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VIII. El cultivo del maíz

La contribución de la mujer a la conservación de las variedades se enmarca en la participación más amplia que tiene en las distintas labores del cultivo del maíz y en la post-cosecha, cuando se toman decisiones con respecto a qué tipo de material genético utilizar. El tipo de agricultura desarrollada en el área de estudio favorece el sistema de policultivo o sistema tradicional, y favorece la conservación del recurso genético maíz.

El nivel de involucramiento que la mujer tiene en el cultivo del maíz es muy variado en la Región, variando según la costumbre de la comunidad, su posición en la unidad familiar y el nivel socioeconómico de la familia. En Aguacatán la participación se da en todo el proceso del cultivo debido a que un marcado número de mujeres están al frente de la unidad productiva (mujeres viudas o que los esposos han emigrado); en otras localidades la participaciónes compartida con el hombre y en algunas (caso de Tzunul, Todos Santos Cuchumatán) la participación es más reducida en la fase de cultivo, ya que la mujer se especializa principalmente en trabajos artesanales. Sin embargo, en todos los casos la mujer trabaja directamente en la selección de la semilla para el ciclo productivo siguiente; y en la mayoría de los casos reportados, es la encargada de seleccionar y desgranar las mazorcas y seleccionar específicamente los granos. En algunas localidades el hombre comparte dicha actividad.

Los grupos entrevistaron coincidieron en manifestar que el maíz es el principal cultivo en el desarrollo de las comunidades y que el mismo es una responsabilidad de tipo familiar, y como tal involucra a todos los miembros de la unidad familiar. Esto depende de las condiciones sociales de cada comunidad, por ejemplo, en aquellas en donde existe una alta actividad artesanal, o donde se hay una gran producción de cultivos comerciales como el ajo y cebolla, la mujer tiene menos participación en el cultivo del maíz que en comunidades con alta migración de los hombres o la presencia de mujeres viudas, donde el cultivo es desarrollado predominantemente por las mujeres. Sin embargo, ya sea que participe en las labores de cultivo directamente o sólo en las de post-cosecha, en general la mujer en la región es conocedora del cultivo del maíz, y es parte importante en la cultura que envuelve el desarrollo del cultivo por su rol central en el proceso de selección del material de siembra.

Foto 3
Mujer participando en la cosecha del maíz

(foto: Mario Fuente)

El ciclo agrícola del cultivo presenta fuertes variaciones. En las zonas frías, el ciclo agrícola es más largo y se obtiene una cosecha al año, mientras en las zonas cálidas y templadas, en cambio, es posible obtener dos cosechas al año. En esta zona se siembran dos tipos de maíz: de humedad y de lluvia. Los agricultores más grandes cultivan solo una parte del terreno en la estación seca, dejando descansar otra parte para la siembra en la estación de lluvia. Sin embargo, el descanso de los terrenos por uno o varios años llamado localmente "guatal", ha ido diminuyendo debido a la presión demográfica y a la escasez de tierra.

Los rendimientos del maíz varían de acuerdo a factores tales como altitud, el suelo, la variedad de maíz, el clima, la lluvia oportuna, la fertilización y el control de plagas. De acuerdo a la encuesta, en las zonas frías, el promedio es de 34 quintales por Ha.; en las zonas templadas y cálida, 45 quintales por Ha., con un máximo de 69 quintales.

Aunque los miembros de la familia participan en las tareas relacionadas con el cultivo del maíz. Sin embargo, se asigna una mayor responsabilidad a determinados miembros para ciertas labores. La mujer cumple un papel importante en el ciclo agrícola del maíz, sin embargo, como el trabajo en la milpa se asocia con la responsabilidad del hombre, el trabajo de la mujer sólo se conceptualiza como una "ayuda".

Según doña Francisca, una mujer mam de Colotenango, "si la mujer sabe agarrar el azadón, le puede ayudar al hombre; si no, sólo echa el abono. También ayuda cuando el hombre va a fumigar con bomba, es ella quien acarrea el agua que se necesita".

