto a la ingestión de alimentos que era ya precaria en 1989-91 empeoró aún más en 1993-95. Las reducciones más pronunciadas del SEA (7 por ciento o más) registradas en África entre los países del grupo de menos de 2 000 kcal fueron las que se produjeron en Togo, la República Unida de Tanzanía, Liberia, Somalia, Zaire y Zimbabwe. Este grave empeoramiento de la situación se derivó de distintos factores, como condiciones atmosféricas adversas y problemas de transición al evolucionar las economías de un fuerte control gubernamental a un entorno más liberalizado. Sin embargo, los empeoramientos más graves estaban relacionados en muchos casos con conflictos civiles e inestabilidad política. En particular, en Somalia, la guerra civil unida a catástrofes naturales provocó una penosa situación de inseguridad alimentaria que ha tendido a empeorar en los últimos años. Este país, cuyo SEA era ya de sólo 1 727 kcal en 1989-91, padeció ulteriores reducciones en su producción de alimentos (del 1,7 por ciento al año en el período 1991-96), grandes desplazamientos de población provocados por los conflictos civiles y la destrucción de la infraestructura económica durante la guerra. También en Liberia el empeoramiento de la situación de seguridad alimentaria se debe sobre todo a conflictos civiles, mientras que en el Zaire el hundimiento de la infraestructura económica y administrativa es la causa del notable deterioro de las condiciones de seguridad alimentaria.

60. Pese a que es evidente la polarización cada vez mayor de los países en los extremos superior e inferior de las escalas de ingresos y seguridad alimentaria, que se registra desde comienzos de los años noventa, en los años más recientes se han producido algunas novedades alentadoras. Las buenas noticias provienen sobre todo de la región africana. Como se indica más arriba, la producción tanto agrícola como ganadera creció notablemente en el África subsahariana en 1995 y más aún en 1996, participando la mayoría de los países en esta expansión. Además, la revitalización económica registrada en el África subsahariana en 1994-95 se amplió en 1996, haciendo que, en ese último año, el índice de crecimiento del PIB de la región fuera del 5 por ciento, el más alto de los dos últimos decenios.

 

 

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Clases de países por niveles de SEA en

1993-95

Nº de
países

SEA (kcal por persona/día)

Porcentaje de la población desnutrida
1990-92

Producción de alimentos per cápita
(variaciones anuales, %)

PIB real

GDP per cápita
(dólares EE.UU.

1987)

Importaciones de alimentos en porcentaje de las exportaciones totales

Importaciones de alimentos en porcentaje de las importaciones totales

             
   

1989-91
prome-dio

1993-95
prome-

dio

Cambio porcentual de 1989-91 a 1993-95

 

1994

1995

1996

1991-

96
prome-dio

1993-95

Variación media anual 1990-94

1989-

91

%

1993-

95

%

1989-

91

%

1993-95

%

<2000 20 1941 1853 -4.5 52 -1.3 -1.4 3.1 0.0 343 -4.2 40 55 20 25
2001-2300 21 2213 2158 -2.5 34 0.3 -2.2 0.3 -0.6 603 0.5 36 44 15 16
2301-2500 22 2406 2397 -0.4 23 -0.1 2.2 -0.3 0.0 1573 -0.5 24 26 12 14
2501-2800 18 2548 2653 4.1 18 1.5 1.8 -0.1 1.2 1740 2.9 12 13 11 11
2801-3000 8 2787 2888 3.6 9 -0.1 0.5 1.3 1.0 4000 1.4 15 16 13 13
>3000 14 3135 3234 3.2 6 0.1 2.0 8.1 4.3 4736 2.5 19 19 11 11

Nota: Este examen se basa en las experiencias de los países. Por ello, todos los promedios de grupos de países son simples promedios aritméticos, en los que se ha dado a todos los países la misma ponderación. Los promedios ponderados en función de la población no son apropiados a efectos de este examen, ya que unos pocos países predominan en cada grupo de países en términos de población. Se observará, no obstante, que los porcentajes de población desnutrida en los distintos grupos, que se indican en la columna 6, son muy próximos a los promedios ponderados mediante la población.

Fuentes: Datos de la FAO y del Banco Mundial.