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3.16. DISCUSIÓN

La pérdida de biodiversidad en la fauna y la flora, que ha aumentado constantemente desde la aparición de la agricultura, se hace actualmente evidente también en las especies domésticas. La aparente reducción de diversidad en las especies de ganado doméstico que la acompañan es particularmente grave para aquellas especies en las cuales sus ancestros salvajes han desaparecido ya que, una vez que el material genético de la forma salvaje desaparece, se considera perdido para siempre. El recurso de los animales que aún existen en cautividad, como fuente de material genético, puede no ser satisfactorio ya que ciertas de estas especies salvajes han sido conservadas en cautividad por numerosas generaciones y su fondo genético es de muy pequeño tamaño y por lo tanto menos flexible y menos utilizable.

La domesticación ella misma, y se puede considerar que la cría en cautividad, ya sea en zoológicos o en condiciones más extensivas, es una forma de domesticación solapada, puede ser un proceso genético irreversible que inevitablemente sucede al retirar a las especies de la presión de selección del ambiente natural. Toda interferencia humana con las variadas influencias que condicionan el comportamiento salvaje, puede resultar en modificaciones genéticas que pueden conducir a diferentes grados de domesticación en los planos comportamental y genético (RYDER, 1993).

Teniendo en cuenta este hecho, el material genético proveniente de animales salvajes, ya sea para ser conservado por criopreservación o para la producción de híbridos con los tipos domésticos debe, en la medida de lo posible, ser obtenido de una población salvaje sana ubicada en el ambiente al cual está adaptada.

Queda después la pregunta de saber si nosotros debemos intentar domesticar nuevas especies de animales salvajes. Nosotros hemos ya explotado intensamente los genes indígenas de nuestras especies domésticas de las zonas templadas. Ha sido inclusive sugerido (SHORT, 1976) que, aparte de la atracción romántica que esto representa para los conservacionistas, hay sin duda poco interés de preservar las razas domésticas raras por su potencial genético. Su rareza puede aún ser un indicio de que ellas han perdido su utilidad y no son ya, más que piezas de museo. Sin duda que lo que nosotros deberíamos hacer ahora es colectar y evaluar los genes de más especies tropicales y polares en vistas de su introducción en el ganado doméstico de origen templado existente, así como evaluar el potencial de algunas especies completamente nuevas para la domesticación a los fines de alimentar un planeta cada vez más superpoblado por una humanidad la cual, en su mayor parte, vive o vivirá en los trópicos.

Las especies tropicales no tienen estación de reproducción marcada y, cuando son transportadas a zonas templadas, podrían mantenerse desestacionalizadas. Ejemplos de esto pueden verse con el ciervo axis, Axis axis, de la India, el muflón manchado, Ammotragus lervia, de África del Norte y el eland, Tautotragus oryx, de África Austral, los que se reproducen a lo largo de todo el año en su hábitat natural y continúan haciendo lo mismo cuando son transportados a latitudes tan septetrionales como la de Gran Bretaña (ZUCKERMAN, 1952). Es posible esperar que la introducción de estos genes tropicales en una especie doméstica, permita alargar la duración de su estación sexual. A la inversa, se puede esperar que los animales viviendo en regiones polares o a grandes alturas tengan una estación de reproducción corta, lo cual sería una característica indeseable en las situaciones agrícolas más avanzadas. Por el contrario, podrían tener numerosas características interesantes tales como un gran tamaño corporal, lo cual minimiza las pérdidas de calor, un crecimiento rápido y una tasa de conversión elevada, dos características asociadas con la necesidad de alcanzar la madurez durante la corta estación estival. De esta manera, la introducción de "genes polares" o de "genes de gran altura" en una especie doméstica deberían aumentar el tamaño corporal, acelerar el crecimiento y mejorar la eficacia de conversión alimenticia. El animal doméstico nuevo y más productivo podría ser así una mezcla de genes resultantes de la selección en ambientes extremos introducidos en un capital de temperamento doméstico probado (SHORT, 1976).

El concepto del cruzamiento para producir animales de "marca" no es nuevo. Los Griegos ya pensaban que el Minotauro era el resultado de la unión de un toro y de una mujer en tanto que Plinio, en su Historia Natural, sugiere que los avestruces son el producto de jirafas acopladas con insectos. Fundamentalmente, nosotros debemos esperar que los cambios de la combinación genética de poblaciones tomadas de la fauna salvaje sean necesarias para permitir su utilización sustentable para la alimentación y la agricultura en el ambiente organizado (en el sentido de menos caótico) de la cría.