Varios estudios han demostrado que la mujer, además de participar como mano de obra, interviene en las decisiones en cuanto a la tecnología a usarse en los procesos productivos, el crédito y la comercialización. En una encuesta efectuada en relación a la participación de la mujer como productora de alimentos en Guatemala22 , se encuentra una interesante cifra: la mujer cubre el 31.5% del empleo rural en la producción de granos básicos, principalmente maíz y frijol.

La información levantada muestra claramente que aunque la mujer participa casi en todas las labores de la producción de maíz, como se muestra en el cuadro 9, ésta varía según la región.

Con excepción de las regiones Sur y Norte, las actividades de siembra, limpieza y control de plagas son realizados predominantemente por mano de obra masculina; sin embargo, en la labor de cosecha participan en forma muy similar tanto el hombre como la mujer en todas las regiones. En las regiones Sur y Norte se registra una participación marcada de la mujer en todas las labores.

De estas informaciones y como veremos más adelante, el énfasis de la contribución al cultivo del maíz por parte de la mujer se registra en las labores de cosecha y en la post-cosecha, siendo determinante su rol en la selección del material de siembra.

No obstante, el momento en que la mujer desempeña un papel determinante para la definición del material genético a conservar y a reproducir, es en el momento de la post-cosecha y la pre-siembra. Mediante el proceso de separación de las milpas y la selección de las semillas y su preparación para la siembra, la mujer hace una contribución importante a la preservación del material genético. En los distintos grupos étnicos presentes en la zona de Huehuetenango, al igual que en otras culturas prehispánicas, el conocimiento no escrito va pasado de generación en generación en forma matrilineal.

Independiente de quien realiza las tareas, ciertas fases del cultivo de maíz se acompañan de ceremonias especiales en las que se solicita el permiso y la protección de deidades asociadas con la tierra, la agricultura o el maíz. En la actualidad, en varios municipios del Departamento, como San Pedro Soloma, Santa Eulalia, San Juan Ixcoy, San Sebastián Coatán, San Rafael La Independencia, Todos Santos Cuchumatán, Jacaltenango, Concepción Huista, Aguacatán, San Pedro Necta, Ixtahuacán, Colotenango y San Juán Atitán se llevan a cabo ritos especiales relacionados con el cultivo del maíz, principalmente en ocasión de la siembra y de la cosecha.

Estos ritos son expresiones de religiosidad, en los cuales se encuentran a menudo elementos prehispánicos y cristianos amalgamados. Muchas familias tienen en sus casas un altar donde se pone a velar la semilla de maíz en la víspera de la siembra.

Estos hechos muestran el respecto por la naturaleza que persiste entre las familias indígenas huehuetecas. Ese sentir por la tierra es también expresado en las palabras de Rigoberta Menchú, (Premio Nobel de la Paz):

Tenemos la tierra. Nuestros padres nos dicen: "Hijos, la tierra es la madre del hombre, porque es la que da de comer al Hombre."... Y de hecho, nuestros padres nos enseñan a respetar esa tierra. Sólo se puede herir la tierra cuando hay necesidad. Esa concepción hace que antes de sembrar nuestra milpa, tenemos que pedirle permiso a la tierra. [La oración dice] "Y te respetamos y te queremos y [pedimos] que tú nos quieras como nosotros te queremos." (Burgos, 1992).

Los agricultores de Huehuetenango, principalmente quienes cultivan maíz criollo, tienen generalmente parcelas pequeñas. Según los datos del último censo agropecuario realizado en 1975, el 29.56% de las propiedades eran microfincas, es decir, parcelas con una extensión menor de 0.69 Ha. El 59.48% eran fincas subfamiliares cuya extensión oscila entre 0.69 Ha. y 6.9 Ha.23 La encuesta de campo reveló que el promedio de superficie que cultiva una familia con maíz es de 0.78 Ha. en la región sur del Departamento, 0.52 Ha. en las regiones occidental y central, 0.43 Ha. en la oriental y 1.04 Ha. en el norte.

