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13. Elección de especies para plantación

Han pasado más de 175 años desde que los hombres de ciencia que se ocupaban de plantas comenzaron a interesarse en el empleo de los eucaliptos como especies exóticas en Europa, en el subcontinente de la India y países vecinos, en Africa y en América del Norte y del Sur. En el curso de este considerable período de tiempo, un constante flujo de nuevas especies ha atraído la atención de los cultivadores con fines de curiosidad, ornamentales y valores prácticos. Este fluir de nuevas especies no ha terminado; la presente edición de este libro incluye por lo menos dos « nuevas » especies, que deben ser ensayadas con cuidado por los países de bajas latitudes del mundo. Desgraciadamente, no hay más tierra en el hemisferio meridional con una latitud de 35–45°S, dado que se puede disponer de algunas especies excelentes para tales condiciones. Hay aún más especies nuevas en el nordeste de Australia a las que no se les ha dado todavía un nombre, pero que serán interesantes para latitudes bastante bajas.

En la gran cantidad de experiencias que se han realizado, por lo menos en tres países, Brasil, Sudáfrica y Estados Unidos, se han ensayado más de 200 especies de eucaliptos, y otros diversos países han probado más de 100 especies. Las especies han sido usadas por curiosidad, puesto que el característico aroma de sus hojas trituradas ha hecho pensar al uso potencial de los aceites esenciales para fines médicos o industriales, por razones ornamentales y, finalmente, con propósitos de utilidad. Es comprensible que el reciente ímpetu cobrado por las plantaciones de eucalipto ha sido con fines de utilidad, puesto que ha sido necesaria una inversión muy grande para establecer una superficie de alrededor de 4 millones de ha que se están ya cultivando en el mundo. La inversión en plantación y mantenimiento, sin incluir el costo de la tierra, debe ser de alrededor de 1–2 mil millones de dólares, y deberá hacerse una inversión muy superior para la elaboración de más de 40 millones de m3 que crecen anualmente en estas plantaciones exóticas muy grandes para que rindan sus beneficios a las comunidades que las han establecido.

Es interesante notar que, de la gran cantidad de especies ensayadas, la mayoría de la enorme superficie de plantaciones de eucaliptos establecida hasta la fecha en calidad de bosques industriales ha sido plantada con unas cuantas especies solamente, que han demostrado ser excelentes especies de plantación para cosechas comerciales. Entre ellas figuran: E. grandis, E. saligna, E. globulus, E. camaldulensis, E. tereticornis, E. urophylla (alba), E. robusta, E. maculata, E. paniculata y E. viminalis. Habría otros diez arboles muy buenos para reemplazarlas en el caso que algunas de ellas fallasen. Se verá que, en el curso de 175 años, el flujo de especies probadas se ha reducido a 20, o quizás 30, que se emplean en una escala grande o apreciable. Se trata de una juiciosa elección de los mejores árboles en unas cinco generaciones de esfuerzos humanos.

No debería ser esencial repetir de nuevo todos los ensayos, pero es sumamente deseable que se haga una continua cantidad de pruebas de procedencia de las mejores especies por parte de los países interesados, en colaboración con la FAO y con las autoridades de Australia. Estos ensayos han demostrado ya ampliamente sus méritos en el caso de E. camaldulensis, E. tereticornis y E. viminalis. Deberán organizarse muchos otros ensayos para mantener y mejorar las enormes inversiones ya hechas con el género Eucalyptus.

Armonización de las especie con el sitio y el clima

Para la selección de buenos sitios para la repoblación con eucaliptos, no hay nada mejor que seguir la máxima délfica μεδν γαν (« No hay nada que esté de más »). Desgraciadamente, la mayoría de estos lugares están reservados a la agricultura y los sitios en realidad disponibles pueden estar sujetos a una o más limitaciones. Los factores ambientales limitantes se distinguen, por lo general, como: edáficos (por ejemplo, profundidad del suelo, fertilidad, textura y estructura; la presencia excesiva de carbonatos y cloruros asimilables); climáticos (por ejemplo, temperatura, aridez, humedad); y bióticos (por ejemplo, plagas, enfermedades y competencia de la vegetación).

La evolución de los eucaliptos ha producido especies y procedencias adaptables a una enorme variedad de condiciones ambientales dentro del área natural de distribución del género. Exceptuando las regiones templado frías y boreales y los bosques tropicales pluviales, no debería haber dificultades para hallar una o más especies cuyas condiciones ambientales en Australasia concuerden razonablemente con las del país de introducción.

Por otra parte, las características de hibridación de los eucaliptos genera una gran variabilidad genética, aun dentro de una población local, y esta variabilidad se expresa en una predisposición tanto para que el fenotipo individual se ajuste a los cambios del ambiente como para que la población introducida se adapte a través de sucesivas generaciones por selección natural. Esta variabilidad permite cambios en la estructura o en la función para ajustarse a las condiciones modificadas del ambiente, lo que ha hecho que los eucaliptos sean reconocidos por su adaptabilidad o « plasticidad ».