Es conveniente examinar rápidamente la pregunta da saber a que parientes salvajes de las especies domésticas hay que dar prioridad, a la vez por acciones de conservación in situ y ex situ. La documentación disponible parece indicar que los bovinos salvajes que son clasificados como vulnerables o en peligro deberían ser considerados en prioridad. Los bovinos salvajes de Asia comprenden algunas especies potencialmente aptas: el kuprey, Bibos sauveli, en Viet Nam y Camboya; el gaur, Bibos gaurus, en India y en las selvas del Sudeste Asiático: dos especies de anoa, Buballus spp, en Indonesia y el tamaraw, Buballus mindorensis, en la isla de Mindoro en Filipinas. Las potencialidades productivas y económicas, así como los caracteres únicos de estos bóvidos silvestres tropicales son casi desconocidas. Un poco más es conocido del banteng, Bibos javanicus, del cual una forma doméstica, conocida como la "vaca de Bali", es utilizado para la tracción y la producción de carne en Indonesia y para la producción de híbridos en cruzamientos con los Cebú de la Isla de Madura. Los yaks, Poephagus mutus, también son domesticados en las alturas del Himalaya e híbridos con los bovinos con o sin joroba (yakows) son también producidos en África central. El mitan, Bibos frontalis, es considerado como una forma semidoméstica del gaur. Sin embargo, ciertos autores piensan que se trata de un cruzamiento gaur/bovino doméstico y otros se inclinan más por un cruzamiento gaur/banteng. Cualquiera que sea la hipótesis exacta, el mitan tiene la característica apreciable de una gran docilidad y podría ser todavía desarrollado para la producción de carne y para la tracción en las zonas montañosas boscosas que no son convenientes para los bovinos convencionales.

La mayoría de los bovinos salvajes de Asia están amenazados de desaparecer y es urgente prestar atención a su conservación. Todos habitan las selvas tropicales y las sabanas, regiones con ambientes extremos en los cuales los bovinos convencionales están mal adaptados y donde vive más de la mitad de la población de la tierra. En tanto que los bovinos salvajes de Asia podrían ser resistentes a una parte de las enfermedades y de los parásitos que pululan en su ambiente natural, no hay dudas que las enfermedades de los bovinos domésticos amenazan su vida en algunas regiones. Aquellas especies salvajes las cuales están verdaderamente relacionadas con las formas domésticas (yak, banteng y gaur) son importantes reservorios genéticos, en tanto que otras podrían tener un interés para la creación de nuevos animales domésticos (anoa, tamaraw, kuprey).

El búfalo africano del Cabo, Syncerus caffer, no está amenazado de desaparecer y los bisontes americanos y europeos, Bison bison, (considerados ahora como una sola especie) están protegidos del peligro, conservados por el gobierno y los individuos. Estos animales tienen potencialidades para la producción de carne magra de alta calidad, cuando son criados en las zonas marginales que no son convenientes para los bovinos para carne domésticos

El muflón y el urial, Ovis orientalis, están considerados como los ancestros de los ovinos domésticos. Casi todas las especies de ovinos salvajes europeos, asiáticos y norteamericanos producen híbridos fértiles cuando son cruzados con los ovinos domésticos (GRAY, 1972) y tendrían sin duda algunas ventajas, especialmente para alargar la estación reproductiva, en su retrocruza con las especies ancestrales (ZUCKERMAN, 1952).

La producción de "mulas ovinas", como fue sugerido por SHORT (1976) podría tener un significado agrícola considerable ya que ello suprimiría la necesidad de castrar los machos en exceso y podría, por tal razón, permitir una mejor conversión alimenticia y ganancias superiores de peso.

La especie salvaje que se supone es el ancestro de la cabra doméstica es Capra aegagrus. Esta especie está bien distribuida en todo Cercano Oriente pero las poblaciones, a menudo pequeñas y aisladas, se encuentran principalmente fuera de las zonas protegidas. Solamente en Turquía la población de cabras salvajes no está amenazada. Un cruzamiento entre la cabra del desierto del Sinaí y el ibex salvaje de Nubia, C. ibex nubiana, ha sido desarrollada en Israel con el objetivo de mejorar el gusto de la carne de la cabra del desierto. Los cruzamientos entre la cabra doméstica y el makor salvaje, C. falconeri, se producen a veces por casualidad en Chitral, Pakistán. Los machos de este cruzamiento, que son mucho más pesados que sus madres domésticas, son muy demandados como reproductores.

