El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2022

Parte 3 La transformación azul para lograr la agenda 2030 para el desarrollo sostenible

Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas

La pesca y la acuicultura y el Decenio sobre la Restauración de los Ecosistemas de la FAO y el PNUMA

El Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en marzo de 2019 y en vigencia de 2021 a 2030, representa un llamamiento mundial a favor de la recuperación de los ecosistemas y sus servicios. En el Decenio se prevé restablecer la salud de los hábitats y especies, que son componentes de los ecosistemas, para que los sistemas socioambientales sean productivos y resilientes frente a las tensiones actuales y previstas, como el cambio climático mundial, el aumento de la contaminación, la degradación y fragmentación de los hábitats y las tensiones relacionadas con los mercados.

La restauración de los ecosistemas se considera una contribución básica para hacer posible la consecución de los ODS en aras de la erradicación de la pobreza y la seguridad alimentaria y los objetivos de los convenios de Río. En junio de 2021, el Secretario General de las Naciones Unidas declaró lo siguiente en su mensaje con ocasión del Día Mundial del Medio Ambiente:

La degradación del mundo natural ya está socavando el bienestar de 3 200 millones de personas o, lo que es lo mismo, el 40 % de la humanidad. Por suerte, el planeta es resiliente, pero necesita nuestra ayuda. Todavía estamos a tiempo de revertir los daños que hemos causado. Por ello, [...] damos comienzo al Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (Naciones Unidas, 2021b).

La Asamblea General ha encomendado a la FAO y al PNUMA ponerse al frente de la iniciativa de este Decenio de manera inclusiva, eficiente y eficaz en función de los costos. La FAO y sus asociados han comenzado por ayudar a la comunidad mundial a definir con mayor claridad el resultado que se persigue con este Decenio, promoviendo una visión pragmática de la restauración de los ecosistemas que dé mayor cabida a las personas y sus acciones para salvaguardar los recursos del planeta.

La restauración puede definirse como un proceso de reversión de la degradación de los ecosistemas, como paisajes, humedales y océanos, para que recuperen su funcionalidad ecológica; dicho de otro modo, consiste en establecer políticas y apoyar medidas destinadas a mejorar la capacidad productiva de los ecosistemas a fin de atender las necesidades de la sociedad, manteniendo al mismo tiempo su función para la vida en su totalidad. Ello se puede lograr permitiendo la regeneración natural de los ecosistemas sobreexplotados y mediante intervenciones activas que faciliten la recuperación de la naturaleza a través de una ordenación activa y adaptativa.

La restauración de los ecosistemas abarca políticas y prácticas que van más allá de la tradicional resilvestración para recrear un “espacio natural prístino”. Prevé mejoras de los ecosistemas en los lugares donde las personas viven, trabajan y producen alimentos, reformulando los conceptos tradicionales en aras de uno que mejore la “actuación conjunta” de la población con el resto de la naturaleza. Ello es preciso porque existe una creciente necesidad de alimentos en un contexto en el que la huella de las personas en la naturaleza ya es omnipresente (Plumptre et al., 2021). Unos ecosistemas más sanos, con una biodiversidad más rica, generan mayores beneficios y más resiliencia al cambio. En el caso de los sistemas acuáticos, ello supone aguas más productivas, una pesca cada vez más productiva y un mayor almacenamiento de gases de efecto invernadero. Esa perspectiva de la tarea en cuestión se sustenta en un nuevo conjunto de 10 principios rectores para la restauración de los ecosistemas elaborado por la FAO, el PNUMA, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales (UICN), la Comisión de Gestión de Ecosistemas y la Sociedad para la Restauración Ecológica (FAO et al., 2021) y está en consonancia con las necesidades y aspiraciones de la población.

La FAO reconoce la magnitud colosal de la tarea de restaurar los ecosistemas continentales, costeros y marinos, labor que en algunas zonas tiene por objeto invertir el cambio en la biodiversidad de carácter negativo a largo plazo. Al establecer el marco normativo y brindar apoyo para llevar a cabo la restauración, la FAO debe reorganizar la manera de plantear esta última en una gran variedad de ecosistemas acuáticos. Habida cuenta del carácter dinámico e interconectado de los sistemas acuáticos en distintos paisajes terrestres y marinos, la FAO está ayudando a vincular enfoques de gobernanza policéntricos en todos los niveles a fin de incorporar diversas medidas de conservación y producción sostenible emprendidas por múltiples actores, sectores y jurisdicciones. Ello es necesario porque solo se puede hacer frente al reto de mejorar la relación de las personas con el resto de la naturaleza si todos, con inclusión de las autoridades internacionales y nacionales, los gobiernos locales, el sector privado, el mundo académico y la sociedad civil, mancomunan fuerzas para aplicar soluciones viables y duraderas encaminadas a revertir la pérdida de servicios ecosistémicos.

Así pues, ¿de qué forma ayudarán la FAO y el PNUMA a mejorar la relación de la comunidad mundial con el resto de la naturaleza de tal manera que los ecosistemas ayuden a las personas a acometer los desafíos más acuciantes que hoy en día afronta la humanidad? El apoyo práctico comienza en que la FAO y sus asociados caractericen puntos de partida para la restauración en los distintos sistemas acuáticos, de forma que la actuación refleje una secuencia ininterrumpida de actividades restauradoras (FAO et al., 2021, Principio 3). El Decenio ofrece una oportunidad de crear y vincular redes y asociaciones de todo el mundo fortaleciendo el nexo entre restauración, ciencia y políticas. Los asociados de las Naciones Unidas ofrecerán un foro para ayudar a vincular la gestión de la restauración prevista y en curso como parte de la iniciativa de la FAO de apoyar la transformación azul7 de los países (véase la sección “Transformación azul: visión para transformar los sistemas alimentarios acuáticos”). Cabe suponer que mediante una restauración bien coordinada y eficaz la transformación dirigida a aumentar la productividad y sostenibilidad de los sistemas acuáticos puede crear millones de nuevos puestos de trabajo para 2030 y contribuir a generar más de 7 billones de USD anuales para ayudar a eliminar la pobreza y el hambre (Naciones Unidas, 2021b).

La producción de alimentos acuáticos exige a menudo ampliar la atención a la restauración de los ecosistemas en que se sustenta dicha producción, como por ejemplo manglares, praderas submarinas y arrecifes, así como a la rehabilitación de cuencas terrestres y humedales. También es necesario mejorar la ordenación de los recursos acuáticos vivos, que son en sí mismos un importante componente de la biodiversidad de los sistemas acuáticos. Entre las acciones restauradoras directas en este contexto estarían las labores destinadas a reducir la repercusión en la estructura y la función de los ecosistemas que se producen como efectos colaterales de las actividades humanas. Ello supone recuperar las poblaciones de peces (Recuadro 27) y reducir los efectos negativos de la pesca en el medio ambiente. En el caso de la acuicultura, en la que los sistemas naturales suelen modificarse para potenciar al máximo la producción, las medidas se centran en la restauración de la estructura y la función de los ecosistemas a fin de salvaguardar la obtención de alimentos, al tiempo que se reducen las repercusiones, la contaminación, el desperdicio y la aparición de enfermedades de animales acuáticos. En este sentido, el fomento de la acuicultura de especies extractivas o la adopción de sistemas innovadores como la acuicultura multitrófica integrada representan soluciones prometedoras (véase la sección “Acuicultura de bivalvos”).

