La dirección del autor es: Fundación del Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (CIPAV), Carrera 35 A Oeste, No 3-66, Tejares de San Fernando, AA 20591, Cali, Valle, Colombia; correo electrónico: [email protected]
This article explores the relationships between cattle ranching, land use, deforestation, rural employment and biodiversity. It outlines a series of principles to initiate the transformation of the present system of cattle ranching into something more sustainable, less incompatible with biological diversity and more appropriate for human welfare. Although the analyses and the numbers are based on the Colombian case, they are typical of the situation in the Latin American tropics. The case of Colombia is perhaps extreme in all aspects and therefore particularly instructive. The enormous biological diversity, at risk from production systems, which are blamed for causing a concentration of landownership, inequalities, migration from the countryside to the cities, rural poverty and environmental degradation, demands imaginative and viable technological answers at all levels of production. But, in addition, in a country devastated by violence, the strategy for the environmental rehabilitation of cattle ranching must coincide with social reform. The article demonstrates, with examples, the application of each one of the principles for the transformation of the current cattle ranching system: abundant biomass and energy, diversity of plant species, intercropping, hedges, living fences and biological corridors, efficient use of manure, diversity of habitats, reduction in the use of pesticides and other toxic compounds and appropriate prairie management.
These principles, and the examples outlined in the article, are applicable on any scale and in any environmental, social and cultural context, as long as the methodology is identified to incorporate the biological variables and economic parameters in an appropriate technological model.
Cet article étudie les relations qui existent entre l'élevage extensif de bovins, l'utilisation des terres, le déboisement, l'emploi rural et la diversité biologique, et il énonce une série de principes à respecter pour amorcer la transformation de l'actuel système d'élevage extensif de bovins en une forme plus durable, moins incompatible avec la diversité biologique et plus favorable au bien-être des populations humaines. Les analyses et les chiffres reflètent la situation de la Colombie, mais représentent parfaitement celle de l'Amérique latine tropicale. Le cas de la Colombie est peut-être extrême à tous égards et donc particulièrement symptomatique. L'immense diversité biologique (menacée par les systèmes de production accusés de provoquer la concentration de la propriété foncière, des inégalités, l'exode rural, la pauvreté rurale et la détérioration de l'environnement) appelle des réponses technologiques novatrices et viables à tous les niveaux de la production. Mais, dans un pays dévasté par la violence, la stratégie de remise en état du milieu de l'élevage extensif de bovins doit en outre coïncider avec la réforme sociale. Cet article montre, avec des exemples, l'application de chacun des principes applicables à la transformation de l'actuel système d'élevage extensif de bovins: abondance de la biomasse et de l'énergie; diversité des espèces végétales; cultures associées; haies, clôtures vives et couloirs biologiques; utilisation efficace du fumier; diversité des habitats; réduction de l'utilisation des pesticides et autres produits toxiques; et gestion appropriée de la prairie.
Ces principes, et les exemples donnés dans cet article, s'appliquent à tous les niveaux et contextes sociaux et culturels, pour autant que l'on sache comment incorporer des variables biologiques et des paramètres économiques dans un modèle technologique approprié.
La reconversión social de la ganadería exige mayor generación de empleo rural.
En la fotografía, un campesino de El Dovio, Valle del Cauca
Social adjustment in the livestock sector requires greater generation of rural employment. Juan Ortega, farmer of
El Dovio, Valle del Cauca
La reconversion sociale de l'élevage exige la création d'un plus grand nombre d'emplois ruraux.
Juan Ortega, paysan d'El Dovio, Valle del Cauca
(C. Pineta)
La ganadería bovina es la actividad que ocupa la mayor parte de las tierras transformadas de Colombia (IGAC, 1988). Los ganados se introdujeron hace cinco siglos, cuando llegaron los conquistadores españoles (Pinzón, 1984). Con el proceso de destrucción y mestizaje de las culturas nativas se inició el derribo de las selvas tropicales, que en esa época cubrían más de las tres cuartas partes del territorio nacional (Hernández, 1990). La ganadería tenía gran importancia económica y política para la sociedad española de entonces, y era considerada como una de las más desarrolladas de Europa. El concepto de ganadería como símbolo de poder y de prestigio social se transfirió a las colonias españolas en América durante el período de dominación que duró tres siglos, y quedó arraigado en las nuevas sociedades mestizas (Patiño, 1970; Murgueitio, 1997).
Silvopastoreo de búfalos bajo Enterolobium cyclocarpum, árbol leguminoso
y forrajero, en el Fondo Ganadero de Caldas, Valle del Magdalena
Forest grazing of buffalo with the Enterolobium cyclocarpum fodder and legume tree. Fondo Ganadero de Caldas,
Valle del Magdalena
Élevage sylvopastoral de buffles sous Enterolobium cyclocarpum, légumineuse arborescente et
fourragère. Fondo Ganadero de Caldas, Valle del Magdalena
(E. Murgueitio)
En muchas regiones del continente americano, la ganadería sigue siendo un símbolo de poder económico y político y de apropiación legal del territorio, y un negocio de largo plazo caracterizado por un riesgo menor que la agricultura y otras actividades rurales. A lo largo de la historia, los capitales acumulados de todo tipo, como los procedentes de las guerras, la minería de oro y plata, la agricultura exportadora, la extracción de recursos naturales y, en épocas recientes, los cultivos ilícitos, se invirtieron con frecuencia en la ganadería.
Colombia es un país situado en el extremo noroccidental de América del Sur, y su superficie de 1 141 748 km2 equivale al 0,77 por ciento de las tierras del planeta. Por encontrarse en su territorio alrededor del 10 por ciento de las especies vivas conocidas, y debido a la diversidad de sus ecosistemas de cultivos, Colombia es considerado un país de megadiversidad biológica (DNP, 1997).
En la actualidad, la ganadería bovina se practica en las cinco grandes regiones biogeográficas del país -Andina, Amazonia, Caribe, Orinoquia y Pacífica-, y en todas ellas causa transformaciones en los ecosistemas naturales que son cuestionadas por el sector ambientalista (INDERENA, 1993). Un estudio realizado poco tiempo antes de la creación del Ministerio del Medio Ambiente identificó las prioridades para la gestión ambiental de las diferentes regiones, y en algunos casos para determinados ecosistemas estratégicos. En el Cuadro 1 se enumeran las subregiones que requieren con urgencia un manejo sostenible de los sistemas ganaderos.