El caballo de Przewalski, Equus przewalskii, actualmente ha desaparecido del estado salvaje pero está a salvo en cautividad. Se han establecido planes para el retorno de la especie a su ambiente original en Mongolia. Los asnos salvajes del globo están en estado crítico, particularmente la única especie africana sobreviviente, el asno salvaje de Somalia, Equus africanus Somalicus, que se piensa que es uno de los ancestros del asno doméstico. Con la excepción del asno salvaje de Siria, hoy desaparecido, ninguna de las ocho especies de asnos salvajes de Asia ha sido domesticada y todos están clasificados hoy como en peligro o vulnerables por la IUCN. El asno salvaje de Somalia puede cruzarse con sus primos de Asia, pero los productos serán estériles. Una infusión de genes de asno salvaje asiático en el asno doméstico produciría una "mula" dotada de las características de resistencia de sus parientes salvajes.

El ancestro salvaje de la mayor parte de las razas de cerdos domésticos es el cerdo salvaje eurasiano, Sus scrofa. El cerdo verrugoso de Sulawesi, Sus celebensis, también ha sido domesticado desde hace mucho tiempo en la isla de Sulawesi y también en Indonesia. La especie existe en su forma original únicamente en la isla Sulawesi y en algunas islas vecinas. Los cerdos tendrán casi seguramente una importancia cada vez más grande para la humanidad como fuente de proteínas, y las variantes genéticas regionales del cerdo salvaje eurasiano y aquellas del cerdo verrugoso de Sulawesi (y otros cerdos salvajes asiáticos) son de un gran interés.

Entre los tres camélidos salvajes, dos se encuentran en América Latina y uno en Asia central. Los camélidos salvajes sudamericanos son la vicuña, Vicugna vicugna, y el guanaco, Lama guanicoe. Este último es el ancestro de las llamas y las alpacas domésticas. La mayor población de vicuñas está en Perú, donde la agitación política amenaza la especie. La población mundial de vicuñas es estable pero podría caer rápidamente si los esfuerzos de conservación son disminuidos. El desarrollo de técnicas de captura, esquila y liberación de las vicuñas podría crear las condiciones para una semidomesticación de la especie y proveer una fuente de ingresos interesantes para los pobladores de las montañas.

El guanaco está presente en número considerable en Argentina, pero en todas partes de América Latina es cazado y perseguido por los productores que creen que es una competencia importante para la cría de ovinos en cuanto al consumo de pastos y además representa un riesgo sanitario.

El camello salvaje con dos jorobas, llamado camello bactriano, Camelus ferus, está actualmente reducido a 500 individuos y está confinado en dos pequeñas zonas en Mongolia y China.

Algunas especies de cérvidos son consideradas actualmente como domésticas y otras seguirán el mismo camino. Sus parientes salvajes, aunque están a menudo bajo presión, no están al menos inmediatamente amenazados. Pero en un mundo en el cual la población humana aumenta en un millón cada cuatro días, esto puede difícilmente ser un motivo de satisfacción. El ciervo almizclero, Moschus spp., está sobreexplotado en toda su área de expansión que va desde Afganistán a la China por el norte de la India, por el amizcle que es utilizado por las industrias europea del perfume y la asiática farmacéutica. El ciervo Pere David, Elaphus davidianus, ha desaparecido del estado salvaje desde hace 800 años y ha sido recientemente reemplazado en su hábitat original a partir de animales cautivos ingleses.

El cruzamiento de ciervos originarios de zonas templadas con otros de las zonas tropicales está a un paso de transformarse en una práctica corriente, especialmente en Nueva Zelandia, para intentar maximizar la producción manipulando los cambios mostrados por los híbridos en materia de momento de estación reproductiva y de duración de la gestación. El wapiti, Cervus canadensis, el sika, C. nippon, y el ciervo Pere David se cruzan todos con el ciervo común, C. elaphus, y producen jóvenes fértiles. Nueva Zelandia posee actualmente más de 5000 criaderos de ciervos, representando más de un millón de animales y la población mundial comprende actualmente más de 5 millones de cabezas, sin contar los renos, una especie que ha sido domesticada en gran escala desde hace mucho tiempo en la región subártica.

