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El papel de la tecnología

El desarrollo y la difusión de nuevas tecnologías son factores importantes que determinarán el futuro de la agricultura. El estudio de la FAO examinó tres aspectos de suma importancia, y que son la biotecnología, las tecnologías que favorecen una agricultura sostenible y la dirección que deben seguir las futuras investigaciones.

Biotecnología: problemas y perspectivas

La biotecnología promete grandes beneficios tanto para los productores como para los consumidores de productos agropecuarios pero sus aplicaciones también están asociadas con riesgos potenciales. Los riesgos y beneficios pueden variar sustancialmente de un producto a otro y con frecuencia se perciben de forma diferente en los distintos países. Para aprovechar todo el potencial de la biotecnología, es necesario desarrollar políticas adecuadas a fin de asegurar el diagnóstico preciso de los riesgos potenciales, con objeto de evitarlos cuando sea necesario.

¿Qué función desempeña actualmente la biotecnología?

Durante muchos años, los seres humanos se han dedicado a mejorar la producción agropecuaria. A lo largo de los últimos 150 años, los científicos han ayudado con sus esfuerzos a desarrollar y refinar las técnicas de selección y mejoramiento. Aunque se han conseguido progresos considerables, la selección y mejoramiento convencionales exigen mucho tiempo y están sujetas a limitaciones técnicas.

La moderna biotecnología tiene el potencial necesario para acelerar el desarrollo y la distribución de una mejor producción agropecuaria. La selección asistida por marcadores, por ejemplo, aumenta la eficacia del fitomejoramiento convencional, lo que permite un análisis en laboratorio rápido de miles de individuos, sin necesidad de cultivar plantas hasta su maduración en el campo. Las técnicas de cultivo de tejidos permiten la rápida multiplicación de materiales de plantación limpios de especies propagadas a nivel vegetal para su distribución entre los agricultores. La ingeniería o modificación genética (manipulación del genoma de un organismo mediante la introducción o eliminación de genes específicos) ayuda a transferir características deseadas entre plantas con mayor rapidez y precisión, de la que es posible con el fitomejoramiento convencional.

La fitogenética promete proporcionar beneficios considerables, pero también suscita preocupaciones muy difundidas entre el público. Entre éstas se encuentran recelos éticos, inquietudes relacionadas con la inocuidad de los alimentos y el medio ambiente y temores acerca de la concentración del poder económico y la dependencia tecnológica, que podrían profundizar la brecha entre los países desarrollados y los países en desarrollo.

La difusión de cultivos modificados genéticamente (MG) ha sido rápida. La superficie cubierta por ellos se multiplicó por 30 en el período de cinco años hasta 2001, y ya habían cubierto más de 52 millones de ha. En algunos países en desarrollo se están haciendo muchas investigaciones para desarrollar más variedades MG. Por ejemplo, se informa de que China tiene la mayor capacidad de investigación en biotecnología después de los Estados Unidos de América.

Sin embargo, la difusión hasta la fecha está muy limitada geográficamente. Sólo cuatro países representan el 99 por ciento de la superficie mundial de cultivos MG: los Estados Unidos de América con 35,7 millones de ha, Argentina con 11,8, Canadá con 3,2 y China con 1,5. El número y tipo de cultivos y aplicaciones afectados también es limitado. Dos terceras partes de la superficie de cultivos MG está plantada con cultivos tolerantes a los herbicidas. Todos los cultivos MG explotados comercialmente son actualmente cultivos no alimentarios (algodón) o se utilizan en gran parte para piensos (soja y maíz).

Superficie de los cultivos MG para diferentes productos y países


Fuente: ISAAA (2001)

 

Biotecnología: beneficios potenciales, riesgos y preocupaciones

Beneficios potenciales

  • Mayor productividad de la que resultarán rentas más elevadas para los productores y precios más reducidos por los consumidores.
  • Menor necesidad de insumos perjudiciales para el medio ambiente, especialmente insecticidas. Los científicos han desarrollado variedades de maíz y algodón que incorporan genes de la bacteria Bacillus thuringiensis (Bt) que produce toxinas insecticidas. Se encuentran en camino variedades resistentes a virus y hongos para frutas y hortalizas, patatas y trigo.
  • Nuevas variedades de cultivos destinados a zonas marginales aumentarán las sostenibilidad de la agricultura en comunidades agrícolas pobres. Estas variedades serán resistentes a la sequía, al encharcamiento, a la acidez del suelo, a la salinidad o a temperaturas extremas.
  • Reducción de la dependencia de conocimientos de gestión gracias a la resistencia incorporada a plagas y enfermedades.
  • Mejora de la seguridad alimentaria gracias a una reducción de las fluctuaciones de los rendimientos causadas por plagas, sequías o inundaciones.
  • Mayor valor nutritivo gracias a una calidad y contenido más altos de proteínas, así como a mayores niveles de vitaminas y micronutrientes (por ejemplo, arroz enriquecido con yodo o betacaroteno).
  • Mejor valor para la salud y la digestibilidad. Los científicos están desarrollando variedades de soja que contienen menos grasas saturadas y más sacarosa.
  • Fabricación de productos químicos y farmacéuticos valiosos a menor costo que el que es posible conseguir en la actualidad. Los productos en los que se piensa van desde aceites especiales y plásticos biodegradables hasta hormonas y anticuerpos humanos.

Riesgos y preocupaciones

  • Los productos están adaptados en gran medida a las necesidades de los agricultores a gran escala y de la elaboración industrial en el mundo desarrollado, con el resultado de que los agricultores con escasos recursos de los países en desarrollo no se beneficiarán de ellos.
  • Concentración del mercado y poder monopolístico en el sector de semillas, lo que reduce las posibilidades de elección y control para los agricultores, que tendrán que pagar precios cada vez más altos por las semillas. Una sola compañía controla más del 80 por ciento del mercado del algodón MG y el 33 por ciento de la soja MG.
  • Obtención de patentes de genes y de otros materiales con origen en los países en vías de desarrollo. Compañías del sector privado están en condiciones de apropiarse sin compensación de los productos resultantes de los esfuerzos de mejoramiento de generaciones de agricultores y de las investigaciones realizadas en el sector público.
  • Tecnologías capaces de impedir que los agricultores reutilicen las semillas. Estas tecnologías requieren que los agricultores compren nuevas semillas todas las temporadas y pueden impedir su adopción por agricultores pobres. En el peor caso, la ignorancia de esta característica puede dar por resultado la pérdida completa de la cosecha.
  • Inocuidad de los alimentos: Este aspecto ha recibido una mayor atención después de que una variedad de maíz potencialmente alergénico, no registrado para uso alimentario, entrara en la cadena alimentaria de los Estados Unidos.
  • Efectos medioambientales de los cultivos MG. Existe el riesgo de que genes insertados se trans-mitan a poblaciones silvestres, con consecuencias potencialmente graves para la biodiversidad, o contaminen los cultivos de los agricultores orgánicos. Los genes para aumentar la resistencia a los herbicidas pueden fomentar el uso abusivo de herbicidas, mientras que los destinados a aumentar la resistencia a los insectos pueden generar resistencia en estos, lo que obligaría al uso de productos más tóxicos para eliminarlos.