Las labores relacionadas con el cultivo del maíz y otros cultivos en el Departamento de Huehuetenango reflejan una combinación de técnicas de introducción reciente con prácticas ancestrales y ritos. Algunas referencias se recogen a continuación:

En cultivo del maíz la preparación de la tierra consiste en limpiar en forma manual el terreno y quemar los restos de malezas. La quema o roza se realiza para erradicar el jarahuá (Hyparrhenia rufa (Ness) Staf.), cuya raíz es de amplia expansión. Después de la quema se entierra el rastrojo y las cenizas; algunos agricultores, principalmente en el área central, acostumbran remover la tierra con azadón o arado de bueyes. El objetivo es incorporar la materia orgánica y permitir que la tierra almacene agua a mayor profundidad. Al voltear la tierra, ésta queda expuesta al sol, práctica que contribuye al control de las plagas. Si el terreno está cercano a la casa, utilizan las aves del corral como un control biológico al alimentarse de los huevos, larvas y estados adultos de las diferentes plagas. En esta actividad participan ambos hombres y mujeres.

La complejidad de los ritos relacionados con el cultivo del maíz difiere según la pertenencia étnica, la afiliación religiosa y las posibilidades económicas de cada familia. La bendición de la semilla se da tanto entre católicos como protestantes.

Oración:

"Dios mío, que mi maíz no desaparezca. Padre Paxil (el Dueño del Maíz), que haya aguaceros para tus pies y que envíes tiempo seco para tus manos (lluvia para las raíces y, posteriormente, tiempo seco para las mazorcas). No envíes lluvias ni vendavales que arruinen tu milpa. Perdóname Padre! Que no haya malaventura en este paraje (la milpa). Que no haya culebras en los campos mientras trabajamos este día [...] (Wagley, 1957)".

En Santiago Chimaltenango, comunidad mam, en los años 1930, la madrugada del día de la siembra, el dueño del terreno y su esposa realizaban un rito para bendecir las semillas.

La siembra del maíz de verano o de humedad se lleva a cabo entre enero y marzo. La semilla se siembra en los surcos formados con la materia orgánica incorporada, donde hay una mayor concentración de humedad. En las zonas más altas y frías, la siembra conlleva un mayor riesgo porque es posible que las temperaturas desciendan y dañen los tejidos de las plantas pequeñas. Existen variedades de maíz específicas para la siembra de humedad, las cuales resisten condiciones de mayorsequía y frío. A este respecto, don Anselmo, un agricultor de Malacatancito expresó: "Hay una semilla de maíz negro y otra amarilla. De ocho meses es blanco o amarillo; el negro y amarillo de cinco meses, es breve, que madura en menos tiempo". Es una semilla para siembra de humedad, que es probada. No se conoce el comportamiento de otras semillas. La gente sabe qué tipo de semilla necesita, por eso guarda luego de la cosecha el maíz para semilla.

Tomando en cuenta la cantidad de tierra disponible, los agricultores de las zonas cálidas y templadas pueden optar también por sembrar maíz de lluvia. Es el que tiene un ciclo de producción más largo. Doña Lucía, una mujer de Todos Santos, describió la siembra así:

"La bolsita donde va la semilla de maíz se llama morral y el palo para hincar la tierra es la coba [coa]. A la vez se ponen tres o cuatro semillas en un agujero. Esto es a un paso corto del otro. Junto con la semilla se pone abono de la abonera, primera, y cuando ya está crecido, ponemos el [abono] químico. También sembramos frijol negro. Donde la milpa no germinó bien, no salió el maíz, entonces allí se aprovecha de sembrar el haba. Luego ya decimos "vamos a calzar la milpa", entonces hay que julear".