1
Subregiones y ecosistemas afectados por la ganadería en Colombia
Subregions and ecosystems affected by cattle ranching in Colombia
Sous-régions et écosystèmes touchés par l'élevage en Colombie
Región biogeográfica |
Superficie (km2) |
Número de subregiones y/o ecosistemas naturales |
Número de subregiones y/o ecosistemas afectados por la ganaderíaa (porcentaje) |
Andina |
302 000 |
7 |
5 (71,4) |
Amazonia |
399 000 |
8 |
6 (75,0) |
Caribe |
133 000 |
6 |
4 (66,6) |
Orinoquia |
235 000 |
7 |
5 (71,4) |
Pacífica |
72 500 |
7 |
3 (42,8) |
a Con prioridad para la gestión ambiental: 1 = muy alta.
Fuente: Adaptado de INDERENA, 1993.
Los conocimientos sobre la biodiversidad colombiana se han ampliado en los últimos años. En la actualidad se está realizando un inventario nacional de especies de plantas y animales, y se trabaja en la localización y estado de los biomas y ecosistemas terrestres y acuáticos (DNP, 1997). En Colombia existen 27 biomas terrestres (Hernández, 1990); los datos relativos a la mayoría de estos biomas ya se encuentran en la base cartográfica digitalizada del Estado. Una revisión reciente del estado de cobertura de los principales biomas indica que el país ha perdido la tercera parte de los bosques húmedos por debajo de los 1 000 m de altura; el 98,5 por ciento de los bosques secos y subhúmedos y el 63 por ciento de los bosques andinos (Etter, 1993). Todos estos bosques se caracterizan por altos niveles de riqueza y endemismo de especies. Es probable que la ganadería ocupe más del 80 por ciento de estas superficies (Murgueitio y Calle, 1998). Es importante señalar que sólo seis biomas cubrían una superficie original de 939 500 de km2 (alrededor del 82 por ciento del territorio nacional), y que en ellos se han llevado a cabo actividades antrópicas que han afectado la cobertura vegetal natural. La ganadería es la principal actividad que da ocupación en ellos. En el Cuadro 2 se ofrecen datos sobre el estado de los biomas terrestres en los que se realizan actividades ganaderas.
2
Estado actual de los biomas terrestres en los cuales se realizan actividades ganaderas
Present status of terrestrial biomes with ranching activity
État actuel des biomes terrestres où est pratiqué l'élevage
Biomas |
Superficie original (km2) |
Superficie actual (km2) |
Porcentaje de la |
Bosques húmedos tropicales (a <1000 m de altitud) |
550 000 |
378 000 |
67 |
Bosques secos a subhúmedos tropicales |
80 000 |
1 200 |
1,5 |
Bosques andinos (entre 1 000 y 3 500 m de altitud) |
170 000 |
45 000 |
27 |
Páramos |
18 000 |
>18 000a |
>100 |
Sabanas del Caribe |
3 500 |
1 000 |
30 |
Bosques aluviales (vegas) |
118 000 |
95 000 |
80 |
a Incluye los páramos de origen antrópico.
Fuente: Etter, 1997, en DNP, Instituto Humboldt, 1997.
El conflicto entre ganadería y medio ambiente es evidente. Desde 1950 hasta 1986, las áreas cubiertas por pastos en Colombia pasaron de 12,1 a 26,7 millones de ha, mientras que los cultivos se incrementaron de 2,6 a 4,3 millones de ha (Heath y Binswanger, 1995). Sin embargo, según el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, en 1988 los pastizales ocupaban ya 40 millones de ha.
La deforestación es el principal mecanismo de transformación de hábitats y ecosistemas. Aunque sus causas directas, como la colonización y la expansión de la frontera agropecuaria (73,3 por ciento), la producción maderera (12 por ciento), el consumo de leña (11 por ciento), los incendios forestales (2 por ciento) y las plantaciones ilegales de coca, marihuana y amapola (2 por ciento) parecen claras (DNE, 1996; McNeely et al., 1990), sus causas indirectas y los procesos socioeconómicos relacionados con ellas son menos reconocidos. Si bien es cierto que la mayor parte de las áreas deforestadas soporta sistemas ganaderos, no siempre es posible establecer una conexión directa entre deforestación y ganadería (Murgueitio y Calle, 1998). La actividad ganadera puede surgir como consecuencia de varios factores: la colonización dirigida de la selva, el fracaso de la agricultura en áreas frágiles, la subvaloración de los bosques tropicales, la construcción de carreteras y otras obras públicas, las políticas que definen las estructuras agrarias, y el mercado de tierras que privilegia las operaciones de compra-venta en desmedro de la producción agropecuaria (Fajardo, Mondragón y Moreno, 1997).
Los principales impactos ambientales de las actividades ganaderas no están estudiados en profundidad. Pocos trabajos institucionales se enfocan en este tema. Además de la conexión directa e indirecta con la tala y quema de bosques, la ganadería también genera otros impactos ambientales negativos como la erosión y compactación del suelo; la uniformidad genética al privilegiarse el monocultivo de gramíneas mediante quemas estacionales y la eliminación de la sucesión vegetal por medios químicos (herbicidas) o físicos; la desecación de humedales; la construcción de vías de penetración; la demanda creciente de madera para cercos, corrales de manejo y camiones ganaderos; la contaminación del agua y el suelo por fertilizantes sintéticos y plaguicidas, y las emisiones de gases producidas por la quema de combustibles en el transporte terrestre y fluvial de animales vivos o sus productos.
Otros impactos agregados se generan en las industrias y agroindustrias que elaboran carne, leche y pieles. También es necesario mencionar que el uso cada vez mayor de envases plásticos no biodegradables para todos los insumos y productos (medicamentos, fertilizantes, suplementos, leche, queso) es responsable de la presencia de sustancias extrañas en el suelo, vegetación, fauna y agua en casi todas las zonas rurales del país.