¿Por qué necesitamos biotecnología moderna?

Algodón Bt en China: historia de un éxito

Uno de los éxitos más impresionantes en biotecnología agrícola es la experiencia de China con el algodón Bt.

Después de investigaciones por diversos asociados de los sectores público y privado, el algodón Bt se entregó a los agricultores del país en 1997. Se hizo popular muy rápidamente, por lo que aumentó la superficie dedicada a este algodón de 2 000 ha en el primer año a 70 000 ha en 2000. La razones de esta popularidad fueron principalmente económicas, pero también había importantes ventajas para el medio ambiente y la salud humana.

En general, el algodón es muy vulnerable a las plagas y requiere normalmente numerosas aplicaciones de insecticida, que es caro, exige una gran cantidad de mano de obra adicional y es con frecuencia causa de problemas en la salud de los trabajadores agrícolas. Los agricultores que utilizaron la nueva variedad Bt necesitaron menos del 20 por ciento de insecticida que los agricultores que utilizaron variedades no Bt y sólo una tercera parte de las aplicaciones. Fueron capaces de reducir sus costos de mano de obra y otros insumos. Sus rendimientos también fueron superiores: 3,37 toneladas por ha en comparación con 3,18 toneladas con el algodón no Bt. El coste total de producción de un kg de algodón fue un 28 por ciento más bajo.

Se produjeron efectos positivos sobre la biodiversidad, y tanto los agricultores como los agentes de extensión agraria del gobierno informaron de una mayor variedad de insectos y más especies beneficiosas en los campos con algodón Bt. Además se registraron considerables beneficios para la salud de los agricultores: sólo el 5 por ciento de los cultivadores de algodón Bt presentaron informes sobre envenenamientos, frente al 22 por ciento de los cultivadores de algodón no Bt. Los beneficios económicos globales del algodón Bt se evaluaron en 334 millones de dólares EE.UU. en 1999.

A nivel mundial, la producción agropecuaria podría satisfacer probablemente la demanda esperada en el período hasta 2030, incluso sin avances importantes en biotecnología. Sin embargo, la biotecnología puede ser una importante herramienta en la lucha contra el hambre y la pobreza, especialmente en los países en desarrollo. Debido a que puede proporcionar soluciones en los casos en los que enfoques de mejoramiento convencionales han fallado, puede ser una gran ayuda en el desarrollo de variedades de cultivos capaces de sobrevivir en entornos difíciles en los que gran parte de la población pobre del mundo vive y se dedica a la agricultura. Ya se han conseguido algunos resultados prometedores en el desarrollo de variedades con características complejas como resistencia o tolerancia a la sequía, a la salinidad del suelo, a plagas y a enfermedades, lo que ha ayudado a reducir las cosechas perdidas. Varias aplicaciones permiten a los agricultores de escasos recursos reducir el uso de insumos comprados como plaguicidas o fertilizantes, con ventajas para el medio ambiente y la salud humana, así como para los ingresos de los agricultores.

La mayoría de la biotecnología la generan y controlan grandes empresas privadas, que hasta ahora han dirigido sus trabajos a agricultores comerciales que pueden permitirse comprar sus productos. No obstante, se están haciendo algunos trabajos en el sector público dirigidos a cubrir las necesidades de los agricultores escasos de recursos. Además, la mayoría de las tecnologías y productos intermedios desarrollados a través de la investigación del sector privado, pueden adaptarse para solucionar problemas prioritarios en los países en desarrollo. Para que los pobres de estos países se beneficien de este potencial, se necesitan medidas a nivel nacional e internacional a fin de fomentar asociaciones entre los sectores privado y público capaces de fomentar el acceso a estas tecnologías a precios asequibles. Este es el principal reto político para el futuro.

¿Qué políticas se necesitan para aprovechar el potencial de la biotecnología en favor de los pobres?

En el caso de los cultivos MG, la mayoría de las aplicaciones comerciales desarrolladas hasta la fecha están dirigidas a reducir los costes de producción y no a satisfacer las necesidades de los consumidores. La postura respecto a los beneficios esperados y los riesgos potenciales de dichos cultivos, y de la biotecnología en su conjunto, difiere entre las regiones, países, grupos de intereses e individuos. Los pobres de zonas urbanas y sin tierras de los países en desarrollo necesitan alimentos más baratos. En contraste, para los consumidores de los países desarrollados, donde los alimentos son abundantes, las preocupaciones sobre la salud y el medio ambiente asociadas con la biotecnología pesan más que las posibles reducciones en los costos. Estos consumidores estarán más inclinados a aceptar nuevos productos si pueden estar tranquilos respecto a su inocuidad por medio de los marcos legales adecuados.

Será necesario hacer mayores inversiones enfocadas a la investigación de cultivos MG para países en desarrollo, para asegurar que los agricultores de estos países tengan acceso a las nuevas variedades de cultivos resultantes. El centro de atención debe desplazarse de los cultivos tolerantes a los plaguicidas a características que tengan importancia para los agricultores de escasos recursos: mayor resistencia o tolerancia a la sequía, al anegamiento, a la salinidad y a temperaturas extremas; mayor resistencia a plagas y enfermedades; mejores valores nutricionales y mayores rendimientos. Un cambio semejante podría basarse en nuevas asociaciones entre los sectores privado y público, traducidas en una explotación más eficaz de la investigación del sector privado, pero bajo la guía de los donantes del sector público. La disponibilidad de los fondos para investigación podría estar basada en licitaciones públicas.