La siembra se efectúa, de preferencia, en un solo día. Si es necesario, se contratan personas adicionales para ayudar en esta labor. De acuerdo a Wagley (1957), la siembra de maíz en Santiago Chimaltenango, en la década de 1930, debía efectuarse en un día favorable del calendario esotérico, interpretado por el chamán. Según los recuerdos de doña Remigia López y López, una mujer de 84 años, residente en Malacatancito:

"Antaño, cuando se sembraba, se hacían tres pasadas de bueyes y ya que está preparada la tierra, las personas buscaban chompipes e invitaban a todos, pues. Acostumbraban hacer un batido de tortilla, molían cacao, canela, pimienta de chapa y lo batían y espumaba. A las doce se lo daban, luego el almuerzo, con un pedazo de panela, a todos los sembradores. En la tarde les dan horchata con pan. Ahora se hace a veces. La mañana antes de ir a sembrar, o también en la noche, ponían el canasto de la semilla delante del altar, ante San Isidro el Labrador y le prendían una veladora [candela]".

En varias comunidades, al finalizar la siembra, se acostumbra preparar un alimento especial para quienes contribuyeron con la tarea. Por ejemplo, en Suculque, una aldea del municipio de Huehuetenango, se sirve un aperitivo en pequeñas jícaras. Cada cultura o cada comunidad organiza ritos que son específicos con sus creencias y los fenómenos naturales más frecuentes en esa zona particular que pueden afectar el desarrollo del cultivo. En Suculque, por ejemplo, antes de tomar los alimentos, se hace plegarias para pedir por la germinación de la semilla y por la producción. En otros municipios, como en Los Huistas, se llevan a cabo otros ritos siempre con el mismo propósito y para evitar el azote del viento. Dada la importancia de la lluvia para el desarrollo del cultivo, en los años 1950, en Colotenango, comunidad mam, se realizaba un rito para pedir lluvia y asegurar así el crecimiento de la planta. "Las pedidas" (ceremonias para pedir lluvia) se realizaban en las cumbres de las montañas que rodean la región. En el ritual participaban el chimán, el alcalde, el regidor, algunos mayores y sus esposas. El chimán era la persona encargada de hacer la "llamada" a los Dueños de los Cerros para solicitarles que enviaran la lluvia. La ceremonia incluía rezos, sacrificio de un chompipe, ofrendas de candelas e incienso y un baile24 . Actualmente, en los municipios de Malacatancito, Santa Bárbara, San Gaspar Ixchil y San Sebastián Huehuetenango, todavía se practican ritos, en las cumbres de los cerros para propiciar la lluvia. En ellos queman incienso, copal, huevos de chompipe y chile.

En la década de 1950, en algunas comunidades de Colotenango también se realizaban rituales para pedir la lluvia.

Varios testimonios obtenidos en la consulta demuestran que esas prácticas aún están vigentes en las comunidades. Se relata que hace algunos años, en 1987, en San Pedro Necta, donde el agua es muy escasa, llovió una o dos veces y todos fueron a sembrar, pero luego no volvió a llover. La gente sacó en una procesión (la imagen de Jesús Nazareno), y en ese momento comenzó a llover. "Cuando realmente escasea el agua y se hacen las procesiones, en Jacaltenango particularmente, hay personas especiales que hacen rezos, son los llamados alcaldes rezadores". (Clara Silvestre Camposeco, 39 años).

Estas labores aunque son mayormente desempeñadas por el hombre, se registra la participación de mujeres en algunas comunidades. Aproximadamente 20 días después de la siembra de maíz, el agricultor hace la primera limpia, que tarea consiste en remover las malezas que han crecido alrededor de las plantas. La segunda limpia se lleva a cabo cuando la milpa ha alcanzado la altura de la rodilla. Durante la segunda limpia se realiza el juleo o aporque que consiste en formar montículos de tierra alrededor de las matas para evitar que el aire las derribe. La fertilización consiste en incorporar al suelo abono químico (urea o 20\20) u orgánico (gallinaza, estiércol de oveja).

