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CAPÍTULO VII HENO DE PASTURAS NATURALES


La pastura natural es la fuente original del heno y es aún común en muchas partes de Asia y de Europa. Su importancia está decreciendo entre los productores comerciales ya que es posible obtener un mejor heno a menor costo con cultivos especializados; sin embargo, es popular entre los pequeños productores de las zonas subtropicales y templadas. Aún así, no son mayormente utilizadas por los pequeños productores de las zonas tropicales, probablemente por la ausencia de invierno y la baja calidad de los pastos tropicales maduros.

Las pasturas naturales se presentan bajo diversas formas, todas las cuales tienen en común el hecho de que el forraje no ha sido sembrado. Por lo general se encuentran en tierras inapropiadas para cultivos arables ya sea a causa de su pedregosidad, de inundaciones temporarias, de su pendiente, de su corto período de crecimiento, del tipo de distribución de lluvias o de las temperaturas. La mayoría de estas pasturas son pastoreadas directamente por el ganado, pero algunas son utilizadas para heno el cual es obtenido en lugares muy diversos como las praderas, aperturas en las laderas, bosques subtropicales cerrados para su regeneración, praderas alpinas, estepas, o muchos otros tipos de tierra sin cultivar.

El heno natural está compuesto básicamente por gramíneas y especies herbáceas pero en algunos casos los arbustos también son cortados y secados. Los campos de heno pueden ser privados o de propiedad comunitaria, esta última con derechos de los ganaderos establecidos en el tiempo. Los distintos sistemas tradicionales de producción de heno se describen en los estudios de caso; incluyen vastas áreas de tierras en bosques cerrados para su regeneración o protección como en la India, donde está prohibido el pastoreo pero se permite el corte del forraje o en aperturas en laderas pronunciadas en las montañas del sub-Himalaya, las praderas en Turquía, las estepas de Mongolia donde la producción cooperativa de ganado ha sido recientemente sustituida por un sistema privado, en el Sahel o en el altiplano de Etiopía.

Existen varios grados de interferencia humana o mejoramiento que han sido usualmente aplicados a las praderas naturales y más especialmente a las áreas cortadas para heno. El fuego es una poderosa herramienta para el manejo de las praderas naturales, sobre todo para el control de especies leñosas y para la remoción del forraje envejecido. La introducción de animales, domesticados o salvajes tiene un gran efecto sobre la vegetación. La manipulación o presión de pastoreo y su control llevan a cambios en la composición botánica sin la introducción deliberada de especies. La limpieza de los matorrales, los cercos, el drenaje, la aplicación de fertilizantes y de elementos traza son intervenciones intensivas que modifican la vegetación natural de los campos de pastoreo. La introducción de gramíneas y leguminosas sin mayor cultivo constituye de cualquier manera otra etapa de las modificaciones. Muchas buenas praderas naturales han sido reemplazadas por tierras arables mientras que, en algunos países, tierras agrícolas marginales han sido revertidas a praderas naturales ya que la productividad de los cultivos declinaba. Los rastrojos autosembrados y pastoreados son importantes en algunos sistemas.

Elección de la tierra para la producción de heno

Las mejores pasturas por lo general se reservan para heno, pero para ello es necesario tomar en consideración muchos factores además del buen crecimiento y la composición botánica adecuada de la pastura, entre otros:

el derecho de uso de la tierra para heno es esencial; en algunas comunidades existen tierras para heno tradicionales y prácticas locales antiguas para su usufructo;

la protección del ganado debe ser posible durante la época de crecimiento; en las áreas que no están cercadas esto requiere la concurrencia de todos los usuarios de las tierras de pastoreo de la vecindad;

la topografía y el relieve de la tierra deben ser adecuados para el método de cosecha y transporte usados;

la accesibilidad para el transporte ya que incluso en las zonas montañosas el forraje es trasportado por el hombre o en carro; los predios deben ser siempre de fácil acceso al medio de transporte usado localmente;