RECUADRO 27 RECUPERACIÓN DE LAS PESQUERÍAS

Las poblaciones de peces son un componente esencial de la biomasa viva del planeta y desempeñan un importante papel en el funcionamiento de los ecosistemas marinos y de agua dulce. En realidad, los peces constituyen la mayor proporción de vertebrados del planeta, superando con creces a todos los demás, incluidos los seres humanos, el ganado y los mamíferos silvestres1.

Se ha logrado recuperar con éxito poblaciones de peces agotadas a nivel local y regional mediante inversiones en prácticas probadas de ordenación pesquera, como la reducción de las capturas y el esfuerzo, la regulación de las artes de pesca, controles temporales o espaciales y formas innovadoras e inclusivas de compartir capturas y la dirección de la ordenación2. También han contribuido medidas de control de la contaminación y acciones para restaurar la estructura de los ecosistemas, por ejemplo, en hábitats que son zonas de cría de peces. Las intervenciones en materia de ordenación obligan a tener en cuenta detalladamente las circunstancias socioeconómicas y culturales, de manera que las soluciones se puedan adaptar al contexto local.

Según las evaluaciones mundiales de las poblaciones de peces llevadas a cabo por la FAO, que utilizan ciencias pesqueras básicas en relación con cerca de la mitad de las capturas mundiales de peces marinos notificadas3, las tendencias de la abundancia y la tasa de las capturas van en aumento y se sitúan en los niveles objetivo propuestos. Hilborn et al. (2020)4 evaluaron 882 poblaciones de peces de todo el mundo (poblaciones principales de las Américas, Europa, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelandia, el Perú, Chile, el Japón, la Federación de Rusia, el Mediterráneo y el Mar Negro y África noroccidental) y señalaron que las poblaciones de peces se estaban recuperando e invirtiendo las anteriores tendencias a la baja por término medio. El estudio mostró un aumento de la presión pesquera media, junto con una disminución de la biomasa hasta 1995, momento a partir del cual la presión pesquera comenzó a disminuir (Figura A).

FIGURA A CRONOGRAMA QUE REPRESENTA LOS CAMBIOS EN LAS PRESIONES EJERCIDAS POR EL SER HUMANO

FUENTE: Adaptado de Duarte, C.M., Agusti, S., Barbier, E., Britten, G.L., Castilla, J.C., Gattuso, J. y Fulweiler, R.W. 2020. Rebuilding of marine fisheries. Nature, 580: 39-51. https://doi.org/10.1038/s41586-020-2146-7
NOTA: Las presiones ejercidas por el ser humano sobre las pesquerías comenzaron mucho antes de la Revolución industrial, alcanzando un nivel máximo en el decenio de 1980 y ralentizándose más recientemente (con una gran variación entre regiones). Otras presiones, como la contaminación y el cambio climático, son excepciones notables a esta tendencia.
FUENTE: Adaptado de Duarte, C.M., Agusti, S., Barbier, E., Britten, G.L., Castilla, J.C., Gattuso, J. y Fulweiler, R.W. 2020. Rebuilding of marine fisheries. Nature, 580: 39-51. https://doi.org/10.1038/s41586-020-2146-7

Para 2005, se estaba recuperando una parte considerable de las poblaciones de peces y la biomasa media había empezado a aumentar (Figura B). En 2016, la biomasa correspondiente a todas las poblaciones examinadas era, en promedio, superior al estándar mundial de sostenibilidad (rendimiento máximo sostenible [RMS]), y la presión pesquera era inferior a la que daría lugar al RMS. Esta situación no se observó en todas las poblaciones de peces evaluadas, y es preciso seguir trabajando para mejorar la ordenación del 24 % de las poblaciones que representan el 19 % de la captura potencial. En el estudio llevado a cabo por Hilborn et al. (2020) se estimó que el exceso de presión pesquera seguía traduciéndose en una pérdida de cerca de un 3 % a un 5 % del rendimiento potencial, y todavía había margen para aumentar la recuperación.

FIGURA B TENDENCIAS MUNDIALES EN LA BIOMASA RELATIVA (B/BRMS) DE LAS POBLACIONES DE PECES E INVERTEBRADOS EVALUADAS Y PREDICCIÓN DE LA PRESIÓN PESQUERA RELATIVA (F/FRMS) A PARTIR DE UN MODELO ESTADO-ESPACIO1

FUENTE: Adaptado de Hilborn, R., Amoroso, R.O, Anderson, C.M., Baum, J.K., Branch, T.A., Costello, C. y de Moor, C.L. 2020. Effective fisheries management instrumental in improving fish stock status. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 117(4): 22182224. www.pnas.org/content/117/4/2218
1 BRMS = biomasa en rendimiento máximo sostenible; FRMS = mortalidad por pesca que produciría un rendimiento máximo sostenible.
NOTA: La línea continua corresponde a la media geométrica y las regiones sombreadas indican intervalos de confianza corregidos del 95 % para poblaciones finitas. En los años en que todas las poblaciones se han evaluado, no se considera la incertidumbre.
FUENTE: Adaptado de Hilborn, R., Amoroso, R.O, Anderson, C.M., Baum, J.K., Branch, T.A., Costello, C. y de Moor, C.L. 2020. Effective fisheries management instrumental in improving fish stock status. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 117(4): 22182224. www.pnas.org/content/117/4/2218

Así pues, ¿cuánto se tarda en recuperar las poblaciones hasta alcanzar un nivel acordado internacionalmente (el RMS)? En un examen anterior de más de 150 poblaciones sobreexplotadas5 se indicó que 10 años eran suficientes para recuperar poblaciones agotadas por debajo de 0,5 de biomasa correspondiente al RMS, pero no era ese el caso de las poblaciones situadas cerca del colapso (por debajo del 0,2 de biomasa correspondiente al RMS), que necesitaban tiempos de recuperación mayores y más variables. Las mejoras en cuanto a la abundancia de poblaciones de peces en las que se había registrado una recuperación estaban directamente relacionadas con cambios en la legislación y la posterior aplicación de la ordenación pesquera.

La recuperación no es omnipresente en todas las poblaciones de peces agotadas, y la comunidad mundial sigue viéndose coartada por la información menos fiable sobre la situación y las tendencias de gran parte de las poblaciones de peces mundiales, donde la intensidad de la ordenación pesquera es baja y las opiniones de expertos sugieren la necesidad imperiosa de recuperación de la pesca. Se precisa mejorar la recopilación de datos y la comprensión de la situación del cambio en estos lugares.

Ello supone el mayor desafío para la futura recuperación, donde la pesca no evaluada, a menudo en regiones tropicales y subtropicales, consiste en su mayoría de modalidades de pesca mixta muy diversas que sostienen a algunas de las comunidades más dependientes del mundo. Esta situación se ve aún más lastrada por la necesidad de eliminar subvenciones perjudiciales, combatir la pesca INDNR y reducir las repercusiones ecológicas perjudiciales derivadas de algunas prácticas pesqueras. Asimismo, se necesitan recursos para ayudar a las comunidades pesqueras a superar los problemas de la pobreza y la falta de oportunidades de empleo alternativas.

Allí donde siguen necesitándose instrumentos de la ciencia y la ordenación pesqueras, por ejemplo en regiones de Asia meridional y sudoriental y África oriental, es preciso realizar inversiones importantes en marcos normativos sólidos, ordenación pesquera y una diversificación de los medios de vida para fomentar la recuperación de las poblaciones de peces. Estas inversiones son necesarias no solo para disminuir deficiencias reconocidas en la producción de alimentos, sino también para contrarrestar una pérdida de servicios ecosistémicos que está suscitando preocupaciones con respecto a la conservación de la biodiversidad.

