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Taller regional "Una educación en población para jóvenes rurales a nivel comunitario"

LEONARDO GONZÁLEZ
DIRECTOR NACIONAL DEL INSTITUTO NACIONAL DE LA JUVENTUD


Bibliografía


Definir o ponerle límites al concepto Juventud Rural presenta por lo menos dos dificultades. Por un lado, las propias de una zona geográfica que en los últimos años ha experimentado profundas transformaciones socio-culturales. Por otro, la de un concepto socio-biológico que al ser aplicado al ámbito de las políticas públicas adquiere dimensiones diversas y complejas.

Desde esta perspectiva, existe coincidencia respecto de lo dificultoso que resulta definir el concepto juventud, más aún si hablamos de un tipo de juventud con particularidades sectoriales como la rural. Las Naciones Unidas entregan una definición que considera jóvenes a todas aquellas personas que se ubican en el rango etario 15 y 24 años. Así entonces, en Chile existen cerca de 394.000 jóvenes que podríamos denominar "Jóvenes Rurales" puesto que habitan en los sectores rurales. Este total, según cifras del INE, representa un 16,27 % de la población juvenil nacional, y un 17,87% de la población rural.

Sin embargo, si al tramo señalado le aplicamos la norma que rige para los países latinoamericanos y lo extendemos hasta el tramo de edad al quinquenio 25 - 29 años, tendremos que la población juvenil rural del país asciende a 590.000, es decir, el 26,6% de la población rural del país. En este significativo aumento interviene la variable que se refiere a la incapacidad económica de los jóvenes de independizarse del hogar familiar, independiente del hecho que en las zonas rurales suele producirse tempranamente el desarrollo de responsabilidades adultas.

Por otro lado, hoy en día podemos sostener que se está configurando un tipo diferente de relación y de interacción entre la sociedad urbana y la sociedad rural, motivado por la necesidad de búsqueda de una mejor calidad de vida. En forma creciente se puede constatar que familias del sector urbano buscan, sin abandonar sus lugares de trabajo en la urbe, un espacio de vida en el medio rural mediante las denominadas parcelas de agrado. Otra señal nítida la entrega el esfuerzo que se realiza por mejorar las vías de comunicación que permitan acercar y disminuir las distancias entre las zonas rurales y las urbanas. Los jóvenes sin abandonar su residencia en el sector rural buscan alcanzar mayores oportunidades de desarrollo en el sector urbano, o también de familias que sin perder su fuente de trabajo en el medio rural buscan solucionar su problema de vivienda en alguna población de la periferia urbana. La constatación de tales cambios, nos lleva en consecuencia a plantear la necesidad de elaborar una nueva definición acerca del concepto de ruralidad; definición que tiene que ir más allá de una frontera de carácter espacial y situarse también en el ámbito de los valores, de las costumbres y del sentido de pertenencia.

A partir de una nueva conceptualización y definición acerca de lo rural, podremos también -a partir de ciertos ejes de carácter estratégicos - pensar en la elaboración y formulación de una política que facilite y proyecte el desarrollo integral de los jóvenes que habitan las zonas rurales.

En tal sentido, la presente exposición busca compartir con ustedes algunas reflexiones y miradas que el Instituto Nacional de la Juventud tiene acerca de los jóvenes rurales y situar en un escenario de debate abierto y constructivo algunas de las problemáticas más relevantes que afectan a dicho sector; plantear algunos desafíos y concluir con algunas propuestas, las que sólo pueden tener algún grado de valor si se consideran dentro de una visión integral y se asumen desde una perspectiva intersectorial. No creo que contribuya el plantear y el decir más sobre lo mismo sino se avanza hacia espacios de creciente cooperación y coordinación entre las distintas agencias que desarrollan aciones, programas y/o políticas hacia el sector rural juvenil.

Respecto del primer punto, quisiera referirme a uno de las situaciones más recurrentes a las que se ven enfrentadas y afectadas las mujeres jóvenes de las zonas rurales, me refiero a los embarazos no deseados.

Efectivamente, el tema del embarazo no deseado en adolescentes y jóvenes de sectores rurales recién comienza a aparecer en la discusión de las autoridades públicas, aunque la información existente aún no logra ser registrada de una manera que nos permita dimensionar e identificar adecuadamente el problema. Sin embargo, sí podemos sostener que a partir de la conciencia que existe respecto de que en los sectores rurales se concentra en grados significativos los porcentajes de pobreza en el país, este problema no puede pasar inadvertido, dado que aparece como uno de los principales vehículos que tiende a perpetuar la pobreza en el sector. Una madre rural adolescente, desde todo punto de vista, disminuye considerablemente sus posibilidades de acceder a oportunidades que le faciliten su movilidad social.

