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INTRODUCCIÓN DEL DIRECTOR GENERAL

Tengo el placer de presentar al Consejo, por conducto de los Comités del Programa y de Finanzas, el Plan a Plazo Medio propuesto para el período 2004-2009.

Esta es la segunda versión del Plan a Plazo Medio, que se ha preparado de conformidad con el proceso mejorado de presupuestación por programas refrendado por los órganos rectores de la FAO. La esencia de un plan "progresivo" consiste en que este documento debe asegurar la continuidad con el contenido sustantivo de la versión anterior, introduciéndose al mismo tiempo las modificaciones necesarias para adaptarse al nuevo contexto.

En la formulación de las propuestas contenidas en el presente documento se han respetado estrictamente las directrices establecidas por los órganos rectores de la FAO. Ante todo, es importante recordar que la Secretaría ha recibido el mandato de llevar a término las Estrategias para toda la Organización a fin de abordar las necesidades de los Miembros, que figuran en el Marco Estratégico 2000-2015 aprobado por la Conferencia en noviembre de 1999. Es inherente a esas estrategias la necesidad de que la Organización desempeñe la función que le corresponde en la asistencia a los Miembros para la aplicación del Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación.

En la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después (CMA: cad), celebrada recientemente, se emplazó a la comunidad internacional a proseguir la lucha contra el hambre y la malnutrición y se pidió que se redoblaran los esfuerzos en la misma dirección. Sin duda, la FAO puede contribuir a la alianza internacional contra el hambre a la que se hace referencia en la Declaración aprobada por la CMA: cad, y sus contribuciones pueden ser importantes y catalizadoras si se programan adecuadamente y se orientan de forma apropiada. La Parte II del documento se dedica a mostrar la forma en que cada una de las entidades programáticas contribuye al logro de los objetivos de los Miembros.

Este documento supone también un avance en la aplicación de los principios basados en los resultados, atendiendo a la petición formulada por los órganos rectores. Se han articulado mejor las descripciones de los programas y se han mejorado las justificaciones de las propuestas en lo que respecta al impacto previsto más allá de la mera distribución de los bienes y servicios.

Hay que subrayar que se ha hecho una exposición más completa de las Estrategias para afrontar cuestiones intersectoriales de la Organización (en la Parte II de este documento). Este aspecto se abordó con cierta brevedad en la versión anterior y la Secretaría ha procurado tomar en consideración las observaciones formuladas por los Miembros a este respecto. En efecto, ¿quién puede poner en duda la importancia de que una institución internacional como la FAO establezca una mejor comunicación con el mundo exterior, movilice activamente recursos para su propia labor y para sus beneficiarios, perfeccione aún más sus sistemas de gestión, potencie el impacto de sus actividades fomentando las asociaciones, adopte enfoques interdisciplinarios para afrontar desafíos cada vez más complejos y procure conseguir la excelencia en un momento de intensa competencia por los recursos? Desde muchos puntos de vista, las actuaciones que se proponen en la Parte II deben ser consideradas como el instrumento que permitirá a la FAO cumplir de la mejor manera la tarea de hacer realidad los programas que se exponen en la Parte II.

En el curso de los intensos contactos que he tenido el privilegio de mantener con sus representantes -hasta los de más alto nivel-, los gobiernos de los Estados Miembros han expuesto con toda claridad que desean que la FAO continúe cumpliendo su mandato de forma eficaz. Esperan también el nivel más alto de calidad y puntualidad en la prestación de los servicios. En este momento, el sector clave de la alimentación y la agricultura debe afrontar una serie de retos inexcusables e imperativos. En este contexto, ¿es acaso inoportuno que sus dirigentes se pregunten hasta cuándo deberá la FAO seguir soportando la sorprendente contradicción entre las peticiones explícitas de los Miembros de que se consigan nuevos objetivos y el prolongado período de austeridad presupuestaria? Dicho de otra forma, ¿debo preguntar una vez más si el crecimiento real debe seguir siendo una aspiración aún lejana?

Las decisiones que ha adoptado la Conferencia de la FAO en los últimos diez años no han resultado alentadoras para aquellos que dedican su carrera y ofrecen su compromiso y su experiencia al servicio de la Organización. En noviembre de 1993, la Conferencia aprobó un presupuesto para el siguiente bienio de 673,1 millones de dólares EE.UU. En noviembre de 2001, el nivel del presupuesto que se votó era de 651,7 millones de dólares EE.UU. Esta evidente reducción nominal oculta un descenso aún más importante del 15 por ciento en cifras reales, entorpeciendo la capacidad de la FAO para ampliar los productos y servicios que necesita facilitar a los Miembros en el ejercicio de su mandato. El rayo de esperanza que permite vislumbrar la decisión de la Conferencia en 2001 estriba en que el presupuesto se aprobó con un crecimiento real cero por primera vez en ocho años, que es de esperar que señale el camino para un crecimiento real en 2004-2005.

