Indice Página siguiente


Prefacio

Con ocasión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Fuentes de Energía Nuevas y Renovables, celebrada en Nairobi en agosto de 1981, la FAO consideró necesario señalar otra crisis energética: la crisis de la leña, que afecta al aprovisionamiento energético cotidiano de importantísimas poblaciones rurales del Tercer Mundo. Se inició, pues, un estudio cuyo objetivo era reunir información y, sobre la base de ella, poner de relieve la dependencia en que se encuentran de la leña, como fuente de energía, las poblaciones del Tercer Mundo e identificar con mayor precisión la existencia de déficit cada vez mas acentuados. Los resultados de ese estudio se presentaron en un Mapa de la situación en materia de leña en los países en desarrollo1, publicado como contribución a la Conferencia de Nairobi. En el presente informe se exponen con más detalle la metodología empleada y los principales resultados obtenidos, en particular por lo que se refiere a cada una de las grandes regiones estudiadas.

1 Mapa de la situación en materia de leña en los países en desarrollo, FAO, Roma, 1981.

No hace falta insistir en el carácter dramático que reviste el aprovisionamiento de leña para aquellas poblaciones que no tienen acceso alguno, o sólo con grandes dificultades, a otras fuentes sustitutivas de energía. Lo que probablemente el presente estudio pone de relieve en forma nueva y contundente son las dimensiones del problema, el orden de magnitud de las poblaciones afectadas y de los déficit existentes y la degradación acelerada que se está produciendo de las distintas situaciones identificadas. El estudio muestra con claridad que los déficit se van extendiendo y aumentando rápidamente, debido a la acción conjugada del crecimiento demográfico, de la deterioración de los recursos forestales naturales y de la ausencia de posibilidades de sustitución con otras fuentes de energía. Si no se modifican radicalmente las tendencias actuales, las poblaciones afectadas por déficit energético a causa de la carencia de leña se duplicarán con creces de aquí al año 2000, llegando a superar los 2000 millones de personas, y el déficit podría corresponder para entonces a la mitad de sus necesidades energéticas.

Es difícil pensar que ese "agujero" energético sea admisible desde el punto de vista sociológico, económico y político, dado que en general corresponde a necesidades tan elementales como son la cocción de los alimentos y la calefacción del hogar y afecta además, sobre todo, a los estratos más pobres. Es fácil, pues, imaginar la pesada carga que supondría para las economías en desarrollo tener que intervenir con carácter de urgencia para garantizar un aprovisionamiento energético mínimo y asegurar su distribución entre poblaciones más o menos dispersas. Y más grave ano que ese "agujero" energético seria el daño, a menudo irreparable, que la destrucción de la vegetación leñosa representaría para los recursos naturales de vastas zonas ecológicas, generalmente frágiles, dado que la búsqueda desesperada de todos los elementos vegetales combustibles para cocinar los alimentos pondría en peligro la capacidad misma de producción alimentaria y agrícola, favoreciendo la erosión y la desertificación.

El primer objetivo del presente informe es, pues, señalar a la atención de los gobiernos interesados y de la comunidad internacional la gravedad del problema antes de que se extienda y se degrade hasta el punto de ser irreversible. Teniendo en cuenta la extensión y la diversidad de las situaciones analizadas, el estudio no ha podido tener más que carácter general, pero debe servir para hacer sonar una señal de alarma en todas las zonas donde se han apreciado síntomas de déficit. En muchos países ello debería llevar al gobierno y a la opinión pública a tomar conciencia del continuo agravarse del problema del aprovisionamiento de leña, cuyo carácter cotidiano y difuso impide a veces apreciar su verdadera importancia hasta que es demasiado tarde. La metodología preparada para este estudio puede perfeccionarse y utilizarse en estudios subregionales, como el realizado por la FAO en la región saheliana en 19821, o en estudios nacionales. En todos los casos, ello permitirá percibir los caracteres específicos del problema y obtener indicaciones más concretas sobre el orden de magnitud y la naturaleza de las intervenciones que son necesarias.

1 "Les disponibilités de bois de feu en région sahelienne de l'Afrique occidentale - Situation et perspectives", por M.N. Keita, FAO, Roma, 1982.

