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III. Capacitación sobre seguridad


Participación comunitaria
Reluctancia para asistir a cursos sobre seguridad
Capacitación obligatoria sobre seguridad
Efecto de la capacitación obligatoria en las tasas de letalidad

Los enfoques eficaces de la seguridad en el mar en cualquier parte del mundo y a todos los niveles, se basan en tres líneas de defensa:

1. Prevención (el componente más fiable y rentable): equipo, capacitación, experiencia, información y criterios adecuados para evitar ponerse en peligro, en primer lugar.

2. Supervivencia y salvamento propio: equipo, capacitación y actitudes que se necesitan para sobrevivir y salvarse a sí mismo cuando las cosas empiezan a ir mal.

3. Búsqueda y salvamento (SAR) (el más costoso y menos fiable de los tres niveles): sistemas de alerta, búsqueda y salvamento que se necesitan cuando fallan las dos primeras líneas de defensa.

Nunca se destacará demasiado la importancia de la capacitación de buena calidad para reducir las pérdidas de vidas mediante la prevención de los accidentes y la supervivencia en los mismos, así como para reducir los costos de SAR. Las principales limitaciones para una buena capacitación son los costos y la falta de exigencias obligatorias. Además, las instituciones que ofrecen capacitación sobre seguridad frecuentemente se enfrentan con la desconfianza y resistencia de la industria, si bien la experiencia ha demostrado que tales obstáculos se pueden superar si se comprueba que la capacitación y los instructores ofrecen conocimientos especializados pertinentes no sólo sobre cuestiones de seguridad, sino también sobre las pesquerías directamente pertinentes a los destinatarios, sobre la comunidad local y sobre sus problemas concretos.

Participación comunitaria

Aún en el caso de que se ampliaran todos los convenios internacionales para incluir las actividades pesqueras, fueran ratificados por un número suficiente de países y se aplicaran e hicieron obligatorios en las leyes y reglamentos nacionales, no se podría garantizar un entorno de trabajo seguro sin la participación de la comunidad. Las medidas para mejorar la seguridad pueden ser realmente eficaces sólo cuando existe la motivación para aplicarlas. El establecimiento y mantenimiento de esta cultura de seguridad es una tarea interminable que exige la participación de los mismos pescadores y sus familias, los armadores, los legisladores y la comunidad en su conjunto. En muchos países, grupos de autoayuda de pescadores u otras ONG han establecido una cooperación fructífera con las autoridades para promover la seguridad en sus comunidades.

El riesgo ha sido siempre parte integrante del entorno de trabajo en los barcos mercantes y pesqueros y, al parecer, ha sido aceptado como tal. Con la rápida expansión de las flotas durante los siglos XIX y XX y al aventurarse los barcos en aguas desconocidas, las catástrofes que han afectado a un gran número de pescadores se han hecho más frecuentes, lo que ha obligado al público a tomar conciencia del problema. Gradualmente, esto ha llevado a realizar esfuerzos organizados para remediar la situación: se erigieron faros, mejoraron los mapas de las aguas costeras, se construyeron puertos y se establecieron sistemas organizados de búsqueda y salvamento. Se colocaron en lugares estratégicos casetas de emergencia tripuladas por miembros de las guardias costeras voluntarias, que contenían una embarcación y el equipo necesario para salir en ayuda de los barcos en peligro.

Al comienzo del siglo XX, el equipo de seguridad en los barcos era escaso. Incluso a bordo de un trasatlántico como el Titanic, se disponía de salvavidas y botes sólo para una parte de las personas a bordo. La catástrofe del Titanic, que continúa atrayendo la atención mundial, dio lugar al primer tratado internacional para mejorar la seguridad en el mar, SOLAS. A nivel nacional, fomentó también la importancia de las organizaciones voluntarias que se habían establecido en zonas costeras, promovidas en muchos casos por las viudas y madres de los pescadores y otras mujeres de las comunidades. Su finalidad era promover una cultura de seguridad, recaudar los fondos necesarios y ejercer presión sobre los legisladores para crear el marco jurídico que mejorara la seguridad (véase el Recuadro 5).