Es claro que la necesidad de una exacta armonización de homoclimas y suelos entre la presencia natural y los nuevos lugares de introducción varían en forma inversa a la adaptabilidad del individuo y del lote de semillas. En su conjunto, la experiencia de los últimos 20 años ha confirmado el valor de la armonización ambiental y ha limitado en cierto modo la importancia de la adaptabilidad del individuo y de la población. Puede producir excelentes resultados el desplazamiento moderado y juicioso de una especie a un clima diferente, según las indicaciones descritas en la sección siguiente sobre aclimatación. Sin embargo, al no tenerse evidencia de sitios comparables, la adaptabilidad individual debe ser considerada como un seguro contra las inevitables fluctuaciones anuales del clima, más bien que una justificación por el excesivo desorden de la « plantación fuera de sitio ».

Sobre un sitio pobre, no puede esperarse que ni aun la especie más adecuada produzca un rendimiento tan alto como el de la especie (y a veces diferente especie) más apropiada para un buen sitio.

Por ejemplo, E. grandis sobre una estación fértil, en un clima húmedo tropical, producirá siempre más y mejor que E. camaldulensis sobre el mismo sitio y que E. camaldulensis, sobre un sitio seco. Pero E. camaldulensis, en un suelo relativamente estéril y con una fuerte estación seca, rendirá más y mejor que E. grandis por las fuertes pérdidas de este último debidas a la sequía. En tales casos, una elevada supervivencia y un rendimiento mediano en una especie deben aceptarse como preferibles a la gran mortandad de otra especie inadecuada, aunque de crecimiento potencial más rápido.

Se considerarán más adelante las posibilidades de aclimatación de las especies en climas que, en cierto modo, difieren de los de su distribución natural. Por regla general, la transferencia demasiado brusca de una especie a un clima más difícil del que está acostumbrada, puede tener un efecto fisiológico directo que se pone en evidencia con una menor supervivencia y menor crecimiento. En algunos casos, pueden aparecer plagas secundarias, tales como Phoracantha, o comejenes, que atacan a los árboles ya debilitados por la sequía. Cuando se transfieren las especies a un clima que es mucho menos duro del que están acostumbradas (por ejemplo, de un clima seco a uno húmedo), el crecimiento inicial puede incluso ser mejor, pero existe el serio peligro de que aparezca después una enfermedad epidémica de hongos; Corticium salmonicolor en Kerala, India, y Diaporthe cubensis en América tropical son ejemplos de tales epidemias.

La mayoría de las especies de eucaliptos reaccionan bien a la plantación en suelos profundos de mediana fertilidad y con buena textura y estructura. Si bien el nivel aceptable de fertilidad es muy inferior al de los cultivos agrícolas, es superior al que se requiere, por ejemplo, para muchos de los pinos. Los beneficios que se pueden obtener por la aplicación de abonos dependerá mucho de las condiciones locales del suelo, pero hay una cantidad de casos bien identificados en los que se ha tenido una gran reacción favorable a los fertilizantes.

La intolerancia a la competencia por parte de otras plantas es una característica común de casi todos los eucaliptos y un buen desmalezado durante el primero o los dos primeros años producirá siempre mejores plantaciones que con métodos de cuidados menos intensivos.

Es posible y necesario modificar el ambiente allí donde los factores limitantes son la fertilidad o la competencia vegetal. En otros casos, es imposible o antieconómico modificar el ambiente, surgiendo la necesidad de buscar especies que tengan la mayor tolerancia posible a los factores limitantes correspondientes.

Factores edáficos

Tolerancia a inundaciones periódicas

Los suelos con mal drenaje o inundados no son aptos para la mayoría de los eucaliptos. Los suelos anegados deben ser drenados y los drenes se deben conservar en condiciones eficientes. Varios países plantadores lo realizan con cuidado, lo que permite una ampliación de la tierra disponsible para plantaciones. Sin embargo, lluvias excepcionales inundan de tanto en tanto las tierras planas y es necesario conocer las especies que tolerarán las inundaciones periódicas. A medida que hay más países que plantan eucaliptos, la lista de las especies tolerantes debe ser dividida en grupos adecuados a ciertas latitudes, como se indica a continuación:

Tolerancia a la salinidad

En condiciones áridas y semiáridas, donde la evapotranspiración supera en gran forma a la precipitación, y especialmente donde no hay drenaje externo, una limitación adicional al crecimiento de la planta puede ser la acumulación de sales en el suelo. Pocos eucaliptos toleran una elevada salinidad del suelo.

Hall et al. (1972) dan la lista de las siguientes especies que tienen (1) una elevada tolerancia relativa y (2) cierta tolerancia a la salinidad del suelo:

  1. E. dundasii, E. kondininensis, E. sargentii, E. torquata.

  2. E. brockwayi, E. campaspe, E. intertexta, E. longicornis, E. salubris, E. sideroxylon, E. stricklandii.

La investigación hecha en Australia Occidental y resumida por Hart (1972) indica que las especies más aptas entre las que se ensayaron fueron E. sargentii, E. platypus var. heterophylla, E. spathulata, E. camaldulensis, E. occidentalis, E. kondininensis y E. gracilis. Condiciones salinas en uno de los lugares ensayados: (i) pH 7,82 en la superficie, aumentando a 8,60 a 1,40 m; (ii) sales solubles totales 1,65% en la superficie, disminuyendo a 0,17% a 1,40 m; (iii) sodio en la forma de NaCl 1,47% en la superficie, reduciéndose a 0,09% a 1,40 m.