Los rusos han tenido algún éxito en la domesticación del elan europeo, Alces alces, para la producción de carne y de leche y como bestia de carga en la Taiga, un ambiente al cual no se adaptan los animales de trabajo domésticos. Los rusos han informado de diferencias importantes en la producción lechera entre individuos sugiriendo que una selección provocaría un incremento de la productividad (YAZAN y KNORRE, 1964). Muchos antílopes africanos y asiáticos tienen un buen potencial para la domesticación o la semidomesticación. Ellos provienen de hábitats diferentes que van desde la selva húmeda a la sabana árida y las zonas semidesérticas. De esta manera están adaptados a condiciones ambientales que son marginales para la producción del ganado convencional a causa de la sequía, el calor, las enfermedades, la altura, la humedad y otros condicionantes. Aún sin estar sometidos a largos procesos de domesticación, ellos podrían ser más productivos y menos dañinos para el ambiente que el ganado doméstico convencional en las zonas.

Los más importantes de estos candidatos africanos a la domesticación son el eland, el springbok, Antidorcas marsupialis, y el impala, Aepycerus melampus, y en Asia, el nilgó, Boselaphus tragocamelus, y el antílope cervicapra, Antílope cervicapra. El nilgó, que da gemelos todos los años, podría competir con el ciervo común cuando el ambiente se preste a ello, aunque por supuesto el no podría dar el ingreso adicional correspondiente al velvet. La saiga, Saiga tartarica, que se veía por millones hace 35 años en las secas estepas Kalmukas de Rusia y en lo que es actualmente Kazakhstán, tiene un gran potencial en condiciones extensivas para la producción de carne y de pieles. Desgraciadamente, este pequeño antílope sufre actualmente una marcada declinación ya que sus poblaciones son exterminadas por sus cuernos que alimentan el mercado chino.

El elefante de Asia es un animal semidoméstico extremadamente útil en los campamentos de explotación forestal de Asia donde es muy utilizado para tirar de los troncos de teca que pueden llegar a pesar hasta 1000 kg. En Myanmar, donde alrededor de 4500 elefantes (y 10000 búfalos domésticos) son empleados en la industria de la madera, la pérdida anual de elefantes descartados por la edad, por accidente o por enfermedad es del 7 por ciento aproximadamente (= 315). Para ser sustentable, la captura anual del la población salvaje, que según las estimaciones razonables no debe ser de más de 6000 cabezas, no debería sobrepasar el 2 por ciento (= 120). Pero los rebaños salvajes no son todos igualmente accesibles a las operaciones de captura y el resultado de esto es que aquellos que son fáciles de alcanzar, en terreno fácil, tienden a ser sobreexplotados todos los años para proveer el mayor reclutamiento posible. En el pasado se impedía la reproducción a los elefantes de trabajo ya que el joven elefante es de poca utilidad como animal de trabajo hasta que tenga aproximadamente 12 años y ha sido siempre más simple y menos costoso capturar un elefante salvaje de la edad deseada. Actualmente, si el trabajo de los elefantes debe continuar en la industria de la madera de una manera que no degrade el ambiente, se deberá prestar alguna atención a la selección por la docilidad, la aptitud al aprendizaje y la inteligencia en las estaciones de reproducción, mientras se deja recuperar a la población salvaje.

Entre las demás especies que tienen un potencial para la domesticación se encuentran el buey almizclero, Ovibos moschatus, los osos asiáticos y algunos roedores de América Latina y de África. El buey almizclero, un habitante de la tundra del norte, tiene el hábitat más septentrional de los bovinos ungulados. Tiene un gran potencial de domesticación por su carne y fibra en un ambiente que, con la excepción del caribú y el reno, no puede acoger a ningún otro rumiante. Existen zonas del norte del Canadá, al oeste de Groenlandia y al norte de Rusia, que podrían albergar poblaciones del buey almizclero.

Las poblaciones salvajes del oso negro asiático, Ursus thibetanus, y del oso marrón, U. arctos, a través del Asia, de Pakistán y de Japón, tienen pocas probabilidades de sobrevivir al asalto actual contra ellos sostenido por la fuerte demanda y los precios elevados de su vesícula biliar y su bilis. Otras especies de osos asiáticos (oso perezoso, Melursus ursinus, y oso de los cocoteros, Helarctos malayanus) están también sobreexplotados por sus productos de uso medicinal. La intención de China de incrementar el número de osos en criadero hasta los 40000, podría provocar una caída del precio de la bilis de oso, en la medida en que los precios satisfagan a la demanda, pero antes de que esto se produzca, el oso negro asiático y el oso marrón están en riesgo de desaparición del estado salvaje y de ser completamente domesticados en cautividad.