Efectos del algodón Bt en China


Fuente: Huang et al. (2002)

Más cambios en el horizonte

El rápido avance conseguido tanto en la generación como en la extensión de nuevas aplicaciones de la biotecnología, junto con la incierta respuesta del público a estas aplicaciones, hace difícil predecir las perspectivas a largo plazo de estas tecnologías, incluidos sus efectos sobre la futura producción. Sin embargo, la evolución a corto plazo (los tres próximos años aproximadamente) es algo más fácil de prever.

El éxito del algodón Bt en China ha abierto el camino para la futura expansión de cultivos MG en este país, que tiene un potencial considerable de productos MG. China es un importante productor de soja, maíz y tabaco, cultivos para los que se han desarrollado características MG en otros lugares. La adopción a gran escala de tecnología MG en China bien podría proporcionar el impulso necesario para que otros países en desarrollo sigan sus huellas.

Mientras que es probable que aumenten las tasas de adopción de tecnologías MG en países en desarrollo, se espera que disminuyan en el mundo desarrollado. Esto refleja principalmente el impresionante crecimiento en el pasado, que pone límites al potencial restante. Por ejemplo, la soja MG ya representa dos terceras partes de la superficie de soja cultivada en todo el mundo y una proporción todavía mayor de la superficie de los países desarrollados. A medida que se extienda la superficie mundial de esos cultivos, pueden adquirir importancia otras aplicaciones de la biotecnología más sofisticadas. Ejemplos de ello son los nutricéuticos o las aplicaciones cosméticas basadas en MG. Puesto que es probable que estas nuevas aplicaciones produzcan una gama de beneficios más amplia que alimentos y piensos "simplemente" más baratos, los consumidores de los países desarrollados pueden sentirse más inclinados a aceptarlas.

Hacia una agricultura sostenible

Dado un entorno de políticas de fomento, los tres próximos decenios podrían ser testigos de métodos de cultivo capaces de reducir los daños medioambientales y de mantener o incluso aumentar la producción. En algunos casos, estas tecnologías también reducirán los costes de producción

Agricultura sin labranza/de conservación

Los efectos negativos que la labranza del suelo puede tener sobre los procesos biológicos y, por tanto, sobre la productividad, ha ganado cada vez más reconocimiento. Como respuesta, se ha desarrollado una agricultura no-labranza o agricultura de conservación (NL/AC). Esta forma de agricultura puede mantener y mejorar los rendimientos de los cultivos, proporcionando mayor resistencia contra la sequía y otros problemas.

Al igual que el cultivo orgánico, la agricultura NL/AC mantiene la biodiversidad y permite ahorrar recursos. Sin embargo, a diferencia de la agricultura orgánica, se puede combinar con insumos sintéticos y cultivos MG. En ella intervienen tres elementos principales:

La agricultura no-labranza/de conservación puede aumentar el rendimiento de los cultivos del 20 al 50 por ciento. Los rendimientos son más estables, mejora la resistencia contra la sequía y los costos de mano de obra y combustibles son menores, pero la gestión es más compleja.

La agricultura NL/AC puede aumentar el rendimiento de los cultivos del 20 al 50 por ciento. Los rendimientos varían menos de un año otro, mientras que los costos de mano de obra y combustible son menores. Una vez que se ha mostrado a los agricultores de un lugar determinado en qué consiste, la agricultura NL/AC tiende a extenderse espontáneamente en una zona mayor. Los principales obstáculos para su difusión son la complejidad de gestionar la rotación de cultivos, los costos de transición a nuevos procedimientos y, en cierta medida, el conservadurismo de los servicios de extensión agraria. Para acelerar el ritmo de adopción, puede ser necesario impartir nueva formación, combinado a veces con mayores incentivos económicos.

Gestión de plagas integrada

Los plaguicidas presentan toda una gama de peligros en su producción, distribución y aplicación. Cuando se utilizan convencionalmente, son capaces de eliminar predadores naturales así como plagas específicas y de generar resistencia en las plagas. También pueden contaminar los recursos hídricos y de tierras y causar una serie de problemas de salud a los operarios y a sus familias.

La gestión de plagas integrada (GPI) pretende minimizar la cantidad de plaguicida aplicada utilizando otros métodos de control más eficaces. Se vigila la incidencia de las plagas y se adoptan medidas sólo cuando los daños superan los límites tolerables. Las otras tecnologías y métodos utilizados incluyen variedades resistentes a los plaguicidas, insecticidas biológicos y trampas, así como la gestión de rotaciones de cultivos, uso de fertilizantes y regadío de tal manera que se minimicen las plagas. En caso de que se utilicen plaguicidas químicos, se eligen de entre los que tienen una toxicidad mínima y se aplican de una manera cuidadosamente calculada.

Muchos países han introducido con éxito la GPI y han conseguido aumentar la producción, lo que ha ido acompañado de menores costos económicos, medioambientales y de salud humana como resultado. Una vez más, sistemas de extensión y marcos políticos han tendido a favorecer el uso de plaguicidas en muchos países. Esto tendrá que reformarse para que la GPI se extienda con mayor rapidez en el futuro.

Sistemas de nutrientes vegetales integrados

Toda producción de cultivo utiliza nutrientes vegetales en el suelo. Los fertilizantes convencionales sólo sustituyen, normalmente, unos cuantos nutrientes fundamentales, mientras que otros siguen agotándose. Muchos agricultores escasos de recursos no se pueden permitir estos fertilizantes, lo que da por resultado un empobreci-miento del suelo. En otros casos, hay un uso excesivo que conduce a la contaminación de los recursos hídricos y de tierras.

Mediante un sistema de nutrientes vegetales integrado los que lo aplican pretenden optimizar el uso de nutrientes a través de una gama de procedimientos que incluye el reciclaje de residuos vegetales y animales, así como el uso de leguminosas para fijar el nitrógeno atmosférico. Los nutrientes externos se utilizan con mucho cuidado, con vistas a minimizar los costos y reducir la contaminación. La gestión del uso de fertilizantes con precisión puede aumentar su rendimiento del 10 al 30 por ciento.