Durante el próximo decenio, la FAO debe ayudar a aumentar la conciencia y brindar apoyo a los responsables de la toma de decisiones para que adquieran la información científica y los conocimientos técnicos necesarios para la restauración de los sistemas acuáticos en relación con la producción pesquera y acuícola7. Para ello, habrá que compartir información sobre nuevos avances tecnológicos, fomentar la cooperación, la creación de capacidad, la educación y la capacitación, y asegurar que se utiliza el mejor asesoramiento científico disponible para orientar la toma de decisiones en toda la cadena de valor de los sistemas acuáticos en consonancia con el contexto local y terrestre o marino de la restauración de los ecosistemas (FAO et al., 2021, Principio 8).

La pesca y la acuicultura y el Marco mundial de la diversidad biológica posterior a 2020

Las iniciativas dirigidas a mantener y restaurar los sistemas socioambientales están recabando la atención internacional en 2022 y para el próximo decenio a medida que las partes en el CDB colaboran en la definición de un plan de trabajo que permita plasmar su visión para 2050: Vivir en armonía con la naturaleza. Los tres objetivos del Convenio, a saber, i) conservar la diversidad biológica; ii) utilizar de manera sostenible los componentes de la diversidad biológica, y iii) asegurar la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de los recursos genéticos, comparten muchos elementos con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

En el plano mundial, con el aumento de la población, la esperanza de vida y la renta per cápita, también hemos experimentado un deterioro a largo plazo del estado de la biodiversidad. Las presiones que ejercen el crecimiento demográfico, la urbanización, los modelos insostenibles de consumo y producción, la contaminación, la propagación de especies exóticas invasoras y el cambio climático están repercutiendo de forma negativa en la capacidad de los ecosistemas de prestar servicios necesarios para la vida.

El CDB, aprobado en 1992, ha ejercido funciones de coordinación entre los acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente para ayudar a los países a comprender y tratar de invertir la tendencia a la disminución de la biodiversidad fomentando la adopción y aplicación de instrumentos pertinentes en materia de políticas y legislación. Esta labor no ha estado exenta de dificultades, pues, al margen de algunos puntos positivos, las Partes en el CDB prácticamente no han logrado alcanzar las metas establecidas para las iniciativas de los dos últimos decenios. En octubre de 2021, las 193 Partes en el CDB se dedicaban a revitalizar sus planes de trabajo y ultimar la formulación de un nuevo conjunto de objetivos y metas del CDB para 2030: el Marco mundial de la diversidad biológica posterior a 2020 (Marco posterior a 2020)8.

La evolución del Marco posterior a 2020 siguió un extenso proceso de consulta entre las Partes en el CDB, académicos, ONG y la sociedad civil para definir su formato y su contenido9 y exponer los objetivos y metas del próximo decenio en cuanto a la interacción de las personas con la naturaleza. Después de la fase de consulta, se llevó a cabo la negociación final y la adopción del Marco mundial de la diversidad biológica posterior a 2020 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, celebrada en Kunming (China) del 29 de agosto al 11 de septiembre de 2022.

Se espera que el Marco posterior a 2020 catalice en todos los sectores de la sociedad, incluidos los sectores de la pesca y la acuicultura, un cambio respecto de los enfoques que propugnan dejar las cosas como están. El CDB afronta un triple reto a la hora de crear una visión mundial a largo plazo para la conservación de la biodiversidad:

  1. Ampliar la adopción y ejecución del Marco posterior a 2020 fuera de su propia comunidad de conservación a fin de alentar una apropiación más general de los desafíos y soluciones en materia de biodiversidad.
  2. Poner los recursos para la ejecución del cambio a la altura de la ambición de las tareas enunciadas en el Marco posterior a 2020.
  3. Convertir esta iniciativa decenal en un proceso vivo que “aprenda de la experiencia”, se pueda evaluar debidamente, eleve la ambición y esté bien comunicado.

Durante el seminario web titulado “COP15: Road to Kunming, Building a Shared Future for All Life on Earth” (15.ª reunión de la Conferencia de las Partes: Camino a Kunming para crear un futuro compartido para toda la vida del planeta”), celebrado el 21 de mayo de 2021, el Secretario General de las Naciones Unidas declaró:

Un planeta saludable es fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, la biodiversidad está disminuyendo a un ritmo alarmante y sin precedentes, y las presiones se están intensificando (Naciones Unidas, 2021c).

Así pues, ¿cómo puede sumar fuerzas la comunidad mundial para lograr una mejor relación para las personas y el resto de la naturaleza?

En el caso de la pesca y la acuicultura, es necesario conocer el estado de la biodiversidad de los sistemas acuáticos y definir los principales desafíos y oportunidades de actuación para mantener o recuperar la biodiversidad de manera que mantenga su función. La función de los ecosistemas es esencial para la producción de los alimentos acuáticos que sustentan los medios de vida vinculados con las cadenas de valor de la pesca y la acuicultura.

Anteriores marcos del CDB adolecían de no fomentar suficientemente la integración de la biodiversidad en todos los sectores en los lugares donde se produce la mayoría de las interacciones con la biodiversidad. Para responder a la anterior cuestión 1), un importante desafío para los sectores productivos, como la pesca y la acuicultura, consiste en promover la consideración de la biodiversidad en el marco de todas las políticas y medidas. Es importante que el discurso del Marco mundial de la diversidad biológica posterior a 2020 refuerce el hecho de que las personas forman parte del resto de la naturaleza y no son ajenas a esta. Conforme a este planteamiento, las personas y la biodiversidad guardan una relación de beneficio recíproco en la que las acciones de las personas para llevar a cabo una ordenación sostenible pueden ofrecer a los sistemas socioambientales resiliencia ante las presiones humanas y naturales en curso. En el 34.º período de sesiones del Comité de Pesca, celebrado en 2021 (FAO, 2021j), se recomendó que los marcos negociados “de enfoques ecosistémicos” se promovieran como parte del Marco posterior a 2020, lo que daría lugar a la adopción de una estructura más holística en la que plantear y aplicar cambios positivos en los sistemas acuáticos en favor de las personas y el resto de la naturaleza.

Para responder a la anterior cuestión 2), la comunidad mundial debe encontrar fondos para alcanzar los objetivos del Marco posterior a 2020 como inversión en su desarrollo económico y social. El CDB puede contribuir planteando el aumento de los servicios ecosistémicos como destacado beneficio para la sociedad. Ello supone fortalecer el nexo entre la restauración de la biodiversidad, el beneficio económico y los medios de vida. Para afrontar el desafío de la movilización de recursos financieros, en el artículo 21 del CDB se contempla el establecimiento de un mecanismo financiero específico para apoyar la aplicación de la integración, si bien el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, que financia numerosos convenios ambientales, ha alcanzado un límite máximo que no se ha aumentado. En el plano gubernamental, los países pueden reequilibrar en mayor medida los efectos de las subvenciones perjudiciales con incentivos más positivos, ya que las subvenciones que son potencialmente dañinas para la biodiversidad reciben cinco veces más fondos que los instrumentos respetuosos con la biodiversidad10. Existen asimismo posibilidades de hacer mayor uso de las asociaciones entre los sectores público y privado necesarias para financiar formas sólidas, perdurables y ambiciosas de incrementar los servicios ecosistémicos o revertir su pérdida.

