Por Ana De la Torre, antropóloga. Cajamarca
Por numerosas comparaciones de campo se reconoce que la participación de la mujer en la conservación de semillas va más allá de su rol doméstico y que esta participación tiene además dos orientaciones fundamentales: por un lado cumple un rol indispensable en la producción, gracias a conocimientos y habilidades técnicas para las actividades agrícolas. Por otro lado, el papel que desempeña en la transmisión de dichos conocimientos a las nuevas generaciones, asegura la reproducción social.
En una encuesta realizada con mujeres de diferentes generaciones (abuelas, suegras, madres, hijas y nietas), conformantes de diez familias en cuatro comunidades andinas de Cajamarca, éstas han proporcionado información sobre la selección y conservación de semillas.
Resultó muy sorprendente la satisfacción con que informaban sobre todo las abuelas, las suegras y las nietas: pero se mostraron un poco reticentes las esposas y madres jóvenes, al parecer por la evidencia de sus limitaciones ante las suegras, pues éstas se quejaban que las nueras ya no estarían cumpliendo, ni absolviendo las difíciles pruebas que debieron pasar las jóvenes de antes para ser aceptadas en la familia, como era pelar la papa llunchuguaguachina (papa con muchos ojos y difícil de pelar), o moler cereales con grasa en el batán.
Las familias entrevistadas pertenecen a cuatro comunidades ubicadas en zonas agroecológicas diferentes: dos en la zona agroecológica Quechua y dos en la zona Jalca; asimismo, dos viven cercanas a la ciudad y las otras dos bastante distantes y por lo tanto son más tradicionales.
"El hombre recoge la semilla de la chacra y la entrega, para que la mujer a su gusto la acomode y separe".
"Es de la mujer, de nosotros las mujeres".
"De quién más va a ser pues, de la mujer".
"De la mujer es su obligación".
La estrecha relación entre mujer y semilla se manifestó de manera determinante en una feria de semillas efectuada en la comunidad de Chetilla en 1992; mediante un concurso se buscaba ubicar a los agricultores que habían conservado mayor número de semillas nativas. En Chetilla, comunidad cajamarquina muy tradicional, se presentaron las mujeres con sus semillas. Los pocos hombres que acudieron al concurso fueron recriminados y agredidos verbalmente por las mujeres: los llamaron walmishco, es decir afeminado, y les increparon: "si quieres estar, por que no la traes a tu mujer", "la semilla es de la mujer". Estos no respondieron a las recriminaciones y, más bien avergonzados, agacharon la cabeza, expresando así que ellas tenían razón.
Este incidente se explica por los puntos de vista que vienen de la tradición andina, en la cual los roles para la división del trabajo están bien definidos y todo lo referente al cuidado y conservación de las semillas pertenece a la mujer. Se evidencia igualmente cuando se pregunta a un grupo o individualmente ¿de quien son las semillas? Tanto las mujeres como los esposos y los niños responden 'son de la mujer"; nadie jamás contesta que fueran del hombre. No se trata de una afirmación de propiedad, sino de responsabilidad de género que le compete a la mujer dentro de la división de trabajo y en el sentido campesino.
Otra situación narrada por el esposo de una mujer entrevistado tiene la misma explicación: el ingeniero de un proyecto le reclamaba por no haber devuelto, después de la cosecha, todas las semillas correspondientes a un fondo rotativo de semillas. El campesino contesto con el argumento tajante que el reclamo debía haberlo hecho antes de que él llevara la cosecha a la casa, pues estando entregada en la casa, ya no era de el. "¿Cómo podía sacarla (la semilla) una vez adentro, eso nunca se puede hacer, y aunque se enojó el ingeniero, la semilla ya no salió de la casa".