Estas organizaciones voluntarias desempeñaron una función muy importante en la promoción de la seguridad en las comunidades pesqueras del Atlántico Norte. En los últimos años, una de sus principales funciones en muchas comunidades ha sido la de preparar y ofrecer cursos sistemáticos de capacitación sobre seguridad para los pescadores.

Reluctancia para asistir a cursos sobre seguridad

Aunque se organicen actividades sólidas, bien organizadas y de amplia difusión, la reluctancia de los pescadores para asistir a los cursos sobre seguridad constituye una causa grave de preocupación.

Los pescadores parecen en muchos casos no reconocer ni desear admitir los riesgos inherentes a su profesión. Además de multitud de pruebas anecdóticas, existen estudios científicos que demuestran la disposición de los pescadores a adoptar riesgos[35], algunos de los cuales indican incluso que los pescadores están más expuestos a lesiones mortales en tierra que los dedicados a otras ocupaciones[36]. En un estudio realizado en Canadá, se demostró que lo que más temen los pescadores de altura es el agotamiento de las poblaciones ícticas y la pérdida potencial de su trabajo, etc. Después venían otras preocupaciones y, sólo al final de la lista, se indicaban, aunque no en todos los casos, las preocupaciones o el temor a lesiones en su trabajo[37].

Esta actitud, unida a la reluctancia a dedicar un tiempo valioso en tierra a su formación y aceptar la pérdida potencial de ingresos por asistir a cursos sobre seguridad, hace que sea difícil, si no inútil, ofrecer a los pescadores cursos sobre seguridad con carácter voluntario. Es interesante señalar que los oradores procedentes de distintas partes del mundo que intervinieron en la Conferencia internacional sobre seguridad y condiciones de trabajo a bordo de los barcos pesqueros, celebrada en Rimouski, Canadá en 1989[38], coincidían en que, debido a la disposición de los pescadores, serían inútiles los cursos voluntarios sobre seguridad. Sólo si se les obligara, los pescadores asistirían a tales cursos. Se ofrecen a continuación algunos ejemplos.

Recuadro 4. Insuficiencia de la capacitación voluntaria sobre seguridad

EE.UU.: “El problema principal con que se encuentran los educadores y las organizaciones que se encargan de establecer un programa sobre seguridad es la falta de interés, rayana en completa indiferencia, que manifiestan los pescadores. Esta falta de interés no es sólo de los pescadores americanos, es mundial”[39].

Noruega: “Cuando se organizó la capacitación sobre seguridad con carácter voluntario, fue recibida con un interés cada vez mayor, sobre todo porque los instructores encontraron una falta alarmante de conocimientos, que la capacitación pudo eliminar. A pesar de ello, la necesidad de hacer que los cursos sean obligatorios se deriva de los factores siguientes: a) la capacitación sobre seguridad no representa ya una novedad. b) Los pescadores consideran que, mediante conversaciones, películas y televisión, etc., pueden adquirir conocimientos suficientes. c) Es imposible motivar a algunos pescadores para que asistan voluntariamente. La experiencia ha demostrado que muchos pescadores se niegan a recibir cualquier forma de capacitación o educación si no se les obliga. d) Los pescadores consideran que el sacrificio financiero es demasiado grande. Siguen los cursos solamente cuando se les exigen para tener un título o como condición para obtener licencia de faenar; tiene que haber un beneficio económico directo como resultado del curso. e) Los propietarios de los barcos no han motivado a sus tripulaciones o no han creado los fundamentos necesarios para los cursos”[40].

EE.UU.: “La historia ha demostrado que la asistencia a programas voluntarios sobre seguridad ha sido esporádica. Muchos programas sueles aplazarse o cancelarse por falta de interés o de una participación suficiente de la industria pesquera. Muchos han intentado superar este problema proporcionando incentivos para la asistencia y llevando el programa a la calle. Los programas han solido combinar también sus esfuerzos con otras asociaciones de apoyo (por ejemplo, viudas de pescadores) para incrementar la sensibilización sobre seguridad en la flota”[41].