En respuesta a la cuestión 3), la FAO reconoce que la recuperación respecto del deterioro ambiental tiende a ser lenta. Para plasmar cambios positivos en la ordenación de la pesca y la acuicultura es necesario transformar fuentes de conocimiento nuevas y diversas en políticas, lo cual hace posible el establecimiento y la aplicación de una nueva gobernanza (Rice, 2011). La corrección de errores del pasado consta habitualmente de múltiples fases de cambio en enfoques de ordenación local y central, lo cual exige medidas ascendentes y descendentes que a menudo operan en combinación. Mantener y restaurar la naturaleza depende en gran medida de la labor llevada a cabo por los innovadores sobre el terreno y por la población local que trabaja en el agua o cerca de ella ofreciendo soluciones prácticas y específicas que son respetuosas con los contextos bioculturales locales. Por tanto, el CDB necesita durante el próximo decenio un proceso receptivo, dinámico y flexible que se adapte a las nuevas aportaciones de los profesionales sobre el terreno. Ello abarcará una labor que se verá cada vez más facilitada por la tecnología de la información y la inteligencia artificial que se sustente en la rápida evolución del aprendizaje automático y el aprendizaje profundo. La FAO brinda apoyo a la comunidad pesquera y acuícola en el desarrollo y utilización de tecnologías novedosas, como se ha mostrado en el foro sobre inteligencia artificial, celebrado del 28 al 30 de junio de 2021, y en el seminario web sobre la grabación de capturas de tiburones y ecosistemas marinos vulnerables de aguas profundas11. Para que el Marco posterior a 2020 sea más adaptable en el próximo decenio, podemos aprender de la respuesta de la comunidad mundial al problema del clima gracias al proceso de examen quinquenal introducido por el Acuerdo de París. El CDB carece actualmente de un proceso de examen formal que sirva para fomentar la rendición de cuentas en aras de un liderazgo mundial sólido y elevar la ambición de alcanzar progresos en materia de biodiversidad.

Medidas de recuperación de especies y hábitats vulnerables

Labor de la FAO en distintas organizaciones ambientales multilaterales que trabajan en la caracterización y recuperación de especies amenazadas

La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), que entró en vigor en 1975, es un tratado multilateral para proteger plantas y animales en peligro de extinción frente al comercio internacional que podría amenazar su supervivencia en el medio natural. Se trata de algo importante, pues los productos pesqueros y acuícolas12 se encuentran entre los productos alimenticios que más se comercializan en el mundo y su comercio sigue aumentando. Las especies que figuran en cualquiera de los tres apéndices de la CITES son objeto de distintos grados de protección. Actualmente casi 2 400 especies marinas aparecen recogidas en los apéndices de la CITES13, lo cual supone menos del 10 % de todas las especies incluidas en las listas de la CITES y en torno al 40 % de las especies de animales que figuran en dichas listas.

El número de especies acuáticas incluidas en los apéndices de la CITES ha aumentado considerablemente en los últimos decenios, y la mayoría de las inclusiones se ha aceptado en el Apéndice II, que regula el comercio internacional de especies que están “amenazadas de extinción” o podrían llegar a estarlo debido a las demandas del mercado (Pavitt et al., 2021). Las especies incluidas en el Apéndice II pueden comercializarse legalmente a través de fronteras internacionales, pero las transacciones exigen que el país exportador documente la legalidad del comercio y presente garantías de sostenibilidad. Desde 2003, las nuevas especies añadidas al Apéndice II incluyen predominantemente tiburones y rayas, con algunas especies de moluscos y equinodermos (Figura 65).

FIGURA 65NÚMERO DE ESPECIES MARINAS INCLUIDAS EN LAS LISTAS DE LA CITES A LO LARGO DEL TIEMPO

FUENTE: Adaptado de Pavitt, A., Malsch, K., King, E., Chevalier, A., Kachelriess, D., Vannuccini, S. y Friedman, K. 2021. CITES and the sea: Trade in commercially exploited CITES-listed marine species. Documento Técnico de Pesca y Acuicultura de la FAO n.º 666. Roma, FAO. https://doi.org/10.4060/cb2971en
FUENTE: Adaptado de Pavitt, A., Malsch, K., King, E., Chevalier, A., Kachelriess, D., Vannuccini, S. y Friedman, K. 2021. CITES and the sea: Trade in commercially exploited CITES-listed marine species. Documento Técnico de Pesca y Acuicultura de la FAO n.º 666. Roma, FAO. https://doi.org/10.4060/cb2971en

La FAO y la CITES siguen cooperando en el marco de un memorando de entendimiento suscrito en 2006 que incluye compromisos para dar respuesta a cuestiones científicas y técnicas relativas a la inclusión en las listas y la aplicación de las disposiciones de la CITES y facilitar la creación de capacidad en los países para el fomento del comercio sostenible.

A fin de aportar información sobre qué especies comercializadas se notifican a la CITES, cuándo, en qué cantidad y con qué frecuencia, la FAO y sus asociados, incluido el PNUMA, analizaron las transacciones de exportación directa comunicadas por las Partes en la CITES entre 1990 y 2016. Dicho examen reveló que la comunicación de especies marinas comercializadas en el marco del Apéndice II de la CITES se había multiplicado por siete (Pavitt et al., 2021). La FAO sigue colaborando con la CITES en la definición de un control satisfactorio del comercio de especies incluidas en las listas de la CITES y, donde persistan las dificultades, en la oferta de sugerencias de posible mejora (Friedman et al., 2020, 2018; FAO, 2021k).

En la Conferencia de las Partes (CITES COP19) programada para noviembre de 2022 en Panamá, las Partes en la CITES volverán a considerar la inclusión de nuevas especies en sus apéndices. Es probable que en las propuestas de especies acuáticas predominen los tiburones y rayas; no obstante, las anguilas, los cohombros de mar, los peces de acuario y otros grupos de especies también son objeto de consideración. La notificación de las especies propuestas para la presentación de enmiendas de las listas en la COP19 se publicará 150 días antes de la votación de las Partes en la Convención.

Planes de acción nacionales relativos a los tiburones y las aves marinas

La aplicación de planes de acción internacionales de la FAO y la elaboración de planes de acción nacionales tienen siempre gran pertinencia a efectos de abordar la pesca directa de tiburones y las capturas incidentales tanto de aves marinas como de tiburones. Los Estados pueden considerar la posibilidad de elaborar planes de acción nacionales en consonancia con el Plan de acción internacional para la conservación y ordenación de los tiburones y el Plan de acción internacional para la reducción de las capturas incidentales de aves marinas en la pesca con palangre.

A fin de apoyar a los Miembros en la elaboración y aplicación de planes de acción nacionales, la FAO ha creado una base de datos que actualiza regularmente los progresos realizados por las pesquerías en la conservación de tiburones, rayas y quimeras (FAO, 2020). Esta base de datos ofrece una “ventanilla única” para quienes deseen encontrar medidas en materia de ordenación y orientación con respecto a los tiburones instituidas por la CITES, la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, ORP y autoridades nacionales, y comprende medidas de conservación y gestión tanto vinculantes como no vinculantes, planes de acción y leyes nacionales14.