La convicción de esta relación entre mujer y semilla resulta muy coherente con la tradición del pensamiento andino en una conceptualización dual de la realidad: es la dualidad definida por los principios masculino y femenino. Dentro de esta misma tradición campesina, en Cajamarca se llama 'semilla" también al semen del varón. Resulta interesante la similitud que esta tradición establece entre la "semilla" que el hombre deposita en el vientre materno y la semilla que trabaja en la chacra, recoge y luego deposita en el hogar. En esta similitud, el hogar sería como el vientre materno, donde el hombre encarga a la mujer la semilla. Para el pensamiento andino, el hombre deposita la semilla y la mujer la recibe - sea en el útero materno o en el hogar - la guarda y la cuida, es decir se responsabiliza de ella hasta que nuevamente salga fuera de su dominio, a la chacra. |
Mientras la semilla permanece en la chacra, el hombre es responsable de las actividades de cosecha y de transporte. La responsabilidad de la mujer comienza al entrar la cosecha en la casa. "Cuando ya la entrega el hombre, ahí ya nosotras la cuidamos, la separamos, la arreglamos a nuestro gusto, ahí ya no se mete el hombre": "por eso, toda mujer del campo tiene que saber cómo separarla y cómo arreglarla".
En este aspecto, las mujeres son muy comunicativas y demuestran que el cuidado y la selección son tareas estrictamente femeninas. Las mujeres "mayorcitas", es decir las abuelitas y las suegras, son prolíficas al respecto y son ellas las que explican la práctica "del tres y del cinco de las semillas" señalando los dedos. Añaden con algo de malicia "Eso tiene que saber (la mujer) y si no lo sabe, ¿cómo va a hacer para la comida de sus hijos? Sólo que sea una inútil, ahí sí se perjudic'ó el hombre: pero eso no se ve, si no sabe, a golpes tiene que aprender, porque no le han enseñado en su casa".
Los conocimientos y habilidades básicas que debe tener una mujer empiezan por la necesidad de saber utilizar los criterios de "separación", "arreglo", acrashay, "juntar y amontonar", "acomodar", según las diversas expresiones que hacen referencia al saber manejar los criterios de clasificación de los frutos de cosecha y de dividirlos, agrupándolos de acuerdo a las necesidades de la familia campesina.
"...sabemos que el cinco es del maíz y el tres de la papa".
"Del maíz son cinco: primero para semilla, después para mote, después para cancha, después para chochoca y por ultimo para jora".
"De la papa otra vuelta es el tres: primero para semilla, después para la comida y las chiquitas para papa seca".
Otras mujeres de comunidades vecinas más bien hablan del "cuatro y del dos". Al parecer, los números-criterio estarían decididos por la variedad y el tipo de cultivos propios de cada comunidad. Así, en la zona agroecológica de la Jalca dominan los números para clasificar la papa, y será a la inversa si se trata de una comunidad de la zona Quechua, donde el cultivo predominante es el maíz.
SELECCIÓN DE MAIZ
Doña Meshe explica así sus conocimientos sobre la selección del maíz:
"Cinco calidades para el maíz, decía mi mamita. La primera para la semilla, la segunda para el pelado (mote), después para la cancha (tostado), después para la chuchoca (maíz hervido y pelado) y por último para la jora (para preparar chicha, bebida fermentada)".
SELECCION DE MAIZ
Otra campesina, Doña María explica así los procedimientos de selección:
Maíz:
"Primero se escogen las guayungas (las mazorcas más grandes y mejores). Para que se sequen despancamos con la tipina (un instrumento puntiagudo). Solo de los grandes y buenitos se hacen guayungas, se cuelgan en los troncos de los techos, para comer en las mingas (para dar de comer a los que ayudan en los trabajos en común en las chacras).
Para semilla también se guarda en guayunga: cuando se desgrana se guardan los granos más grandes para semilla y los más chiquitos para comer.
Las mazorcas chicas se guardan en el altillo, a voces también amontonadas en el balconcito. Cuando hay mucho lo guardamos mejor en costales, desgranado.