En el Cuadro 3 se resumen los principales impactos ambientales de la ganadería sobre el suelo, el agua, el aire, la energía y la biodiversidad (biomas, ecosistemas y especies). Debido a la carencia de informaciones estadísticas o cuantitativas, los tipos de impactos se han clasificado cualitativamente en cinco grupos que van de un impacto reducido a un impacto muy alto.
3
Principales impactos ambientales causados por las actividades ganaderas en Colombia
Main environmental consequences of ranching in Colombia
Principaux effets négatifs des activités d'élevage sur l'environnement en Colombie
Procesos y prácticas ganaderos de producción, transporte y transformación |
Suelo |
Agua |
Aire |
Energía |
Biodiversidad | ||
Compactación, erosión y actividad biológica |
Disminución del balance hídrico, contaminación orgánica y química, eutroficación |
Gases de invernadero, malos olores, emisión de metano, hidrocarburos |
Irradiación de calor, disminución de la fotosíntesis, uso de combustibles fósiles |
Transformación de biomas terrestres y acuáticos |
Pérdida o transformación severa de ecosistemas naturales |
Amenaza o extinción de especies de flora y de fauna | |
Tala y quema de bosques |
**** |
*** |
*** |
** |
**** |
**** |
***** |
Apertura de vías ganaderas |
** |
** |
* |
* |
** |
*** |
*** |
Desecación de humedales |
** |
***** |
** |
** |
*** |
**** | |
Monocultivo de gramíneas |
*** |
*** |
** |
** |
*** |
**** |
**** |
Quemas |
*** |
*** |
**** |
*** |
** |
*** |
*** |
Control físico de la sucesión vegetal |
** |
* |
* |
** | |||
Control químico de la sucesión vegetal |
*** |
*** |
* |
** |
** |
*** | |
Instalación y reparación de cercos y corrales |
* |
* |
* |
** |
*** | ||
Pisoteo de los animales |
***** |
*** |
** |
* |
** |
*** | |
Trochas y caminos del ganado |
***** |
* |
* |
* |
** | ||
Fertilización química (nitrógeno) |
*** |
*** |
** |
** |
* |
* | |
Plaguicidas (contra garrapatas y moscas) |
** |
** |
* |
* |
*** | ||
Empaques no biodegradables de insumos y productos |
* |
*** |
* |
*** |
** | ||
Medicamentos (antibióticos, hormonales, etc.) |
** |
* |
** | ||||
Transporte terrestre del ganado |
** |
** |
*** |
* |
* | ||
Transporte fluvial del ganado |
*** |
* |
* |
* |
* |
** | |
Mataderos de ganado |
** |
***** |
*** |
*** |
* | ||
Plantas elaboradoras de lácteos |
** |
*** |
* |
*** |
* | ||
Industrias elaboradoras de pieles |
** |
***** |
*** |
** |
* |
** |
*** |
Nivel de los impactos: * = reducido; ** = ligero; *** = considerable; **** = alto; ***** = muy alto.
Bajo la denominación de ganadería bovina se incluye una inmensa variedad de sistemas productivos manejados por etnias y grupos sociales cuyos patrones de inserción en la economía de mercado son diversos. Estas poblaciones se encuentran en distintos biomas terrestres, y por lo tanto viven en contacto con diferentes regímenes climáticos, tipos de suelos y formaciones vegetales (Murgueitio y Calle, 1998).
La reducida generación de riqueza en relación con la extensa superficie ocupada es el resultado de la ineficiencia biológica y de la escasa oferta de empleo. A pesar del incremento del territorio dedicado a la actividad pecuaria de pastoreo (FAO, 1997), la producción total de carne se redujo en la última década.
La ganadería colombiana se puede dividir en dos grandes clases. La primera abarca todos los sistemas en los cuales el ganado y el negocio derivado de los animales constituyen la principal motivación económica. Hay enormes variaciones en la productividad primaria bruta (de 30 a 300 toneladas de materia verde/ha/año), en la calidad nutricional de la biomasa (de un 4 a un 12 por ciento de proteína bruta y de un 30 a un 60 por ciento de digestibilidad), en la capacidad de carga (de 10 ha por animal a 10 animales por ha), en la producción de carne (de 100 a 2 000 kg de peso vivo/ha/año), y en la producción de leche (de 500 a 12 000 litros/ha/año). Las tasas de natalidad del ganado oscilan entre el 40 y el 90 por ciento. La superficie de los predios está comprendida entre 0,5 y más de 50 000 ha. Hay una amplia variación genética en animales y forrajes. El impacto ambiental de estos sistemas va del desgaste absoluto e irreversible de los suelos a la restauración parcial de ecosistemas degradados.
Silvopastoreo de pasto estrella (Cynodon plectostachyus), leucaena (Leucaena
leucocephala) y pízamo (Erythrina fusca) en la finca «El Chaco», Valle del Magdalena,
Tolima
Forest grazing of star grass (Cynodon plectostachyus), leucaena (Leucaena leucocephala)
and "pízamo" (Erythrina fusca). El Chaco Ranch, Valle del Magdalena, Tolima
Pâturages en forêt d'herbe étoile (Cynodon plectostachyus), de leucaena (Leucaena
leucocephala) et de bois immortel (Erythrina fusca), Exploitation El Chaco, Valle del Magdalena,
Tolima
(E. Murgueitio)
Los actores sociales son empresarios ganaderos y agroindustriales, campesinos minifundistas y colonos e indígenas; y sus ingresos brutos per cápita oscilan entre menos de 1 000 y más de 500 000 dólares EE.UU. por año. La periodicidad del flujo monetario va desde un período de más de dos años, en el caso de la cría extensiva, hasta un período de una semana, en el de la lechería. La generación de empleo varía entre un empleo por cada 200 ha y más de dos empleos por hectárea. Los niveles de conflicto pueden oscilar entre la participación activa en la lucha armada y el pleno compromiso en organizaciones comunitarias y de participación social (Murgueitio y Calle, 1998).