De un estudio realizado por Luz María Pérez, he tomado un cuadro que permite ilustrar el porcentaje de embarazadas adolescentes con respecto al total de embarazadas en algunas comunas rurales.

COMUNA

AÑO

PORCENTAJE

Curacaví (Región Metropolitana)

1983

19,6%

Pirque

1987

19,0%

Romeral (VII Región)

1990

16,0%

Hualañé (VII Región)

1990

16,6%

Lebu (VIII Región)

1990

19,3%

Puyehue (X Región)

1988

20,7%

Para el propósito de establecer comparaciones la autora presenta una tabla de Porcentajes de nacidos vivos de madres hasta 19 años con respecto al total por regiones. Los datos han sido extraídos del Anuario de Demografía, INE, 1989.

REGIÓN

PORCENTAJE

Región Metropolitana

11,2%

VII Región

16,1%

VIII Región

14,2%

X Región

17,3%

De los datos presentados en ambos cuadros se puede deducir que el porcentaje de embarazos en adolescentes es más alto en zonas rurales que el porcentaje para el total de la región.

Ahora bien, sabiendo que en relación a las mujeres urbanas, las mujeres rurales se embarazan más jóvenes, presentaré información del mismo estudio para identificar algunos factores que se asocian al embarazo de adolescentes y jóvenes rurales.

Uno de los factores que inciden significativamente en la calidad del embarazo lo constituye la edad gestacional con la que la joven ingreso a control. Los datos de comunas rurales muestran que más de un tercio de las embarazadas adolescentes inician el control de su embarazo después de las 20 semanas de gestación. Este hecho es altamente relevante si consideramos que el control suele marcar el inicio y la incorporación a una red de asistencia y de ayuda en temáticas ligadas al área bio-psicosocial.

Acerca del segundo punto, brevemente quisiera referirme al problema de la migración juvenil rural, que en muchos casos para los jóvenes constituye un desarraigo forzado respecto de sus lugares de origen, de sus costumbres, de sus tradiciones, y especialmente, de su identidad.

Podemos sostener que a nivel nacional se constata una clara disminución del flujo migratorio desde las zonas rurales hacia los grandes centros urbanos. De hecho, el saldo migratorio neto entre el quinquenio 1985 - 1990 alcanza a 205.000, el que se estima disminuirá a 190.000 y 165.000 para los quinquenios 1990 - 1995 y 1995 - 2000 respectivamente (Ruiz, 1991).

Los mayores porcentajes de migrantes rurales suele darse en jóvenes de edades de entre 15 a 25 años. La migración de las mujeres jóvenes es mayor en comparación a los hombres, y al mismo tiempo, se realiza más tempranamente (Ruiz, 1991).

Al parecer, actualmente la ciudad no estaría ejerciendo la misma atracción en los jóvenes que antes. Los jóvenes reconocen por experiencia propia o por casos cercanos que alcanzar una buena situación socio-económica en la ciudad es difícil. A esto se agrega el hecho que los mensajes de éxito que muestran los medios de comunicación suelen ser opacados por aquellos mensajes que ponen énfasis en la fuerte depresión de la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, en particular aquellos referidos a la seguridad ciudadana y al deterioro del medio ambiente. En la actualidad las fuentes de migración se concentran en los sectores rurales más pobres donde los jóvenes ven más amenazadas sus aspiraciones y expectativas de vida.

En tercer lugar, quiero detenerme algún tiempo más en el tema de la educación de los jóvenes rurales, en el entendido que ésta presenta serias dificultades respecto de su calidad y pertinencia. Tales razones debiesen ser consideradas de manera prioritaria y sustantiva en el proceso de la Reforma Educacional impulsada por nuestro Gobierno.

Cabe constatar que los jóvenes rurales presentan un mayor grado educacional que cualquiera de sus generaciones precedentes. La mayor cobertura del sistema educacional ha determinado un incremento de la escolaridad de las actuales generaciones jóvenes produciendo, llegando casi a duplicar o triplicar el grado de escolaridad de sus padres. El gráfico siguiente permite corroborar lo señalado.

AÑOS ESCOLARIDAD PROMEDIO SEGÚN EDAD

EDAD

ESCOLARIDAD (AÑOS)

15-24

8,09

25-44

7,50

35-44

6,38

45-54

4,53

55-64

3,73

65-74

3,25

75 y Más

2,59

Fuente: Encuesta Casen 1990.

