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CAPITULO III: HOJA Y RAMON DE OLIVO

La utilización de la hoja y el ramón de olivo en la alimentación animal puede tropezar con algunas dificultades que Alibes y Berge (1983) han resumido como sigue:

  1. la hoja y el ramón están dispersos en el terreno,
  2. el ganado no siempre está cerca del olivar,
  3. por razones filopatológicas, puede ser preciso eliminar rapidamente el ramón del olivar,
  4. los gastos de transporte incrementan el costo final,
  5. los problemas de conservación de las hojas, y
  6. el producto final tiene un valor nutritico mediocre.

Sin embargo, la hoja y el ramón tradicionalmente se utilizan frescon en muchos países y pueden constituir un recurso forrajero nada despreciable.

3.1 Características físicas

No existe una definición precisa del ramón de olivo utilizado en la alimentación de los rumiantes. Sin embargo, la literatura especializada parece referirse generalmente a ramas de diámetro inferior a 3–4 cm.

Sin embargo, es preciso distinguir entre la hoja recogida en almazara (párrafo 1.3.1), en la que la parte de leña es insignificante, y el ramón, en el que la parte de leña puede ser importante. Según Civantos (1981), la proporción de hojas en el ramón con diámetro inferior a 4 cm es de un 50 por ciento aproximadamente.

En la mayor parte de los países, la leña de la poda se pone libremente a la disposición de los animales, que evidentemente consumen sobre todo las hojas y las ramillas en un proporción difícil de establecer. En España se han realizado trabajos para la recogida y el procesado del ramón con máquinas especiales (Civantos, 1981 y 1982; Parellada y otros, 1982), con las que también se puede realizar el escamujado.

3.2 Conservación

Al ser la recogida y la poda actividades estacionales, puede ser interesante prever la conservación de las hojas y el ramón con miras a escalonar el consumo durante un período más largo. Se pueden aplicar dos procedimientos: el secado o el ensilado.

Con respecto a las hojas recogidas en almazara, Nigh (1977) ha comparado la conservación de la hoja secada al aire y la hoja ensilada. El secado manual al aire reduce el gusto amargo de las hojas y les da un olor comparable al del heno fresco. Sin embargo, no deben secarse demasiado pues perderían su carácter apetitoso. Ahora bien, este método requiere mucha atención y trabajo y es complicado. El ensilado en silo vertical sin conservantes también suprime el gusto amargo, pero la calidad varía mucho con arreglo a las condiciones de realización. Sin embargo, parece que el método de ensilado es preferible al secado. Conviene señalar al respecto que el simple ensilado por amontonamiento permitiría sin duda una conservación tan buena como la de un silo vertical costoso.

Maymone y otros (1950) han logrado un ensilado sarisfactorio (PH = 4,2 para un 23 por ciento de MS), aunque los ensayos de ensilado de hojas de ramón hechos en España por Veray Vega y Galán Redondo (1978), inclusive con conservantes, han dado resultados aparentemente poco interesantes. Asimismo, Parellada y otros (1982) han descrito distintas formas de ensilado (algunad de ellas incluyen materiales húmedos) pero las informaciones disponibles son muy incompletas. Según Alibes y Berge (1983), varios factores hacen dudar de la viabilidad y el interés de ensilar este ripo de residuos de la recogida:

  1. el elevado contenido de materia seca,
  2. la poca densidad y la dificultad de eliminar el oxígeno mediante un amontonamiento suficiente,
  3. la insuficiencia de azúcares fermentables,
  4. la estructura del producto (el leño rompe el plástico).

Finalmente, hay que tener presente que los olivares mediterráneos se encuentran en climas secos y que, en consecuencia, la desecación natural parece el proceso más deseable.

Como se ha indicado anteriormente, en España se han realizado importantes trabajos para la recogida y la separación de las hojas secas. Este procedimiento mecánico sigue siendo costoso, pero los estudios merecen proseguirse.

El proceso de escamujado-amontonado debe iniciarse no más tarde de ocho días después de la poda, pues de lo contrario se perderían las hojas. En condiciones normales (ausencia de lluvia) entre el momento de la poda (el 50 por ciento de la hoja es materia seca), el amontonado, picado, transporte y separación de las hojas de ramón por corriente de aire, se alcanza fácilmente un estado de desecación suficiente para una buena conservación (87 – 92 por ciento de MS). Puede entonces acondicionarse las hojas para obtener densidades superiores y disminuir los gastos de tramsporte (Parellada y Gómez Cabrera, 1983).

3.3 Composición química

La composición química de las hojas y el ramón dependen de muchos factores (variedad de los olivos, condiciones agroclimatológicas, época en que se toma la muestra, y los distintos tratamientos aplicados).