La promesa de la agricultura orgánica

La agricultura orgánica es un conjunto procedimientos mediante los que se minimizan los insumos externos. Se excluyen los plaguicidas sintéticos, fertilizantes químicos, preservativos sintéticos, sustancias farmacéuticas, organismos MG, cieno de alcantarillado e irradiación.

El interés por la agricultura orgánica se ha visto reforzado por la preocupaciones del público acerca de la contaminación, la inocuidad de los alimentos y la salud humana y animal, así como por el valor dado a la naturaleza y al campo. Los consumidores de los países desarrollados han demostrado estar dispuestos a pagar sobreprecios del 10 al 40 por ciento por los productos orgánicos, mientras que las subvenciones gubernamentales han ayudado a hacer que la agricultura orgánica resulte económicamente viable.

Como consecuencia de esto, la agricultura orgánica se ha extendido rápidamente en los países occidentales. Entre 1995 y 2000, la superficie total de tierra orgánica en Europa y los Estados Unidos de América se triplicó, aunque partiendo de una base muy baja.

En el año 2001, aproximadamente 15,8 millones de ha se estaban explotando bajo agricultura orgánica certificada en todo el mundo. Casi la mitad de esta superficie se encontraba en Oceanía, poco menos de la cuarta parte en Europa y una quinta parte en América Latina. Aproximadamente dos terceras partes de la superficie corresponden a pastos orgánicos. Como porcentaje de la tierra agrícola total, la superficie dedicada a la agri-cultura orgánica sigue siendo modesta, una media del 2 por ciento en Europa. Sin embargo, muchos países europeos tienen ambiciosos objetivos de expansión, con el resultado de que Europa occidental podría tener aproximadamente una cuarta parte de su tierra agrícola total bajo gestión orgánica en el año 2030.

En la actualidad, un grupo de grandes cadenas de supermercados está interesado en el mercado de alimentos orgánicos; dicho mercado está creciendo rápidamente por lo que la demanda potencial supera con mucho la oferta. En muchos países industriales, las ventas crecen a una tasa del 15 al 30 por ciento anual. El mercado total en 2000 se estimó en casi 20 mil millones de dólares EE.UU., lo que sigue siendo menos del 2 por ciento de las ventas totales de alimentos al por menor en los países industriales, pero un incremento importante respecto a los valores de hace un decenio. Se espera que la demanda siga creciendo, quizás por encima del 20 por ciento aproximadamente al que ha crecido en los últimos años. La escasa oferta ofrece oportunidades para que los países en desarrollo suplan la diferencia, especialmente con productos fuera de temporada.

Superficie de tierra bajo gestión orgánica


Fuente: Willer y Yussefi (2002)

En los países industriales, la agricultura orgánica está basada en métodos muy bien definidos que organismos de inspección y certificación se encargan de hacer cumplir. En contraste, la mayoría de los países en desarrollo no tienen todavía sus propias normas y sistemas de certificación para productos orgánicos. En estos países, la agricultura orgánica puede estar más difundida de hecho que en el mundo desarrollado, pero se practica por necesidad, ya que la mayoría de los agricultores no se pueden permitir o no tienen acceso a insumos modernos. La mayoría de los cultivos orgánicos para consumo local se venden a los mismos precios que otros productos. Sin embargo, muchos países en desarrollo producen ahora mercancías orgánicas en cantidades comerciales para que se exporten a mercados de los países desarrollados. Se puede esperar que estas exportaciones aumenten en los próximos años.

La agricultura orgánica ofrece numerosas ventajas medioambientales. Los productos agroquímicos pueden contaminar las aguas subterráneas, perturbar procesos ecológicos fundamentales como la polinización, perjudicar microorganismos beneficiosos y causar problemas de salud a los trabajadores agrícolas. Los monocultivos modernos en los que se utilizan insumos sintéticos, perjudican con frecuencia la biodiversidad a nivel genético, de especies y de ecosistemas. Los costos externos de la agricultura convencional pueden ser importantes.

En contraste, la agricultura orgánica está orientada a mejorar la biodiversidad y restablecer el equilibrio ecológico natural. Fomenta la bio-diversidad tanto espacial como temporal mediante la mezcla y la rotación de cultivos, conserva los recursos hídricos y de suelos y crea materia orgánica en el suelo y procesos biológicos. Las plagas y enfermedades se controlan mediante asociaciones de cultivos, combinaciones simbióticas y otros métodos no químicos. La contaminación del agua se reduce o se elimina.

Aunque, con frecuencia, los rendimientos son inferiores entre un 10 y un 30 por ciento a los de la agricultura convencional, la agricultura orgánica puede proporcionar excelentes beneficios. En los países industriales, los sobreprecios pagados por los consumidores, las subvenciones guberna-mentales y el turismo rural aumentan los ingresos de las explotaciones agrícolas orgánicas. En los países en desarrollo, sistemas orgánicos bien diseñados pueden proporcionar mejores rendimientos, beneficios y rentabilidad por la mano de obra que los sistemas tradicionales. En Madagascar, centenares de agricultores han descubierto que pueden multiplicar por cuatro sus rendimientos del arroz, llegando hasta ocho toneladas por ha, utilizando procedimientos mejorados de gestión orgánica. En Filipinas, se han registrado rendimientos del arroz orgánico de más de seis toneladas por ha. Experiencias de producción orgánica en zonas con bajo potencial como el norte de Potosí (Bolivia), Wardha (India) y Kitale (Kenya) han demostrado que los rendimientos se pueden duplicar o triplicar respecto a los obtenidos utilizando procedimientos tradicionales.

La agricultura orgánica también tiene ventajas sociales. Utiliza materiales baratos y disponibles a nivel local y requiere normalmente más mano de obra, por lo que aumentan las oportunidades de empleo. Esto constituye una importante ventaja en zonas o momentos en los que hay excedentes de mano de obra. A través de la rehabilitación de procedimientos y alimentos tradicionales, la agricultura orgánica puede favorecer la cohesión social.

A nivel local, la agricultura orgánica podría convertirse en una alternativa realista a la agricultura tradicional a lo largo de los próximos treinta años.