Los roedores, particularmente, tienen posibilidades de transformarse en extremadamente importantes como candidatos a la domesticación. Son los animales más adaptables y prolíficos del mundo. Se reproducen bien en cautividad, engordan rápido y se adaptan a una amplia gama de condiciones locales. Muchos convierten eficazmente la vegetación grosera en carne, aunque no dispongan más que de un estómago simple. Mucha carne de roedores es ya consumida en el mundo, particularmente en América Latina y en África del Oeste. Perú, solamente, tiene 20 millones de cobayos domésticos y varias otras especies están en curso de domesticación experimental. Algunos, como el capibara, Hydrochoeris hydrocaeris, del cual su cría intensiva ha sido demostrada como posible, son más productivos que el ganado doméstico en las zonas marginales o degradadas y otros, podrían también prosperar allí donde por una u otra razón el ganado doméstico convencional no puede hacerlo.

Muchas especies de roedores de valor están clasificadas por la IUCN como en peligro o vulnerables y algunas ya han sido cazadas hasta su desaparición. Si el potencial considerable de estos y de otros miembros de la familia Rodentia fuese más ampliamente conocido en las esferas del desarrollo y de la economía agrícola, esto daría un estímulo para las acciones de conservación que son necesarias para mantener estos recursos genéticos y desarrollar su potencial de producción de alimento. En condiciones de semidomesticación, pocos han sido seleccionados reproductivamente por su docilidad y productividad de la misma manera que poco han sido descritas las diferentes razas en el seno de estas especies que ocupan una gran variedad de hábitats. Muchos factores importantes deben ser tenidos en cuenta antes de recomendar la introducción de un roedor recientemente domesticado (como por otra parte sucede con cualquier otro recurso genético exótico) en un nuevo país o una nueva cultura. Sobre todo a causa de su fecundidad, muchos roedores son plaga en su área de extensión natural y como algunas especies tienen marcada propensión a escaparse, hay un riesgo real, probado por un cierto número de experiencias desgraciadas, de que una especie extranjera establezca una población salvaje en el nuevo ambiente. Por esta razón los roedores podrían ser convenientes para su crianza solamente en los países de los cuales son originarios. Los animales potencialmente invasores no deberían ser introducidos en otro ambiente donde podrían escaparse y transformarse en un problema para la agricultura y todo el ecosistema.

El tema del riesgo de transmisión de enfermedades también ha sido abordado. Algunas especies de roedores son portadoras de enfemedades peligrosas para el hombre, por ejemplo la enfermedad de Chagas, la leismaniosis, la triquinosis, la tuberculosis, la peste bubónica y la tularemia. Esto también debe estar presente en el espíritu cuando se prevé la introducción de una nueva especie domesticada en una zona nueva.

En el caso de las aves, los genes de las especies que se reproducen en el Ártico, como el ganso de las nieves, Anser caerulescens y el ganso de cuello rojo, Branta ruficolis, serán seguramente necesarias para el mejoramiento del ganso doméstico así como el ganso con cabeza barrada, Branta indicus, y el ganso de Hawai, Branta sandvicensis, (KEAR, 1975). Los dos primeros anidan en el Ártico, tienen un período de incubación de sólo 23 a 24 días (el ganso doméstico incuba durante 33 a 35 días), tienen un crecimiento muy rápido y una excelente eficacia de conversión de los alimentos. El ganso de cuello rojo por ejemplo, alcanza 17.7 veces su peso a la eclosión en tres semanas lo cual es aproximadamente el doble de la velocidad de crecimiento de los gansos domésticos. El ganso con cabeza barrada anida en altura y tiene la ventaja sobre las especies de latitudes altas, de tener una larga estación de reproducción. El ganso de Hawai, en peligro, pone sus huevos en invierno, en período de días decrecientes. Es también un ganso totalmente terrestre, capaz de acoplarse en tierra firme y que tiene poca grasa subcutánea, caracteres que podrían ser útilmente introducidos en los gansos domésticos.

