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Introducción del Director General

Tengo el honor de presentar a la Conferencia las propuestas relativas al Programa de Labores y Presupuesto (PLP) para 2006-2007. Dichas propuestas se elaboraron en primera instancia a partir del Plan a Plazo Medio (PPM) para 2006-2011, refrendado por el Consejo en noviembre de 2004. También tienen por objeto responder a unos contextos en rápida evolución, y a la orientación colectiva en lo referente a las prioridades programáticas, los niveles presupuestarios y el contenido y estructura del PLP proporcionada por los Comités del Programa y de Finanzas y por el Consejo durante sus deliberaciones sobre el Resumen del Programa de Labores y Presupuesto (RPLP) para 2006-07. En el presente documento se recoge, además, la opinión de los comités técnicos, que no era posible reflejar cabalmente en el RPLP.

Al ajustarse a los principios generales de evitar repeticiones de información entre los distintos documentos, hacer mayor uso del sitio web de la FAO y adoptar un enfoque mejorado, el presente PLP satisface el deseo de los órganos rectores de recibir un documento considerablemente más corto que sus predecesores. Aplaudo, por otra parte, la iniciación en el seno de los Comités, del debate más amplio propugnado por el Consejo en su período de sesiones de junio, que va más allá de la cuestión de la longitud del documento para entablar un diálogo que agilice todo el proceso presupuestario del programa de la FAO. La Secretaría se ha comprometido firmemente a apoyar este renovado esfuerzo en aras del objetivo común de racionalizar los documentos de planificación de la FAO y vincular más estrechamente las decisiones presupuestarias a la formulación del Programa de Labores correspondiente.

Algunos procedimientos adoptados por la FAO son prácticamente únicos dentro del sistema de las Naciones Unidas, como la presentación de estimaciones de recursos detalladas en el PPM sexenal eslabonado, la preparación del RPLP y el amplio examen del mismo como etapa analítica preliminar para el PLP, o la práctica aparentemente consolidada de preparar dos o más hipótesis presupuestarias en el PLP. Nos encontramos, de hecho, ante una situación sin precedentes, puesto que el Consejo en su último período de sesiones solicitó la preparación de cuatro hipótesis como mínimo. Los órganos rectores quizás deseen analizar si estas onerosas prácticas administrativas facilitan una correspondencia racional entre las demandas que los Miembros plantean a la Organización y los recursos proporcionados mediante la consignación presupuestaria.

En el presente PLP completo se elaboran ulteriormente las tres hipótesis ya presentadas en el Resumen del PLP, a saber, la de crecimiento real cero (CRC), que mantiene el poder adquisitivo teniendo en cuenta la cuantía estimada de aumentos de los costos y establece el punto de referencia para las otras hipótesis; la propuesta de crecimiento real ( CR) de aproximadamente 2,5 por ciento anual, como modesta inversión colectiva para la aplicación de un programa de trabajo más acorde con las demandas expresadas por los Miembros a la Organización, y una hipótesis de crecimiento nominal cero (CNC) que supone una reducción de 5,7 por ciento en términos reales, incluida una disminución de 4 millones de dólares EE.UU. en el Programa de Cooperación Técnica (PCT).

Numerosos miembros de los Comités y del Consejo, tras haber examinado el RPLP, solicitaron una hipótesis de crecimiento real superior (CRS) de 9,25 por ciento, destinada a recuperar parte del terreno perdido como consecuencia de un largo período de austeridad presupuestaria y a que la Organización pudiera cumplir sus útiles funciones al servicio de los Miembros. No ha sido posible ultimar el trabajo relativo a esta hipótesis para incluirla en un documento único del PLP destinado a los períodos de sesiones de septiembre de los Comités del Programa y de Finanzas, que son las primeras instancias intergubernamentales a las que compete por mandato el examen del PLP completo. Por consiguiente, la hipótesis de CRS se trasmite por separado en un suplemento al PLP.