Cuadro 18: Composición química indicativa de las hojas y el ramón de olivo

SubproductoMateria secaMateria orgánicaSNTCelulosa brutaMGNDFADFADL
Ramón verde
Ramón seco
68
87–92
90
91,5
7,7
7–9
24,5
23–29
11,2
6
-
-
-
-
-
-
Hojas verdes
Hojas secadas al aire
Hojas secadas al aire 8,8% de madera
Hojas secadas al aire, 11,4% de madera
Hojas secadas al aire, 15% de madera
Hojas secadas al aire, 22,6% de madera
Hojas ensiladas con 8,8% de madera
50–58
95
87
93
74
93
46
95
95
92
92
95
92
91
11–13
7–11
7.7
8,7
6,7
7,8
7,7
15–18
13–23
19
19
30
21
-
7
5
-
-
-
-
-
47
40–45
48
-
56
51
-
28
28–35
34
-
44
35
32,5
18
18
19
-
19
18
19

Fuente: Adaptación con datos de Alibes y Berge, 1983: se citan muchas fuentes.

En términos generales, estos subproductos tienen características relativamente homogéneas y bien definidas:

El ramón parece más pobre en sustancias nitrogenadas que las hojas verdes y es comparable a las hojas secas. Su contenido de celulosa bruta naturalmente es mucho más elevado que el de las hojas.

3.4 Valor nutritivo de la hoja y el ramón de olivo

3.4.1. Digestibilidad

Los primeros ensayos realizados en Italia (Maymone y otros, 1950) han demostrado que el secado y el ensilado de las hojas de olivo entraña un descenso importante de la digestibilidad de la materia seca, la materia orgánica y las sustancias nitrogenadas (Cuadro 19).

Cuadro 19: Coeficiente de digestibilidad in-vivo de las hojas de olivo según el modo de conservación (tomado de Maymone y otros, 1950)

ConservaciónMateria secaMateria grasaSustancias nitrogenadas totalesCelulosa brutaMateria grasa
Fresca6061442925
Secada4345242529
Ensilada4648173942

En el cuadro que figura a continuación se resumen los trabajos más recientes efectuados sobre todo en España para medir la digestibilidad de distintos tipos de hojas y ramón de olivo.

Cuadro 20: Coeficiente de digestibilidad de distintos tipos de hojas y ramón de olivo

SubproductoMateria secaMateria orgánicaSustancias nitrogenadas totalesCelulosa brutaMateria grasa
Ramón verde
Ramón seco
57
52
60
55
32
13,5
46
27
51
16
Hojas verdes
Hojas secadas al aire
    "   + 8,8% de madera
    "   + 11,4% de madera
    "   + 15% de madera
    "   + 22,6% de madera
Hojas ensiladas, con 8,8% de madera
54*
54*
36,5
47,2*
-
30,5
40*
-
47*
39
-
42
32
29,5
-
-
<0
-
7
<0
<0
-
-
-
36
-
-
-
-
-
29
-
-

* Digestibilidad in-vitro; en los demás casos, digestibilidad in-vivo.

Fuente: Adaptación de información contenida en Alibes y Berge, 1983; se citan numerosas fuentes.

La digestibilidad del ramón seco es algo menor en lo que se refiere a la materia seca y la materia orgánica y mucho menor en lo que se refiere a las sustancias nitrogenadas en comparación con el ramón fresco.

Los resultados obtenidos in-vitro con hojas verdes o secas han podido ser desvirtuados por haber tenido que secar las hojas frescas en horno antes de la evaluación, ya que no se observan las importantes diferencias registradas por Maymone y otros (1950). En cambio, la influencia del porcentaje de madera presente en las hojas entraña una disminución importante de la digestibilidad. Este hecho se observa claramente en la Figura 6. Además, la digestibilidad in-vivo de las sustancias nitrogenadas es muy baja e incluso negativa.

Figura 6: Evolución de la digestibilidad in-vitro de la materia seca del ramón de olivo en función del porcentaje de madera (Alibes y otros, 1982)

Figura 6

3.4.2 Ingestión

Los animales generalmente consumen bien las hojas de olivo verdes distribuidas en invierno, sin problemas de adaptación ni siquiera a largo plazo.

Sin embargo, las experiencias llevadas a cabo en el campo han dado resultados a veces muy diferentes. En efecto, Boza y otros (comunicación personal) han registrado con cabras en jaulas metabólicas las ingestiones voluntarias siguientes:

Por otra parte Alibes et al (1982) y Gomez Cabrera y otros (1982), administrando hojas secas (más o menos contaminadas) a ovinos, han obtenido, respectivamente, ingestiones de 42 g y 23 g de MS/0,75.

Algunos autores (Gomez Cabrera et al, 1982) señalan problemas de acumulación de astillas no separadas de las hojas en el librillo de los bovinos. Sin embargo, no se han observado problemas de este tipo cuando se han separado las astillas de las hojas.