las áreas infectadas con plantas tóxicas que retienen su toxicidad después que han sido secadas, deben ser evitadas; a menudo, tales plantas no son pastoreadas por el ganado pero en algunos casos pueden ser comidas cuando han sido cortadas, ya sea marchitas o como heno. Las gramíneas con un alto contenido de cianoglucósidos son seguras una vez que han sido secadas pero especies como Galega oficinalis o Senecio jacobaea son malezas muy importantes en Europa Occidental y América del Norte. Astragalus spp. conserva su toxicidad después de haber sido secado. Por ejemplo, Faliu, Puyt y Jean-Blain (1985) discutiendo el envenenamiento por Galega officinalis en el sur de Francia, indicaron que existe poco peligro en las plantasjóvenes pero que si se cosechan cuando están en floración o fructificación, el heno es peligroso si contiene más de 10 por ciento de Galega. Dickinson y King (1978) encontraron importantes cantidades de alcaloide en Seneciojacobaea secado al aire.

La toxicidad no se limita a las plantas superiores: las micotoxinas ocurren en varios forrajes. Algunos de los hongos productores de toxinas más importantes en los forrajes son el cornezuelo, Claviceps spp., que forma esclerocios en las espigas de las gramíneas y Acremonium spp., que es endófito (Towers y Seigel, 1993). Ambos producen alcaloides. Claviceps spp. se encuentra en todo el mundo: C. purpurea infecta cientos de gramíneas C3 y C. paspali se encuentra en 19 especies de Paspalum spp.. El peligro de este hongo puede ser evitado cortando los pastos antes de la espigazón. Los endófitos Acremonium spp. son componentes heredados maternalmente de una simbiosis gramínea-hongo; se ha informado detalladamente de su presencia en Festuca arundinacea y en Lolium perenne. Su control se basa en sustituir el cultivo con materiales libres del parásito.

Tierras de pastoreo de manejo comunitario

Esta situación presenta problemas de manejo sobre todo en los casos de ausencia de sistemas tradicionales fuertes o de sistemas que se han debilitado. Es esencial que los derechos de corte y pastoreo en áreas específicas sean definidos por medios tradicionales o legales. Esto ocurre en muchos lugares donde la producción de heno de pasturas naturales es tradicional, pero donde el sistema ha sido interrumpido -ver Estudio de Caso 8, Mongolia- pueden aparecer dificultades. Si los derechos no están definidos y quienquiera puede recoger heno, no hay incentivos para el mantenimiento.

Por lo general, además de definir los derechos de corte y las fechas vetadas al ganado, también se definen las estaciones en las que el pastoreo está prohibido o si los campos pueden estar abiertos al pastoreo comunal en el resto del año; si se cierran los campos es posible el mejoramiento del forraje. Situaciones similares existían en muchas partes de Europa antes de que existieran los títulos de propiedad y se modernizara la agricultura (ver Fenton, 1980).

El problema de la calidad de los pastos tropicales

En los trópicos, la calidad de los alimentos que quedan en el campo -y del heno de materiales naturales- no es la misma en las altas latitudes o en zonas semiáridas donde el ganado puede pasar el invierno en forrajes secos. ‘t Mannetje (1981) indica que:

«Las pasturas tropicales no reúnen los requerimientos nutricionales de los rumiantes para una producción máxima. Las principales limitaciones son la disponibilidad de forraje verde por lo menos durante seis meses en regiones estacionalmente secas y el bajo valor nutritivo durante la mayor parte de la estación de crecimiento activo».