La segunda clase de actividad ganadera es aquella cuya finalidad es la compra-venta de tierras estimulada por la valorización que generan las obras de infraestructura, la expansión de los centros urbanos (Gómez, 1993) o los negocios de oportunidad asociados al lavado de activos del narcotráfico (Bejarano, 1988). Más que un sistema productivo, esta clase de ganadería es una estrategia de ocupación del territorio, no sólo con fines económicos sino para ejercer el poder político sobre las regiones (Molano, 1990) y obtener prestigio y reconocimiento social. Los pastos, muchas veces sin animales por períodos prolongados, ofrecen una opción de control territorial con baja inversión de capital y trabajo por unidad de superficie y bajos costos operativos. Esta actividad fomenta uno de los patrones más desiguales de distribución de la tierra que se conocen en el mundo (Campillo, 1987).
Se pueden producir árboles para usos ganaderos (corrales, cercos y establos) con especies de
rápido crecimiento como el arboloco (Montanoa quadrangularis) en los Andes occidentales
Trees can be grown for livestock purposes (cattlepens, fences, stalls) using rapid growth species such as the
"arboloco" (Montanoa quadrangularis) in the western Andes
On peut produire des arbres pour l'élevage (enclos, parcs, étables) avec des essences à
croissance rapide comme Montanoa quadrangularis dans les Andes occidentales
(E.Murgueitio)
La información disponible sobre la superficie ocupada, su distribución por regiones y el número de predios y propietarios no permite diferenciar los dos tipos de ganadería. Las estadísticas ganaderas superficiales no discriminan entre actores sociales y sistemas de producción definidos a un nivel más fino.
Aunque desde hace dos décadas se han propuesto categorías de análisis apropiadas para cada nivel tecnológico, que tienen en cuenta los procesos biológicos o económicos (Salazar, Torres y Nores, 1981; Arias, Balcázar y Hurtado, 1990) y la relación de estas variables con la proximidad o lejanía a los centros de consumo (Gómez, 1993), faltan estudios que permitan identificar las dos modalidades ganaderas y ofrezcan una información más integral sobre su relación con aspectos sociales y culturales tan esenciales como la generación de empleo local; la oferta, distribución y calidad alimentaria; las tradiciones y cambios en el manejo de suelos, plantas y animales; la distribución de la riqueza generada; la pesca, el agua y el manejo de ecosistemas naturales o en transformación, y la relación de conflicto o sinergia con la agricultura.
No parece que este vacío en los conocimientos pueda ser superado en los próximos años, porque los estudios señalan una tendencia hacia la segmentación de la información y hacia la especialización en aspectos muchas veces antagónicos de las investigaciones. La subjetividad en la calificación de la actividad ganadera como proceso beneficioso o negativo para la sociedad o el medio ambiente es evidente en la mayoría de los trabajos. Existen posiciones extremas como las de quienes definen la ganadería como una actividad productiva imprescindible, o la de aquellos que la declaran inaceptable por sus impactos ambientales o por su asociación con el latifundio y las aberrantes diferencias sociales que prevalecen en muchas regiones.
Con el fin de facilitar la comprensión de las diferencias que existen en la ganadería en Colombia, se propone a continuación una clasificación general que trata de incorporar la perspectiva de diferentes sectores sociales. Las variables más importantes son el capital invertido por unidad de superficie (sin escala numérica porque la información está dispersa), los productos animales que determinan el sistema de producción (cría, engorde, lechería y doble propósito), y la tendencia futura de cada proceso en virtud de su dinámica social actual (territorio indígena, economía campesina consolidada, empresas privadas, colonización de la selva con propensión a transformar el predio en latifundio o en minifundio campesino). Las actividades ganaderas desarrolladas con recursos que provienen del narcotráfico se mencionan aparte debido a sus características particulares.
La ganadería empresarial, dotada de capitales privados provenientes de herencias familiares o de actividades del sector agropecuario (en especial la agricultura intensiva, afectada por sucesivas crisis de rentabilidad), o desarrollada con recursos de otros sectores (industria, minería y comercio), tiene dos variantes: una de inversión inicial media (de 1 500 a 3 000 dólares/ha) a alta (más de 3 000 dólares/ha), y otra de inversión inicial baja (menos de 1 500 dólares/ha) por unidad de superficie. La primera consiste en la producción intensiva de leche, el doble propósito (leche y cría, o leche, cría y engorde) y en menor proporción en el engorde, con diversos niveles de intensidad y uso de recursos alimenticios; la segunda consiste en la cría extensiva y en menor proporción en el engorde en pastoreo. Esta última forma de ganadería es la que más se beneficia del negocio de las tierras debido a su valorización, y por consiguiente la que logra una mayor concentración del recurso con menor generación de empleo local y menor utilización de la tecnología. En la actualidad, casi todas las actividades ganaderas empresariales sufren con mayor o menor rigor los problemas ocasionados por la guerra entre las guerrillas, la fuerza pública estatal, los grupos paramilitares y la delincuencia común.
Los grupos indígenas suman casi un millón personas distribuidas en cerca de 100 grupos étnicos diferentes; su diversidad cultural se expresa en parte en un elevado número de lenguas: entre 60 y 192 según diferentes autores (Gros, 1991). Aunque son una minoría con respecto a una población nacional de casi 40 millones de habitantes, los indígenas que habitan el territorio colombiano conforman uno de los conjuntos humanos más interesantes de América. En la actualidad, disponen de grandes extensiones de tierra como resultado de una lucha reivindicatoria por sus derechos y territorios -en particular durante las últimas cuatro décadas- que no es más que la prolongación de la resistencia que durante siglos opusieron a los españoles. A pesar de que la ganadería bovina no es lo más destacable de sus sistemas productivos ni de su larga tradición de relación con la naturaleza, es un hecho paradójico que para muchas comunidades el animal, símbolo del poder del dominador -español primero y mestizo después-, sea una de las principales formas de producción, ocupación y defensa del territorio. Debido a procesos de aculturación, de intercambio de bienes con la sociedad mayor o de inserción directa en la economía de mercado, la ganadería indígena se realiza casi siempre, salvo contadas excepciones en la zona Andina, en forma precaria; es extensiva, usa un mínimo de capital y tecnología y muchas veces está asociada en condiciones desiguales a las actividades de comerciantes mestizos. Los sistemas que predominan son el levante de animales para engorde futuro (entre uno y tres años de edad) y la cría. La lechería es excepcional en las comunidades altoandinas ligadas al mercado de lácteos y sus derivados. La contribución a la seguridad alimentaria es baja comparada con la de otros sistemas pecuarios indígenas (aves, cerdos, cuyes, manejo de fauna), pero los bueyes ocupan un lugar destacado en la labranza y el transporte en la zona Andina.