En términos comparativos, las jóvenes mujeres poseen un mayor nivel de escolaridad que los hombres, lo cual se debe fundamentalmente a que el mundo laboral se abre más prematuramente para los hombres, quienes suelen abandonar antes los estudios, o los realizan con menor tiempo de dedicación. Esto explica que la etapa escolar de las mujeres rurales presente menos tasas de repitencia (Zúñiga, 1992).

Estos niveles educativos reflejan avances en la educación básica de la población rural, hecho que es entendible, por un lado, por el aumento de la cobertura que en los últimos años ha experimentado la educación básica rural, y por otro, por la percepción y valoración que los habitantes de las zonas rurales le asignan a la educación en tanto instrumento útil para el desarrollo presente y futuro de los niños.

Sin embargo, en el medio rural esta situación se modifica fuertemente para los adolescentes y jóvenes, etapas durante las cuales se hace más explícito el no ingreso, ausentismo o abandono de los centros educacionales. Influye en tal situación un hecho objetivo: la muy baja cobertura de la enseñanza media en esta zona. Tal como se observa en el cuadro No 2, mientras que un 23,1% de los cursos de educación básica implementados en 1992 se dirigían a los sectores rurales, para la educación media sólo un 2,27 % de sus cursos se impartieron en este sector.

CUADRO 2: Cantidad de establecimientos educacionales y cursos impartidos según área geográfica 1992.

Sector

No Establecimiento

No Cursos

Cursos Básicos

Cursos Media

Urbano

5.035

81.640

51.026

19.469

Rural

4.738

16.860

15.365

453

Total

9.773

98.500

66.391

19.922

Fuente: Informe estadístico MINEDUC 1992.

A las causas antes mencionadas, que impiden objetivamente una mayor participación de la juventud rural en la educación media, se le agregan factores subjetivos relacionados directamente con el grado de motivación y voluntad que manifiestan estos jóvenes por ingresar o mantenerse dentro del centro educacional. Estos factores también deben ser considerados en la reforma educativa que se pretende desarrollar.

Antes de concluir quisiera plantear, a modo de desafíos, algunas ideas gruesas que tienen que ver con el conocimiento, a educación y el futuro de los jóvenes rurales.

El acceso a la información y al conocimiento constituye un elemento clave para aumentar las posibilidades de modernización de los sectores populares rurales. Hoy el desarrollo tecnológico productivo y la dinámica de los procesos económicos requieren del conocimiento, del acceso y del uso constante de fuentes de información. Los jóvenes constituyen el segmento de la sociedad más proclive a asimilar los cambios y a incorporar con mayor capacidad de entendimiento y cercanía los frutos que produce el avance tecnológico y la generación de información. Para el sector rural y sus jóvenes, poner a su alcance adecuadamente tales adelantos e insumos constituye un desafío ético ineludible.

En este contexto, la educación es fundamental porque aparece como una institución por excelencia para los habitantes de los medios rurales, pues es vista por la familia y por los jóvenes como un medio de movilidad social, de interacción y de acceso a la modernidad; y que suministra uno de los más importantes medios de reconocimiento y de construcción de identidad juvenil; actuando significativamente en el desarrollo de la autoestima y la autoimagen juvenil de los jóvenes rurales.

Frente a lo anterior, y si se toma en consideración que la educación es un derecho de toda persona y un deber de la sociedad en su conjunto, es imperativo crear y poner al alcance de todos los jóvenes rurales las oportunidades educativas pertinentes, que hagan posible el desarrollo de los talentos naturales para el perfeccionamiento personal y para el desarrollo de toda la sociedad. La educación formal y no formal, si bien ha experimentado una expansión cuantitativa notable, contiene insuficiencias en lo que respecta a la calidad de sus resultados, a su pertinencia en cuanto a los requerimientos del entorno económico, natural, social, político y cultural, y al grado de equidad con que acceden a ella los distintos usuarios. Hay una inadecuada orientación en las políticas para las zonas rurales que no les permite dar cuenta de una eficiente inserción en la comunidad y en los programas, en su orientación, ejecución y evaluación.

La educación formal:

En general, en las zonas rurales se concentran los mayores índices de carencias educativas, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo. Es así como:

- Altos niveles de deserción y repitencia, falta de equipos e infraestructura adecuados, existencia por lo general de un currículum inadecuado a la vida rural con contenidos o materias muy distantes a esa realidad, e incluso en algunos textos escolares se subvaloriza la vida en el campo y no se expresa el aporte que hace el habitante rural al desarrollo local, regional y nacional.

