FAO en Uruguay

El MGAP y FAO trabajan en Plan Estratégico de Conciencia Agropecuaria

05/04/2017

El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) trabaja fuertemente en cinco líneas de política estratégica, a las cuales se las conoce, en su conjunto, como “Uruguay Agrointeligente”, que es el país que se proyecta al mundo con la vocación de ser identificado como proveedor confiable de alimentos sanos, seguros y confiables.

Dado que los consumidores están en constante evolución y buscan consumir alimentos producidos según su estilo de vida, garantías sociales, ambientalmente sostenibles, inocuos y que garanticen el bienestar animal, surge el desafío de fortalecer las conexiones del sector agropecuario y la sociedad en su conjunto.

Para hacer frente a este desafío, el gobierno uruguayo, a través del MGAP, solicitó la cooperación técnica a la FAO a los efectos de desarrollar e implementar un “Plan Estratégico de Conciencia Agropecuaria” para el “Uruguay Agrointeligente”.

Este trabajo permitirá mejorar la percepción pública de la agricultura en su conjunto, crear conciencia de su rol en la economía y contribuir a promover y decidir acerca de las capacidades de educación, entrenamiento y empleo necesarios para alcanzar las metas propuestas.

Para profundizar en el tema, conversamos con Patricia Céspedes, consultora del proyecto.

¿Cuáles consideras pueden ser los grandes obstáculos en Uruguay, que impiden lograr una imagen positiva del sector agropecuario?

Antes de responder sobre los obstáculos, me gustaría señalar que el proyecto Conciencia Agropecuaria es mucho más que buscar una imagen positiva del sector. Ya lo dijo el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, durante la inauguración de la Expo Activa 2017 en Soriano “el desafío pasa por generar una transformación social que genere un modelo identificatorio que movilice a su gente en torno a las oportunidades para el desarrollo del país”. Y agregó, “eso incluye influir y poner a dialogar distintos modos de pensar, imaginar, decidir y actuar en un proyecto de sociedad, y no pensarlo solo como un proyecto del campo hacia la ciudad”.

En ese sentido, los desafíos son aún mayores y los obstáculos no son menores. Existen una variedad de factores que podrían explicar las brechas, voy a mencionar al menos cuatro que creo son clave.

Primero, los factores históricos y culturales. El historiador Gerardo Caetano, en una entrevista a radio El Espectador en el año 2013, explicó claramente que el divorcio campo ciudad tiene sus raíces en la historia del Uruguay con la introducción del ganado que además presidió al colono, y mucho después permitió la instalación de la estancia cimarrona donde la explotación del ganado a campo abierto se realizaba exclusivamente con el fin de extraer el cuero. Luego vino la estancia empresa, con la incorporación del alambrado como incorporación de una nueva tecnología que expulsó la mano de obra rural que migró a los pueblos y ciudades. Luego un modelo agroexportador impulsado por la creación de las vías férreas con un diseño radial, confluía en Montevideo. Y más tarde, las carreteras que se construyeron al lado de esas vías férreas, consolidaron aún más un sistema de transporte que siempre terminaba y empezaba en la ciudad capital puerto, llevando y trayendo no solo mercadería, sino también era vehículo de las pautas culturales montevideanas. Por aquella época, las transformaciones no solo se dieron en el medio rural, también el medio urbano las vivió con la llegada de los inmigrantes y el desarrollo industrial, otro factor que termina por arraigar pautas culturales, sociales y políticas tan diferenciadas entre el campo y la ciudad.

Ese devenir histórico se enlaza con el segundo obstáculo que hoy enfrentamos para generar la transformación necesaria en términos de imagen e integración: el Uruguay agroexportador y sus esfuerzos de posicionamiento externo. Nuestro país debe vender el 90% de lo que produce, eso significa que los esfuerzos muchas veces están orientados a consolidar una imagen internacional ya que el mundo exige alimentos confiables, de calidad, inocuidad, con trazabilidad y valor agregado ambiental. Todo este esfuerzo, no tiene otra razón más que apuntalar el crecimiento del sector que contribuirá al crecimiento de la economía nacional, generando oportunidades por los altos efectos de multiplicación en todos los sectores de la economía del país. Esto nos plantea un gran desafío: debemos comunicar cuestiones que están lejanas a la población y que difícilmente encuentran una conexión. Nos preguntamos ¿cómo llegar a la gente y crear conciencia agropecuaria cuando sobran alimentos y debemos exportar su mayoría?, parece una tarea más sencilla en países más poblados porque juega un rol la soberanía alimentaria. Aquí se trata de visualizar y aprovechar las oportunidades (laborales, inversión, investigación, entre otras) que este sector está generando para el país en su conjunto.