Los campesinos son alrededor de 10 millones (cifras del DANE sin publicar), de los cuales más de 6 millones son pobres, y de éstos 2 100 000 viven en la pobreza absoluta (FAO, 1988). Sin embargo, la mayor parte de esta población no es propietaria de tierras. De hecho, el término «campesino» se utiliza en forma indiscriminada para designar a los pequeños propietarios rurales, a los ocupantes legales o ilegales de predios, a los colonos de la selva, a los empleados de fincas empresariales y hasta a los proletarios rurales que migran de una región a otra o de la ciudad al campo en épocas de cosecha. En este artículo, el término «campesino ganadero» se aplica al propietario rural que realiza una actividad ganadera, y se define en forma simple por unidades familiares propietarias o asentadas (la tenencia legal puede ser perfecta o imperfecta) en uno o varios predios rurales de tamaño pequeño (de menos de 1 ha hasta 50 ha según la región), con una vinculación activa a los mercados nacionales (hortalizas, cereales, leguminosas y animales) e internacionales (café y coca). Según la Encuesta Nacional Agropecuaria del DANE (1996), el 87,1 por ciento de las fincas tienen menos de 50 ha; las menores de 20 ha abarcan sólo el 13,1 por ciento del territorio agropecuario aunque representan el 74,3 por ciento de los predios.
Unas actividades agrícolas cada vez más especializadas predominan en esta economía campesina, en parte por la fuerza de los mercados urbanos y en parte por la acción de las entidades estatales que durante años promovieron la revolución verde por medio de la asistencia técnica profesional y los créditos. Antes de la apertura económica iniciada a principios de la década de los noventa, el campesinado colombiano generaba el 65 por ciento de la oferta interna de cosechas agrícolas, caracterizadas por productos típicamente campesinos como la cebada, el frijol, el trigo, el maíz, la papa, las hortalizas, la panela, la yuca, el plátano y el café tradicional. También hacía contribuciones importantes en forma de cultivos agroindustriales como el algodón, el arroz, el banano, el café «tecnificado» y la palma africana (Forero, 1991). No hay informes claros acerca de la situación actual del campesinado después de la quiebra de sectores tan importantes como el de los cereales, la soja y el algodón. El último censo cafetero (1997, datos sin publicar) demuestra la crisis de las empresas agroindus-triales y el crecimiento de la economía campesina en este sector. Buena parte de las tierras antes cultivadas con café dieron paso a sistemas ganaderos. Esta actividad, realizada por los campesinos pero poco reconocida por los analistas agrarios, es cada vez más importante en algunas regiones debido a que los pequeños capitales acumulados en el pasado se invirtieron en dichos sistemas, que se caracterizan por un nivel de riesgo menor que el de la agricultura de ciclo corto.
Es ilustrativo el caso de las tierras del altiplano norte y la región oriental del departamento de Antioquia, a altitudes de 2 000 a 2 600 m. Es esta una región que comprende más de 30 000 km2 de suelos ácidos pobres, con escaso fósforo disponible y fácilmente erosionables. El 70 por ciento de los predios tienen menos de 20 ha, y más del 70 por ciento de la superficie se dedica a la ganadería de leche sola o en rotación con cultivos de papa (Tobón, 1997; Jaramillo, Loaiza y Quirós, 1996).
La Cooperativa Lechera de Antioquia (COLENTA), una empresa colectiva de pequeños campesinos que encontró dificultades para la comercialización y el abastecimiento de insumos, se fundó hace más de 20 años. Los resultados de COLENTA han sido asombrosos. Desde hace varios años, es la mayor productora y comercializadora de leche y derivados lácteos de Colombia. En 1997, con 10 641 productores asociados, generó 2 000 empleos (diferentes a los de las fincas), acopió y comercializó más de 4 millones de toneladas de leche, logró disponer de un patrimonio de 36 millones de dólares, y su balance anual generó 8,5 millones de dólares. La cooperativa es líder en la compra y distribución de insumos (fertilizantes químicos, alimentos concentrados, medicamentos veterinarios), asistencia técnica y servicios de capacitación y crédito a sus afiliados, así como en programas de inversión social en una región que habia estado deprimida durante décadas. Los asuntos ambientales apenas empiezan a ser atendidos en los últimos años (COLENTA, 1997).
En otras regiones del país, como en la zona Andina (Nariño, Boyacá), los campesinos crían ganado lechero, y en el Caribe (Córdoba, Sucre, Bolívar, Atlántico, Magdalena y Cesar), realizan actividades agropecuarias de doble propósito pero sin lograr los buenos resultados conseguidos por la cooperativa antioqueña, porque su organización, capacitación y gestión empresarial no son tan decididas.
El número de animales de trabajo, fundamentales en todos los procesos agropecuarios, disminuyó primero en las ciudades, hacia la década de 1940, y luego, durante los años sesenta, en los sectores empresariales del campo. Sin embargo, en las regiones de minifundio campesino, los animales realizan todavía contribuciones significativas. Todo parece indicar que bueyes, mulas y caballos de trabajo permanecerán junto a las familias campesinas en el siglo XXI. Trabajos recientes demuestran que mediante prácticas sencillas de manejo, adiestramiento y alimentación, los animales de trabajo pueden lograr un potencial mayor (tracción, labranza, carga, arrastre) que el que les es reconocido por la tradición rural. Este es el caso de las hembras bovinas y bufalinas de triple propósito, que se emplean en los trabajos agrícolas, dan leche y producen crías para la venta, con beneficios económicos y sociales superiores a los del caballo y la mula utilizando, en las pequeñas fincas campesinas, recursos similares (Galindo, 1994 y 1995).