Chippendale (1973) señala E. lehmannii como tolerante a cierta salinidad del suelo.

Especies prometedoras para suelos salinos en el Mediterráneo son E. gomphocephala, E. occidentalis, E. sargentii, E. rudis y E. microtheca (Pryor, 1946b). Israel, Italia, Marruecos, todos ellos mencionan la tolerancia de E. occidentalis a la salinidad del suelo, y también a los suelos arcillosos pesados.

Las especies señaladas como (1) notablemente tolerantes y (2) algo tolerantes a suelos alcalinos en Sudáfrica (Poynton, 1971) son: (1) E. camaldulensis, E. cladocalyx, E. polyanthemos, E. robusta, E. viminalis; (2) E. botryoides, E. gomphocephala, E. sideroxylon, E. sieberi.

Las especies resistentes a rocíos salinos se recomiendan para plantaciones en la costa, y son E. lehmannii para regiones secas y E. botryoides para zonas húmedas.

Tolerancia a suelos calcáreos

Los suelos derivados de calizas que tienen un elevado pH y una apreciable cantidad de calcio libre no son aptos para muchas especies de eucaliptos. El caso más notable de una especie plantada ampliamente, que tolera suelos calcáreos, es E. gomphocephala, la cual en los países mediterráneos, especialmente en el norte de Africa, se mantiene en buena salud sobre suelos donde las razas locales de E. camaldulensis sufren mucho por la clorosis provocada por el calcio. En condiciones extremas, sin embargo, el mismo E. gomphocephala se pone clorótico, por ejemplo sobre suelos de rendzina en Israel, con 70% de carbonato de calcio y un pH de 7,7–7,8.

Otras especies recomendadas para suelos calcáreos en la región del Mediterráneo son E. albens, E. leucoxylon, E. melliodora, E. microtheca, E. rudis, E. sideroxylon, E. striaticalyx y E. tereticornis (Pryor, 1964b).

En los ensayos efectuados en Darling Downs, en Queensland, donde los suelos arcillosos de mal drenaje son algo alcalinos, las especies de eucaliptos ensayadas que dieron los mejores resultados fueron E. camaldulensis, E. melliodora, E. ochrophloia, E. orgadophilla, E. pilligaensis, E. populnea y E. sideroxylon (Brown y Hall, 1968).

Pueden presentarse a veces algunas procedencias calcícolas dentro de las especies que, en general, no toleran suelos calcáreos. Buenos ejemplos son las procedencias de Port Lincoln y Wiluna de E. camaldulensis, que se han comportado bien sobre suelos calizos en el Mediterráneo (Lacaze, 1970).

Se observaron también diferencias en el grado de clorosis sobre suelos calcáreos entre las procedencias de E. dalrympleana en Francia (Lacaze, 1963).

Factores climáticos

Resistencia a la sequía

E. camaldulensis y E. gomphocephala han dado normalmente buenos resultados sobre suelos aptos en regiones semiáridas, con lluvias invernales superiores a los 400 mm. Por debajo de los 400 mm son menos aptos y es necesario buscar especies con un consiguiente crecimiento más lento pero más resistentes a la sequía. Pryor (1964b) recomienda E. astringens, E. occidentalis, E. salubris, E. microtheca, E. leucoxylon y E. sideroxylon para el norte de Africa. Otras especies, sobre las que se ha informado más recientemente por crecer bien con lluvias entre 200 y 400 mm en Marruecos, son E. brockwayi, E. loxophleba, E. salmonophloia y E. striaticalyx para leña y protección y E. salubris, E. stricklandii y E. torquata que son demasiado pequeñas para leña, para son buenas para plantaciones protectoras.

La cifra de 400 mm como mínimo para E. camaldulensis es aplicable solamente a zonas de lluvias invernales. Para zonas de lluvias estivales con una estación seca extremada en Africa al sur del Sáhara, 700 mm de precipitación es casi el mínimo, a menos que se disponga de humedad en el subsuelo, por ejemplo sobre bancos de ríos (Jackson, 1976). La mayoría de las especies citadas por Hall et al. (1972), que crecen en las condiciones más secas de Australia, se presentan sea en condiciones de lluvias uniformes sea predominantemente invernales. Tres especies para las cuales la lluvia varía desde uniforme a máximos estivales y de 250 a 600 mm son E. intertexta, E. ochrophloia y E. thozetiana. Ciertas procedencias de E. microtheca aparecen en condiciones secas similares.

En las tablas de esta sección se mencionan las posibilidades de aclimatar especies a condiciones climáticas, bien sea la distribución estacional de la lluvia, la estación seca rigurosa o las temperaturas máximas de verano son diferentes a las que se tienen dentro de su área natural de distribución. La información procede en gran parte, sin modificaciones, de los análisis hechos por Métro en la primera edición (Métro, 1955).