Que la Organización haya conseguido mantener su influencia pese a la reducción del presupuesto, haya seguido haciendo contribuciones muy valoradas a la cooperación internacional y haya conseguido incluso modernizar totalmente su estructura y adaptarse plenamente a unas tecnologías en rápida evolución se debe ciertamente en gran medida al intento decidido de conseguir la máxima eficiencia y a la firme decisión de no eludir las dificultades inherentes a una reforma en profundidad.

A lo largo de esos mismos ocho años, el PIB mundial ha aumentado de forma espectacular-aunque lamentablemente muchas naciones pobres y grupos desfavorecidos de distintos países no se han beneficiado de ese crecimiento- y la población mundial ha seguido aumentando de forma incesante. La CMA-cad ofreció a la comunidad internacional la oportunidad de renovar su compromiso de acelerar el progreso contra el hambre y la malnutrición generalizadas e inaceptablemente intensas y contra la pobreza masiva.

Teniendo presente todos esos factores, deseo invitar a los Miembros a que consideren la posibilidad de aumentar el nivel de recursos disponibles para la FAO durante el período de planificación del Plan a Plazo Medio, es decir, durante los tres próximos bienios comprendidos entre 2004 y 2009. Los aumentos propuestos en las consignaciones en este PPM pueden parecer sustanciales, pero no son producto de la imaginación. Derivan del examen detallado, desde la base, de las necesidades en todas las esferas técnicas que son competencia de la Organización, y de la necesidad de colmar lagunas esenciales en las áreas de apoyo. Los Miembros observarán que a lo largo de todo el documento esos incrementos se justifican plenamente y que redundarán en beneficios directos para ellos. Los recursos del Presupuesto Ordinario deberán complementarse mediante la búsqueda renovada y decidida de recursos extrapresupuestarios, aprovechando los signos positivos de una inversión de la tendencia descendente anterior.

Deseo señalar los elementos esenciales de las propuestas:

No se han incluido en las propuestas una serie de inversiones o gastos importantes que deben efectuarse por una sola vez, que se sugiere que podrEDan cubrirse mediante el estudio por los F3rganos rectores del concepto, sF3lidamente establecido, de un presupuesto de capital. Si el Consejo asED lo acuerda, la SecretarEDa analizarE1 posibles enfoques para establecer y financiar dicho presupuesto junto con el ComitE9 de Finanzas e informarE1 de ello al Consejo.

Naturalmente, todas las proyecciones de los recursos, tal como aparecen en los documentos de planificaciF3n de la FAO a medio plazo, son indicativas y no vinculantes para los Miembros, a diferencia de lo que ocurre cuando E9stos aprueban las consignaciones presupuestarias para un bienio determinado. Sin embargo, ofrecen una orientaciF3n valiosa para que la SecretarEDa pueda determinar con los mejores elementos de juicio los recursos necesarios para atender las necesidades de los Miembros.

ConfEDo en que se considerarE1 que las propuestas contenidas en el presente documento son fruto de un anE1lisis razonado y detallado de las necesidades y que se aceptarE1n plenamente como indicaciF3n de la orientaciF3n general que deberE1 marcar el rumbo de la OrganizaciF3n a medio plazo. En los perEDodos de sesiones que deben celebrar a comienzos de 2003, los ComitE9s de Agricultura, Pesca y Montes tendrE1n tambiE9n la oportunidad de expresar sus puntos de vista sobre las actividades que forman parte de sus mandatos respectivos y sus opiniones recibirE1n la atenciF3n debida en la preparaciF3n del presupuesto para 2004-2005.

Por consiguiente, una vez que haya considerado los resultados del examen de los ComitE9s del Programa y de Finanzas, el Consejo quizE1s desee hacer constar que aprueba en principio el Plan a Plazo Medio 2002-07, a reserva de que sus conclusiones al respecto se tomen plenamente en cuenta en el proceso de preparaciF3n del PLP.

Por FAltimo, mE1s allE1 de mi propia expectativa como Jefe Ejecutivo, sE9 que todos los miembros de la SecretarEDa abrigan sinceramente la esperanza de que los F3rganos rectores consideren llegado el momento de que la FAO se beneficie nuevamente de un crecimiento neto de los recursos. De alguna forma, el crecimiento neto se ha convertido inadvertidamente en una especie de tE9rmino tabFA en el sistema de las Naciones Unidas. Todo el personal desea que se reanude en la FAO el crecimiento neto para que sea posible traducir las propuestas contenidas en este plan en servicios eficaces y crecientes a los Miembros.

A la luz de estas consideraciones, confEDo en que este documento suscitarE1 un debate fructEDfero en los ComitE9s y en el Consejo.

Jacques Diouf
Director General

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