Las principales plagas que atacan al maíz son la gallina ciega y el gusano cogollero. Para controlar el ataque de la gallina ciega, algunos agricultores utilizan la práctica de arar la tierra. De esta forma, las larvas quedan expuestas al calor del sol a al ataque de las aves. En otros casos se mata a los adultos. Para ello los agricultores los atraen poniendo antorchas en toneles con agua y jabón.

En las zonas templadas y cálidas, cuando el grano ya está maduro, se acostumbra doblar la caña, quebrando el tallo debajo de la mazorca. Esta se deja colgando hasta que la planta se haya secado. La práctica tiene varias funciones: disminuye el daño ocasionado por el ataque de pájaros, evita la entrada de agua a las mazorcas con lo cual se previenen enfermedades producidas por hongos y preserva la humedad para que el grano germine.

Frecuentemente las milpas permanecen en el terreno uno o dos meses después de haber alcanzado la maduración del grano. Esto ocurre especialmente en el caso de la siembra de invierno. En la recolección participan todos los miembros de la familia, tanto en el corte como en el transporte de la mazorca. Además de la familia, se puede contar con jornaleros asalariados o con mano de obra no remunerada obtenida a través de ayuda mutua. Este intercambio de trabajo se establece a través de una práctica ceremonial. Para comprometer a una persona a participar en la tapisca, se le envía una bola de masa de maíz mezclada con cacao y otros ingredientes. Cuando ésta se disuelve en agua y se calienta, se obtiene una apetecida bebida de cacao.

En las regiones norte y occidental, por ejemplo en los municipios de Jacaltenango, Concepción Huista y Barillas, las primicias se llevan a la iglesia en agradecimiento por la cosecha. Como primicias se seleccionan las mazorcas más grandes y perfectas.

En Huehuetenango la mujer participa activamente en las tareas de desgrane, preparación del maíz para el consumo, selección y preparación de la semilla y la comercialización del grano. Su contribución es más relevante a partir del momento de la cosecha maíz. Ahí ella se encarga del producto, toma las decisiones, lo cuida y lo administra. Como mujer socializada dentro de una cultura en la que el maíz representa el sustento de la familia y la continuidad de la comunidad, ella sugiere o decide, en la mayoría de casos, el uso de ciertas variedades de maíz y las épocas de cultivo, a fin de que se obtengan los resultados esperados en cuanto a sabor, color, textura, maleabilidad y duración de los alimentos y bebidas preparados con maíz.

La selección de las mazorcas más vigorosas que servirán para semilla puede iniciarse en el campo. Conforme va creciendo la planta, el agricultor recorre el terreno y escoge por simple observación las plantas de maíz más grandes y sanas. De alguna manera las marca y las dobla para que su secado sea lento. Esta técnica es equivalente a la muy conocida como selección masal en términos de los fitomejoradores. Después de terminar la cosecha, se hace el acarreo de las mazorcas al hogar, donde se hace la separación de las mazorcas para los distintos usos tarea que es mayormente desempeñada por la mujer.

Algunas familias acostumbran asolear las mazorcas durante 10 a 15 días antes de almacenarlas. En las áreas frías, las mazorcas se almacenan en el corredor, la cocina o el tapanco de la casa. En los dos primeros casos, las mazorcas no se deshojan completamente, se les dejan algunas hojas para amarrar dos mazorcas. las mancuernas así formadas se cuelgan de un travesaño, ya sea en el corredor o en la cocina. La finalidad del primer método es que los granos puedan ventilarse, mantener su humedad natural y a la vez se prevengan las plagas del grano. El objeto del segundo método es que el humo del fogón sirva como repelente y que la cercanía al fuego contribuya a secar el grano. Las mujeres indican que el nixtamal con el cual se hacen las tortillas rinde más cuando el maíz está bien seco.