Para que continúe el progreso de la agricultura orgánica son necesarias ciertas medidas políticas. El apoyo a la agricultura se basa cada vez más en objetivos medioambientales y sociales que en objetivos de producción, tendencia que podría favorecer la agricultura orgánica. Es necesario que existan normas y acreditaciones internacionales aceptadas para eliminar los obstáculos al comercio. Los partidarios de la extensión promocionan con frecuencia la idea de que los insumos sintéticos son los mejores y puede ser necesario proporcionarles formación sobre los métodos orgánicos. Es necesario acelerar la investigación para solucionar las necesidades de problemas técnicos. Una propiedad segura de la tierra es esencial para que los agricultores se embarquen en el largo proceso de conversión a los procedimientos orgánicos. Si se aplican estas medidas, la agricultura orgánica se puede convertir en una alternativa realista a la agricultura tradicional a lo largo de los próximos treinta años, al menos a nivel local.

Orientaciones para la investigación

Puntos fuertes y débiles de la investigación del pasado

La revolución verde ha desempeñado un papel fundamental en las principales mejoras de abasteci-miento alimentario a lo largo de los últimos cuarenta años. Los rendimientos del arroz, trigo y maíz en los países en desarrollo han aumentado del 100 al 200 por ciento desde finales de los años sesenta.

El aumento de los rendimientos centró el interés fundamental de la revolución verde. La fitogenética y la selección condujeron al desarrollo de variedades de cultivos mejoradas, pero fue necesario aumentar considerablemente el uso de insumos como fertilizantes, plaguicidas y agua de regadío para obtener los mejores resultados de esas variedades. La revolución verde logró sus objetivos no sólo mediante la investigación, sino también a través de un conjunto de métodos e insumos impulsado por organismos nacionales e internacionales, servicios de extensión y empresas del sector privado.

Pero esta primera revolución verde tuvo sus limitaciones:

Lo que se necesita: una revolución doblemente verde

Preguntas fundamentales para investigadores:

  • ¿Propiciará la tecnología una mayor productividad para todas las explotaciones agrícolas, tipos de suelos y regiones y no sólo para las bien dotadas?
  • ¿Cómo afectará la tecnología a la estabilidad estacional y anual de la producción?
  • ¿Cómo afectará la tecnología al ecosistema y a la sostenibilidad de la agricultura?
  • ¿Quiénes serán los beneficiados y los afectados por la tecnología? ¿Cómo afectará a los pobres?

Ahora se necesita una segunda revolución doblemente verde. Sus objetivos, igual que la primera, tienen que incluir un aumento de la productividad. Pero también tiene que estar orientada a la sostenibilidad (minimizando o reduciendo los efectos medioambientales de la agricultura) y a la equidad (asegurando que los beneficios de la investigación lleguen a los pobres y a las áreas marginales).

La productividad tiene que aumentar en todas las tierras en las que los agricultores buscan un medio de vida y no sólo en las zonas bien dotadas. Es necesario desarrollar más variedades y conjuntos para cultivos distintos de los tres cereales fundamentales. Y es necesaria la realización plena del potencial de los enfoques de conservación de recursos como la GPI.

La investigación para la nueva revolución verde tiene que ser auténticamente multidisciplinaria. Tiene que cubrir no sólo las ciencias biológicas, incluida la ingeniería genética junto con el mejoramiento convencional y la agronomía, sino también el contexto socioeconómico en el que se desarrollan las actividades agrícolas. Y además tiene que concentrar su atención no solamente en la producción agropecuaria, sino también en la ecología de todas las formas de vida dentro del sistema agrícola. Zonas de especial importancia en ecología incluyen las interacciones de plantas, plagas y predadores, así como la competencia entre cultivos y malas hierbas. Los sistemas de arraigo de plantas y la disponibilidad de nutrientes y materia orgánica en el suelo también merecen más atención.

Sobre todo, se debe dar prioridad a las necesidades de los pobres en las zonas de secano marginales que quedaron olvidadas en la primera revolución verde. Los científicos tienen que participar en un diálogo interactivo con todos los interesados en el proceso de investigación, especialmente los agricultores, pero también las autoridades responsables, organizaciones sociales y el público en general. La investigación dirigida a esta segunda revolución verde ya está en marcha en algunos lugares. Sus primeros frutos han demostrado que puede tener éxito, especialmente cuando los agricultores participan activamente en el diseño y prueba de la nueva tecnología. Sin embargo, los esfuerzos en investigación tienen que reforzarse considerablemente y se tiene que afrontar adecuadamente el reto de cambiar de escala los resultados de la investigación.

Ganadería: intensificación y sus riesgos

Los productos cárnicos y lácteos formarán una parte cada vez más importante de la dieta humana y la avicultura será la que se extienda con mayor rapidez. Se puede satisfacer la demanda futura pero es necesario afrontar las consecuencias negativas socioeconómicas.

La producción pecuaria representa actualmente del orden del 40 por ciento del valor bruto de la producción agropecuaria mundial y su proporción va en aumento. Es el mayor usuario del mundo de tierra agrícola, directamente como pastos e indirectamente a través de la producción de cultivos de forraje y otros alimentos para ganado. En 1999, unos 3 460 millones de ha se utilizaban para pastoreo permanente, lo que representa más del doble de la superficie de labranza y de cultivos permanentes.

La ganadería no sólo proporciona carne sino también productos lácteos, huevos, lana, pieles y otros bienes. Se pueden integrar estrechamente en sistemas de explotación agrícola mixtos como consumidores de subproductos de los cultivos y fuentes de fertilizantes orgánicos y además los animales de mayor tamaño también proporcionan energía para el arado y transporte.

La ganadería tiene unos efectos considerables sobre el medio ambiente. El crecimiento del sector pecuario ha sido un importante factor que ha contribuido a la deforestación en algunos países, especialmente en América Latina. La superpoblación de la tierra con animales de pastoreo puede provocar la erosión del suelo, la desertización y la pérdida de biodiversidad vegetal. Están aumentando los peligros para la salud pública con la intensificación de la producción pecuaria en ciudades y sus alrededores. Los residuos de las instalaciones pecuarias industriales pueden contaminar las fuentes de suministro de agua y el ganado es una de las principales fuentes de gases que provocan el efecto invernadero.

Las dietas cambian los alimentos básicos por la carne

Los tres últimos decenios han sido testigo de cambios importantes en las dietas humanas. La proporción de productos de origen animal ha aumentado, mientras que la de cereales y otros alimentos básicos ha disminuido. Dentro del sector cárnico se ha producido un aumento espectacular de la proporción de productos de aves de corral y, en menor medida, de carne de cerdo. Es probable que estas tendencias continúen a lo largo de los próximos treinta años, aunque de manera menos espectacular.