En raciones ad libitum de hojas secas, Gomez Cabrera et al (1982) consiguieron aumentar la ingestión de hojas de 23 g a 45 g/MS/kg 0,75 aportando un complemento de harina de girasol. Alibes y otros (1983) también registraron un aumento de la ingestión cuando complementaron la ración de hojas de olivo distribuidas a los ovinos con el 18 por ciento de cebada y el 1,5 por ciento de urea.

3.5 Tratamientos para mejorar el valor nutritivo de la hoja y el ramón de olivo

3.5.1 Tratamiento mecánico

Teniendo presentes los resultados de la Figura 6, parece evidente que la separación de las hojas y las astillas es un tratamiento muy eficaz para mejorar la digestibilidad del ramón de olivo. Los trabajos que se están realizando en España deberían permitir determinar procedimientos prácticos aplicables a nivel de granja.

3.5.2 Tratamiento con álcalis

Los tratamientos de las hojas secas con álcalis realizados por Alibes y otros (1982) han sido más bien decepcionantes (Cuadro 21). En el caso del tratamiento con soda, el efecto resultó incluso negativo en la digestibilidad. Estos autores consideran que, al contener este forraje menos del 50 por ciento de componentes de pared celular y alrededor del 20 por ciento de lignina, la acción de la soda no podría tener la misma eficacia que en la paja de cereal (que contiene el 80 por ciento de componentes de pared celular y menos del 10 por ciento de lignina).

El tratamiento con amoníaco anhidro tampoco tuvo un efecto apreciable ni en la digestibilidad ni en el nivel de ingestión de los ovinos, a pesar de que en ese tratamiento la proporción de sustancias nitrogenadas totales representaba un aumento del 10 por ciento aproximadamente.

Cuadro 21: Efecto del tratamiento con álcalis en el valor nutritivo de las hojas secas de olivo (Alibes y otros, 1983)

 Hoja secaHoja ensilada con aguaHoja ensilada con 4% de NaOHHoja tratada con NH3
Materia seca, %
Sustancias nitrogenadas totales, % de MS
NDF
ADF
ADL
87,0
7,7
47,8
33,9
19,1
45,7
7,7
-
32,5
18,6
44,8
6,2
-
32,4
16,7
83,3
16,8
-
29,5
15,8
Digestibilidad in-vitro de MS
Digestibilidad in-vivo de MO en ovinos
Ingestión en ovinos, g MS/kg 0,75/día
45,2
40,6
41,7
40,0
29,5
48,5
43,0
38,5
47,7
47,8
42,1
48,9

En Italia, Martilotti y Danese (1983) también han comparado el efecto de los tratamientos con álcalis en el ramón de olivo molido y conservado durante 60 días en recipientes plásticos de 25 litros. Los resultados que se indican a continuación son algo más optimistas.

Cuadro 22: Efecto de distintos tratamientos con álcalis en la digestibilidad del ramón de olivo molido (Martilotti y Danese, 1983)

 Ramón no tratado+ 4,7% de NaOH+ 5,2% de NaOH
+ 1,5% de NH3
+ 2,5% de NH3
Materia seca, %
Sustancias nitrogenadas totales
Celulosa bruta
NDF
ADF
ADL
62,6
5,9
29,4
58,1
44,8
16,0
59,5
6,5
25,5
52,7
40,6
13,8
60,2
14,1
23,7
47,6
37,7
14,4
61,5
16,9
28,1
55,9
43,7
15,5
Digestibilidad in-vitro de MS
Digestibilidad in-vitro de MO
35,3
36,4
40,6
44,2
49,5
52,7
47,5
48,7

El efecto en la digestibilidad in-vitro del ramón de olivo molido y tratado es muy positivo sobre todo cuando la soda y el amoníaco van asociados, siendo el efecto del amoníaco superior además de aumentar considerablemente el contenido en sustancias nitrogenadas digeribles.

Estos mismos autores han repetido este experimento tratando montones de 5 a 6 toneladas de ramón molido colocados bajo una cubierta de polietileno, con dos dosis de amoníaco anhidro durante 40 días.

Los resultados se resumen en el cuadro siguiente:

Cuadro 23: Efecto en la digestibilidad del ramón de olivo tratado con amoníaco anhidro (Martilotti y Danese, 1983)

 Ramón no tratado+ 2,5% de NH3+ 4,5% de NH3
Materia seca
Sustancias nitrogenadas totales
NDF
ADF
ADL
62,3
7,9
58,1
44,8
16,0
62,2
16,7
54,5
42,1
15,0
62,1
23,8
50,9
38,6
14,6
Digestibilidad in-vitro de MS
Digestibilidad in-vitro de MO
35,3
36,4
42,9
44,3
45,1
47,7

Estos experimentos se han realizado en condiciones reproducibles a nivel de granja y parecen muy positivos y comparables a los realizados anteriormente en laboratorio.

