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Cinco medidas para mitigar el cambio climático en los territorios indígenas y tribales

d. La cultura y los conocimientos tradicionales

Numerosos aspectos de las culturas y los conocimientos de los pueblos indígenas y tribales favorecen un mejor cuidado de las áreas forestales y agroforestales. Estos incluyen algunos de sus valores, creencias, costumbres, prácticas productivas y experiencias de campo, todos íntimamente vinculados con sus lenguas e identidades culturales. Dada la importancia de estos aspectos, tanto para la conservación de la biodiversidad y la estabilidad climática como para la misma sobrevivencia de los pueblos como tales, los procesos de revitalización cultural y trasmisión intergeneracional de los conocimientos revisten gran importancia en cualquier esfuerzo integral para proteger los territorios indígenas y tribales. En un sentido más amplio, revitalizar la cultura también favorece la formación de capital social, un factor esencial para cualquier acción colectiva, como la gestión comunitaria de los territorios boscosos.

Las culturas indígenas y tribales mantienen una estrecha relación con los ecosistemas de los territorios. Muchas palabras y frases en sus lenguas refieren a especies o fenómenos propios de esos ecosistemas, y muchas comidas y medicinas están asociadas con ellos. Eso genera una relación entre los ecosistemas y la identidad cultural, que abre la posibilidad de asociar la conservación de la naturaleza local con la preservación de la misma identidad étnica (Garibaldi y Turner, 2004; Pert et al., 2015).

No cabe duda de que se está perdiendo mucho conocimiento ecológico tradicional en esos territorios (Cámara-Leret et al., 2016; Wilder et al., 2016). Ahora bien, no se trata simplemente de preservar estos conocimientos, sino de asegurar que beneficien a los pobladores, sobre todo a los jóvenes. Las culturas y los conocimientos evolucionan de forma constante; sus portadores conservan la parte que les parece relevante (Gómez-Baggethun y Reyes-García, 2013; Athayde et al., 2017). Para que las costumbres y conocimientos se conserven y contribuyan a la consolidación de los territorios y sus modelos organizativos y socioambientales, habría que trabajar para que sean fuentes de estatus y orgullo, se compartan de forma lúdica y generen beneficios materiales para los jóvenes (ver Recuadro 5).

Recuadro 5 El conocimiento tradicional indígena contribuye al manejo de los incendios: el caso del Cerrado Brasileño

Los pueblos indígenas del Cerrado y los Llanos del norte de Sudamérica han demostrado un amplio conocimiento del manejo del fuego y sus múltiples aplicaciones ecosistémicas. Durante más de cuatro mil años han perfeccionado prácticas relacionadas con el uso del fuego para reciclar nutrientes, cazar y pescar, controlar plagas y culebras, inducir la floración y fructificación de plantas, realizar ceremonias, abrir senderos y evitar la acumulación de material inflamable. Hacen quemas controladas en áreas pequeñas cuando no están muy secas y son expertos en dónde, cuándo y cómo usar el fuego para distintos fines. No solo no dañan el ecosistema, sino que sus quemas estimulan el crecimiento de plantas locales que alimentan tanto las personas como a los animales silvestres.

Los colonizadores europeos y sus descendientes han usado el fuego de forma distinta. Queman áreas más grandes, hacia finales de la época seca, para descombrar bosques y expandir sus potreros y cultivos y aumentar los rendimientos de sus pastizales. Esas prácticas causan incendios más destructivos.

Varios Estados sudamericanos han prohibido el uso del fuego por completo fuera de las parcelas cultivadas. Sin embargo, esas políticas de “no quemar” llevan a que se acumule mucha rama seca, hojarasca y palizada, creando condiciones propicias para incendios más grandes y dañinos. Las sequías cada vez más frecuentes y prolongadas, provocadas por el cambio climático, agravan ese problema.

En 2014, Brasil abandonó el enfoque de la “no quema”. Cambió su Código Forestal y adoptó una nueva política de manejo integrado del fuego (MIF). Permitió las quemas prescritas (dirigidas) y otras prácticas ancestrales de las comunidades tradicionales en el Cerrado y Roraima, y estableció el Programa de Prevención y Combate a los Incendios Forestales en Tierras Indígenas y Quilombolos (PREVFOGO, por sus iniciales en portugués). Para 2015, PREVFOGO tenía 34 brigadas de manejo de fuego en territorios indígenas, con 608 brigadistas indígenas, que cuidaban un área de 17,1 millones de hectáreas.