De ahí separamos para la chochoca, para el mote los más grandecitos. De los pequeñitos se hace tostado y los manchaditos, medio queriendo malograrse se usan para la chicha, para las mingas".
criterios de selección
La selección: El tres y el cinco
SELECCIÓN DE PAPA
Así hace Doña Meshe la selección de la papa:
"Primero hay que escoger las que están lastimadas (rajadas al cosechar), esas se cocinan ahí no más, también las que están picadas (con gusano) y las manchaditas.
De las que están buenas se escogen las más grandes, buenas, esos son para la comida. Las regularcitas para la semilla y las últimas, las más chiquitas y manchaditas, las malogradas las sancochamos y pelamos para la papa seca".
"La papa semilla tiene que ser bien bonita, bien sanita".
Para ello se cuida que sea
Sin rancha (libre de enfermedades y podredumbre)
Sin "picadas" (libre del ataque de gusanos y nematodos)
Sin lastimadura y no rajada (daños físicos de la cosecha).
Selección de olluco:
"Se separa para semilla los verdes, sanos, de tamaño regular, para que se enverdescan más. Los grandes son para la sopa y los más chiquitos para sancochar".
Selección de oca:
"Primero: Medianitas, pero limpias, sanas, sin manchas para semillita. Las manchadas y ranchadas se pudren después.
Segundo: Grandes, para la sopa.
Tercero: Chiquitas, para sancocharlas".
Doña Florinda, cuyas chacras se ubican en la zona agroecológica de Jalca, donde predomina el cultivo de la papa, aprendió de su madre la práctica de la selección:
"Separa primero la papa malograda, para que no contagie, decía mi mamacita. Después apartábamos la semilla, de buen tamaño, regularcita. La chiquita no, porque viene muy delgado su tallo, decía ella."
"La semilla es lo más principal, decía mi mamita, cuando no había, dejábamos de comer. Cuando no había semilla, la papa grande se partía para 3 pedazos, pero mirando los ojitos, que tenga ojitos: después, con ceniza se pasaba para que seque lo que se partía (la superficie cortada)".
Figura
De papa
«... escogiendo, después se solea la semillita, un día se solea. Después se amontona en el cuarto, frente a la puerta, se tienden las hojas de eucalipto y encima se amontona la pepita para enverdecer. Cuando se enverdece se vuelve amarga, y no le pica ni el gusano. Después en los rincones se tienden hojas de eucalipto para la cama de cada semilla por montoncitos. Cuando aparecía la rancha, mi mamita decía Ya apareció, hay que solearla y de nuevo la escogía y separaba lo que estaba con rancha. Antes mi papacito muy harto cosechaba, por eso la papa grande la enterraba, haciendo un hueco, tendía pajita wallte (Chilliwa, Festuca dolicophilla) la tapaba con pajita y tapaba encima con tierra. Enterraba la papa de comer, no la semilla, esa la guardaba en el cuarto no más. En agosto ya comenzaba a sacarla, fresquito, como recién sacada de la chacra». (Doña Meshe).
«Primero se separa la papa buenita, grande y se guarda para comer poco a poco. Después las manchaditas, rajadas, esas son para comer rápido, antes de que se acaben de malograr. La papa buena la guardamos en un rincón de nuestra casa, amontonada. Cuando es mucha papa, se tiende paja: pero cuando es poca, se acaba rápido». (Doña María).
Corralito y pirca
«Cosechábamos, escogíamos cada semilla aparte. La abuela decía: lo amontonan haciendo corralito y lo techan con paja, ahí afuera de la casa. Los corralitos hacíamos en las lomitas (promontorios chicos) con cercos de piedra alrededor. Al pie (sobre el suelo) tendían paja y encima acomodaban las papas y las techaban con paja. No pasaba la lluvia. Al momento que íbamos a sembrar, ya encontrábamos la papa germinada.
Vista desde arriba
Vista del costado
Cuando había poyos (promontorios grandes de tierra) hacíamos huecos, pero no para abajo, sino a través. Se tendía mareo (Ambrosía peruviana) y tumbisha (plantas utilizadas como repelentes) para que no entre el gusano y se tapaba la entrada del hueco con paja y tierra. No se ponía piedra, porque enfría la semilla». (Doña Florinda).