Canadá: “Se pueden organizar reuniones de información con varios grupos (de pescadores), pero la experiencia demuestra que la asistencia es escasa cuando el único tema es la seguridad en el mar. Los actuales cursos de capacitación para pescadores no cuentan con una buena asistencia. Si no hay una exigencia reglamentaria de capacitación, probablemente hay pocas posibilidades de que asistan muchos pescadores”[42]

Kenya: “Los pescadores de todo tipo deberían hacer cursos orientados a equiparlos con conocimientos de navegación y seguridad y sobre las condiciones de trabajo a bordo de los barcos pesqueros. Los cursos básicos deberían incluir: 1. primeros auxilios 2. lucha contra incendios 3. elementos de navegación y un conocimiento completo de los sistemas de vientos y corrientes 4. saber nadar y bucear, 5. confeccionar y utilizar equipo sencillo de seguridad, como salvavidas con gomas y tubulares viejos, etc.... Los cursos deberían ser obligatorios para todos los pescadores a fin de reducir al mínimo los accidentes ocupacionales causados por terceras partes... debería ser obligatorio no emplear como miembros de la tripulación a quienes no saben nadar hasta que no dominen las prácticas de natación y buceo”[43].

Canadá: “La pesca es una de las pocas industrias de Canadá en la que no se exigen una capacitación antes de entrar en ella. Por ello, en lo relativo a capacitación y educación, el comité (Comité tripartito de la fuerza laboral, el gobierno y la industria, establecido en 1988) recomendó que se exija a todos los pescadores para 1995 la obtención de un título de haber asistido a un curso de capacitación sobre seguridad, como condición indispensable para conseguir una licencia personal anual para la pesca comercial. El comité manifestó tal preocupación por el nivel de seguridad en la industria que expresó su convencimiento de que la única forma de cambiar la situación era mediante un sistema de capacitación obligatorio para todos los pescadores. El comité estaba convencido de que el voluntarismo en materia de capacitación no modificaría en modo alguno la realidad existente. Ya sea por el rudo individualismo que caracteriza la industria, o por la evidente disconformidad con el sistema educativo, parece haber una reluctancia natural de los pescadores a someterse a un proceso formal de capacitación”[44].

Citas tomadas del Simposio internacional sobre seguridad y condiciones de trabajo a bordo de los barcos pesqueros, Université de Quebec, Rimouski, 1989.

Capacitación obligatoria sobre seguridad

Si se ofrecen los cursos de forma voluntaria, irregular e intermitente, se necesita un gran esfuerzo de promoción y se consigue formar a relativamente pocos pescadores. Es posible que accidentes espectaculares, como importantes pérdidas de vidas en la mar, susciten temporalmente el interés, pero cuando se amortiguan sus efectos hay que reanudar los esfuerzos de promoción. Este enfoque esporádico es costoso en términos de tiempo y dinero y tiene efectos limitados. Lo reconocen la mayoría de los estados más adelantados en materia de seguridad en el mar, que durante el último decenio han hecho obligatoria la capacitación sobre seguridad para todos los pescadores que entran en la profesión, y algunos incluso para los pescadores experimentados. Entre tales países figuran muchos de Europa y Canadá, Australia y Nueva Zelandia.

Los principales elementos de la capacitación son: primeros auxilios, supervivencia en el mar, lucha contra incendios y humo, y seguridad a bordo; conocimiento del casco, la maquinaria y el equipo eléctrico del barco, y estabilidad. En los Estados Unidos y Canadá, la capacitación suele incluir también el equipo de radio y navegación. La duración de los cursos varía de 20 a 40 horas aproximadamente.

Es probable que cualquier programa obligatorio sea objeto de aversión y resistencia e incluso que fracase, a menos que lo apoyen y participen en él los pescadores. Es importante ofrecer la capacitación en un entorno realista que involucre a los pescadores con una participación práctica de la que se obtenga una retroinformación activa. Por ello, se ofrece la capacitación a bordo de barcos especialmente equipados al efecto o en centros de formación de las comunidades pesqueras. En algunos lugares, se hacen ejercicios a bordo de los barcos de los mismos pescadores. Se reconoce la necesidad de crear una confianza entre los alumnos y los instructores y, cuando es posible, se nombra instructores a pescadores experimentados.