En segundo lugar, este informe quisiera llevar a una visión realista del problema energético de la mayoría de las poblaciones del Tercer Mundo: con frecuencia se movilizan recursos importantes para investigaciones sobre energías sustitutivas que pueden resultar atractivas por su novedad pero que, por otro lado, corresponden a una fase de desarrollo tecnológico y económico que las pone fuera del alcance, por varios decenios aún, de quienes tienen que afrontar una escasez aguda en sus aprovisionamientos energéticos cotidianos. A menudo existe un flagrante desequilibrio entre los recursos destinados a tipos de energía cuyo desarrollo requerirá un largo período de tiempo y los asignados a otras energías, como la derivada de la madera, para las cuales existen ya soluciones técnicas bien conocidas y de valor comprobado que no requieren más que una adaptación a las condiciones concretas locales y un esfuerzo para darlas a conocer.

El objetivo último de este estudio es conseguir sin retrasos una movilización de esfuerzos y de recursos para intervenir inmediatamente y en gran escala. Existen ya soluciones técnicas de carácter forestal que, además de contribuir a resolver el problema de la leña, pueden aportar otros beneficios, contribuyendo a estabilizar el medio y facilitando forrajes, alimentos y otros productos útiles para la economía doméstica o rural, a la que pueden dar una contribución sustancial. Pero para que esas soluciones técnicas tengan éxito es preciso adaptarlas a las necesidades específicas de las poblaciones afectadas, movilizar a la gente para que participe activamente y en masa y englobar esos esfuerzos en una política integrada de aprovechamiento de los recursos naturales y del territorio en beneficio del hombre. Es evidente, pues, el potencial de desarrollo de los programas forestales, cuya función energética representa un aspecto importante, sin ser el único.

El potencial de desarrollo que ofrecen las soluciones al problema de la leña es el aspecto sobre el que más insiste la FAO y al que concede atención prioritaria en su asistencia a los países afectados. La importancia de los recursos forestales para el aprovisionamiento energético constituye un elemento catalítico importante para reorientar más directamente las actividades forestales hacia el desarrollo rural y las necesidades de la población. Por otro lado, los beneficios múltiples y directos que la gente puede obtener de esas actividades y la movilización colectiva de esfuerzos con vistas a la autosuficiencia ofrecen una base para un desarrollo dinámico que no acentúe la dependencia del exterior. De esa manera, las funciones productivas, protectivas y sociales de la vegetación forestal, incluidos los árboles aislados, se integran en un sistema cuyas ventajas para la subsistencia y el desarrollo de las poblaciones interesadas saltan a la vista, los éxitos conseguidos recientemente en este campo no se limitan a la República de Corea, mencionada en el estudio, pero sólo han sido posibles allí donde se ha prestado apoyo masivo a la difusión de información) a la formación de la gente y al potenciamiento de las instituciones, en orden a una acción más generalizada de movilización de la población para actividades que ella misma sienta como beneficiosas para su desarrollo. Es precisamente ese apoyo esencial el que pretende movilizar el Programa de Acción multidonantes de la FAO en materia de silvicultura y energía rural, para el cual el presente estudio constituye un documento importante de referencia.

Esencialmente el estudio ha sido realizado a nivel regional, por los equipos del Preinvestment Survey of Forest Resources, Dehra Dun, India, y del Departamento de Manejo Forestal, Universidad Nacional Agraria, Lima, Perú, y por los consultores M. Baumer, J. Brookman Amissahy T. Gnrofoun. De la concepción y organización del trabajo se han encargado M.R. de Montalembert, coordinador del estudio, J.J. Clément, consultor técnico a nivel central, que han preparado el informe final.

M.A. Flores Rodas
Subdirector General
Departamento de Montes

UNIDADES DE MEDIDA UTILIZADAS EN LA PUBLICACION

GJ

= gigajulio - 109 julios

TJ

= terajulio - 1012 julios

GJ/hab/año

= gigajulio por habitante y año

m3/hab/año

= metro cúbico por habitante y año

m3/año

= metro cúbico por ano

m3/ha/año

= metro cúbico por hectárea y año


Inicìo de página Página siguiente