Adaptabilidad

Las diversas especies de eucaliptos pueden agruparse en tres clases según las zonas climáticas de origen en Australia:

U — Zona de lluvias distribuidas uniformemente
I   — Zona de notable sequía estival, lluvias invernales, tipo mediterráneo
E — Zona de notable sequía invernal, lluvias estivales, tipo con tendencia tropical

Pueden hacerse las siguientes observaciones:

1. Numerosas especies del grupo U pueden aclimatarse en zonas con una señalada estación seca, sea de verano que de invierno.

Considerando aquellas especies de este grupo que han sido usadas más a menudo en plantaciones, resulta que el número de las que pueden ser aclimatadas a zonas con sequía estival del tipo mediterráneo (Lista U I) es aproximadamente igual al número de las que pueden ser aclimatadas en las zonas tropicales con inviernos secos (Lista U E).

La Lista U E ha sido ordenada en forma tabular, colocando las especies mencionadas aproximadamente en el orden geográfico de sus distribuciones naturales, comenzando arriba con las que vienen del más extremo sur, y más abajo las que son más vecinas al ecuador. Además, si bien ello no corresponde a ningún criterio preciso, las especies han sido divididas en dos grupos: las que han demostrado ser relativamente inadaptables a condiciones de aridez, y las que han dado muestra de una notable adaptabilidad a este respecto.

XXII. Regiones pluviométricas del mundo
Según Métro, 1955
XXII.

Lista U E. Especies originarias de zonas climáticas con lluvias uniformes y que, en zonas de lluvias estivales, han demostrado adaptarse a condiciones de sequía más rigurosas que las que se presentan en sus ambientes de distribución natural.

Relativamente poco adaptablesAdaptables
 E. globulus ssp. maidenii
 E. bosistoana
 E. botryoides
E. propinqua
E. punctata
E. pilularis
E. robusta
E. acmenoides
E. saligna
 E. grandis
 E. maculata
 E. citriodora
E. microcorys
E. paniculata
 E. siderophloia
E. gummifera
E. crebra
E. resinifera
E. tereticornis

La Lista U I ha sido hecha siguiendo el mismo principio.

Lista U I. Especies originarias de zonas con lluvias uniformes y que, en zonas de lluvias invernales, han demostrado adaptarse a condiciones de sequía estival más rigurosas que las que se presentan en sus ambientes de distribución natural.

Relativamente poco adaptablesAdaptables
  E. globulus ssp. maidenii
  E. bosistoana
  E. botryoides
E. propinqua E. punctata
E. pilularis E. robusta
  E. saligna
 E. acmenoidesE. maculata
  E. grandis
  E. citriodora
E. microcorys  
  E. paniculata
  E. siderophloia
  E. crebra
E. gummiferaE. resiniferaE. tereticornis

2. Numerosas especies del grupo I (tipo mediterráneo) pueden aclimatarse en zonas de lluvias invernales con una sequía de verano decididamente más rigurosa, sea con menores precipitaciones, o con temperaturas superiores, o secas durante un período más largo. Estas especies están agrupadas en la Lista I I, que sigue el mismo principio de las listas anteriores.

Lista I I. Especies originarias de zonas climáticas con lluvias invernales, que han demostrado adaptarse a condiciones de sequía estival decisivamente más rigurosas que las de su ambiente de distribución natural1.

Relativamente poco adaptablesAdaptables
E. amygdalina  
E. delegatensis   
E. regnansE. obliquaE. viminalis 
E. cypellocarpa  E. globulus
ssp. globulus
  E. ovata 
  E. diversicolor 
  E. cladocalyx 
  E. moluccana 
  E. leucoxylon 
   E. melliodora
  E. woolsiana
(ssp. microcarpa)
 
   E. sideroxylon
  E. gomphocephala 
  E. astringens 
E. wandoo E. camaldulensis 
 E. salmonophloia  
 E. salubris  
 E. brockwayi  

1 De arriba hacia abajo, en orden creciente aproximado de resistencia a la sequía en su ambiente de distribución natural.

3. Varias especies del grupo I pueden del mismo modo aclimatarse en zonas templadas, que tienen una precipitación uniforme con o sin un máximo invernal. Estas especies se agrupan en la lista I U.

Lista I U. Especies originarias de zonas con lluvias invernales que han demostrado adaptarse a condiciones de clima templado sin una estación seca prolongada y con lluvia uniforme, con máximas tanto en invierno como en verano1.

Relativamente poco adaptablesAdaptables
E. delegatensis  
E. obliqua E. globulus
ssp. globulus
 E. viminalis 
 E. ovata 
E. diversicolor  
E. melliodora E. cladocalyx
 E. leucoxylon 
 E. gomphocephala 
  E. sideroxylon2
  E. camaldulensis2

1 De arriba hacia abajo, en orden creciente aproximado de resistencia a la sequía en su ambiente de distribución natural.M

2 Esta especie no es originaria exclusivamente de las zonas I.

4. No hay, sin embargo, especies originarias exclusivamente del grupo I de las que se haya informado como de fácil aclimatación, o que hayan dado buenos resultados, en zonas tropicales con lluvias de verano con fuertes sequías, en bajas alturas. No hay, por consiguiente, lista I E.