De esta manera, se establece el tercer gran obstáculo. Las demandas de los consumidores y las demandas de los mercados evolucionan y cambian en forma permanente. Todo ese crecimiento se potenciará, y en el futuro el sector requerirá mano de obra más calificada, más especialización, nuevas habilidades en toda la cadena de valor (producción, transformación y comercialización). Sin embargo, algunos datos que confirmaremos con nuevos estudios en el marco del proyecto Conciencia Agropecuaria, indican que los dos problemas clave que el país enfrenta para atender esas demandas cambiantes del mercado son el envejecimiento sostenido de su población ocupada y  recursos humanos con escasa calificación en el sector rural.

Por último, cabe realizar una autocrítica. El sector agropecuario en su conjunto no ha sabido comunicarse con la población urbana. Utilizamos lenguajes muy técnicos, dirigimos nuestras herramientas de comunicación al propio sector, generamos contenido y mensajes que multiplicamos entre nosotros, tenemos una prensa especializada que nos apoya y que también se dirige a los públicos agropecuarios. En definitiva, este obstáculo hoy es una oportunidad de aprendizaje y cambio que estaremos promoviendo también desde el proyecto.

¿Qué elementos comunicacionales te parecen clave para generar conciencia agropecuaria en el público en general?

Debemos evitar la sensación de controversia o de sociedad dividida en torno a este tema. Ese camino solo refuerza los esquemas mentales actuales, por eso será clave buscar puntos coincidentes y evitar, en la medida de lo posible, lo que nos enfrenta. Por eso será clave el desarrollo y generación de empatía. El involucramiento de la sociedad, esta es una invitación a recorrer un camino de cambio.

Creemos que es fundamental comunicar en positivo, sin adoctrinar ni insistir en mensajes endogámicos, debemos propiciar un diálogo de saberes.

Más que herramientas de comunicación debemos pensar en un diálogo como una dimensión que incorporemos en todos los procesos.

Será clave identificar tendencias y quiénes influyen en nuestra comunidad, hay que competir por la atención de los ciudadanos en los espacios urbanos, también en las redes sociales. Será un desafío  entrar en el discurso de personas influyentes para ampliar el público.

Debemos además llamar la atención, rompiendo moldes y aumentando la visibilidad en lugares no tradicionales del sector. Hoy hay que entrar en la corriente de lo que es relevante para las personas y desde ahí conectar. Debemos trabajar más allá de lo informativo, el desafío será entrar en lo cotidiano de otros formatos más urbanos.

Este proyecto de intervención implica una voluntad de cambio social, y para eso habrá que desarrollar la creación de sentidos compartidos dotándolos de un horizonte deseable y posible, un imaginario, entendido como una representación posible del futuro que queremos construir.

¿Cómo se estructurará esta consultoría para poder atender todos los aspectos antes mencionados?

Existen tres objetivos estratégicos que guían esta consultoría y forman parte del proyecto apoyado por FAO en Uruguay. En primer lugar, generar un ámbito de concertación y alineamiento estratégico que siente las bases de la estrategia de Conciencia Agropecuaria. Esto incluye una articulación con la institucionalidad agropecuaria para desarrollar una visión de prospectiva que caracterice el sector agropecuario de hoy y de los próximos 20 años en términos de RRHH necesarios, para cumplir con el Uruguay Agrointeligente y sirva que de insumo para los tomadores de decisión.

Un segundo objetivo vinculado a la generación de un estudio de opinión pública que arroje luz sobre las percepciones, valoraciones y conocimientos que tiene el Uruguay más urbano sobre el sector agropecuario. Se involucrará al IICA y a la academia para acompañar este proceso de análisis. Además, se analizará las estrategias de comunicación externa dirigidas a públicos no agropecuarios por parte de los actores de la institucionalidad público agropecuaria. Este objetivo apunta a generar información que brinde elementos sobre el estado de situación actual en torno al tema, y así tomar luego decisiones en base a los datos.

Por último, el tercer objetivo de la consultoría es el diseño de la estrategia de comunicación. Esto incluirá el desarrollo de una Estrategia Global de Comunicación con carácter de largo plazo, un Plan de Comunicación Integral para el mediano plazo y la contratación de especialistas para el diseño de una Campaña de Conciencia Agropecuaria a ser ejecutada en un corto plazo (fuera del período de esta consultoría).