Al aplicar el principio del mantenimiento del poder adquisitivo en el marco del CRC, he actuado de acuerdo con la voluntad expresada por muchos Miembros de que el aumento de los gastos de seguridad, sobre los cuales no tenemos posibilidad de control fuera de su obligada absorción, no vaya en detrimento de la labor sustantiva de la Organización. La FAO ha debido enfrentar un alza excepcional del costo que supone el proporcionar seguridad y protección a su personal y sus bienes tras los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. Los aumentos correspondientes de los gastos desde que se preparó el PLP para 2002-2003 han alcanzado 10,6 millones de dólares EE.UU. a lo largo del bienio. Para mantener el poder adquisitivo la hipótesis de CRC exige una asignación separada para este incremento de los gastos, puesto que sería ilógico caracterizar como crecimiento real cero una hipótesis que entraña, de hecho, reducciones netas de los programas de la FAO. Para establecer un entorno seguro se necesita financiación adecuada de los Miembros; confío en que éstos encontrarán una manera equitativa de sufragar los gastos extraordinarios relacionados con la seguridad tal como ha ocurrido en algunas otras organizaciones del sistema de las Naciones Unidas.

En el PLP completo se sigue haciendo hincapié en la evaluación de los riesgos y las oportunidades. Al abordar los principales riesgos para el rendimiento presupuestario, financiero y operacional en 2006-07, sigo proponiendo a los Miembros posibles soluciones prácticas. Una de ellas consiste en modificar el tratamiento de los ingresos diversos con objeto de financiar por completo la consignación presupuestaria hasta tanto la Organización vuelva a encontrarse en una posición financiera más sólida. La creación de un nuevo capítulo presupuestario para los gastos de seguridad (que recibió el apoyo unánime del Comité de Finanzas y el Consejo) y la puesta en funcionamiento del Servicio de Gastos de Capital aprobado por la Conferencia en su último período de sesiones también contribuirán a mejorar la gestión financiera. Aunque no guarda relación con el Programa de Labores para el próximo bienio, otro aspecto importante es el necesario apoyo de la Conferencia para financiar adecuadamente la amortización del pasivo del seguro médico después del cese en el servicio.

También sigo dedicando la debida atención al establecimiento de objetivos de eficiencia difíciles, pero alcanzables, como función habitual y constante de gestión. Las iniciativas en curso comprenden los procesos de gestión de los recursos humanos, la determinación de oportunidades para la subcontratación y la externalización, el uso de nuevas tecnologías de publicación, impresión y distribución, la racionalización de actividades administrativas regionales y nacionales, los ahorros en la gobernanza y mayores recuperaciones de los costos de los servicios prestados. Las economías en los servicios administrativos y de apoyo, siempre deseables, deben ahora aplicarse con diligencia. En efecto, el Comité de Finanzas ha advertido que cualquiera sea el nivel presupuestario no deben disminuir los controles financieros internos y que los sistemas de información administrativa son un componente esencial de una Organización eficaz, que debe completarse independientemente de la cuantía presupuestaria establecida. La FAO ya ha realizado, en comparación con 1994, unos ahorros por eficiencia totales de 120 millones de dólares EE.UU. por bienio. Varios miembros del Comité de Finanzas han reconocido las dificultades existentes para lograr más ahorros, y el Comité del Programa en su período de sesiones de mayo de 2005 solicitó que los objetivos para 2006-07 en materia de ahorros por eficiencia fueran realistas. En 2006-07 se elaborará un marco renovado para la realización de aumentos de eficiencia y productividad en toda la Organización, y se seguirá haciendo hincapié en la agilización de los procedimientos y las operaciones.

Pese a la gran importancia que revisten, la gestión de los riesgos financieros, la búsqueda de nuevos aumentos de eficiencia y la necesidad de sufragar mayores gastos de seguridad no son más que una parte de las consideraciones estratégicas más amplias que han guiado la formulación de las propuestas del PLP. En efecto, la evolución de los entornos externos e internos ofrece considerables oportunidades de mejorar la pertinencia y la eficacia de la Organización. En el momento de redactar este texto la Cumbre del G-8 ha dado una señal clara y alentadora a todos los que participan en la lucha contra la pobreza y el hambre, y muchos países donantes se han comprometido a incrementar sustancialmente su ayuda internacional en los años venideros. La contribución de la FAO a la realización de los objetivos de desarrollo del Milenio especialmente a nivel nacional, subregional y regional, en colaboración con otras entidades y en consonancia con las iniciativas de reforma de las Naciones Unidas, debe recibir la máxima atención. La Cumbre que ha de celebrarse en Nueva York en septiembre de 2005 para debatir, entre otras cosas, la realización de los objetivos de desarrollo del Milenio, reforzará sin lugar a dudas este esfuerzo. Aspectos esenciales del mismo se están abordando conjuntamente con el seguimiento de la evaluación independiente de la descentralización. Un importante examen del Programa de Cooperación Técnica, así como el análisis del papel de la FAO como organización poseedora de saberes y las medidas destinadas a mejorar la actuación interdisciplinaria, también ofrecen claras oportunidades de revitalización. Además del PLP, la Conferencia examinará la evaluación externa independiente de la FAO que ha de llevarse a cabo en el próximo bienio.