Butterworth (1985) señala que en los trópicos, el límite de ingestión de forraje verde a menudo es la cantidad restringida de oferta que incluye además la presencia de material senescente e impalatable. La estación de la escasez de forraje en los trópicos está dada por las lluvias y no por la temperatura; la duración del período seco varía con la latitud y el lugar, desde unos pocos meses hasta medio año, pero aun cuando haya adecuada humedad a fin de la estación, sobre todo en las áreas de alta precipitación, el forraje maduro puede no tener valor como alimento para los animales. Sólo un pastoreo selectivo, además del fuego, para refrescar el forraje puede asegurar la sobrevivencia del ganado. El heno hecho de pasturas naturales en los trópicos no es, lamentablemente, adecuado para dar resultados satisfactorios como en otras zonas; el heno de arbustos se hace comúnmente a fines de la estación de las lluvias en razón de la dificultad de secarlo en otros momentos y no es mejor que la paja o los tallos secos del maíz. Esto, sumado a que en el pasado ha habido una baja densidad de ganado, puede ser una de las razones de la limitación de la producción de heno en los trópicos húmedos y subhúmedos. En los trópicos puede ser hecho heno en los establecimientos mecanizados a partir de cultivos específicos, pero su calidad estará limitada por los límites del patrimonio genético de las pasturas tropicales, excepto a gran altitud, cuando puede ser introducido material exótico.

Lámina 18. Laderas escarpadas para cosechar heno; en las pendientes de las montañas, al fondo de la lámina, el heno se cosecha a mano. Uttar Pradesh, India

Butterworth (1967, 1985) discute la calidad del forraje de las pasturas tropicales -en todas las etapas, no solo los que están excesivamente maduros- e indica que el contenido de proteína cruda de 635 muestras fue de 7,5 % + 3,5 % con 235 muestras por debajo de 7 por ciento (7 % es el nivel mínimo para ganancia de peso vivo). El contenido de proteína cruda disminuye con la madurez ya que los componentes de las células se diluyen con los componentes estructurales; a medida que disminuye el contenido de proteína también disminuye la digestibilidad. En un total de 473 muestras, 58 por ciento estuvieron por debajo de las necesidades para el crecimiento del ganado. El promedio de nutrientes digestibles totales de 312 muestras fue de 54,0 % + 7,9 % con 43,5 por ciento por debajo del 55 por ciento, nivel recomendado por el Consejo de Investigaciones Agrícolas (Agricultural Research Council) para el ganado en pastoreo. En el caso de las pasturas tropicales, probablemente el promedio de nutrientes digeribles totales sea un factor más limitante que la proteína cruda.

Tipos de heno natural

Heno en la zona monzónica

La producción de heno es una actividad tradicional y muy difundida en las colinas del norte de la India, Nepal y Pakistán. En la parte más baja de las colinas dentro del área de influencia monzónica, el heno es producido en pasturas comunales que se cierran al pastoreo durante varios meses, desde antes de la llegada de los monzones y durante su influencia. Algunas veces el ganado se traslada a pasturas en grandes altitudes. Estas tierras para heno pertenecen a la comunidad pero a menudo se reconocen los derechos de las familias al corte del forraje. El heno también se produce en áreas forestales cerradas al pastoreo pero donde el corte y el traslado del forraje son posibles si se cuenta con autorización previa; la temporada de corte es determinada por las autoridades forestales. Durante el período de los monzones el tiempo no favorece la producción de heno de modo que el forraje no es cortado hasta después de las lluvias, cuando es basto, está sobremaduro y es de bajo valor nutritivo. En esas áreas de escasez crónica de forrajes el heno es altamente apreciado como forraje de invierno. El heno está formado casi exclusivamente por géneros de gramíneas tropicales tales como Heteropogon, Chrysopogon, Bothriochloa y Arundinella que maduran y se lignifican rápidamente. Estos campos para heno a menudo son empinados o están al borde de precipicios, y todas las operaciones -corte, removido, engavillado, y transporte- pueden ser hechas solamente a mano. El manejo de estos campos se limita a las decisiones sobre los períodos de cierre -por lo general son pastoreados después de la cosecha y durante todo el invierno- y ocasionalmente a la remoción de arbustos invasores como Dodonaea viscosa. El heno producido en la zona de las colinas es exclusivamente para uso local. En las partes más secas de la península de la India se hacen grandes cantidades de heno de bosques cerrados, pero esta es en muchos casos una operación comercial de abastecimiento de forraje a las lecherías en las zonas periurbanas de las grandes ciudades, sobre todo de Bombay; en este caso el corte y el enfardado son operaciones mecanizadas.