Las mazorcas deshojadas o sin deshojar, frecuentemente se almacenan en el tapanco de la casa, el cual puede tener una base de tablas de ciprés y un techo de tejamanil o lámina de zinc. Las mazorcas se van bajando, según las necesidades, para consumo, venta o semilla.

En la zona templada predomina el almacenamiento de las mazorcas en los tapancos. Pero también se guardan deshojadas o sin deshojar en trojes, (ya sean las tradicionales o las mejoradas). Se asemejan a un corral con un entarimado que está a una altura de 0.50 a 1.00 metro, lo cual protege el producto de los roedores. El techo puede ser de lámina de zinc acanalada o de tejas, las trojes tradicionales de mayor capacidad pueden almacenar hasta 50 redes de mazorcas que equivalen aproximadamente a 75 quintales.

En la zona cálida, la tabulación de la encuesta indica que el almacenamiento del grano se realiza en tapancos (20%), trincheras (60%) y silos de lámina (20%). En el segundo caso, las mazorcas (desnudas o con doblador) se almacena en costales de yute o rafia. Los costales se cierran y se apilan sobre tarimas de madera. En el tercer caso, los silos se construyen con láminas lisas de zinc.

En las zonas occidental y norte, las mazorcas deshojadas, sin deshojar, o el maíz ya desgranado se guarda en cajones de madera. En estos casos, la mayoría de las familias de las cuales se obtuvo información en la encuesta utiliza productos químicos para evitar que los insectos dañen los granos almacenados. Una minoría consciente del daño que provocan los agroquímicos, utilizan alternativas orgánicas como cal, ceniza, chile seco y molido y flor de muerto (Tagetes erecta L.) como repelente para el gorgojo del grano.

Foto 4
El momento de desgrane es cuando la mujer juega un papel preponderante en la

selección del material genético de maíz que se utilizará en las siguientes siembras

Cuando se aproxima la época de siembra, la mujer se encarga de desgranar la mazorca previamente seleccionada. La técnica requiere que con la yema de los dedos se quiten únicamente los granos del centro de la mazorca y se deposite la semilla dentro de los tecomates (fruto de Lagenaria siceraria (Mol.) Standl.). Un día antes de la siembra, se dejan los granos en remojo para suavizarlos y agilizar la germinación. En algunos casos el proceso de selección se hace durante todo el año; las mujeres van seleccionando y apartando las mazorcas para semilla, mientras desgranan el maíz que consumen durante el año.

"Yo escojo la semilla. Cuando voy bajando el maíz (del tapanco) para el gasto, voy separando la mazorca. Me dice mi yerno que lo haga yo, porque él no sabe hacerlo. A las hijas les enseño. Para guardar, tenemos que echar insecticida; antes no pasaba nada, ahora a los tres o cuatro meses empieza a agujerearse el grano. No lo soleamos (asoleamos)".

"Las mujeres aprendemos a desgranar y seleccionar la semilla desde jóvenes. En mi casa, y generalmente en la noche, es cuando las mujeres de la familia nos sentamos alrededor del canasto de maíz, a desgranar. La abuela va separando algunas mazorcas grandes; estas ya no se desgranan dentro del canasto que es para hacer el nixtamal del día siguiente. En el mes de mayo se pone la mano en la boca y se sopla en ella; luego empieza a desgranar con la uña. Siempre se comienza en el centro de la mazorca, dejando la punta y la base y se tiene el cuidado de no romper el germen. Es la abuela quien lo hace, nos dice que somos pequeñas, que no hemos crecido lo suficiente para hacerlo y que es algo sagrado. (Remigia López y López, 84 años, residente de Malacatancito).

El desgrane del maíz es una tarea que la mujer aprende desde pequeña. Algunos testimonios obtenidos dan muestra de cómo esta tarea va realizada básicamente por las mujeres y requiere de ciertos conocimientos y destrezas. El tamaño y la calidad del grano seleccionado para semilla se determina en ese momento. Este conocimiento se transmite de madres o abuelas a hijas o nietas:

El proceso de selección también refleja el conocimiento de las distintas variedades de maíz y el ambiente al que se adaptan.