5. Por el contrario, muchas especies originarias de zonas con lluvias estivales con fuertes sequías invernales, se han aclimatado en zonas de lluvias invernales (Lista E I).

Lista E I. Especies originarias de zonas climáticas con precipitación máxima estival, que han demostrado adaptarse a zonas con sequías estivales 1. (Todas estas especies están presentes en la zona de lluvias uniformes y se incluyen en la Lista U I.)

Relativamente poco adaptablesAdaptables
 E. acmenoidesE. saligna
  E. maculata
  E. citriodora
  E. grandis
E. microcorys E. paniculata
E. gummifera E. siderophloia
E. resinifera E. crebra
  E. tereticornis

1 De arriba hacia abajo, en orden creciente de resistencia a una temperatura media superior a la de su ambiente de distribución natural.

6. Finalmente hay una adaptabilidad E E que surge de los resultados obtenidos en varias plantaciones, por la cual especies originarias de la zona E (lluvias estivales) se han aclimatado con buenos resultados en zonas también de lluvias estivales pero con medias más elevadas de temperaturas.

Lista E E. Especies originarias de zonas con lluvias estivales, que han demostrado adaptarse a condiciones de sequía más rigurosas que las de su ambiente de distribución natural1.

Relativamente poco adaptablesAdaptables
 E. sideroxylon
 E. camaldulensis
 E. saligna
 E. maculata
 E. citriodora
 E. grandis
E. microcorys
E. paniculata
 E. siderophloia
E. gummifera
E. crebra
E. resinifera
E. tereticornis

1 De arriba hacia abajo, en orden aproximado de distribución geográfica, desde el sur hacia el ecuador.

La Figura XXIII resume el rumbo de la adaptabilidad de las varias especies de eucaliptos con respecto a diferentes tendencias de las precipitaciones.

Esta adaptabilidad generalmente unidireccional, que permite a las especies originarias de zonas tropicales de lluvias estivales aclimatarse a zonas de tipo mediterráneo, mientras que el proceso inverso es raramente posible, ha sido observada por muchos forestales (Aubréville, 1948; Jacobs, 1962) en especies forestales diferentes de los eucaliptos. El fenómeno, sin embargo, es difícil de explicar.

XXIII. Adaptabilidad de los eucaliptos
Según Métro, 1955
XXIII.

No hay excepciones a este fenómeno salvo, hasta ahora, el de la altura que compensa la latitud totalmente en lo que se refiere a la temperatura, humedad atmosférica y precipitaciones. Se ha visto que a elevadas alturas, 1 500– 3 000 m, es posible aclimatar en zonas tropicales e incluso en el ecuador, especies de eucaliptos originarios de zonas no similares, como E. camaldulensis y E. globulus. Se han hecho pocos estudios sobre la fotoperiodicidad en los eucaliptos. Karschon (1976) informó que el crecimiento de una especie tropical, E. papuana, se reducía al ser traslada a Tel Aviv, a una latitud de 32°N, con días de verano más largos.

Se ha tratado de hacer un resumen de la adaptabilidad de los eucaliptos a los cambios de clima (véase Figura XXIV). En la columna vertical se indican las principales especies empleadas en plantaciones. En la mitad figuran las especies cuya distribución corresponde a las zonas de lluvias uniformes. Leyendo hacia arriba, se encuentran las especies que crecen en zonas con lluvias estivales con temperaturas crecientes. Leyendo hacia abajo, figuran las especies que crecen en zonas de lluvias invernales con veranos secos cada vez más marcados. Se indican estas regiones pluviales en el margen izquierdo y deberá observarse que hay una sobreposición en el caso de varias especies.

A cada lado de cada especie, las líneas de diferentes longitudes indican la amplitud de su aclimatación, más o menos pronunciada en proporción a la longitud de la línea, bien sea hacia la izquierda, en zonas de sequía estival o, hacia la derecha, en zonas de temperaturas medias más elevadas.

Resistencia al frío

Durante el siglo pasado fueron principalmente los forestales de regiones mediterráneas y subtropicales quienes confiaron en los eucaliptos para sus proyectos de plantación. Los forestales en las regiones frías templadas han buscado, hasta ahora, especies más valiosas, que se adapten mejor a las condiciones locales, y con capacidad de producir una calidad de madera más adecuada que la del eucalipto. En consecuencia, la mayor evidencia sobre la resistencia relativa a las heladas y al frío de las diferentes especies de eucalipto cuando se han plantado como especies exóticas, ha tendido a provenir de la observación más bien que de la experimentación. En diversos casos, la plantación en climas fríos ha tenido la tendencia de favorecer a las especies ornamentales más bien que a las de producción.

Al extrapolar la información que se da a continuación, es necesario tener presentes las consideraciones generales siguientes:

• Como en el caso de otras muchas características, puede ser de fundamental importancia el origen o procedencia de la semilla para una misma especie. Comúnmente se agregan a muchas evaluaciones sobre la resistencia relativa al frío, notas como « variedad de montaña » o « procedencia de 1 000 m3 o más en Nueva Gales del Sur ». La semilla recogida de rodales introducidos, o « razas locales » que han sido sometidas a una o más generaciones de selección en el nuevo hábitat, pueden producir frecuentemente mejores resultados que la semilla introducida por primera vez desde Australia.