La colonización es parte del proceso de población del territorio y se define como el establecimiento -relativamente reciente- de un grupo de personas en un área nueva (Fajardo, Mondragón y Moreno, 1997). La colonización implica diferentes relaciones con el medio ambiente, formas de producción específicas y diferentes estructuras sociales. No siempre se trata de un desplazamiento a territorios deshabitados; de hecho, con frecuencia, ocurre en territorios indígenas. En Colombia, donde el fenómeno ha presentado diversidad de formas, se encuentran bien documentados los procesos de colonización de la selva húmeda en la segunda mitad del siglo XX, la tragedia social de sus protagonistas, los impactos ambientales, la conexión con los cultivos ilícitos, los actores de la violencia, y en casi todos los casos, la relación directa e indirecta con la ganadería extensiva (Molano, 1987 y 1989; Corsetti, Tommasoli y Viezzoli, 1987; Arcila, 1989; Avellaneda, 1989; Etter, 1990; Fajardo, Mondragón y Moreno, 1997).
La colonización como proceso transitorio finaliza en las diferentes regiones cuando se consolida el asentamiento de la población, se legitima la tenencia de la tierra y queda parcialmente definido el ordenamiento del territorio. La región colonizada puede evolucionar hacia una zona de economía campesina, como ocurrió en las regiones cafeteras de los Andes, o convertirse en latifundio ganadero del cual se expulsa a los colonos hacia nuevas fronteras selváticas. La colonización en Caquetá (pie de monte amazónico), que fue dirigida por el Estado y cofinanciada por el Banco Mundial, es un caso en el cual la visión optimista del desarrollo económico y social basado en la ganadería de quienes la impulsaron (Jarvis, 1986) contrasta con los conflictos asociados al fracaso campesino, al latifundio, a los cultivos ilícitos, a la guerrilla y al narcotráfico, que se desencadenaron pocos años más tarde (Jaramillo, Mora y Cubides, 1989). Seis millones de hectáreas de selva se perdieron, y la crisis de la región ha sido cada vez peor: en la actualidad, es el centro de una guerra sin posibilidades de terminar a corto plazo.
La ganadería de los colonos de la selva húmeda o de los bosques altoandinos y páramos se caracteriza por una baja productividad biológica, mínimas inversiones, el escaso recurso a la tecnología, una pequeña contribución a la seguridad alimentaria local y la exigua generación de empleo. Predominan sistemas de cría extensiva y el levante de animales engordados en las mejores tierras.
La inversión en predios rurales de dineros procedentes del narcotráfico (marihuana, cocaína y derivados del cultivo de amapola) se lleva a cabo con el fin de lavar las grandes sumas que provienen de una actividad ilícita, pero permite a la vez controlar amplios territorios y realizar actividades de elaboración y el transporte aéreo de los productos. En los primeros informes publicados se calculó que, en la década de 1980, entre un 8 y un 23 por ciento de los ingresos provenientes de la cocaína se invirtieron en la compra de un millón de hectáreas de tierras (Bejarano, 1988). En los últimos años, voceros del Gobierno estiman una superficie seis veces mayor, aunque no se ha llevado a cabo un estudio detallado de los predios. Estas compras de fincas ocasionaron, especialmente en las regiones más fértiles, un incremento en el precio de la tierra. En la mayoría de estas fincas se desarrollan actividades ganaderas; en unas, se crían animales puros de razas para carne; en otras, se crían y engordan novillos, y no faltan las lecherías especializadas. La inversión en capital por unidad de superficie supera a la de los demás negocios agropecuarios.
No se dispone de investigaciones que determinen la distribución geográfica de los predios rurales, pastizales y ganados pertenecientes a los actores sociales mencionados.
La transformación de la ganadería en actividades compatibles con el desarrollo socioeconómico y la protección de la naturaleza debe partir del reconocimiento de la diversidad de situaciones, actores involucrados e impactos sociales y ambientales. La reconversión social de la ganadería puede coincidir plenamente con la reconversión ambiental. La eficiencia económica puede llegar a ser equivalente a la eficiencia social y ambiental. Las estrategias deben ajustarse al tipo de ganadería y a las condiciones de cada región. También deben contribuir a atenuar los impactos generados sobre el agua, suelo, aire, energía y biodiversidad, y al mismo tiempo incrementar beneficios sociales como la generación de empleo, la oferta alimentaria y la distribución de la riqueza.
Muchos de los sistemas ganaderos que tienen como finalidad la producción y no los beneficios del negocio de las tierras requieren cambios tecnológicos y empresariales destinados a reducir los efectos nocivos sobre el ambiente y a intensificar la actividad sobre la base del uso inteligente de las potencialidades locales, naturales y humanas de cada agroecosistema.
Las alternativas tecnológicas apropiadas a los contextos mencionados están cada vez mejor conocidas. Muchas de ellas fueron discutidas en la reciente teleconferencia electrónica Agroforestería para la producción animal en Latinoamérica organizada por la FAO con la colaboración del Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (CIPAV) de Colombia. En este foro internacional se presentaron 24 trabajos, y hubo casi un centenar de intervenciones de investigadores y docentes de más de 40 países de la región y de otras partes del mundo. Las conclusiones de la teleconferencia constituyen un avance significativo en la comprensión de los asuntos ambientales relacionados con el desafío de transformar las principales actividades ganaderas del trópico de América, que otros sectores de la comunidad internacional suelen cuestionar.