La capacitación de los pescadores en materia de seguridad se ha introducido en distintos niveles y con distintos requisitos para la obtención de un título. En algunos cursos basta la mera asistencia, mientras que otros programas más completos exigen al alumno realizar tareas específicas (p. ej. apagar un incendio, lanzar y recoger un salvavidas) y, en niveles más altos, hace falta superar con éxito exámenes orales y escritos. Muchos de los cursos de seguridad exigidos para trabajar en el mar en distintos países desarrollados son idénticos o muy parecidos a los acordados por los convenios internacionales de la OMI sobre barcos mercantes, que se describen en los modelos de cursos de la OMI. Dichos cursos están diseñados para que se adapten a distintos tipos y tamaños de barcos y, en efecto, los barcos pesqueros son otro tipo de barcos. Los componentes de tales cursos son:

1. Técnicas de supervivencia personal,
2. Prevención de incendios y lucha contra los mismos,
3. Primeros auxilios esenciales,
4. Seguridad personal y responsabilidades sociales.
Los títulos obtenidos de los cursos tienen la ventaja de facilitar la movilidad ocupacional de quien los obtiene, con lo que se racionaliza la distribución de los costosos recursos de capacitación entre las industrias comerciales y pesqueras. También presentan la ventaja de ser reconocidos internacionalmente.

Lo mismo que en el sector más general de la capacitación pesquera, en los últimos años se ha hecho más hincapié en una capacitación funcional en la que los alumnos deben demostrar su competencia para realizar tareas, en lugar de demostrar sus conocimientos dando respuestas orales o escritas a las preguntas. Este tipo de capacitación funcional exige más recursos que la teórica, especialmente cuando los alumnos están expuestos a situaciones peligrosas, y la seguridad durante el proceso de capacitación en materia de seguridad se convierte en un problema. En tales circunstancias, es muy conveniente utilizar instalaciones especializadas, en las que se puedan hacer simulaciones de situaciones peligrosas, pero bajo un control estricto de instructores experimentados y con óptima formación. Cuando se dispone de estos centros de capacitación en supervivencia y lucha contra incendios, hay que utilizarlos plenamente, incluso para los pescadores artesanales. En realidad, en una situación de supervivencia en la mar cualquier pescador artesanal se va a enfrentar con los mismos problemas que quien faena en el mayor buque del mundo.

Pese al aumento de la legislación sobre seguridad, los cursos obligatorios y la mejora del equipo, algunos países europeos señalan con preocupación que la tasa de accidentes y muertes sigue siendo muy elevada. Estos países han buscado una solución al problema en el sistema de gestión integrada de la seguridad (GIS) adoptado por la OMI para barcos mercantes. Este sistema exige que el patrón y la tripulación de un barco hagan un informe escrito en el que se analicen y describan zonas y actividades de riesgo afrontadas durante las operaciones del barco (denominado sistema de gestión de la seguridad). Se les exige también determinar qué precauciones adoptarían para reducir o eliminar tales peligros. De esta forma se guía a los pescadores en un proceso en el que tienen que reflexionar sobre la seguridad en su propio barco utilizando su método de pesca concreto, en lugar de basarse en una dotación de equipo y capacitación que no son específicas ni del barco ni del método de pesca. No obstante, se señala que los propietarios eluden los objetivos de esta medida contratando a consultores para que redacten los informes de GIS relativos a sus barcos. Se señalan también preocupaciones por el hecho de que este sistema causa un excesivo trabajo documental que no resulta apropiado para una tripulación poco familiarizada con la escritura.

Efecto de la capacitación obligatoria en las tasas de letalidad

Por distintas razones, no se puede hablar con certeza sobre el efecto de la capacitación obligatoria en la reducción de las lesiones y muertes en la industria pesquera. En primer lugar, estudios de este tipo deben realizarse durante un período superior a los pocos años que han transcurrido desde que se hizo obligatoria la capacitación sobre seguridad. En efecto, en muchos países la capacitación obligatoria se halla todavía en una fase de adaptación y se tardarán algunos años en aplicarla plenamente. En segundo lugar, las tasas de letalidad deben normalizarse en función de datos comparables sobre el número de pescadores con respecto a los días de trabajo, horas de navegación, desembarque total de pescado u otras cifras adecuadas obtenidas en distintos tipos de pesquerías. Tales datos no se hallan disponibles.