Lámina 19. Precipitación y temperatura mensuales en Musoorie, India

Lámina 20. Forraje natural secándose, esparcido y amontonado pronto para transportar al depósito. Mehterlam, Afganistán

Lámina 21. Corte con guadaña de pasto sobremaduro después de las lluvias principales. Vietnam.

Heno en las estepas

El invierno en Mongolia es largo y severo y la temporada de crecimiento es menor de 100 días en la mayor parte del país. La economía es totalmente pastoral y el heno es esencial para que el ganado, si bien débil, pueda llegar a la primavera; lo mismo ocurre con los caballos de los cuales dependen los pastores para su trabajo. Durante mucho tiempo, la industria ganadera fue organizada alrededor de un pequeño número de grandes cooperativas de pastoreo.

La producción de cultivos y forrajes están limitadas por el clima si bien en la época de las cooperativas en lugares favorables se produjo algo de heno de avena. La mayor parte del heno se obtiene de pasturas naturales -en la década de 1990 se segaban anualmente cerca de 20 000 km2- por medio de equipos mecanizados cooperativos. La producción masiva de heno se obtenía en el norte y las cooperativas adquirían los derechos de corte. El heno se transportaba a grandes distancias a precios subsidiados, especialmente en el caso de emergencias. Los rendimientos eran de alrededor de 1 t/ha de heno y el manejo se limitaba a la limpieza de la tierra y, en algunos casos, a la rotación de la fecha de corte. El corte repetido de la misma tierra llevaba a una gradual disminución de los rendimientos; la respuesta a la fertilización podía ser muy importante si las lluvias llegaban en el momento oportuno, pero era totalmente antieconómica. Con el proceso de colectivización de la industria ganadera y su pasaje a unidades tradicionales de pequeños grupos familiares, la producción mecanizada de heno desapareció, así como también el transporte a grandes distancias. Actualmente el heno se produce localmente, siempre que la calidad y la disponibilidad del forraje lo permitan, sobre todo por métodos manuales o con algunos equipos tirados por caballos. Si bien los pastores tienen títulos para las tierras de pastoreo, los títulos para las tierras para heno están siendo organizados, por lo que el manejo es por el momento caótico. No es de esperar que la situación mejore hasta que los grupos tengan derechos de corte a mediano o largo plazo.

Heno de pasturas tropicales

La causa de la baja productividad de los animales alimentados en las pasturas tropicales es preponderantemente nutricional en razón de la pobre distribución estacional y del escaso valor alimenticio del forraje fresco. La cantidad y la calidad del forraje tienen influencia directa de su estado y de la época de crecimiento, de las condiciones climáticas y de los suelos así como también del genotipo del forraje. Los pastos tropicales maduros están muy lignificados y su calidad alimenticia puede ser más pobre incluso, que las de los restos cultivos de cereales; esta puede ser la razón por la cual la producción de forraje no es una tradición entre las poblaciones pastorales tropicales.

El estudio de caso sobre heno en el Sahel describe el trabajo de extensión sobre la conservación del forraje en un clima con una estación seca muy prolongada y un período corto de lluvias ligeras. Maradi, en Níger (Lámina 22) es una localidad típica. La humedad es por lo general baja y la radiación solar es casi siempre suficiente como para permitir el corte del heno por la mañana de tal manera que esté seco el mismo día por la tarde. Muchos lugares tropicales y subtropicales tales como Mussoorie, (ver Lámina 19) no presentan buenas condiciones para el secado por lo que la producción de heno durante la estación lluviosa no es posible.

Lámina 22. Precipitación y temperatura mensuales en Maradi, Níger

Heno natural en zonas templadas

Heno de praderas

En regiones templadas montañosas el heno natural se obtiene en tierras bajas, temporalmente inundadas. Si bien producen un crecimiento del forraje alto y suficientemente denso como para ser segado -a menudo contienen juncos, Juncus spp., especies de hoja ancha y otras uliginosas- y son inadecuadas para la producción de cultivos. Hasta que no se desarrollaron los forrajes cultivados dentro de las rotaciones de cultivos, que por otra parte constituyeron la clave para la intensificación tanto de la agricultura como de la ganadería, la producción de heno en Europa occidental se limitaba a los casos citados líneas arriba. La calidad del heno obtenido en esas condiciones es mediocre. Los estudios hechos en Altai, China, Mongolia y Turquía hacen referencia a este tipo de heno. Smith y Crampton (1914) en su informe clásico sobre las praderas británicas, cuando discuten sobre este caso indican que los suelos son generalmente limosos -porosos con una capa freática alta y a menudo sujetos a inundaciones periódicas.