A medida que aumentan los ingresos, la gente prefiere, en general, gastar una mayor parte de su presupuesto para alimentos en proteínas de origen animal, por lo que el consumo de carne y productos lácteos tiende a crecer con mayor rapidez que el de los cultivos alimentarios. Como resultado de esto, en los tres últimos decenios se ha observado un fuerte crecimiento del consumo de productos pecuarios, especialmente en los países en proceso de industrialización.

El sector pecuario es el principal usuario del mundo de tierra agrícola: en 1999, unos 3 460 millones de ha se utilizaban para pastoreo permanente, lo que representa más del doble de la superficie de labranza y de cultivos permanentes.

El consumo anual de carne per cápita en los países en desarrollo (tomados como conjunto) se multiplicó por más de dos entre 1964-66 y 1997-99, pasando de sólo 10,2 kg anuales a 25,5 kg, lo que representa un aumento del 2,8 por ciento anual. El crecimiento fue mucho menor (de 10 a 15,5 kg) si se excluyen el Brasil y China. El aumento fue especialmente rápido para los productos de aves de corral cuyo consumo per cápita se multiplicó por más de cinco. El consumo de carne de cerdo también aumentó considerablemente, aunque la mayor parte de este aumento se concentró en China.

El aumento global ha tenido una distribución muy desigual: en China el consumo de carne se ha cuadruplicado a lo largo de los dos últimos decenios, mientras que en el África subsahariana ha permanecido estancado por debajo de 10 kg per cápita. Puede haber grandes desigualdades en el consumo de carne entre los países debido a diferencias en la disponibilidad de carne o en los hábitos alimentarios, incluida la contribución del pescado en el total de proteínas de origen animal. Por ejemplo, el consumo de carne en Mongolia alcanza la elevada cifra de 79 kg per cápita, pero las dietas en conjunto son muy insuficientes y la desnutrición está muy extendida. El consumo de carne en los Estados Unidos de América y el Japón, dos países con niveles de vida comparables, es de 120 y 42 kg per cápita respectivamente, pero sus consumos respectivos per cápita de pescado y mariscos son de 20 kg y 66 kg.

El crecimiento futuro puede hacerse más lento

De cara al año 2030, continuará la tendencia hacia un mayor consumo de productos pecuarios en los países en desarrollo. Sin embargo, el futuro crecimiento del consumo de carne y leche quizá no sea tan rápido como en el pasado reciente, dado el reducido margen para incrementos ulteriores en los principales países consumidores.

En los países desarrollados el margen para un aumento de la demanda es limitado. El crecimiento de la población es lento y el consumo de productos pecuarios ya es muy alto. Al mismo tiempo, las preocupaciones por la salud y la inocuidad de los alimentos, relativas a las grasas de animales y a la aparición de nuevas enfermedades, como la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) y la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob, están haciendo retroceder la demanda de carne. El consumo total de carne en los países industriales sólo ha aumentado el 1,3 por ciento anual a lo largo de los diez últimos años.

El consumo anual de carne per cápita en los países en desarrollo se multiplicó por más de dos entre 1964-66 y 1997-99, pero hubo diferencias sustanciales entre los países.

En los países en desarrollo la demanda de carne ha crecido rápidamente a lo largo de los veinte últimos años, a una tasa del 5,6 por ciento anual. A lo largo de los dos próximos decenios, se prevé que esta tasa se reducirá a la mitad. Parte de esta reducción será debida a un crecimiento más lento de la población y parte al mismo factor que influye en los países desarrollados: los países que habían registrado los mayores aumentos en el pasado, como el Brasil y China, han alcanzado ahora niveles bastante altos de consumo y por tanto tienen menos margen para futuros aumentos. En la India, que rivalizará con China como el país más populoso del mundo en el decenio de 2040, el crecimiento del consumo de carne puede estar limitado por factores culturales además de la prevalencia continuada de ingresos bajos, ya que muchos de los habitantes de la India seguirán siendo con toda probabilidad vegetarianos. Sin embargo, se prevé que el consumo de productos lácteos en la India siga aumentando rápidamente, aprovechando los éxitos conseguidos a lo largo de los últimos treinta años. En el África subsahariana, el lento crecimiento económico limitará los incrementos en consumo de carne y productos lácteos.

El aumento del consumo de productos de aves de corral parece destinado a continuar, aunque algo más lentamente que en el pasado, de una media global de 10,2 kg per cápita en 1997-99 a 17,2 kg en 2030. Se prevén unos incrementos mucho más pequeños del consumo per cápita a nivel mundial de carne de cerdo y vacuno.

Consumo medio de carne per cápita en el mundo,1964-66 a 2030


Fuente: Datos y proyecciones de la FAO

Rebaños mayores, animales con más grasa

Dado el crecimiento más lento de la demanda, la producción pecuaria también crecerá con mayor lentitud que en el pasado. Además, el aumento del rendimiento en el sector puede significar que la demanda adicional se pueda satisfacer con un menor aumento del número de animales. En términos absolutos, sin embargo, el número de animales todavía tendrá que aumentar considerablemente. Las proyecciones indican 360 millones más de ganado vacuno y búfalos, 560 millones más de corderos y cabras y 190 millones más de cerdos en el año 2030, lo que supone incrementos del 24, 32 y 22 por ciento respectivamente.

Sin embargo, debe ser posible satisfacer una gran parte de la demanda adicional aumentando la productividad en lugar del número de animales. Hay un margen muy amplio para esto en los países en desarrollo, especialmente por lo que se refiere a la productividad del ganado. En 1997-99, el rendimiento de carne por animal en los países en desarrollo era de 163 kg en comparación con 284 kg en los países industrializados, mientras que los rendimientos medios de leche eran de 1,1 y 5,9 toneladas anuales por vaca respectivamente.

La selección y la zoogenética, junto con regímenes de alimentación mejorados, pueden tener como consecuencia un engorde más rápido y animales de mayor tamaño. El peso medio en canal para el ganado vacuno, por ejemplo, ya ha aumentado de 174 kg en 1967-69 a 198 kg treínta años más tarde y podría alcanzar en 2030 la cifra de 211 kg. La tasa de sacrificio también debe aumentar, ya que los animales se podrán enviar antes al mercado.