Los avestruces, Struthio spp., han sido domesticados desde hace más de 100 años y son muchos los que están mantenidos en condiciones cada vez más intensivas. La población de avestruces domésticos, solamente del distrito de Oudtshoom, en Sudáfrica, es de más de 90000 individuos (en el año 1990) y en los Estados Unidos, en 1994, se contaban aproximadamente 100000. Actualmente toda la demanda por la piel de avestruz no llega a ser satisfecha y hay una posibilidad de desarrollo de estos criaderos por la selección y el cruzamiento con los animales salvajes.

La domesticación del emú, Dromanius novaehollandiae, es una actividad reciente, intentada en primer lugar en Australia en 1976 y actualmente en curso en los Estados Unidos. La domesticación experimental del ñandú, Rhea americana, es de desarrollo reciente en Argentina y en Texas, Estados Unidos. Conviene estar atento a que la domesticación de estas grandes aves productivas no distraiga la atención sobre la necesidad del mantenimiento de las poblaciones salvajes emparentadas.

Los grandes lagartos han sido importantes animales comestibles desde los tiempos prehistóricos. Algunos, como el varan, Varanus spp., que se encuentra frecuentemente maniatado en los mercados de Indochina, son especies carnívoras que serán tal vez más difíciles de criar en forma rentable para la producción de carne. Por el contrario ellos pueden ser interesantes a ser criados por los "remedios" de la farmacopea china, como ya ha sido hecho en pequeña escala en Tailandia. La carne de iguana verde, Iguana iguana, es popular en América Latina y por todas partes los lagartos son cazados sin piedad. De esto resulta que son cada vez más raros y su declinación es aún más acelerada por la destrucción de su hábitat en la medida en que las selvas tropicales son desmontadas. Pero las iguanas son habitantes de los bordes de los bosques y prosperan en granjas y ranchos tanto tiempo como ocurre con algunos islotes boscosos que han sido dejados en pie.

Es preferible dejar a las iguanas en estado semidoméstico ya que ellas habitan normalmente en la cima de los árboles, se nutren de hojas, tallos y frutos de esa parte de la selva. Hay pocos herbívoros que sean capaces de convertir este tipo de follaje de la selva en alimento para el hombre. Las investigaciones indican que se pueden producir de 200 a 300 kg de carne de iguana por año en una hectárea de bosque. La carne tiene gusto a pollo y los huevos de iguana son consumidos en toda América Latina donde están considerados como afrodisíacos. La piel de iguana ha sido poco explotada hasta ahora. La principal dificultad es que hacen falta tres años para tener un lagarto del tamaño comercializable.

Las cinco especies de cocodrilos, Crocodylus spp., que están en curso de domesticación, alimentan un industria multimillonaria basada sobre la demanda de su piel. Por el momento, los huevos de cocodrilos y los jóvenes recién salidos del huevo, son colectados de la naturaleza y criados en cautividad. Allí donde se colectan huevos con una autorización de la autoridad nacional a cargo de la fauna salvaje, es de uso habitual exigir que un 10 por ciento de los jóvenes cocodrilos obtenidos sean liberados a la naturaleza. Desgraciadamente esta loable actitud conservacionista tiene un riesgo sanitario ya que enfermedades como la viruela del cocodrilo, que se contagia en las incubadoras, puede ser transmitida a la población salvaje por los jóvenes liberados. Se hacen nuevos esfuerzos para completar los procesos de domesticación manteniendo cocodrilos adultos para la producción de huevos puestos en cautividad y ya algunas granjas han tenido un cierto éxito en la producción de huevos de sus propios animales criados en cautividad.

Dos civetas, una africana y otra asiática, son actualmente explotadas por el muy precioso almizcle producido por sus glándulas anales. La civeta africana, Civettictis spp., es criada en semidomesticación por los pequeños campesinos etíopes, únicamente para la producción del almizcle que es exportado para la industria del perfume.

De la misma manera, la pequeña civeta asiática, Viverricula indica, es criada en Tailandia y en la India. El almizcle producido por esta especie es exportado hacia China para la industria farmacéutica. Las granjas de civeta tailandesas funcionan en asociación con los incubadores de huevos de pollos de manera que las civetas son alimentadas con pollitos muertos en el huevo que es hervido. Estas dos civetas son muy comunes y están ampliamente distribuidas en sus regiones respectivas. Por el momento estas dos industrias del almizcle de civeta están basadas en animales adultos, capturados de la población salvaje, pero en el futuro con seguridad se harán tentativas de hacer la reproducción de este animal en cautividad.