Ordenación de la pesca basada en áreas para cumplir las metas mundiales en materia de biodiversidad

La necesidad de incorporar medidas eficaces de conservación marina en estrategias de gestión de los océanos más integrales y sinérgicas es mayor que nunca, lo que hace que la conservación marina resulte fundamental en cualquier iniciativa de desarrollo sostenible. En particular, el establecimiento de áreas marinas protegidas (AMP) y otros instrumentos de ordenación basados en áreas ha recibido gran atención a nivel mundial por su capacidad de conservar la biodiversidad, restaurar la productividad de los océanos y fortalecer la seguridad alimentaria. La utilización de instrumentos de ordenación basados en áreas en zonas marinas y costeras ha quedado definida mediante acuerdos mundiales y regionales, y el compromiso de utilizarlos se ha reiterado en numerosos procesos internacionales.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible impulsa las medidas nacionales y regionales, concretamente a través del ODS 14 (Vida submarina). En la meta 14.5 se exhorta a los países a conservar por lo menos el 10 % de las zonas costeras y marinas. Asimismo, en el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 figuraba la meta 11 de Aichi para la biodiversidad, en la que se propugnaba la conservación de “al menos [...] el 10 % de las zonas marinas y costeras [...] a través de sistemas de áreas protegidas administrados de manera eficaz y equitativa, ecológicamente representativos y bien conectados, y de otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas” para 2020 (CDB, 2021), con lo cual se hacía gran hincapié en las posibilidades de utilizar la gestión basada en áreas para alcanzar el doble objetivo de conservar la biodiversidad y ofrecer a la población los beneficios derivados de ello. El interés por los instrumentos de ordenación basados en áreas va en aumento a nivel internacional, y actualmente las Partes en el CDB están negociando el Marco mundial de la diversidad biológica posterior a 2020, incluido un proyecto de meta que aumenta la cobertura de las AMP y otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas para que el 30 % de los océanos se ordene a través de controles espaciales para 2030 (Recuadro 28).

RECUADRO 28 PUESTA EN FUNCIONAMIENTO DE OTRAS MEDIDAS DE CONSERVACIÓN EFICACES BASADAS EN ÁREAS EN EL SECTOR PESQUERO: ¿CÓMO LOGRAR QUE SURTA EFECTO?

Otras medidas eficaces de conservación basadas en áreas están ocupando un lugar central en muchos foros internacionales y constituyen el elemento fundamental de un número cada vez mayor de publicaciones1 a medida que los países tratan de conciliar las numerosas metas y objetivos acordados en convenciones internacionales. Estas medidas ofrecen a muchos países perspectivas tangibles, ya que brindan la oportunidad de abordar los vínculos entre la pesca, la acuicultura, la biodiversidad y otros sectores y catalizan medidas concretas dirigidas a estrategias y políticas de ordenación coordinadas. Asimismo, habida cuenta de que los objetivos fundamentales de la ordenación pesquera basada en áreas no solo suelen referirse a la conservación de la biodiversidad, sino que a menudo están relacionados con la sostenibilidad de la pesca, aquellas que cumplen los criterios establecidos para otras medidas eficaces de conservación basadas en áreas presentan mayores probabilidades de generar múltiples beneficios para las especies, los ecosistemas y las comunidades pesqueras, así como de contribuir al desarrollo social y económico. Así pues, las medidas eficaces de conservación basadas en áreas relacionadas con la pesca revisten especial importancia para la seguridad alimentaria, la conservación de la biodiversidad y el desarrollo sostenible, así como para varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) —el ODS 1 (Fin de la pobreza), el ODS 2 (Hambre cero), el ODS 12 (Producción y consumo responsables) y el ODS 14 (Vida submarina)—, junto con las metas mundiales en materia de biodiversidad. Ahora que está previsto adoptar a finales de 2022 el Marco mundial de la diversidad biológica posterior a 2020 del CDB con una intensificación de la meta relativa a la ordenación basada en áreas, los países están reconociendo cada vez más otras medidas eficaces de conservación basadas en áreas y están buscando orientación sobre la forma de interpretar y aplicar la definición y los criterios relativos a este tipo de medidas, en particular en el medio marino y el sector pesquero.

En febrero de 2021, los Miembros de la FAO analizaron estos desafíos en el 34.º período de sesiones del Comité de Pesca (COFI). Señalaron la importancia de considerar múltiples instrumentos eficaces de ordenación basados en el tiempo y en áreas, como las áreas protegidas y otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad. El COFI señaló asimismo la importancia de otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas para apoyar la consecución de varios ODS y de las metas mundiales en materia de biodiversidad y solicitó a la FAO que elaborara y difundiera directrices prácticas para ayudar a los Miembros a determinarlas y aplicarlas2.

En consecuencia, corresponde actualmente a la FAO el mandato de elaborar y aplicar directrices relativas a otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas. En colaboración con asociados y Estados Miembros de la FAO, la División de Pesca y Acuicultura de la Organización está dirigiendo la elaboración de estas directrices y está avanzando de forma activa para ayudar a los países a evaluar otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas en el sector de la pesca. En este contexto, se propone fomentar la capacidad de los países para informar acerca de otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas en relación con la pesca y documentar la forma en que el sector pesquero contribuye a las metas de conservación de la biodiversidad basadas en áreas. Asimismo, pretende elaborar orientación específica para aplicar los criterios relativos a estas medidas en el sector pesquero y ayudar a sus Miembros y a ORP a evaluar y determinar las medidas de este tipo relativas a la pesca. Para ello, la División de Pesca y Acuicultura de la FAO albergará una serie de talleres de aprendizaje compartido sobre otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas relativas a la pesca para sentar las bases de un documento de orientación para la identificación, el establecimiento y la gestión de medidas de este tipo en el sector pesquero que complementen las orientaciones no sectoriales existentes.

En último término, los países y las ORP deberán tomar parte activa en la promoción y apoyo de la identificación y comunicación de otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas a fin de aumentar al máximo su potencial de ayudar a alcanzar las nuevas metas del CDB posteriores a 2020 (indeterminadas en el momento de la redacción de este documento) y la meta 14.5 de los ODS (de aquí a 2020, conservar al menos el 10 % de las zonas costeras y marinas, de conformidad con las leyes nacionales y el derecho internacional y sobre la base de la mejor información científica disponible). La disponibilidad de directrices específicas del sector como las que está elaborando la FAO será fundamental para orientar a los países y las ORP en la aplicación en distintos sectores de los criterios de otras medidas de conservación eficaces basadas en áreas.

El llamamiento a la acción de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos de 2017 reforzó estos objetivos y metas al exhortar a todos los interesados a “conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible [...] con carácter urgente”, en particular a apoyar “la utilización de mecanismos de gestión eficaces y adecuados basados en zonas geográficas, incluidas las zonas marinas protegidas, y de otros enfoques integrados e intersectoriales” (Asamblea General de las Naciones Unidas, 2017, págs. 4-5).

Directrices de la FAO para la ordenación de las pesquerías de aguas profundas: medidas para conservar y recuperar ecosistemas marinos vulnerables

Desde 1990 la posible repercusión de la pesca de fondo en aguas profundas sobre el lecho marino y sus especies vulnerables ha ocupado un lugar destacado en el programa mundial sobre los océanos. En 2006, en el artículo 83 de la resolución 61/105 de la Asamblea General de las Naciones Unidas se pidió la protección de los ecosistemas marinos vulnerables, es decir, los ecosistemas bentónicos sésiles frágiles como los corales, las esponjas y las plumas de mar, frente a los considerables efectos negativos provocados por la pesca en los fondos marinos. La FAO aprobó las Directrices internacionales para la ordenación de las pesquerías de aguas profundas en alta mar en 2008 a fin de promover medidas integradas de ordenación basadas en áreas para la pesca de fondo en alta mar. Ello cambió totalmente la forma de gestionar estas pesquerías de fondo e impulsó el establecimiento de nuevas OROP en el Pacífico Norte y Sur y el Océano Índico. En 2015, la mayoría de las principales pesquerías de fondo en alta mar estaban gestionadas a través de mecanismos jurídicamente vinculantes.