- La formación del profesor rural ha obedecido más a orientaciones de carácter urbano que a aquellas que permitan satisfacer las necesidades rurales de acuerdo con los valores, creencias y actitudes de la vida en el campo.

- El profesor rural suele ser poco valorado y mal remunerado y cuenta con pocos incentivos para cumplir su papel en el medio rural.

- Ausencia por una preocupación permanente y consistente respecto del perfeccionamiento de los docentes que laboran en las zonas rurales.

- La insuficiencia de servicios básicos en la vida rural (caminos, déficit de agua potable, movilización, etc.) constituye una seria restricción para que la juventud rural acceda a una adecuada educación.

- Existe un marcado desarrollo de metodologías inadecuadas. El docente muchas veces impone, no facilita y no estimula el pensamiento crítico e independiente entre los jóvenes rurales.

- Muchas veces no se establece con los beneficiarios una comunidad en la que se compartan experiencias y se construyan colectivamente los aprendizajes.

La educación no formal

- La educación no formal en muchos casos carece de una concepción generalizada de su carácter eminentemente educativa para el desarrollo de las personas y de todas las acciones de asistencia técnica, transferencia tecnológica y capacitación, ejecutadas por las diversas entidades de los sectores públicos y privados.

- Al enfatizar únicamente aspectos productivos-económicos en desmedro del medio ambiente y del desarrollo de la persona, se limitan los aportes que ella puede hacer al desarrollo rural, en especial en el espacio de la pequeña agricultura y de los pueblos autóctonos.

- Con frecuencia en la educación no formal se realizan acciones aisladas, obedeciendo a objetivos específicos no necesariamente coincidentes o coordinados con las políticas y estrategias de desarrollo, lo que se traduce en duplicaciones, omisiones y a veces contradicciones.

Finalmente, permítanme presentar algunas recomendaciones, las que se centran principalmente en la línea de la educación, por considerar que ésta es la herramienta más relevante para potenciar el desarrollo individual y colectivo, favorecer la movilidad social y garantizar en lo posible - el respeto y resguardo de las tradiciones y de la identidad de los jóvenes rurales.

- Entregar a los jóvenes las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de cualquier medio (sea rural o no). Esto requiere una educación básica impartida de manera dinámica, con énfasis en la fluidez de la lecto-escritura y las operaciones básicas aritméticas, cuidando también el manejo de los lenguajes y los contenidos abstractos.

- La educación debe ser entendida como demanda crucial de los jóvenes, por tratarse de un instrumento capacitador que facilita el acceso al trabajo y a las posibilidades de realizar actividades de recreación y aprovechamiento del tiempo libre. Se debe potenciar lo lúdico en la cultura juvenil: la diversión tiene un lugar destacado en las demandas de los jóvenes.

- Los procesos educativos y de capacitación deben reorientarse sobre la base de una investigación constante, y deben ser dirigidos hacia la innovación, el cambio tecnológico y la sana competividad.

- El desarrollo personal de los participantes jóvenes en los programas educativos, que es indisociable del de sus propias familias y sus comunidades, depende, entre otros factores, del tipo de educación que se ofrezca. Esta debe estar definida por el modelo de sociedad rural que se quiere promover y por cual ha de ser la persona que se desea formar. La educación también debe estar ligada lo más cercanamente posible a la vida rural y a las necesidades sociales y productivas que se quiere transformar y mejorar.

- El curriculum debe rescatar para los jóvenes el saber de los pobladores rurales, tanto en su contenido como en su lógica; debe permitir espacios metodológicos que contribuyan a levantar la autoestima de los y las jóvenes rurales fomentando la reflexión, la crítica, el cuestionamiento de la realidad y el surgimiento de posibles propuestas de cambio y de transformación.

- Finalmente, la educación debe estar acreditada por la calidad de sus logros y su pertinencia y no por el simple otorgamiento de títulos. Muchas Gracias.

Bibliografía

"Juventud Rural y Modernización del Agro" (Gómez José I., "Primer Informe Nacional de Juventud", Publicado en 1994 por el Instituto Nacional de la Juventud)

Proyecto de informe del "Seminario de Expertos sobre Juventud Rural, Modernidad y Democracia en América Latina". (CEPAL 1993.)

"Embarazo en Adolescentes del Sector Rural" (Luz María Pérez, artículo publicado en seminario del SERNAM, 1992)

Encuesta Casen 1990 Informe estadístico MINEDUC 1992


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