En tercer lugar, es preciso aislar los efectos de la capacitación de otros factores. El mejoramiento técnico general de la pesca, la mayor sensibilización en materia de seguridad, las medidas preventivas, la mejora de los servicios de búsqueda y salvamento, etc. contribuyen a reducir las lesiones y muertes. Por otra parte, puede ocurrir también que la mejora de los registros de las lesiones haga aumentar el número de accidentes notificados. De esta forma, hay varios factores que ocultan los efectos de la capacitación.

No obstante, puede ser útil examinar las tendencias en las muertes de pescadores notificadas por algunos de los países que han introducido la capacitación obligatoria de los pescadores en materia de seguridad. En Noruega e Islandia, se redujo a la mitad el número de accidentes mortales ocurridos a pescadores entre 1995-99 en comparación con el período de cinco años precedente (1990-94). En Dinamarca, la tendencia apunta en la misma dirección, pero no es tan marcada. No se dispone de cifras sobre el número de días hombre en la mar durante tales períodos. Ha habido también una tendencia al descenso gradual del número de pescadores, pero este descenso no basta por sí solo para explicar la notable disminución de accidentes mortales.


Muertes
1990-1994

Muertes
1995-1999

Suma
1990-99

Reducción

Reducción %

Islandia

48

23

71

- 25

- 52%

Noruega

132

62

194

- 70

- 53%

Dinamarca*

45

38

83

- 7

- 15,5%

* 1989-98
Uno de los argumentos en contra de la capacitación obligatoria sobre seguridad es el costo que representa para los pescadores y/o la comunidad. El costo total varía de un país a otro, lo mismo que la subvención estatal. Sin embargo, tales costos deben compararse con los múltiples beneficios de la reducción de los accidentes. En Islandia se calcula que el costo total de los accidentes en el mar en 1997 ascendió a 45-60 millones de dólares EE.UU., lo que representa el 0,6 - 0,8 por ciento del PIB. Tales costos incluyen los de seguros marinos, búsqueda y salvamento, tratamiento médico, prestaciones de la seguridad social y gastos de personal estimados por el método de la “voluntad de pagar”[45]. El costo de la capacitación sobre seguridad de 1 272 pescadores en dicho año fue de 650 000 dólares EE.UU., aproximadamente el 1 por ciento del costo de los accidentes. Este ejemplo muestra hasta qué punto es rentable para la comunidad la inversión en seguridad.

Todo induce a creer que la capacitación sobre seguridad ejerce efectos positivos en las tasas de lesiones y muertes, si bien, por muchas razones, es difícil demostrarlo con cifras concretas.


[35] Polnac, R. & Pogie, J. The structure of job satisfaction among New England fishermen and its application to fisheries management policy. American Anthropologist 90: 888-901, 1988.
Polnac, R. & Pogie, J. Danger and rituals of avoidance among New England fishermen. Maritime Anthropological Studies I: 66-78, 1988.
[36] Rafnsson, V. & Arnadottir, H. Risk of fatal accidents occurring other than at sea among Icelandic fishermen. Br. Med. Journal 336: 1379-1381. 1993.
Rafnsson, V. & Arndottir, H. Mortality among Icelandic fishermen. International Journal of Epidemiology 23,4: 730-736. 1994.
[37] Binkley, M. Department of Sociology and Social Anthropology, Dalhousie University, Halifax Nova Scotia, Canada.
[38] Simposio internacional sobre seguridad y condiciones de trabajo a bordo de los barcos pesqueros. Université de Quebec, 1989.
[39] Armand Lachance, Rappoteurs report, p.434.
[40] Halvard Aasjord Safety training and accident rates in the Norwegian fisheries, pp. 446-448.
[41] Robert Moran, National Council for fishing vessel safety and insurance: Vessel safety programs for US commercial fisheries. pp.386-391.
[42] John M. Carter, Federal/provincial initiatives on occupational safety and health in the fishing industry. pp 382-385.
[43] James Siwo Ubaga. Vessel and occupational safety for fishermen in East Africa. pp 125-129.
[44] John M. Carter, Federal/provincial initiatives on occupational safety and health in the fishing industry. pp 382-385.
[45] Costo de los accidentes marítimos en Islandia. Instituto de estudios económicos, Universidad de Islandia, 1998. http://www.ioes.hi.is/publications/cseries/c9807.html

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