La Comisión de Pesquerías del Atlántico Nordeste (CPANE) fue la primera en identificar ecosistemas marinos vulnerables y cerrarlos a la pesca de fondo en 2005 en el Atlántico nororiental, seguida posteriormente por otras OROP (Figura 66). Se trata de una de varias medidas basadas en áreas dirigidas a conservar sistemas de áreas protegidas ecológicamente representativos y bien conectados. Las medidas comprenden:

  • la determinación de áreas de pesca de fondo en las que se puede pescar con arreglo a las medidas de ordenación convenidas (áreas verdes);
  • el establecimiento de estrictos protocolos para la pesca exploratoria fuera de las áreas de pesca existentes (áreas naranjas);
  • el cierre de las áreas de ecosistemas marinos vulnerables a la pesca de fondo (áreas rojas), y
  • la adopción de protocolos de encuentro para proteger los ecosistemas marinos vulnerables sin descubrir (todas las áreas).

FIGURA 66ÁREAS DE ORDENACIÓN DE LA PESCA DE FONDO DE LAS OROP EN ZONAS SITUADAS FUERA DE LA JURISDICCIÓN NACIONAL

FUENTE: VME Database : FAO, 2021c. Vulnerable marine ecosystems. En: FAO. Roma. Consultado el 11 de noviembre de 2021. www.fao.org/in-action/vulnerable-marine-ecosystems/en
NOTA: EMV = ecosistema marino vulnerable.
FUENTE: VME Database : FAO, 2021c. Vulnerable marine ecosystems. En: FAO. Roma. Consultado el 11 de noviembre de 2021. www.fao.org/in-action/vulnerable-marine-ecosystems/en

Estos reglamentos prestan apoyo directo al proyecto de Marco posterior a 2020 del CDB al velar por que al menos el 30 % del espacio marino más amplio se ordene con eficacia mediante medidas de conservación basadas en áreas (metas 1, 3 y 4) y presentan los elementos proactivos de las pesquerías de aguas profundas en la protección y el mantenimiento de la biodiversidad mundial. De hecho, en la mayoría de las OROP, el 100 % del área tiene medidas para la pesca de fondo en alta mar que se sustentan en otras medidas relativas a la pesca de pequeños peces pelágicos y atunes. Así pues, las Directrices para la ordenación de las pesquerías de aguas profundas (FAO, 2009) fomentan medidas basadas en áreas que permiten la pesca de fondo allí donde las repercusiones en la biodiversidad son escasas, pero prohíben pescar en áreas en las que la biodiversidad es frágil, como en ecosistemas marinos vulnerables. De ese modo, las medidas incentivan la pesca en aguas profundas dirigida a proporcionar nutrición, ingresos y empleo y, al mismo tiempo, eliminan las repercusiones negativas en la biodiversidad, con lo cual prestan apoyo a la utilización sostenible de los recursos pesqueros, así como a los objetivos de conservación de la biodiversidad del CDB.

Pesca continental

Ordenación basada en las cuencas para garantizar una pesca continental sostenible

La pesca continental se sustenta en la biodiversidad acuática, hábitats saludables esenciales como lugares de desove, criaderos y refugios para la estación seca y la conectividad entre estos hábitats, así como el mantenimiento de regímenes hidrológicos. Aunque las aguas continentales pueden ser objeto de gran presión pesquera, los principales factores que impulsan el descenso de la pesca continental se dan normalmente fuera del sector de la pesca, como la competencia por los recursos hídricos entre sectores, el cambio en el uso de la tierra y la contaminación. Para hacer frente a estos problemas, deben buscarse los elementos ecosistémicos que necesitan mejoras, catalogarse —considerando todas las fases de los ciclos de vida de los peces— y restaurarse. La restauración puede comprender el restablecimiento de vegetación de las orillas, la reconfiguración del perfil de los canales fluviales, la reintroducción del carácter heterogéneo de los hábitats, la recreación de lugares de desove y la reconexión de zonas anegadas o llanuras inundadas con el canal fluvial, así como medidas para toda la cuenca destinadas a mantener los caudales ambientales (Valbo-Jørgensen, Marmulla y Welcomme, 2008).

El enfoque sectorial de la ordenación de los recursos naturales no ha beneficiado a la pesca continental, ya que rara vez las autoridades pesqueras tienen el mandato de regular otras actividades relativas al uso de las aguas y las tierras que afecten a la pesca, dejándolos en la práctica sin los instrumentos necesarios para garantizar la sostenibilidad. Los mecanismos para asegurar una buena gobernanza en el sector del agua suelen ser precarios, y no siempre se consulta a los agentes de menos poder, como los pescadores, respecto de las intervenciones que les afectan. En las grandes cuencas fluviales, se puede utilizar un enfoque de subcuencas en el que la cuenca se divide en unidades adecuadas desde un punto de vista ecológico que las partes en cuestión pueden ordenar en los niveles apropiados. En las cuencas internacionales, las organizaciones de cuencas deberían encontrar el equilibrio entre costos y beneficios y orientar el desarrollo en consonancia con las políticas regionales y los instrumentos internacionales (Valbo-Jørgensen, Marmulla y Welcomme, 2008) (Recuadro 29).

RECUADRO 29 LA PESCA CONTINENTAL

Son considerables las posibilidades de que la restauración de los ecosistemas beneficie a la pesca continental habida cuenta del estado de deterioro de los hábitats y el medio ambiente que ha contribuido al descenso de este tipo de pesca. Las necesidades y los beneficios de la restauración de los ecosistemas casi siempre tienen múltiples fines. Existen importantes sinergias entre la pesca continental y otros servicios importantes de alto valor, como la regulación de la cantidad y la calidad del agua, la reducción del riesgo de desastres, el ciclo de los nutrientes y la conservación de la biodiversidad. Los intereses en materia de adaptación al cambio climático coinciden asimismo en gran medida con los relativos a la pesca continental por la necesidad común de proteger y restaurar los ecosistemas de aguas continentales a fin de reducir los riesgos de desastres. Muchos servicios ecosistémicos pueden traducirse en valores monetarios, facilitando así las comparaciones entre ellos, pero las evaluaciones también deberían incluir valores no monetarios. Los valores medios por unidad de superficie de los tipos de ecosistemas acuáticos de los que depende la pesca continental, por ejemplo ríos, lagos y humedales, son superiores en órdenes de magnitud a los relativos a los ecosistemas terrestres.

Los exámenes de la restauración de los ecosistemas relativos a la pesca continental han tendido a centrarse en América del Norte y Europa, principalmente en lo que se refiere a la pesca recreativa y mayormente en relación con especies de salmónidos, y han prestado poca atención a los componentes en materia de alimentación y nutrición que ya no revisten mucha importancia en este tipo de pesca. Ello contrasta con la situación en los países en desarrollo, donde la condición socioeconómica de las diversas partes interesadas, ya sean beneficiarias o perjudicadas, también se debería considerar en el contexto del desarrollo sostenible favorable a los pobres. Las comunidades locales de países en desarrollo tienden asimismo a depender en sumo grado de la pesca continental y están estrechamente ligadas a los recursos en medio de los cuales suelen habitar. Ello representa un activo potencial en materia de ordenación capaz de aplicar medidas de restauración, pero que actualmente no está disponible en los países desarrollados. La mejor forma de expresar la importancia local de la pesca continental no suele ser únicamente el peso bruto de las capturas, sino su contribución a la seguridad alimentaria y nutricional y a los medios de vida de las comunidades locales, que puede ser muy elevada y ofrecer una razón de peso en favor de la restauración. Son numerosos ejemplos de que la restauración de los ecosistemas para la pesca continental puede ser una inversión muy eficaz en función de los costos, y en muchos casos, especialmente para las iniciativas de restauración basadas en la comunidad, los costos pueden ser mínimos. Los beneficios de la restauración de los ecosistemas para la pesca continental pueden plasmarse de forma muy rápida, con ejemplos de capturas locales que se duplican o triplican en el plazo de uno o dos años. Cuando se tiene en cuenta esto, la restauración de los ecosistemas para la pesca continental puede presentar un argumento convincente.