Este contexto tan rico se aborda en distintas partes del documento y, más específicamente, en el suplemento referente a la hipótesis de CRS, en el que he utilizado la perspectiva de recursos adicionales para presentar un conjunto de propuestas que apuntan a una amplia reforma programática y organizativa.

Puesto que del PLP depende el propio sustento de la Organización es necesario que se asignen, como mínimo, recursos suficientes para atender a las prioridades sustantivas reconocidas. No cabe duda de que los Miembros apreciarán los esfuerzos desplegados con objeto de garantizar la aplicación adecuada y el seguimiento de los principales acuerdos e instrumentos internacionales elaborados bajo los auspicios de la FAO, entre los que cabe destacar, el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria y el Codex Alimentarius. También se ha otorgado atención prioritaria al Código de Conducta para la Pesca Responsable y los planes de acción internacionales conexos, así como a la función de liderazgo previsto para la FAO en el diálogo y las iniciativas mundiales referentes a los bosques.

No menos importante es preservar en la mayor medida posible los insustituibles aportes de la Organización o los esfuerzos por combatir y controlar las plagas vegetales y enfermedades animales transfronterizas, en particular la langosta del desierto y la peste aviar. En correspondencia con los esfuerzos que realizan los Miembros, en particular en el marco de la Nueva Alianza para el Desarrollo de África y de iniciativas de cooperación e integración de análoga importancia en otras regiones, en la hipótesis de CRC se da impulso a los servicios de asesoramiento sobre políticas restableciendo varios puestos perdidos en las estructuras descentralizadas como consecuencia de la necesaria revisión del PLP del bienio en curso. El asesoramiento normativo y la labor de la Organización relativa al establecimiento de acuerdos internacionales van aparejadas con la creación de capacidad y la actividad directa sobre el terreno que también es necesario preservar, incluyéndose en esto el PCT y el Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA).

Existen diferencias en cuanto al tipo de servicios que nuestros Estados Miembros desarrollados y en desarrollo de todo el mundo esperan de la FAO, e incluso dentro de estos distintos grupos. Se trata de contrastes comprensibles en una Organización multilateral que busca satisfacer una necesidad humana tan esencial como la reducción del hambre y la malnutrición. Debo, pues, tener en cuenta los deseos que manifiestan los más necesitados así como los de los más avanzados.

Ocurre, sin embargo, que la demanda de servicios de la FAO va en aumento y actualmente excede con creces la financiación proporcionada por los Miembros, que a lo largo de los últimos 12 años ha disminuido en un 24 por ciento en cifras reales. La reducción real de 51,2 millones de dólares EE.UU., equivalente a un 6,4 por ciento, en el presente bienio ha supuesto un recorte más drástico que la absorción de los incrementos de los costos, y ha dejado graves deficiencias de financiación en diversos ámbitos del Programa de Labores de la Organización.

Estoy convencido de que si son refrendadas por los Miembros, las reformas presentadas en el marco de la hipótesis de CRS darán nuevo impulso a la labor internacional relacionada con la alimentación y la agricultura. Sin embargo, no deseo prejuzgar la decisión final de la Conferencia sobre la cuantía presupuestaria, ya que es evidente que el avance por el camino de la transformación no puede estar artificialmente disociado de los recursos totales de los que esta institución dispone.

Por último, es necesario que la Conferencia actúe teniendo en cuenta tanto los apremiantes desafíos que tiene ante sí la Organización, como las oportunidades que se le ofrecen y que se base en las propuestas contenidas en el PLP. Confío en que los Miembros desearán una FAO eficaz y bien dotada para el próximo bienio. Debo reiterar mi firme convicción de que unas reformas oportunas, combinadas con una clara inversión de tendencia respecto al prolongado período de austeridad, constituyen el único camino viable para alcanzar este objetivo.



Jacques Diouf
Director General
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