Continuará el cambio hacia una producción más intensiva

Se puede esperar un cambio continuado en los métodos de producción, que pasarán de sistemas de pastoreo extensivos a métodos más intensivos e industriales.

El pastoreo todavía proporciona el 30 por ciento de la producción total de vacuno, pero su cuota de mercado está disminuyendo. En América Central y del Sur, se dedican con frecuencia al pastoreo tierras ganadas a los bosques tropicales, lo que favorece la degradación del suelo y una ulterior deforestación. En entornos semiáridos, el exceso de cabezas de ganado durante los períodos secos plantea riesgos de desertización, aunque se ha demostrado que los pastos se recuperan rápidamente si se retira el ganado y vuelven las precipitaciones abundantes.

En los últimos años, la producción pecuaria de las empresas industriales ha crecido a un ritmo dos veces más rápido que los sistemas tradicionales de explotaciones mixtas y con una rapidez seis veces mayor que los sistemas de pastoreo.

En la explotación agrícola mixta, en la que el ganado proporciona estiércol y fuerza de arrastre, además de leche y carne, sigue predominando el ganado vacuno. A medida que crezcan las poblaciones y las economías, estos tipos de explotaciones agrícolas multiuso tenderán a dar paso a empresas más especializadas.

Donde la tierra es escasa, surgen sistemas más intensivos de engorda en establo. En estos sistemas, se corta el forraje y se lleva a los animales estabulados, lo que resulta menos dañino para el suelo y acelera el engorde. También se puede esperar que esta tendencia continúe y se acelere.

Aumentarán gradualmente, tanto en número como en escala, formas de producción más industriales y comerciales. Estas empresas intensivas utilizarán materiales genéticos mejorados, sistemas de alimentación sofisticados, profilácticos para la salud de los animales y una gestión altamente especializada.

La demanda creciente de productos pecuarios ofrece una oportunidad para los 675 millones de pobres que viven en zonas rurales y que dependen de la ganadería para mejorar sus niveles de vida.

En los últimos años, la producción pecuaria industrial ha crecido a una tasa dos veces superior a la de los sistemas más tradicionales de explotación agrícola mixta, y a una tasa seis veces superior a la de la producción basada en el pastoreo. A principios de siglo, las empresas industriales representaban el 74 por ciento de la producción avícola mundial total, el 68 por ciento de sus huevos y el 40 por ciento de su carne de cerdo.

Las tendencias actuales hacia la producción industrial y comercial pueden plantear una amenaza para la población rural pobre, estimada en 675 millones, cuyos medios de vida dependen de la ganadería. Sin medidas especiales, los pobres encontrarán más difícil competir y pueden quedar marginados, lo que les empobrece aún más. No obstante, si el entorno político es adecuado, el futuro crecimiento de la demanda de productos pecuarios podría ofrecer una oportunidad a las familias pobres para generar más ingresos y empleos. Debido a sus reducidos costos de capital y a su capacidad para hacer uso de residuos y recursos de propiedad comunal, la producción pecuaria permite a las familias pobres acumular activos y diversificar riesgos, además de constituir una fuente valiosa de productos que mejoran tanto la renta monetaria como la nutrición de la familia. Medidas políticas capaces de ayudar a los pobres a entrar y permanecer en el mercado en expansión de los productos pecuarios incluyen la provisión de créditos a bajo interés, apoyo técnico (especialmente en salud animal y cuestiones de calidad) y mejor acceso a los mercados mediante infraestructuras e instituciones mejoradas.

Problemas relacionados con el medio ambiente y la salud

Los sistemas comerciales e industriales traen consigo sus propios problemas medioambientales, distintos de los de los sistemas extensivos. La concentración de animales, especialmente en zonas urbanas, provoca problemas de eliminación de residuos y contaminación. Una mayor densidad de animales y transporte a mercados más distantes suponen con frecuencia la frustración del comportamiento natural de los animales, lo que trae consigo agotamiento. El aumento del comercio de productos pecuarios y piensos supone mayores riesgos de transmisión de enfermedades, tanto dentro de las fronteras nacionales como a través de ellas. Esto es aplicable tanto a las enfermedades limitadas al ganado, como la fiebre aftosa, como a las que pueden afectar al ganado y a los seres humanos, como la peste aviar.

El aumento del comercio de productos pecuarios y piensos supone mayores riesgos de transmisión de enfermedades, tanto dentro de las fronteras nacionales como a través de ellas.

Enfermedades animales infecciosas como la peste bovina y la fiebre aftosa siguen siendo amenazas importantes en los países en desarrollo. El aumento del comercio puede difundirlas más ampliamente, llegando incluso a los países desarrollados. Los programas de erradicación están pasando de estrategias de control a nivel de países a enfoques más flexibles y centrados, con el objetivo de mejorar la eficacia en función de los costos del control.

En las regiones húmedas y subhúmedas del continente africano, la tripanosomiasis (enfermedad del sueño) representa un tremendo obstáculo para la salud humana y la producción pecuaria. Los medicamentos contra la tripanosomiasis, la fumigación aérea, los insecticidas adhesivos, las mosquiteras y trampas impregnadas y el uso de insectos estériles ofrecen la posibilidad de recuperar zonas infestadas para cultivos mixtos. Esto mejorará la salud y la nutrición humanas, así como la producción agropecuaria.

Las empresas pecuarias industriales utilizan antibióticos a gran escala. Esta práctica ha contribuido al desarrollo de la resistencia a los antibióticos por parte de las bacterias, incluidas las que provocan enfermedades humanas. Está comenzando a aparecer resistencia a los antihelmínticos entre los parásitos del ganado. Las empresas industriales utilizan también hormonas del crecimiento para acelerar el engorde y aumentar el rendimiento de la conversión del pienso en carne. Debido a motivos de preocupación pública, se han establecido en la UE restricciones en su uso, aunque no se ha demostrado que tengan efectos negativos sobre la salud humana.

Promesas y riesgos de la biotecnología

La biotecnología tendrá profundos efectos sobre el futuro de la producción pecuaria. Ya se están utilizando algunas aplicaciones biotecnológicas mientras que otras todavía son objeto de investigación.

La inseminación artificial, que ya es práctica habitual en los países desarrollados, se extenderá en los países en desarrollo. Puede aumentar enormemente la eficacia de la zootecnia.