NOTA: Resumido de: Coates, D. (en prensa). Ecosystem restoration and inland food fisheries in developing countries – opportunities for the United Nations Decade on Ecosystem Restoration (2021–2030). Circular de Pesca y Acuicultura de la FAO n.º 1231. Roma, FAO.
Reconexión de los hábitats acuáticos continentales en aras de la biodiversidad y la pesca

A fin de restaurar los ecosistemas acuáticos para la pesca continental es necesario atender las necesidades de los peces tanto en el tiempo como en el espacio proporcionando hábitats aguas arriba (lugares de desove) y aguas abajo (alimentación y refugio), asegurando la conectividad entre ellos y teniendo en cuenta los efectos de la ordenación de las aguas en el ritmo de los fenómenos hidrológicos. Estos elementos han de convenirse como parte de todo plan de ordenación de cuencas hidrológicas o áreas de captación. El creciente número de presas en las corrientes principales de las cuencas fluviales más importantes del mundo y su posible repercusión en las comunidades ribereñas ha acaparado gran atención en los últimos años. No obstante, la proliferación de pequeñas presas, embalses, represas y otros obstáculos para el almacenamiento de agua o el control de inundaciones puede reducir las crecidas río abajo e impedir que los peces accedan a zonas de anegamiento productivas que constituyen un hábitat estacional fundamental para completar su ciclo vital, existiendo un margen considerable para reorganizar o gestionar mejor estas estructuras más pequeñas a fin de mejorar las poblaciones de peces y la pesca en un paisaje polivalente (FAO y UICN, 2017). La experiencia ha demostrado que existen importantes beneficios colaterales para la biodiversidad cuando se mejoran las condiciones de los ecosistemas para la pesca continental: la conservación de la biodiversidad y la pesca continental se sustentan mutuamente (Phang et al., 2019).

También se deben mantener o restaurar pautas hidrológicas anuales apropiadas, comprendida su función a la hora de crear hábitats de llanuras aluviales estacionales, activar la migración y distribuir larvas y juveniles por deriva pasiva. Estas necesidades de los peces y la pesca deberían incluirse en el cálculo de los caudales ambientales al negociarlos con otros usuarios del agua en el nivel de la cuenca.

Algunas medidas importantes necesarias para aprovechar las oportunidades impulsadas por el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas 2021-2030 y el Marco mundial de la diversidad biológica posterior a 2020 son las siguientes:

  • reconocer la importancia de la pesca continental para la obtención de seguridad alimentaria y medios de vida sostenibles en las políticas e inversiones pertinentes;
  • aprovechar las complementariedades entre la pesca continental y los objetivos ambientales y de biodiversidad prestando atención prioritaria a las intervenciones que permitan a las comunidades que dependen de la pesca continental apoyar la sostenibilidad ambiental, y
  • dar prioridad a las inversiones en restauración de los ecosistemas dirigidas a los ecosistemas acuáticos continentales porque, aunque estos y su biodiversidad son los que presentan un mayor grado de degradación y amenaza, ofrecen beneficios significativos con fines múltiples, entre ellos la pesca continental y la seguridad alimentaria, la seguridad hídrica y la adaptación al cambio climático.

Optimización del uso sostenible de la biodiversidad, en particular la mitigación de los efectos en los ecosistemas, a través de la tecnología y la innovación

Riesgos y mitigación relacionados con la diversidad de especies acuáticas cultivadas

Se reconoce ampliamente que el futuro aumento de la demanda de alimentos acuáticos solo se puede satisfacer correctamente mediante un incremento de la producción acuícola; es esencial que este incremento refleje las mejores prácticas en materia de acuicultura sostenible. Algunos sistemas o prácticas acuícolas pueden presentar riesgos significativos para la biodiversidad de los sistemas acuáticos en los que tienen lugar. En la última evaluación mundial de los recursos genéticos acuáticos para la alimentación y la agricultura (RGA; FAO, 2019a) se constató una fuerte vinculación entre los recursos genéticos acuáticos (RGA) cultivados y sus parientes silvestres y se mostró que la acuicultura podía suponer una amenaza para la diversidad de los parientes silvestres en virtud de la interacción genética con las fugas e introducciones deliberadas o de cambios de hábitat relacionados con la producción de pescado y piensos. Las mayores amenazas se derivan de especies no nativas y tipos cultivados desarrollados (Lorenzen, Beveridge y Mangel, 2012). En la evaluación mundial se señaló también la escasez de información sobre las propiedades de los RGA en la acuicultura y los escasos conocimientos de las repercusiones en los ecosistemas de las especies no nativas y los tipos cultivados desarrollados. Lucente et al. (2021) determinaron que el 14 % de las especies cultivadas está amenazado en estado silvestre, en particular algunas especies acuícolas bien establecidas. La Base de datos sobre introducciones de especies acuáticas (DIAS) (FAO, 2021l) indica que la mayoría de las introducciones de especies tiene lugar con fines acuícolas y ofrece acceso a información sobre las introducciones y sus repercusiones en el medio ambiente. Sin embargo, en DIAS no se indica la escala relativa de las repercusiones negativas, como por ejemplo los daños en el medio ambiente, y positivas, como los beneficios económicos derivados de la acuicultura.

Existen diversos mecanismos para mitigar la repercusión de los tipos cultivados en los parientes silvestres, en particular medidas reglamentarias (por ejemplo, la zonificación de la acuicultura) y medidas de contención física (la creación de barreras para evitar o reducir al mínimo la interacción de los recursos cultivados y los silvestres) o de contención biológica (por ejemplo, la localización de granjas en entornos fuera de las tolerancias de las especies o el uso de material de repoblación estéril o de un solo sexo).

Se dispone de varias medidas importantes para transformar la gestión de la diversidad genética en la acuicultura y reducir los posibles riesgos relacionados con la futura ampliación de la producción acuícola. Estas medidas están incorporadas en el Plan de acción mundial para los recursos genéticos acuáticos para la alimentación y la agricultura, aprobado por los Miembros de la FAO a finales de 2021. Una mayor disponibilidad de información sobre las propiedades y el uso de la diversidad acuática en la acuicultura y un mayor acceso a esta aumentarían la comprensión y la conciencia acerca de los beneficios de su uso y los riesgos conexos. La FAO aborda esta cuestión mediante el desarrollo de AquaGRIS, sistema de información mundial sobre los RGA15. Cuando el sistema incorpore datos de los países sobre los tipos cultivados, se pueden generar informes para contribuir a la elaboración fundamentada de las políticas y estrategias correspondientes a fin de abordar con eficacia las repercusiones negativas de la acuicultura, en particular la utilización de especies no nativas y de tipos cultivados desarrollados.

La formulación, distribución y adopción de directrices y políticas específicas para la introducción e intercambio responsables de RGA también debería reducir las repercusiones de las introducciones irresponsables. Ello debería basarse en una evaluación16 y mitigación apropiadas de los riesgos y centrarse en especies no nativas y tipos cultivados desarrollados, incorporando la formulación y utilización de acuerdos pertinentes de transferencia de material.