 XXIV.
 Posibilidades de aclimatación en zonas áridas con precipitación máxima invernalPosibilidades de aclimatación en climas con temperatura media superior a la del lugar de origen, incluso en climas con precipitación uniforme o máxima estival
XXIV. Sinopsis de la adaptabilidad de las principales especies de eucaliptos a la sequía y al calor  
Según Métro, 1955  

• A menudo la topografía local tiene un efecto importante para modificar la intensidad de la helada y del frío. Esto se aplica tanto al área de distribución natural como a los nuevos sitios donde puede llevarse a cabo la plantación. Los sitios fuertemente expuestos, u hondonadas expuestas a las heladas, sufren normalmente fríos considerablemente más rigurosos que las pendientes intermedias o parcialmente protegidas.

• La resistencia a las heladas está influenciada por la edad. Las temperaturas nocturnas son más frías al nivel del suelo que algunos metros más arriba; por ejemplo, la temperatura mínima registrada en una pantalla Stevenson es, por lo general, de 2–3°C más alta que la « mínima al nivel de pastos ». Por lo tanto, las partes más tiernas de la planta en crecimiento sufren con las temperaturas más frías, por término medio, después de 1 a 2 años posteriores a la plantación que cuando han alcanzado un tamaño mayor. Al mismo tiempo, para una determinada altura por encima del suelo, los tejidos cambiales del tallo serán protegidos por una capa de corteza cada vez más gruesa a medida que el árbol se hace más viejo.

• El efecto del frío depende más de su duración que de las temperaturas mínimas alcanzadas. Por ejemplo, un período prolongado de clima moderadamente frío bajo cero puede provocar más daño que un breve período con temperaturas considerablemente menores. Otra causa frecuente de daños serios es la bajada repentina de la temperatura, que, en casos extremos, puede ser de 20°C en 12 horas. Un fuerte viento, que sopla simultáneamente a una temperatura moderadamente baja, puede hacer más daño que una temperatura mucho más baja sin viento (el « factor de congelación »). El daño es siempre menos serio cuando los árboles están en condiciones latentes que cuando están creciendo activamente; las heladas de primavera y de otoño son más dañinas que la misma temperatura a mediados de invierno.

• Pueden presentarse muy diversas clases de daños. Con heladas moderadas el daño puede reducirse a que las hojas se vuelvan parcialmente pardas. En los casos más graves todas las hojas y muchas de las ramas pueden morir, pero la recuperación puede ser rápida por los brotes epicórmicos. En los casos aún más graves, el árbol puede morir hasta el nivel del suelo y rebrotar vigorosamente. En los casos peores también las raíces y los brotes morirán. La capacidad de los eucaliptos de brotar vigorosamente de cepa significa que pérdidas aparentemente catastróficas pueden recuperarse en un tiempo relativamente corto.

Como consecuencia de estos factores muy variables, es difícil a menudo extrapolar los resultados de una zona a otra. Sin embargo, la información disponible ofrece una evidencia razonablemente consecuente sobre aquellas especies que son más merecedoras de ser ensayadas en nuevas localidades sometidas a fríos y a heladas intensos.

Cuadro 13.1 Resistencia al frío en Australia

Lista ALista B
Minima media del mes más frío ≤ 0°C; número de heladas ≥ 50Minima media del mes más frío 0–2°C; número de heladas 25–50
E. aggregataE. amygdalina
E. camphoraE. andrewsii
E. cocciferaE. bridgesiana
E. delegatensisE. caleyi
E. fraxinoidesE. cinerea
E. glaucescensE. consideniana
E. gunniiE. cypellocarpa
E. johnstoniiE. dalrympleana
E. laevopineaE. dives
E. nitensE. fastigata
E. paucifloraE. macarthurii
E. perrinianaE. nitida
E. pulverulentaE. obliqua
E. stellulataE. occidentalis
E. urnigeraE. oreades
E. vernicosaE. ovata
 E. pulchella
 E. radiata
 E. regnans
 E. robertsonii
 E. rossii
 E. rubida
 E. viminalis
 E. youmannii

En un primer momento puede obtenerse una orientación somera rápida sobre resistencia al frío tomando los datos sobre las condiciones del terreno en Australia a partir de las monografías de este capítulo. El Cuadro 13.1 da una lista de especies que son potencialmente resistentes a fríos bastante intensos (Lista A) y moderadamente fríos (Lista B). En términos generales, la Lista A corresponde a las especies con una temperatura mínima media en el mes más frío de 0°C o menos y, por lo menos, con 60 días de heladas. La Lista B corresponde a especies con una temperatura mínima media en el mes más frío de 0–2°C y 25–50 días con heladas. Las temperaturas mínimas absolutas correspondientes serían de alrededor de -10°C, o menos, para la Lista A, y de -6°C a -10°C para la Lista B.