PREVFOGO se basa en parte en una experiencia previa en Mato Grosso con el pueblo indígena Paresi, en la que el gobierno y los ancianos indígenas colaboraron para diseñar un plan de manejo de incendios con base en el conocimiento tradicional sobre la ecología local. En los primeros tres años de su implementación, PREVFOGO logró reducir los incendios en la última parte de la época seca entre un 40 y 57% en tres territorios grandes, y mejoró de forma significativa las relaciones entre los pueblos indígenas y los técnicos del gobierno. Otro estudio comparó los efectos de tres años de la práctica tradicional de la quema prescrita con los de la no quema en 16 territorios indígenas y descubrió que la quema prescrita aumentó la presencia de frutas y animales silvestres comestibles. FUENTE: Pinello, 2011; Welch et al., 2013; Mistry, Bilbao y Berardi, 2016; Moraes Falleiro, Trindade Santana y Ribas Berni, 2016; Davis, 2018; Eloy et al., 2019; Moraes Falleiro et al., 2019.

Asi pues, revitalizar las lenguas, las costumbres y los conocimientos tradicionales es otro componente de una estrategia integral para cuidar los ecosistemas de los territorios indígenas y tribales para mitigar el cambio climático. Contribuye a la identidad colectiva de los pueblos y asegura la preservación de sus cosmovisiones, lo que promueve el cuidado de los ecosistemas y de los bienes naturales. Por supuesto, eso no implica abandonar los otros tipos de conocimiento, sino buscar mayor paridad entre ellos.

©Felipe Werneck
Brigadas indígenas de PREVFOGO/IBAMA combaten incendio forestal en territorio indígena Porquinhos, Maranhão, Brasil.

Se deberían llevar a cabo al menos las siguientes acciones:

  • Invertir en sistemas de educación formal e informal más relevantes. Hace falta reforzar los programas de educación bilingüe e intercultural e incorporar elementos de conocimiento tradicional en ellos, para que la educación pública sea más pertinente (Eijck y Roth, 2007; Athayde et al., 2017; De la Herrán y Rodríguez, 2017). Además de mantener algunos materiales del currículo actual, la educación formal debería reforzar el conocimiento tradicional, no sustituirlo, como lo hace hoy (Reyes-García et al., 2010; Cámara-Leret et al., 2016; Athayde et al., 2017).
  • Promover iniciativas de revitalización cultural. El uso de métodos innovadores y atractivos para los jóvenes, como talleres, intercambios, paseos, métodos digitales y multimedio, teatro, música, danza y cuentos orales para documentar y compartir el conocimiento tradicional, puede contribuir a elevar el estatus social de las lenguas, costumbres y conocimientos tradicionales y de sus portadores (Athayde et al., 2017; Fernández-Llamazares y Cabeza, 2018). En el proceso siempre se pueden incorporar nuevas prácticas, diseños y conocimientos, donde sea apropriado (Athayde et al., 2017).

Los diálogos intergeneracionales pueden ser importantes, toda vez que los adultos mayores son los guardianes de buena parte del conocimiento tradicional (Rivera Cumbre, 2018). Esto ha adquirido mayor urgencia con la pandemia del COVID-19, ya que presenta peligros muy fuertes para la población anciana y sus conocimientos. En ese contexto, las mujeres juegan un rol destacado, pues predominan en muchos ámbitos del conocimiento tradicional y en la transmisión del conocimiento intergeneracional (Mayorga-Muñoz, Pacheco-Cornejo y Treggiari, 2017; Aswani, Lemahieu y Sauer, 2018).45 Los diálogos interculturales entre los pobladores de los territorios y profesionales con otros tipos de conocimiento y culturas también pueden enseñar a las dos partes y ayudar a revalorizar las culturas y conocimientos locales a los ojos de los actores externos y las comunidades mismas.

©LOL KOÓPTE/ Fernanda López
Manos de una mujer indígena del pueblo Maya trabajando la madera. Cooperativa Lol Koópte', Ejido Petcacab, México
  • Fomentar alternativas que usen los conocimientos tradicionales para generar beneficios materiales, sobre todo para jóvenes. La posibilidad de usar los conocimientos tradicionales para generar beneficios materiales puede ser otro incentivo fuerte para su preservación. Eso incluye tanto realizar actividades tradicionales, como la caza o la pesca o la recolección y/o procesamiento de plantas útiles, como nuevas iniciativas de eco y etnoturismo, medicina tradicional, monitoreo forestal o comercialización de productos forestales. También es importante financiar organizaciones indígenas y tribales que se dedican a la revitalización cultural y conocimiento tradicional, tanto para promover esas actividades, como para incentivar el interés en trabajar en ellas.
©Felipe Werneck
Brigadas indígenas de PREVFOGO/IBAMA coordinan acciones con la comunidad indígena de Porquinhos, Maranhão, Brasil.
  • 45 En este mismo sentido, cuando las mujeres pierden sus roles relacionados a ser portadores de conocimientos tradicionales en campos como la artesanía, agricultura de patio, medicina y cocina tradicional a veces eso las también lleva a perder estatus, medios de vida y autoestima (M. Estrada, comunicación personal, 15 de mayo de 2020).