Este tipo de praderas requiere mayores temperaturas estivales que se encuentran en tierras bajas o en lugares protegidos tales como las orillas de los ríos o los estuarios. Estos suelos podrían cubrir una área amplia si el suelo no fuera usado como tierra arable; ocurren a altas elevaciones en condiciones alpinas en la línea de nieves permanentes pero con veranos continentales mas cálidos; en esos casos el crecimiento primaveral en las laderas es muy rápido. Las aguas turbias de la fusión de los glaciares son altamente apreciadas en los Alpes suizos y en muchos lugares son usadas para regar pasturas.

Heno de arbustos

Los árboles y los arbustos son importantes fuentes de alimentos durante la estación seca, sobre todo de forraje de buena calidad, en los climas cálidos y en invierno en algunos climas fríos. En su mayor parte son especies salvajes o semisalvajes, plantas protegidas que son podadas o dobladas o que sus vainas son comidas por los animales en el suelo. Algunos árboles, sin embargo, se usan en forma seca o se secan sus brotes y hojas (Alhagi en el norte de Afganistán -Lámina 23, Ziziphus spp. en los trópicos semiáridos; Leucaena y Cajanus cajan- guandú) o se usan sus frutos. Si bien muchos árboles son conocidos como multiuso son las especies las que tienen esta característica y no las plantas individuales, las que deben ser manejadas de acuerdo con el principal producto deseado, ya sea alimento, madera, frutos o leña. Los frutos de varios árboles de la familia de las leguminosas se secan y se usan como alimento, tanto en cultivos domesticados o en poblaciones semisalvajes. Si bien estos productos vegetales no son exactamente heno, de cualquier manera son secados y se deben tener en consideración para las áreas a las cuales están adaptados. Las vainas proporcionan un alimento concentrado pero puede ser necesario molerlas antes del uso ya que algunas pueden contener productos antinutricionales; además gran parte del valor alimenticio está en las semillas, las cuales, si no son tratadas, pasan sin ser digeridas a través del aparato digestivo de los rumiantes. Las vainas del algarrobo (Ceratonia siliqua) de la región mediterránea han sido usadas desde la antigüedad como alimento humano y animal y se venden en el mercado internacional; esta especie fructifica en Sudáfrica pero no es utilizada como alimento animal (Topps y Oliver, 1993). La acacia blanca (Faidherbia albida =Acacia albida) que está difundida en las zonas semiáridas de baja altitud de África produce vainas espiraladas grandes que son apreciadas como alimento del ganado. Se han hecho algunas plantaciones de esta especie pero la mayoría son plantas salvajes protegidas. Las vainas son cosechadas para uso doméstico o vendidas como alimento concentrado en los mercados locales.

Lámina 23. Heno de espina de camello, Alhagi sp., secándose. Un caso poco común de heno hecho a partir de un arbusto. Balkh, Afganistán

Las vainas con semillas del tamarugo -Prosopis juliflora- un árbol leguminoso de América tropical son un excelente alimento para rumiantes y animales monogástricos, una vez que han sido procesadas. Es un árbol fuerte y versátil adaptado a áreas de lluvias erráticas, que puede producir en suelos salinos y utilizar agua de riego de baja calidad. El tamarugo es una especie de múltiple propósito que produce madera, leña y vainas comestibles y que además es melífera. Para la producción de vainas debe ser cultivada de exprofeso, en surcos distanciados, a fin de permitir una buena producción floral. El follaje no es palatable y las plantas que crecen debajo pueden ser pastoreadas, pero los animales deben ser excluidos durante la producción de vainas.