La clonación de células de mamíferos también puede aumentar la productividad y producción de resultados, especialmente para el ganado lechero de los países desarrollados. Sin embargo, es preciso resolver los problemas que plantea esta tecnología: actualmente sólo del 2 al 5 por ciento de los intentos de clonar animales han tenido éxito y, con frecuencia, los animales clonados desarrollan graves problemas de salud.

Rápidos avances en la comprensión de la constitución genética de los animales proporcionarán potencial adicional para el aumento de la productividad. Los genes que son importantes para los resultados económicos, como los relacionados con la resistencia a las enfermedades o la adaptación a condiciones ambientales adversas, se pueden identificar y transferir a entornos más productivos, bien mediante selección asistida por marcadores o bien mediante MG. Estas aplicaciones pueden ser especialmente útiles en países en desarrollo.

Hasta ahora, los animales MG se han utilizado principalmente para investigación biomédica o para producción de proteínas humanas. Ganado vacuno, ovejas, cerdos y pollos MG se están produciendo ahora experimentalmente, con el propósito de utilizarlos en su momento para el consumo humano. Ya hay síntomas de resistencia de los consumidores a los alimentos MG para consumo humano directo, pero productos pecuarios obtenidos con maíz, soja y semilla de algodón MG ya se encuentran en el mercado.

Los riesgos principales de la MG proceden de los posibles efectos secundarios sobre el medio ambiente o la salud humana. Estos riesgos son especialmente pronunciados si no se realizan análisis suficientes antes de su puesta a la venta de forma generalizada. También existe el riesgo de estrechar la base genética y concentrar su control en manos de grandes multinacionales. Se han identificado casi 5 000 variedades y razas de animales domésticos, de las que aproximadamente 600 se enfrentan a su extinción, y muchas más pueden estar en peligro si no se conserva la base de recursos genéticos.

Cereales utilizados como pienso: ¿amenaza o válvula de seguridad?

A nivel mundial, se utilizan cada año del orden de 660 millones de toneladas de cereales como pienso para el ganado. Esto representa poco más de una tercera parte del uso total de cereales en el mundo.

Este uso de cereales se interpreta con frecuencia como una amenaza a la seguridad alimentaria, ya que parece retirar del mercado suministros de alimentos esenciales que de otra manera estarían a disposición de países y familias pobres, aumentando por tanto los precios de los alimentos. No obstante, es importante darse cuenta de que si estos cereales no se utilizasen como piensos, probablemente no se producirían, por lo que en cualquier caso no estarían disponibles como alimentos.

El uso de cereales como pienso puede, de hecho, ayudar a la seguridad alimentaria. El sector pecuario comercial es sensible a los precios de los cereales: siempre que la escasez hace subir los precios, los productores de ganado tienden a cambiar a otros piensos, lo que libera más cereales para uso alimentario. Como resultado de esto, el uso alimentario de cereales tal vez disminuya menos de lo que lo hubiera hecho en otras circunstancias. En pocas palabras, el uso de cereales como pienso sirve de amortiguador, que protege el consumo de alimentos de variaciones en la oferta.

En los últimos años, el uso de cereales como pienso ha disminuido en términos relativos. Una razón es el uso creciente de sustitutivos de cereales en las raciones de pienso. Otra es el colapso del sector pecuario en los países en transición que provocó una reducción de la demanda de piensos en esos países. Un tercer factor es el cambio de la producción de carne a la avicultura, que es un convertidor mucho más eficaz de piensos en carne que otras especies de ganado.

A lo largo de los tres próximos decenios se prevé un crecimiento en el uso de cereales como pienso mayor que el experimentado en el pasado reciente, que representará la mitad del uso adicional de cereales. Esto será debido en parte a que los países en transición reanudarán su crecimiento agrícola y en parte a que el cambio a la avicultura se espera que sea más lento.

 

La Revolución Blanca de la India

Lanzada en 1970, la Operation Flood de la India ha tenido unos efectos comparables a los de la revolución verde en cuanto a los ingresos rurales y a los precios de los alimentos. Ha dado por completo la vuelta al sector lechero de la India.

El consumo de leche per cápita había descendido de 39 kg en 1961 a sólo 32 kg en 1970. Desde entonces, ha aumentado rápidamente alcanzando la cifra de 65 kg per cápita en 1999. Los precios de la leche para los consumidores han disminuido, mientras que los ingresos de las explotaciones lecheras indias se han cuadruplicado.

La Operation Flood fue creada y dirigida por instituciones nacionales con el apoyo del Banco Mundial y la UE. Comenzó con la venta de ayuda alimentaria, cuyos beneficios se destinaron a reforzar las cooperativas lecheras y la gestión de los pequeños propietarios. Las vacas locales se cruzaron con razas lecheras especializadas para obtener un animal robusto pero productivo adaptado a las condiciones locales. Se proporcionaron inseminación artificial, servicios veterinarios y otros insumos que dieron como resultado mayores rendimientos de la leche, períodos de lactancia más largos e intervalos entre partos más cortos. La Operation Flood también se centró en mejorar el acceso de los pequeños propietarios a los mercados, a través de la apertura de nuevos canales de comercialización para productores rurales remotos y reducir así la necesidad de intermediarios y las variaciones estacionales de los precios de la leche, que anteriormente habían desalentado a los productores. Se establecieron centros de recogida y refrigeración de la leche, con lo que se minimizaron las pérdidas debidas al deterioro de la leche.

La Operation Flood ha sido una gran ayuda para los pobres de zonas rurales de la India. Tres quintas partes de los 9 millones de productores de la operación son agricultores marginales o a pequeña escala o personas sin tierras. Los efectos sobre las mujeres han sido especialmente notables. Se han formado 6 000 sociedades de cooperativas lecheras de mujeres. Al participar las mujeres en la producción de leche, han creado oportunidades de empleo, especialmente en obras de construcción en las que trabajaban tradicionalmente como obreros no especializados. El dinero obtenido de la industria lechera se ha utilizado para mantener a los niños en la escuela. Las hermanas mayores, liberadas de la necesidad de permanecer en casa para ocuparse de los hermanos más pequeños, tienen ahora la oportunidad de continuar su educación.

 

Consumo de leche en la India,1961 a 1999


Fuente: FAO




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