Los éxitos de la domesticación de animales salvajes en el pasado, han sido sin duda fortuitos y parecen haber dependido en gran medida del grado de desarrollo social de las especies concernidas y sin duda también de la del hombre. Ha sido sugerido por ZEUNER (1963) que la domesticación es raramente posible antes que un cierto nivel de evolución social haya sido alcanzado. Tratándose de especies ya domesticadas, la única excepción notable a esta regla es el gato, y no es una casualidad si la mayoría de las domesticaciones del pasado han ocurrido en los ungulados gregarios. Esto podría significar que intentar domesticar animales nerviosos y solitarios, o a aquellos que tienen hábitos territoriales agresivos y no hacen sociedad más que en pequeños grupos familiares, sería una pérdida de tiempo. Sin embargo, estudios hechos por el Instituto Smithsoniano de Investigación Tropical de Panamá, han mostrado que en el caso de un animal miedoso y agresivo como la paca, es necesario del empleo de técnicas cuidadosas, que incluyen la separación de la cría de su madre natural y su amamantamiento por madres adoptivas amansadas, previamente impregnadas de la presencia humana, con lo que se logra disponer de animales dóciles y no agresivos, en los cuales el comportamiento territorial violento no reaparece. Este remarcable trabajo ha mostrado que, después de una sola generación, pacas entrenadas a no ser agresivas y ser sociables, adoptan el tipo de comportamiento deseado y que este es progresivamente fijado. Después de tres generaciones los animales no tienen más necesidad de ser entrenados y pueden ser considerados como domésticos. La rata de las cañas es muy nerviosa y agresiva y podría justificar el recurrir a estas técnicas de crianza para resolver esto que aparece a primera vista como un serio obstáculo a la domesticación. Una técnica parecida permite la reproducción en cautividad del ganso de cabeza barrada siempre y cuando sus padres hayan sido criados a mano por el hombre e impregnados por sus cuidadores.

Las observaciones de HAGEDOORN (1950) podrían ser extrapolables a la domesticación de los roedores productivos. En esas experiencias, este autor cruzó varias razas (subespecies?) de la supuestamente inamansable rata negra, Rattus rattus. El crió una numerosa segunda generación de cruzas que demostró ser muy variable. Como consecuencia de una selección fortuita, algunas parejas se reproducían más fácilmente en las pequeñas jaulas y eran más proclives a ser amansadas, se creó una línea de ratas mansas. Aunque sería riesgoso generalizar esto a otras especies, estos resultados llevaron a BIGALKE Y NEITZ (1954) a sugerir que el trabajo de Hagedoom podía indicar que la domesticación del eland debería comenzar por el cruzamiento entre el eland común, T. oryx oryx, de África del Este con el eland gigante de Lord Derby, T. derbianus gigas, de África Central. POSSELT (1963) nota sin embargo que el temperamento de los jóvenes elands criados a biberón variaba considerablemente y esto indicaba probablemente que una reproducción selectiva por la mansedumbre y la docilidad podría sin duda ser realizada sin tener necesidad del cruzamiento. Otros autores han notado que cuando uno elige cachorros de perro para el entrenamiento, aquellos que tienen la piel y los ojos más oscuros son más fáciles de amansar y son menos tímidos que sus hermanos y hermanas más claros (KAGAN, 1994). Si ello fuese probado, la existencia de tales marcadores de una respuesta comportamental compleja como la facilidad a la domesticación podría ayudar a identificar los tipos salvajes deseables.

Si la población humana del globo aumenta al menos en un 50 por ciento en los próximos decenios, y si se quiere llegar a una agricultura sustentable en todos los ambientes, lo cual es indispensable, la humanidad tendrá necesidad de toda la diversidad genética disponible y más particularmente de aquellos genes que confieren resistencia a las enfermedades y a las sequías, productividad a lo largo de la vida y capacidad de prosperar en un ambiente degradado y poco hospitalario. El aumento de la población humana será ciertamente una de las mayores causales del recalentamiento del planeta. Desplazamientos de las zonas climáticas, cambios meteorológicos y la inundación de las planicies costeras van a imponer grandes dificultades a la agricultura y ganadería tradicionales, particularmente teniendo en cuenta el hecho que, con pocas excepciones, la mayoría del stock de ganado actual deriva de ancestros de zonas templadas en tanto que en 50 años, los dos tercios de la población del globo estará agrupada en las zonas tropicales donde la producción de ganado originario de las zonas templadas está lejos de ser satisfactoria.