En Irlanda, E. johnstonii y E. urnigera han demostrado ser las especies más resistentes a las heladas, seguidas por E. coccifera, E. gunnii, E. subcrenulata, E. delegatensis, E. dalrympleana, E. ovata, E. viminalis, E. obliqua y E. globulus. Las temperaturas soportadas han sido, por lo menos, tan bajas como -11°C (Mooney 1960). Se ha presentado la rajadura por helada (hendidura vertical de la corteza hasta la madera) en una cantidad de árboles mayores y E. viminalis parece ser particularmente vulnerable a esta forma de daño. En Irlanda, E. globulus tiende a sobrevivir a temperaturas menores (hasta de -9°C) que las indicadas por Martin para el Reino Unido (véase Cuadro 13.2).

La investigación en Francia ha presentado las siguientes clasificaciones en resistencia al frío para árboles adultos (Lacaze, 1963):

hasta-20°C:E. niphophila
hasta-14°C:E. coccifera, E. dalrympleana, E. gunnii, E. parvifolia, E. pauciflora, E. rubida, E. stellulata
hasta-10°C:E. cinerea, E. johnstonii, E. macarthurii, E. ovata, E. urnigera
hasta-8°C:E. camaldulensis, E. globulus, E. melliodora

Se ha investigado la posibilidad de reemplazar rodales decadentes de Pinus pinaster en el macizo Maures, al este de Tolón, con eucaliptos resistentes al frío (Giordano, 1965). La especie más prometedora para una combinación de resistencia al frío, buen crecimiento y buena forma ha sido E. dalrympleana. Otras especies que han demostrado ser resistentes a las heladas en uno o más lugares son E. ovata, E. gunnii, E. macarthurii, E. rubida, E. viminalis, E. stellulata y E. cinerea. En la mayoría de los años las temperaturas más frías previstas son de -6°C en las exposiciones al sur y de -10°C en las orientadas al norte. Es bien evidente la variabilidad en la resistencia al frío con procedencias de E. gunnii (Lacaze, 1962).

Más recientemente se ha señalado que se habían efectuado importantes ensayos en la llanura de Aube y en las estribaciones de los Pirineos, al sur de Francia (Marquestaut et al., 1978). Durante los 5 años de los ensayos se han registrado temperaturas que han llegado hasta -11°C, en los sitios más fríos, así como algunas heladas a fines de la primavera. Entre las especies más prometedoras para combinar la resistencia a las heladas y un buen crecimiento figuran E. aggregata, E. bridgesiana, E. cordata, E. gunnii, E. johnstonii, E. macarthurii, E. nitens, E. ovata y E. urnigera. E. neglecta se reveló muy resistente a las heladas, pero su crecimiento y forma fueron mediocres. E. globulus ssp. globulus y ssp. bicostata (sin. E. stjohnii) y E. viminalis crecieron muy bien en sitios más bajos y templados, pero fueron susceptibles a las heladas en los sitios más fríos.

Cuadro 13.2 Resistencia al frío en el Reino Unido

Martin (1948)Barnard (1966)Halliwell (1974)
Resistente a -18°CPara lugares muy fríos (por debajo de -12°C durante períodos considerables)Tolera hasta -18°C
E. vernicosa  
E. largiflorens  
E. pauciflora ssp. niphophila (resistente a -22°C en Charlotte Pass, Australia)
E. niphophilaE. niphophila
E. gunnii (muy polimorfa, especialmente sobre suelos húmedos)
 E. gunnii
Resistente a -15°C Tolera hasta -15°C
E. coccifera (no erguido sobre mejores suelos drenados)
  
E. vernicosa ssp. subcrenulata (crecimiento más rápido que E. coccifera)
 E. vernicosa
E. vernicosa ssp. johnstonii (resistió -22°C en Loch Hourn, Australia)
 E. johnstonii
E. urnigera E. urnigera
  E. perriniana
  E. pauciflora
  E. parvifolia
  E. glaucescens
  E. delegatensis
Resistente a -12°CPara sitios frios (por debajo de -7°C durante períodos considerables, por debajo de -12°C sólo ocasionalmente)Tolera hasta -12°C
E. pauciflora (menos resistente en Inglaterra que en Australia)
 E. coccifera
E. delegatensis (resistió -15°C en Mount Usher, Australia)
E. perriniana 
E. rubidaE. glaucescensE. rubida
E. stellulataE. parvifolia 
E. aggregataE. gunniiE. aggregata
E. cordata  
E. dalrympleanaE. pauciflora ssp. nanaE. dalrympleana
E. ovata  
Resistente a -9°C Tolera hasta -9°C
E. viminalis E. viminalis
E. macarthurii  
E. pulverulenta (más resistente en Inglaterra, hasta -15°C, que en la nativa Nueva Gales del Sur)
 E. cordata

E. gigantea
E. obliqua  
E. radiata ssp. robertsonii  
E. stjohnii  
E. melliodora  
E. blakelyi  
E. resinifera  
Resistente a -7°CPara sitios templados (por debajo de -7°C sólo durante períodos cortos)Tolera hasta -7°C
E. globulusE. dalrympleanaE. globulus
E. regnansE. paucifloraE. regnans
E. perrinianaE. pulverulentaE. ovata
E. goniocalyxE. urnigera ssp. glaucaE. obliqua
E. pulchella E. leucoxylon
E. amygdalina E. amygdalina
E. camaldulensis  
E. saligna  
E. risdonii  
E. tenuiramis  
E. sieberi  
Resistente a -4°CSitios muy templados (raramente inferiores a -5°C) 
E. leucoxylonE. cordata 
E. lehmaniiE. cordieri 
E. sideroxylonE. rubida 