El reciclaje y descontaminación de aguas que contienen excretas se hace en un solo proceso que
genera energía y abono. En la fotografía, un biodigestor plástico en la finca «El
Cambio», Dagua, Valle del Cauca
Recycling and treatment of excretory waters in a single process that produces energy and manure. Plastic
biodigester on El Cambio Ranch, Dagua, Valle del Cauca
Le recyclage et la décontamination des eaux contenant des excréments s'effectuent en un seul processus
qui produit de l'énergie et de l'engrais. Digesteur à biogaz en matière plastique à
l'exploitation El Cambio, Dagua, Valle del Cauca
(C. Pineda)
Existen principios generales de reconversión ambiental de la ganadería que deben tener aplicaciones en cada región, y de preferencia en cada localidad. Dichos principios son los siguientes:
Mediante una combinación adecuada de los principios anteriores, es posible incrementar mucho la eficiencia biológica y económica de los sistemas de producción animal del trópico americano y producir beneficios ambientales adicionales de interés global como la reducción de la deforestación, la captación de ingentes cantidades de CO2, el incremento de la cobertura vegetal, la reducción de la erosión en las cuencas hidrográficas y la disminución del uso de cereales importados, energía fósil y pesticidas. Tanto en los sistemas silvopastorales como en los de corte y acarreo, la mayor eficiencia se puede traducir en una disminución de las tierras ocupadas por la actividad ganadera; tales tierras se podrán destinar a otros fines (bosques, agricultura, restauración, conservación y turismo) contribuyendo así a evitar los conflictos de uso que en la actualidad caracterizan a las actividades pecuarias.
Los sistemas ganaderos extensivos ocupan más del 80 por ciento de la frontera
agropecuaria
Extensive ranching covers over 80 percent of the agricultural land area
Les systèmes d'élevage extensif occupent plus de 80 pour cent des superficies agricoles
(E. Murgueitio)
Existe ya en la región una base de conocimiento sobre la función de árboles, arbustos y otras plantas en la producción animal. Esta información puede aplicarse en diversos agroecosistemas de América Latina.
Algunas especies vegetales han sido objeto mayor atención por parte de los investigadores debido a su importancia en la nutrición de bovinos, caprinos, ovinos, porcinos y aves, a su producción de biomasa o a su gran capacidad de adaptación. El desarrollo de los conocimientos depende de la continuidad de los trabajos de investigación que se llevan a cabo en los países. Se ha avanzado en el estudio de géneros como Leucaena, Gliricidia, Morus, Trichanthera, Erythrina, Cratylia y Acacia. En los cuatro primeros, los trabajos sobre genética, adaptación, consumo y productos del metabolismo secundario han puesto de manifiesto la necesidad de profundizar en las diferencias intraespecíficas (ecotipos, procedencias, variedades o clones), y han planteado retos para el futuro. Es probable que algo similar suceda con otras especies, en la medida en que se multipliquen las investigaciones.
Numerosas especies de flora nativa de América, así como otras especies introducidas de África, Asia y Oceanía se han estudiado en los trabajos mencionados. No todas se usan como forraje para animales. Para los sistemas de corte y acarreo se han hecho avances en los estudios sobre especies de los géneros Morus, Gliricidia, Thitonia, Cratylia, Trichanthera, Moringa, Erythrina, Cnidoscolus, Sambucus, Calliandra, Manihot, Sesbania, Cajanus, Hibiscus y Malvaviscus. El número de géneros y especies apropiados para los sistemas silvopastorales y para las cercas vivas es muy superior, pero a excepción de Leucaena spp., la información de que se dispone respecto a dichos géneros y especies es más limitada. Un grupo de géneros se destaca en los actuales trabajos y seguirá siendo objeto de indagación en el futuro: Mimosa, Cassia, Guazuma, Samanea, Calliandra, Albizzia, Acacia, Alnus, Gmelina, Pitecellobium, Spondias, Crescentia, Pseudosamanea, Bauhinia, Inga, Mangifera, Psidium, Bacharis, Vernonia, Croton, Caesalpinia, Pinus, Eucalyptus, Bursera, Chrisophyllum, Manilkara, Clitoria y Persea.
Otros géneros mencionados en diversos trabajos, relacionados con el ramoneo, producción de sombra, madera y frutos y con otros aspectos de los sistemas pecuarios son: Quercus, Bilil, Stemmadenia, Cecropia, Dendropanax, Libidiba, Hamelia, Roupala, Senecio, Verbesina, Govania, Clibadium, Acalypha, Delonix, Pseudolmedia, Oxandra, Mastrichodendron, Calo-phyllum, Byrsonima, Trophis, Lysiloma, Artocarpus, Callophylum, Hesperalbizia, Faidherbia, Azadirachta y Ceiba.
Hay que destacar la función de otras leguminosas herbáceas que pueden contribuir a la agroforestería pecuaria mediante el mejoramiento de los suelos y/o el aporte de forraje, por ejemplo las plantas utilizadas como coberturas y abonos verdes de los géneros Mucuna, Vigna, Arachis, Crotalaria, Cajanus, Stylossanthes, Lupinus, Pueraria, Calopogoniun, Canavalia, Phaseolus e Indigofera.
Cabe mencionar asimismo el aporte significativo pero poco estudiado del numeroso grupo de las Palmas. Los avances alcanzados en el cultivo, los productos y subproductos de la palma de aceite (Elaeis) marcan una orientación para la investigación integral, que debe comprender también otras especies de los géneros Oenocarpus, Roystonea, Mauritia, Acrocomia, Attalea, Bactris, Sabal, Syagrus, Coccothrinax, Copernicia, Wettinia, Euterpe, Prestoea y Ceroxylon, presentes en América tropical, y que pueden ser de gran importancia para muchas especies de fauna nativa.
Cosecha de Gliricidia sepium en banco de proteína de 12 años de cultivo, en la reserva
natural «El Hatico», El Cerrito, Valle del Cauca
Harvesting Gliricidia sepium as a source of plant protein: 12 years of growth. El Hatico Natural Reserve,
El Cerrito, Valle del Cauca
Récolte de Gliciridia sepium riche en protéines: 12 ans de culture. Réserve naturelle
El Hatico, El Cerrito, Valle del Cauca
(C. Pineta)
La investigación y el desarrollo de los sistemas agroforestales para la producción animal requiere apoyo y un trabajo interdisciplinario e interinstitucional. Todas las investigaciones deberían poner de manifiesto en mayor medida los aportes ambientales de las especies. Algunos temas sobre los cuales aún hay muchas preguntas sin respuesta son los siguientes:
Entre los aspectos importantes de la eficiencia de la ganadería tropical que se han investigado recientemente están la capacidad productiva y reproductora medante el cruzamiento de razas y líneas genéticas de animales cebuinos con europeos; el manejo de la relación vaca-becerro; la integración de sistemas agrícolas y forestales; el uso de residuos y subproductos urbanos y agroindustriales, y el reciclaje de materia orgánica y nutrientes (Vaccaro et al, 1997; Chenost y Kayouli, 1997; Preston y Murgueitio, 1992).