Será esencial entonces, el desarrollo de nuevas técnicas para la incorporación de caracteres genéticos deseables a partir de las especies emparentadas restantes en sus contrapartes domésticas, así como la producción de nuevos animales domésticos. Existen dos soluciones para conservar la variabilidad genética manifestada por los parientes salvajes de los animales domésticos.

1. la conservación "In situ",

en la cual la población está preservada protegiendo el ecosistema en el cual ella se encuentra normalmente, estableciendo y manteniendo parques nacionales y reservas en las cuales se deja proseguir a la selección natural.

2. la conservación "Ex situ",

a) del animal entero: por el mantenimiento de poblaciones cautivas en los zoológicos, aunque sea costoso sin ninguna duda y pueda conducir a problemas de consanguinidad, ya que las poblaciones son forzosamente limitadas y las evoluciones genéticas ulteriores son prácticamente únicamente el resultado de una deriva genética aleatoria y de la depresión por la consanguinidad, los dos problemas a causa del pequeño número de padres.

b) de partes del animal: por técnicas de criopreservación que permitan la conservación de ovocitos, embriones y espermatozoides, congelando el material genético en el estado actual

Idealmente las tres medidas deberían ser tomadas simultáneamente, sin embargo, en la práctica, esto parece no ser posible por razones financieras o tecnológicas.

Queda la pregunta de como poner a disposición estos animales para su utilización en los programas genéticos. Las cantidades necesarias variarán, aún al interior de las especies, según que la nueva iniciativa de desarrollo comience a partir de la muestra de animales disponibles o que, en el otro extremo, el interés esté únicamente dirigido a un gen o a un alelo existente en la población salvaje emparentada. En la práctica, es probable que los rebaños en cautividad proveerán los animales, siendo ellos mismos renovados cada tanto con especímenes salvajes. Algunas especies importantes están representadas en las colecciones de los zoológicos pero de ninguna manera todas. Y es por aquellas que tienen un interés como fuente genética salvaje que la situación debe ser seguida con atención. Es necesario que los zoológicos sean más conscientes de la necesidad de mantener la variabilidad genética de las poblaciones cautivas. Esto no se realizará más que con un seguimiento genético acrecentado de las poblaciones cautivas y de programas de acoplamientos.

Los investigadores aconsejarán cada vez más el empleo de técnicas modernas de conservación y transferencia de embriones y de dilución y conservación del semen y la inseminación artificial. Estas técnicas ya han sido empleadas en una especie de bóvidos salvajes: en 1980 en la Sociedad Zoológica de Nueva York obtuvieron el nacimiento de un gaur después de la transferencia quirúrgica de un embrión de esta especie a una receptora Holstein. Las biotecnologías de la reproducción ofrecen claramente posibilidades de aumentar el tamaño de las poblaciones en cautividad sin recurrir a un agotamiento suplementario de las poblaciones salvajes.

Los parientes salvajes del ganado doméstico han seguido caminos evolutivos diferentes de aquellos seguidos por sus primos en las granjas. Las fuerzas de la selección natural han modelado su morfología, su fisiología y su comportamiento en el sentido de ventajas evolutivas únicas, de las cuales su valor es hoy mejor percibido, y para la explotación de las cuales son elaboradas las técnicas apropiadas.

Colecta, preservación, caracterización y utilización de los recursos genéticos de los parientes salvajes de los animales domésticos requieren el esfuerzo conjunto de los ambientalistas y de los agrónomos y veterinarios: los ambientalistas favoreciendo la toma de conciencia sobre su potencial y poniendo el acento en la conservación in situ de estos parientes salvajes, en tanto que los agrónomos y veterinarios deben proveer el conocimiento para la conservación y utilización de estos recursos genéticos. Los parientes salvajes de los animales domésticos deben tener el atributo de una alta prioridad cuando se elaboran planes nacionales de conservación y cuando las estrategias son puestas en ejecución. Los taxa salvajes que tengan un potencial para la domesticación deben ser estudiados y mantenidos de tal suerte que su conversión para la utilización humana pueda ser explorada y adoptada.


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