«Antes, en la jalca teníamos casa de paja, en el altillo no le pasaba nada a la semilla: pero hoy, en la casa con techo de calamina se seca rapidito la papa, la calamina calienta». (Doña Margarita).
Del maíz
«El maíz lo secamos en qaspa (mazorca con envolturas), para esto se guarda en el terrao (altillo) tendido. Cuando ya está bien seca la qaspa recién la desgranamos. Porque si la desgranamos fresca, recién recogida, se quiebra pues la raíz y ya no crece. Desgranando se guarda en los costales en el termo hasta la siembra, lo demás, lo que sobra es para comer, lo que es para ancha lo guardamos en ollita». (Doña Meshe).
«Antes no había polilla, ahora acaba la comida, ya no se puede guardar. Sólo el maíz pelado con ceniza no lo ataca, también se quema el maíz en agua caliente, se solea y así lo guardamos». (Doña María).
De oca y olluco
«La oca amontonamos en el altillo, luego germina, arrancamos los ojos (brotes), también crece linda. El olluco también se amontona en el altillo, como la papa». (Doña Florinda).
De los granos andinos (quinua y amaranto)
«Semilla (de granos) en una olla de barro separado se guarda, ni rata, ni nada lo come. La olla se pone al suelo, en el altillo, tapada con un platito de barro». (Doña Margarita).
«Mi mamita decía, la comida, las semillas, se sacan en la mañana, no en las tardes, ni en las noches, porque las semillitas son vivas, están descansando». (Doña Meshe).
En general, las señoras entienden como «semilla» una cantidad suficiente de productos como para ser reproducidos en una parcela. Cuando hablan en el pasado «sabía crecer bien, era plana,» expresan con ello que las variedades aludidas han perdido su condición de semilla, por diferentes razones adversas, pero que se siguen cultivando pequeñas cantidades de ellas.
DOÑA MESHE: UBICACIÓN DE SU CHACRA EN LA ZONA QUECHUA
Nombre |
Descripción, uso |
Papa |
|
Kukuli |
Grande, sabía rendir mucho. |
Otra chica, era plana. |
|
Wagalina |
Grande, parece «ojota» (sandalia de cuero). |
Otra chica. |
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Sapa |
Negra. |
Plomiza, medio blanquisca. Sabía crecer bien, grande se daba. |
|
Segobia |
Ha sido buenaza, se daba grandaza. |
Huachua |
Negra. |
Otra medio colorada, con una cinta blanca. Sabía rendir, si daba». |
|
Liberteña |
La pepita común se ha perdido. Lo sembraron, se pierde no más; se plaguea (se enferma) y nada ya da». |
Oca |
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Colorada |
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Blanca |
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Barbilla |
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Wangashanga |
Sabía ser la reina de las ocas, como papa era para hacer el picante. |
Limeña |
|
Viuda |
|
Señorita |
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Wirguiana |
|
Luisa |
DOÑA MARÍA. UBICACIÓN DE SU CHACRA EN ZONA DE QUECHUA BAJA
Nombre |
Descripción, uso |
Papa |
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Poropurina |
Era semillita común |
Manzanita |
Redonda, sin ojos |
Limeña |
Harinosa, con ojos grandes |
Wayro |