"Cuando traen las milpas (mazorcas) a la casa, se guarda y después se deshoja. Luego ponemos en costal y luego se desgrana, es cosa de una. Nosotras escogemos las mazorcas. Se escoge las grandes para semilla; las chiquitas no, porque si no tal vez así no da para el próximo año. Hay que buscar las más grandes. Esta semilla es de la parte alta, lejos, que llamamos Rancho Viejo. Es un maicito con diente chiquito. De aquí escogemos los más grandes para semilla. Es de tierra alta, de puro frío; no es de aguacero (lluvia), no se le echa mucho abono".

"Así se escoge la semilla: sólo del centro (de la mazorca). Con cuidado se saca los granos con la uña, los que están bien llenos. Estas semillas (de la punta y de la base) no sirven porque están pequeñitas y sale muy chiquita la matita. (pero) se usan para comer". (Doña Concepción, 65 años, El Rancho, Chiantla).

Según la encuesta realizada, la mayor parte del maíz producido en el Departamento de Huehuetenango se destina al autoconsumo de las familias. En el área rural, donde las familias son extensas y numerosas, con ocho o más miembros en promedio se consumen entre tres y tres y medio quintales de maíz por mes. A veces se muelen hasta 25 libras para el consumo de un día25 el cual incluye las raciones para los animales. En las aldeas, la alimentación se compone de tortillas, frijoles, chile y café. En cambio, en las cabeceras municipales, el consumo de maíz es menor porque la alimentación es más variada y puede incluir el consumo de carnes y otros alimentos.

Las mujeres preparan el maíz en una amplia variedad de formas, pero las tortillas son el alimento básico. Se consumen en el desayuno, el almuerzo y la cena y constituyen, en el caso de las etnias mayas, el alimento más importante.

Además de las distintas clases de tortillas, la mujer huehueteca prepara una variedad de comidas y bebidas derivadas del maíz. Estas se consumen como parte de la dieta cotidiana o como alimentos especiales, de tipo festivo o ceremonial.

La administración de los productos está a cargo de la mujer. Ella es la responsable de distribuir y asegurar que el producto de la cosecha provea para los distintos usos: semilla, alimento familiar y, eventualmente, para disponer de un excedente que pueda ser vendido. Con la comercialización del maíz, la mujer garantiza ingresos para la obtención de productos de primera necesidad. Ocasionalmente, se dan casos de trueque de maíz por otros productos (aves, huevos, granos...) o por semillas de maíz de otras variedades que se desean obtener para la próxima siembra.

Foto 5
La comercialización de los excedentes de maíz en mercados locales

es una actividad exclusiva de la mujer

A través del trueque (intercambio) para asegurar la "calidad del maíz para semilla" la mujer entrega maíz de consumo a cambio de maíz para semilla" de mejor calidad. En lugares como la Mesilla. los tutuapeños intercambian las ollas por maíz. También se registran canjes de algún tipo de maíz por otro, o permutas de la semilla.

"Yo he cambiado semilla con mi vecino; eso, cuando no sirve la semilla. Algún vecino la cambia, le da mejor semilla y la que se le da a él no sirve para sembrar, sino para comer". (Doña Francisca, Colotenango).



Foto 6
Elaboración de tortillas, actividad desarrollada exclusivamente por las mujeres

En las actividades de postcosecha, enlas distintas regiones, las labores de desgrane, selección de semillas, preparación y venta del maíz) recaen fundamentalmente en la mujer, como se muestra en el cuadro 10.


22 de León y Vargas, 1992.

23 Dirección General de Estadística, 1982.

24 Valladares, 1957.

25 Encuesta nutricional de recordatorio de 24 horas, DIGESA y Cuerpo de Paz, octubre-noviembre 1993.

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