Una futura innovación tecnológica que podría contribuir a la transformación consiste en la edición de genes, que puede ofrecer la capacidad de generar tipos cultivados estériles de forma selectiva. La utilización generalizada de esa tecnología podría disminuir espectacularmente las repercusiones de los tipos cultivados en el entorno receptor. Sin embargo, a corto plazo, la utilización de la edición de genes en sistemas de producción comerciales sigue siendo controvertida, y es probable que las cargas reglamentarias limiten su aplicación en muchas jurisdicciones.

Tecnología pesquera responsable

Las innovaciones en tecnologías pesqueras pueden mejorar la eficiencia, aumentar la efectividad y reducir los costos, ahorrando el uso de energía y disminuyendo la repercusión en los ecosistemas. Esas innovaciones son elementos fundamentales que contribuyen a la restauración de los ecosistemas y al ODS 14 (Vida submarina), en particular con respecto a los componentes de las metas siguientes:

  • Meta 14.1 de los ODS: prevenir y reducir significativamente la contaminación marina de todo tipo, incluidos los detritos marinos.
  • Meta 14.2 de los ODS: gestionar y proteger sosteniblemente los ecosistemas marinos y costeros para evitar efectos adversos importantes.

El Grupo de trabajo sobre tecnología pesquera y comportamiento de los peces, formado por expertos en tecnologías pesqueras de todo el mundo y apoyado conjuntamente por el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) y la FAO, debate y examina periódicamente las investigaciones y prácticas en cuanto a las tecnologías pesqueras y el comportamiento de las especies acuáticas en relación con las artes de pesca y ofrece orientación relativa a la ordenación, incluidos los efectos de las artes de pesca en el medio ambiente. En el informe de este grupo (CIEM, 2021) figuran datos sobre las últimas investigaciones y avances dirigidos a reducir los efectos de las operaciones pesqueras en el entorno marino, disminuir la contaminación y mejorar la eficiencia energética.

Mitigación de las capturas incidentales

Después de la publicación en 2021 de sus Directrices para prevenir y reducir las capturas incidentales de mamíferos marinos en la pesca de captura, la FAO sigue procurando brindar asistencia a los Estados y las OROP mediante asesoramiento técnico y una amplia promoción de las Directrices en varios idiomas de las Naciones Unidas (FAO, 2021m). Estas directrices van dirigidas a encargados de tomar decisiones, planificadores, administradores y todos los que participan en la formulación y aplicación de intervenciones en materia técnicas y de políticas que guardan relación con la captura incidental de mamíferos marinos en la pesca (FAO, 2021n).

El proyecto quinquenal (2015-2020) de la FAO y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), Gestión sostenible de la captura incidental en la pesca de arrastre de América Latina y el Caribe (REBYC-II LAC), mejoró la gestión de las capturas incidentales en la pesca de arrastre del camarón en seis países de América Latina y el Caribe. Actualmente se está desarrollando una nueva fase (REBYC III) para incluir la reducción de las capturas incidentales por artes de pesca distintas del arrastre.

La formulación y posterior aplicación de medidas que afrontan los problemas de las capturas incidentales contribuirá de manera esencial a la consecución de la visión del Marco mundial de la diversidad biológica posterior a 2020 de una vida en armonía con la naturaleza y, en particular, en relación con la meta 4 de los ODS (CDB, 2021) y las metas 6 y 12 de Aichi para la biodiversidad (CDB, 2020).

Lucha contra la contaminación en el sector pesquero

Los aparejos de pesca abandonados, perdidos o descartados suponen una preocupación cada vez mayor por sus efectos negativos en el medio ambiente y la economía, en particular los peligros para la navegación y los problemas de seguridad conexos. La posibilidad de que estos aparejos sigan realizando capturas de animales acuáticos de forma incontrolada, es decir, la “pesca fantasma”, perjudica a las poblaciones de peces y podría tener repercusiones en especies amenazadas y entornos bentónicos.

Los aparejos de pesca abandonados, perdidos o descartados constituyen un problema reconocido a nivel internacional en el marco del desafío mundial que plantea la basura plástica marina, y hay numerosas organizaciones internacionales, actividades y acuerdos centrados en los detritos marinos, así como numerosas iniciativas de ámbito nacional y local que se emprenden en todo el mundo. En este contexto, el Grupo de trabajo 43 del Grupo Mixto de Expertos OMI/FAO/UNESCO-COI/OMM/OMS/OIEA/Naciones Unidas/PNUMA sobre los Aspectos Científicos de la Protección del Medio Marino (GESAMP), formado por científicos independientes y copresidido por la FAO y la OMI, ha elaborado un informe para presentar información actualizada y contribuir a la comprensión del alcance de las repercusiones de las fuentes marinas de desechos en el mar, en particular de los procedentes de los sectores del transporte marítimo y la pesca. En el informe, figura una sección relativa a soluciones para reducir las fuentes de desperdicios marinos que tienen su origen en el mar (GESAMP, 2021). El actual mandato del Grupo de trabajo 43 del GESAMP se está actualizando para garantizar que se tengan en cuenta los últimos adelantos científicos en este ámbito y las carencias de datos detectadas cuando se aborde el problema de la basura plástica marina derivada de los sectores del transporte marítimo y la pesca.

En la Declaración de 2021 del Comité de Pesca (COFI) en favor de la pesca y la acuicultura sostenibles se reitera la importancia de reducir la repercusión de los aparejos de pesca abandonados, perdidos o descartados y la basura marina. Para subsanar las carencias de información detectadas por el Grupo de trabajo 43 del GESAMP y facilitar y normalizar la recopilación de datos sobre aparejos de pesca abandonados, perdidos o descartados, la FAO preparó cuestionarios y está colaborando con países y asociados como la Iniciativa Global contra las Redes de Pesca Fantasmas (GGGI, 2021) para realizar encuestas y subsanar deficiencias. Los datos recopilados ofrecerán una visión panorámica del estado actual del problema de los aparejos de pesca abandonados, perdidos o descartados en las distintas pesquerías y zonas geográficas, contribuirán a los análisis de las tendencias a largo plazo y al seguimiento de la pesca fantasma y orientarán el desarrollo y la aplicación de tecnologías adecuadas y otras medidas de mitigación.

El marcado de las artes de pesca para poder identificar a su operador o propietario goza de amplia aceptación como herramienta clave para reducir los aparejos de pesca abandonados, perdidos o descartados y la pesca INDNR. A fin de ayudar a los Estados a aplicar las Directrices voluntarias sobre el marcado de las artes de pesca (FAO, 2019d), la FAO está elaborando un manual técnico y un marco de evaluación de los riesgos que los países pueden utilizar para evaluar las necesidades y requisitos de un sistema nacional de marcado de las artes de pesca.

Además, la FAO presta apoyo a la aplicación del Proyecto de asociaciones GloLitter (OMI, 2019a), financiado por Noruega y ejecutado en colaboración con la OMI (OMI, 2019b). GloLitter ayuda a los países en desarrollo a aplicar a nivel nacional el Plan de acción de la OMI para abordar la cuestión del lanzamiento de residuos plásticos marinos desde las embarcaciones y las Directrices voluntarias sobre el marcado de las artes de pesca. A través de este proyecto, la FAO formulará y probará modificaciones en las artes de pesca dirigidas a prevenir la pesca fantasma en la pesca en pequeña escala, que representan el 90 % del empleo pesquero mundial (FAO, Universidad de Duke y WorldFish, en prensa).

En su conjunto, estas iniciativas pueden contribuir de manera sinérgica a hacer frente a amenazas para la biodiversidad reduciendo los niveles de contaminación y la descarga de residuos de plástico de acuerdo con las metas pertinentes de los ODS de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

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