En la URSS, en el litoral caucasiano del mar Negro entre Sochi y Bathumi, E. dalrympleana ha demostrado ser la especie más resistente al frío. Soporta breves heladas de - 11° o -12°C sin ningún daño. En la costa sur de Crimea, plantas de un año de edad han soportado temperaturas de hasta -14°C (Pilipenko, 1960, resumido en Linnard, 1969). Sobre lugares fértiles es capaz de crecer 3 m por año durante los primeros 5 años. Se recomiendan esta especie y E. cinerea como las mejores especies para rotaciones relativamente largas para cortinas de abrigo y producción de madera, en zonas con temperaturas que no se prevé sean inferiores a -12°C. Algo menos resistentes al frío, pero aún dignas de ser cultivadas en rotaciones más cortas por tallar para combustible, madera para pasta, etc., son E. delegatensis, E. urnigera y, aún menos resistentes, E. viminalis y E. macarthurii.

En Argentina, en la provincia de La Pampa, en la vecindad de Santa Rosa, entre las especies ensayadas más resistentes a las heladas figuran E. cinerea, E. viminalis, E. bridgesiana, E. crebra y E. rubida. Las temperaturas mínimas absolutas halladas en esta región, situada a una latitud aproximada de 37°S, son de -10° a -12°C (Poduje y Roic, 1972).

En Sudáfrica se ha clasificado una cantidad de especies como aptas para ser plantadas en zonas sometidas a rigurosas heladas, con temperaturas mínimas absolutas de -10° y -12°C y un promedio de 60 a 90 noches con heladas por año. Las especies consideradas aptas para plantaciones en estas condiciones son E. bridgesiana, E. cinerea, E. dalrympleana, E. dives, E. macarthurii, E. maidenii, E. melliodora, E. nitens, E. pauciflora, E. rubida y E. viminalis. De las especies mencionadas, se consideran aptas para la producción de trozas para aserrado E. maidenii, E. melliodora, E. nitens, E. rubida y E. viminalis (Poynton, 1971).

En ciertas partes del sur del Brasil hizo un frío anormalmente riguroso durante el invierno de 1975, con temperaturas mínimas de hasta -9°C. En estas zonas la helada es común todos los años. Fishwick (1976) ha informado que, en estas condiciones, los resultados de las plantaciones de ensayo muestran claramente que, comparadas con E. viminalis, plantada ampliamente, hay cinco especies que demuestran igual o mejor resistencia a la helada, ritmos iguales de crecimiento temprano, y que producirán material para pasta aceptable. Estas son E. dalrympleana, E. dunnii, E. nova-anglica, E. nitens y E. stjohnii. Todas, exceptuando E. dalrympleana, tenían una forma excelente, mejor que E. viminalis. Los ensayos también indicaron la notable diferencia en la resistencia a las heladas entre distintas procedencias de las mismas especies.

Se están realizando estudios desde 1972 para identificar especies de eucaliptos adecuadas para plantación en la llanura costera del sudeste de los Estados Unidos, donde se verifican a la vez heladas moderadas y fluctuaciones de temperatura amplias y rápidas. Al cabo de 5 años, E. viminalis creció bien, pero su resistencia la frío variaba mucho según los individuos. E. macarthurii resistió bien al frío y, aunque su producción en volumen fue ligeramente inferior a la de E. viminalis, tiene también un excelente potencial. E. nova-anglica y E. camphora se han comportado igualmente muy bien en cuanto a su resistencia al frío, pero necesitarán mejorar tanto en crecimiento como en forma. Otras especies que crecieron más despacio demostraron buena resistencia al frío, mereciendo ser objeto de ensayos ulteriores, y son E. rubida, E. dalrympleana y E. nitens. Durante el período de ensayos se han registrado más de 100 noches con temperaturas bajo cero, siendo el mínimo de -8°C. Los daños mayores sobre los eucaliptos están provocados por las fluctuaciones rápidas y extremas de la temperatura, como la de 27°C durante el día y -4°C durante la noche. Parece ser que temperaturas absolutamente bajas eran menos nefastas que grandes y rápidas fluctuaciones (Hunt y Zobel, 1978).

Tablas para referencias rápidas

La información tabulada para una cantidad limitada de las más importantes especies proporciona una ayuda rápida y conveniente para escoger las especies a ensayar en un clima determinado. Además de la lista de especies que son aptas para los diferentes tipos climáticos, los cuadros proporcionan datos sobre los empleos de las especies. En el Capítulo 4, bajo Brasil, se muestra un ejemplo de un cuadro que indica las regiones bioclimáticas del Brasil y las especies potencialmente aptas para las mismas. En el Anexo 4 hay ulteriores ejemplos, derivados de las experiencias de Australia y de Sudáfrica. Los cuadros deberían ayudar a identificar especies potencialmente aptas, sobre las cuales puede obtenerse más información en las monografías del Capítulo 14.


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