La organización de los productores es fundamental. El incremento de la rentabilidad ganadera se debe alcanzar intensificando la producción mediante el uso racional de los recursos naturales; el aumento de los precios al productor, que resulta de la comercialización asociada o de tipo cooperativo, y la transformación local y regional de los productos. La calidad de éstos debe ser conforme a las exigencias del mercado y adecuarse a normas de higiene como la ausencia de contaminantes a lo largo de toda la cadena de producción, elaboración y transporte (Food 21, 1997). Las empresas deben tener como socios a la población rural. Por último, se precisan políticas oficiales estables que fijen precios, otorguen créditos e incentivos específicos a quienes, mediante sus sistemas ganaderos, ofrecen servicios sociales y ambientales.
Para el negocio de acumulación de terrenos y capitales, que se funda en una ganadería que permite perpetuar el poder local, o en los beneficios que provienen de obras de infraestructura o del lavado de dinero producido por actividades ilícitas, la solución de los problemas sociales y ambientales implica profundos cambios políticos y macroeconómicos. Antes que nada, es necesario desincentivar los mecanismos por los cuales el negocio de la compra-venta de tierras arroja ganancias muy superiores a la propia actividad agropecuaria (Heath y Binswanger, 1995). Se han de intervenir legalmente los grandes predios relacionados con el narcotráfico para suprimir el dominio de posesión (Ley 333 de 1996), y distribuir dichos predios entre los centenares de miles de desplazados por la violencia y la miseria rural. Se podría limitar la concentración de la tierra, en especial en las zonas campesinas y de colonización, dando el apoyo a las reservas campesinas que contempla la reforma agraria (Ley 160 de 1994) (Fajardo, Mondragón y Moreno, 1997). Una actuación de este tipo, que ha contado con el apoyo del Banco Mundial, se ha llevado a cabo en forma experimental en dos zonas de colonización campesina en la Amazonia.
4
Estrategias y prioridades para reducir el impacto negativo sobre la diversidad biológica en los biomas
más afectados por sistemas de ganadería bovina
Strategies and priorities to reduce the negative impact on biodiversity in the biomes most affected by cattle
ranching
Stratégies et priorités visant à atténuer les effets négatifs des systèmes
d'élevage bovin sur la diversité biologique dans les biomes les plus touchés
Estrategias y programas |
Bosque húmedo tropical |
Bosque seco a subhúmedo-tropical |
Bosques andinos |
Páramos |
Sabanas (Orinoquia y Caribe) |
Vegas de ríos |
Humedales, microcuencas |
Reducción de la frontera agropecuaria |
1 |
1 |
1 |
1 |
2 |
3 |
1 |
Estímulo a las reservas campesinas |
1 |
3 |
2 |
3 |
2 |
1 |
|
Disminución o eliminación de quemas |
1 |
1 |
1 |
1 |
2 |
2 |
1 |
Sistemas integrados agrícolas, forestales ganaderos |
1 |
2 |
1 |
3 |
3 |
2 |
1 |
Bancos mixtos de biomasa para corte y ramoneo |
1 |
1 |
1 |
3 |
3 |
2 |
1 |
Restauración ecológica de áreas degradadas |
2 |
1 |
1 |
1 |
2 |
3 |
1 |
Manejo de la sucesión vegetal en los potreros |
1 |
1 |
1 |
3 |
3 |
2 |
1 |
Corredores de hábitats y unión de fragmentos de bosques |
2 |
1 |
1 |
1 |
2 |
1 |
1 |
Reemplazo de herbicidas por el control físico y la sucesión vegetal |
1 |
1 |
2 |
3 |
2 |
1 |
1 |
Reducción del uso de plaguicidas y control biológico |
1 |
1 |
1 |
3 |
2 |
1 |
1 |
Control de efluentes de mataderos y plantas elaboradoras de leche y de pieles |
1 |
1 |
1 |
1 |
1 |
1 |
1 |
Nivel de prioridad: 1 = urgente; 2 = importante; 3 = deseable.
La reconversión ambiental y social de la ganadería implica prioridades tanto temáticas como territoriales. La reducción de la frontera agropecuaria puede lograrse mediante la combinación de estrategias y programas como los mencionados en este artículo. Sin embargo, ante la magnitud del problema y la situación en que se encuentran los sistemas naturales, se debe actuar primeramente para salvar lo que se pueda en las regiones cuyos biomas y ecosistemas están más amenazados: los bosques secos y subhúmedos, los bosques andinos y los humedales. En el Cuadro 4 se propone una asignación de prioridades y las principales soluciones para los problemas de los biomas más alterados por la ganadería en Colombia.
La urgencia de transformar los sistemas ganaderos del trópico americano es evidente y debe formar parte de la agenda internacional de cooperación, conforme avancen las negociaciones en el resto del mundo (de Haan, Steinfeld y Blackburn, 1997; Nell, 1998). El caso de Colombia tiene características propias pero también mucho en común con lo que sucede en otros países de la región. Se necesitan cambios políticos en las estructuras agrarias, en las políticas macroeconómicas, agrope-cuarias y ambientales, y modificaciones de la labor de quienes tienen interés real en el ganado como medio de producción. Investigadores, funcionarios públicos, técnicos y ganaderos deben reconocer que es posible alcanzar un potencial biológico mayor si la naturaleza se maneja adecuadamente, y si se integra la ganadería con otros sistemas productivos observando con especial atención los límites ambientales de cada región y cada ecosistema.
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1El presente artículo fue redactado para la Consulta de Expertos en políticas de producción animal y manejo de recursos naturales, FAO, IDRC y Ministerio de Agricultura de Brasil, Brasilia, 18-20 mayo de 1998, y en él se desarrollan las conclusiones presentadas a la teleconferencia internacional de la FAO sobre Agroforestería para la producción animal en Latinoamérica, celebrada en septiembre de 1998.