Bonita era, si rendía. |
Maíz |
|
Misha |
Es pintadito, rayadito (con rayas) |
Negrito |
Parece azul. |
Mullo |
Pintadito, como rosado. |
Lotecito |
Para cancha (tostado). Por su color parece podrido. |
Morocho |
Para harina, para la sopa. Se ha desaparecido, como no ha llovido por 2 años. |
Paqcho |
Tan rico se revienta para el tostado. |
Cullamaíz |
Amarillo, suave para tostado. |
Barboncito |
|
Cashashillo |
La puntita es espinosa, hace doler cuando desgranamos. |
Yawarsara |
Medio granate, para el tostado. |
Shingosara |
Negrito, para chicha morada. |
Imperial blanco |
Para el mate. |
DOÑA FLORINDA. UBICACIÓN DE SU CHACRA EN ZONA DE JALCA
Nombre |
Características. usos |
Papa |
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Sapa |
Blanca, grande. Eran aguanosas. |
Blanca, chica. |
|
Negra, la llamaban Condorilla. |
|
Pintadita. |
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Yuquilla |
Grande, era larga. |
Chiquita, pintadita. |
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Wakrar |
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Pintadita. |
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Bonita |
Chiquibonita, pintada, colorada, delgada |
Grandebonita, delgada, colorada, entera. |
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Shimbina |
Colorada, puros ojos grandes. |
Chiquita, colorada, con ojos grandes. |
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Alisa maway |
De color rojizo. |
Troga |
Colorada, papa regular. |
Blanca |
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Wachua |
Al Reynaldo que ha sembrado, el Turaq le ha sacado 2 semillas y a mi esposos le ha dado. |
Clavelilla |
Negra, tiene buen tamaño. |
Colorada. |
|
Amarilla. |
|
Cashpada |
Amarilla en su interior. Se cocina rico, y se abre como una rosa. |
Limeña |
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Wagalina |
Grande, amarilla, es primera papa. |
Chiquita, Pintadita. Una es pura y otra colorada. |
|
Chaucha Wagalina, da muy rápido. |
|
Avellana |
Chica, planita como ojota |
Grande |
|
Camer |
Grandes, plomizas, largas. |
Jardinera |
Es negra, con su interior amarillo. |
Celendina |
Negrita. |
Lengua de vaca |
Chica, blanquita. |
Grande, amarilla. |
|
Kukulí |
Chica, Blanca, su interior morado. |
Grande. |
|
Mishunga |
Blanca |
Negra, adentro es amarilla. |
|
Congora |
Puros ojos, no tiene negocio. Es puros ojos, blanca, grande. |
Montañera |
Chica, Colorada, color de la Liberteña |
Grande. |
|
Wayra |
Amarilla, blanca. Bonita, rica papa. |
Pagachoga |
Rinde mucho pero no es grande, es para papa seca. |
Chaucha |
Purpurina, Largas, amarillas. |
Redonda, Color amarillo. |
|
Negra, Avanza, a los 4 meses da. |
|
Granate. |
|
Bayo. |
|
Plomizo. |
«La semilla mucho se ha perdido, pero la planta si queda, se encuentra, pero ya no quiere dar como antes».
Doña Ana María Herrera explica en este dibujo la labor de la mujer semillera: su hijo ha acarreado la semilla; los hombres están preparando la tierra (obsérvese la relación de tamaño) y ella ordena con el brazo y el dedo índice extendidos. la ubicación de las siembras.