3.6 Utilización de la hoja y el ramón de olivo en la alimentación animal

Como se ha indicado anteriormente, las hojas y el ramón de olivo tradicionalmente se distribuyen a los animales en el establo o en el campo en las regiones olivareras. Es difícil evaluar el porcentaje reservado a este uso, que varía considerablemente de un país a otro. De todas maneras, la distribución ad libitum a los rumiantes no plantea ningún problema especial, a no ser el limitado valor nutritivo de este forraje.

Se han hecho pocos ensayos verdaderos en esta esfera. Nigh (1980) ha comunicado que en el Centro de Kolymberi de Creta las hojas de olivo recogidas en almazara se distribuían frescas (tenían menos de dos días) en raciones de 15 kg diarios a vacas Hollstein. Zoïopoulos (1983) ha señalado que el nivel actual de distribución de estas hojas frescas asciende a 30 kg día en dos comidas. Se distribuyen cantidades similares de hojas ensiladas después del período de la cosecha. Aunque no se han realizado controles científicos precisos, ese autor considera que tiene un efecto positivo en la producción lechera. Las hojas verdes también se distribuyeron a veces a hembras de cerdo.

En Grecia se han distribuido, como forraje único, hojas y astillas frescas a ovinos y caprinos en proporción del 6 por ciento del peso en vivo y hasta el 10 por ciento en el caso de los conejos (Kalaisakis, 1975). Sin embargo Zoïopoulos (1983) sugiere que el nivel óptimo sería del 2,5 por ciento del peso en vivo en el caso de los rumiantes.

En España, Muñoz y otros (1983) estudiaron los efectos de la administración a corderos de 36 kg de raciones ad libitum de hoja seca con un suplemento de cebada y un complemento proteínico de harina de pescado (230 g|cordero|día) y han observado aumentos de peso de 77 g|día frente a sólo 40 g cuando la fuente proteínica era la urea; el lote testigo con heno de alfalfa y 200 g de cebada supuso un aumento de 154 g|día durante 90 días.

Con respecto a las hojas secas, Alibes y otros (1982) recomiendan que se haga un uso comparable al de los forrajes pobres como la paja, es decir con un suplemento proteínico, una ligera aportación de energía fácilmente fermentable y finalmente un complemento mineral.

En el caso de las hojas verdes, la situación sería más ventajosa especialmente para las cabras (Boza y otros, comunicación personal).

3.7 Conclusiones

En resumen, cabe pensar que la hoja fresca de olivo ofrece una digestibilidad de la materia orgánica aceptable en comparación con forrajes de calidad media. Sin embargo, la calidad disminuye en el caso de las hojas secas y es comparable a la de una paja de cereal. Cuando el porcentaje de astillas es relativamente elevado, el valor nutritivo disminuye y resulta inferior al de la paja de cereal ordinario.

El valor proteínico de las hojas frescas es muy pequenõ y prácticamente nulo en el caso de las hojas secas.

Los niveles de ingestión son relativamente bajos, pero pueden mejorarse mediante una aportación limitada de complemento energético y nitrogenado.

Los tratamientos mecánicos que permiten separar las hojas y las astillas mejoran considerablemente la utilización con fines de alimentación.

Los poquísimos ensayos realizados de tratamiento de las hojas secas con álcalis no han tenido efectos apreciables, mientras que se ha observado un mejoramiento evidente de la digestibilidad in-vitro cuando se ha utilizado ramón de olivo fresco conservaco con álcalis.

Desgraciadamente se han hecho muy pocos ensayos de alimentación de animales que permitan determinar con precisión los efectos que la inclusión de hojas y ramón de olivo en las dietas de los animales tiene en la producción (leche o carne), aunque su empleo no presenta ninguna dificultad práctica.

De todas maneras parece lógico que las hojas y el ramón de olivo, por su localización y su valor nutritivo, formen parte de las raciones en los lugares en que se distribuyen a voluntad a los animales, con el complemento de pastos u otros recursos forrajeros disponibles en el plano local, en el marco de objetivos de producción moderada.

En consecuencia, es lógico integrar la producción animal en la producción oleícola, lo que por otra parte ya se hace tradicionalmente en muchas regiones de la cuenca del Mediterráneo. Esta integración aprovecharióa a ambos sectores de actividad, tanto el animal como el vegetal. Los animales valorizan subproductos que constituyen un alimento barato, que de otra forma se perdería, y los olivares se benefician por su parte de abonos orgánicos de los que con frecuencia los suelos tienen mucha necesidad.


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