DOÑA MARGARITA, UBICACIÓN DE SUS CHACRAS EN ZONAS DE JALCA Y QUECHUA
Nombre |
Características y usos |
Papa |
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Lola |
Blanquita, sí rinde. |
Moradita. |
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Chupiquita. |
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Mariva |
Morada, blanca, es papa nueva (introducida) |
Carao |
Mucho habla, se ha perdido |
Wayro |
Shayga, niña bonita, es grandecita. |
Rayada, anaranjada, larguita. |
|
Capiro |
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Yungay |
|
Azulga |
Chica, grande. De color plomizo, en su interior es azul, harinosa. |
Apalinaptrranqa |
Larga, punteada, medio negrita. |
Conda |
Ovalada, parece la Perrichola (otra variedad introducida). |
Shingopcanilla |
Larga, negra. |
Llunchuguaguachina |
Laga, ovalada, negrita. |
Maway |
Shilla, es blanquita. |
Da poco, unos le dicen Emilia. |
|
Wakapcatium |
Ovalada, media plana. Es casi como la Wagalina, pero más grande, es roja con ojos blancos. |
Trroga |
Una ovalada. |
Otra medio plana. Daba mucho, ahora ya no hay. |
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Indio maway |
Parece maway, pero la cáscara es rojita. |
Wakwacra |
Negra, también hay blanca. Es harinosa, muy buena. |
Oca |
|
Pimpín |
Una más plomiza. |
Otra medio blanquiñosa. Con ojos grandes. |
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Shaywa |
Shilla |
Chupica |
Rinde poco |
Chaucha |
Blanca |
Carwita |
Harinosa |
Mishobispan |
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Yanita |
Negra |
Olluco |
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Amarillo |
Rinde poco |
Blanco |
Rinde poco |
Shillas puntitas |
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Rosado |
|
Carwita |
Además de desempeñar un rol especial en el proceso productivo, incumbe a la mujer cumplir con la transmisión de los conocimientos a las nuevas generaciones, asegurando así la continuidad de la tradición tecnológica, tan necesaria para la supervivencia de la familia campesina. Interesa conocer el modo cómo la mujer aprende la selección, distribución y cuidado o conservación de las semillas y si en la actualidad está enseñando todo esto a sus hijas.
Una vez más se comprueba que el aprendizaje se practica «mirando y haciendo». Las abuelas, las madres y las niñas señalan que aprendieron a escoger, separar y cuidar las semillas «ayudando a su mamita, por las mañanas bien temprano, mientras se hacia el caldo».
«.. le ayudábamos a escoger, a separar las pepitas, el maicito, oquita (oca), olluquito, toda la comidita pues», cuentan las mujeres mayores.
«... maíz manchado parece podrido, es para jora decía mi mamita, y así ya pues también lo hacemos nosotras».
Las niñas gustan demostrar cuanto han participado ya en ese aprendizaje, aclarando incluso algunos términos campesinos. Las mayores señalan que «de cinco, seis años ya la ayudábamos a nuestra mamita a separar y escoger las semillitas».
«Ayudando a mi mamá he aprendido escoger, así de chica (5-6 años). Nos llamaba a todos mis hermanitos para que le ayudamos; de esta clase, de esta forma se escoge, así le ayudábamos porque solita no alcanzaba. Tempranito se levantaba, escogiendo la semilla. Nos llamaba en la mañana, en la tarde también, hasta terminar de escoger». (Doña Meshe).
Ana De La Torre con niñas campesinas. Al fondo se ve un terrao (altillo) con las guayungas de maíz.
Las semillas, una vez cosechadas, necesitan cuidados para conservar su capacidad germinativa y evitar el dono por insectos y roedores. Las técnicas modernas de almacenamiento buscan luz indirecta para los tubérculos, mientras se prefiere ambientes secos y oscuros para los granos.
A continuación transcribimos algunas opiniones sobre los almacenes comunales que se construyen para guardar semilla de papa:
«Los ratones han entrado y se han comido nuestra semilla. Ahí no acomodamos nosotras, no es de cada uno. Ponen pues la semillita sin solearla, nosotras la soleamos bien antes de guardarla. No ve que los hombres las reciben y las enjaulan, las semillitas. Más mejor es cada uno en su cuarto, la cuidamos mejor, no ve que una su semilla la conoce, la estima... ». (Doña Meshe).
«Mejor están las semillas en nuestras casas, en el altillo, así cada uno las cuida, pues estima sus semillas, porque a veces no dan. Hay medicinas para la semilla, porque los años son plagosos. Muy feo duele la cabeza cuando sacamos la papa, da nauseas, seguro de esas medicinas que le ponen...» (Doña Florinda).
Interviene el esposo: «en nuestro semillero todavía no medicinamos la semilla. Nos han querido hacer lavar la semilla, no hemos consentido. Así no más la hemos guardado, de donde va a haber tiempo para lavar, se enfría pues la semilla». (Enfriar se refiere a que disminuye el poder germinativo, la semilla puede enfermar y morir).