El tamarugo es ampliamente usado en su región nativa y se está desarrollando comercialmente en el nordeste de Brasil donde la producción por los pequeños agricultores se combina con la centralización de su procesamiento (Habit y Saavedra, 1988; Riveros, 1992). Esta especie ha sido introducida, naturalizada y plantada para leña y conservación de suelos en los trópicos y subtrópicos más secos pero, en general, no es utilizada por sus vainas; es común encontrar árboles poco desarrollados que han sido podados demasiado jóvenes. Las hojas caídas naturalmente en razón de su senescencia son pobres en alimentos.

En otras áreas de seria escasez de alimentos, especialmente en el norte de Pakistán y partes montañosas de Afganistán, las hojas y los frutos de árboles de múltiples propósitos como los albaricoques (damascos) y las moreras son cuidadosamente recolectadas para hacer heno destinado al uso invernal.

Manejo de las tierras para heno natural

Preparación de la tierra

En las zonas en que la henificación es una actividad tradicional, las tierras para heno son por lo general praderas si bien hay también campos de heno en montañas muy empinadas las cuales han sido gradualmente explotadas durante largo tiempo. Es esencial que cualquier pradera para henificar sea cortada, a mano o mecánicamente, y que esté relativamente libre de arbustos, malezas grandes, troncos de árboles, piedras, termiteros, huecos u otros obstáculos que dificulten el corte y el rastrillado. Es fundamental que estas consideraciones sean tomadas en cuenta cuando se comienza a trabajar en un área nueva. En las áreas tropicales el obstáculo más común son los termiteros, los que son rápidamente reconstruidos después del nivelado de la tierra. Cuando se corta con guadaña, la nivelación es obviamente menos importante.

Drenaje y riego

Las praderas están por lo general sujetas a inundaciones; es deseable que exista drenaje para mejorar el crecimiento del forraje, facilitar el acceso para la cosecha y reducir la infestación por juncos u otras plantas indeseables.

Existen varios tipos de riego y dispersión de agua que son usados en los sistemas tradicionales, por lo general en primavera. En algunas partes de Rusia y Mongolia, el agua de las surgentes es difundida en el tiempo frío, formando láminas de hielo; esta agua proporcionará riego suplementario en la temporada de crecimiento. Esta técnica se discute en el Estudio de Caso sobre Mongolia.

Mantenimiento de la fertilidad

La producción de heno es una forma muy extractiva de uso de la tierra ya que todos los minerales del cultivo son exportados, excepto cuando se pastorea, ya que en este caso los excrementos de los animales reciclan los elementos nutritivos del suelo. El corte continuo en la misma área, significa, por lo tanto, que salvo la aplicación de dosis adecuadas de fertilizantes, los rendimientos disminuirán rápidamente en el tiempo y se estabilizarán a niveles muy bajos.

El estiércol raramente es devuelto a los campos de producción de heno; el estiércol que es recuperado se utiliza para las tierras de cultivo o el huerto o como combustible. La venta de heno constituye, sin duda, una pérdida severa de nutrientes para el sistema general de producción de la finca. El forraje por lo general responde positivamente a la aplicación de fertilizantes pero el aspecto económico de su uso en las praderas naturales debe ser estudiado cuidadosamente antes de su uso; en condiciones semiáridas con lluvias erráticas, la aplicación de fertilizantes es riesgosa. Cuando las lluvias son conflables los fertilizantes pueden ser aplicados con suficiente anticipación antes de la época de producción de heno de modo de asegurar una cosecha adecuada. Los fertilizantes nitrogenados son los más comúnmente usados pero, a largo plazo, es necesaria una aplicación equilibrada de nutrientes. Cuando las leguminosas abundan en la mezcla forrajera como es el caso de algunas praderas mediterráneas y de gran altitud en Asia, los fertilizantes fosfatados estimulan su crecimiento y, por lo tanto, mejoran la calidad. El efecto del fósforo es más lento y menos espectacular que el del nitrógeno y por ello la fertilización nitrogenada es más fácilmente aceptada.

Cierres estacionales y rotaciones

La pastura debe estar cerrada al pastoreo por un tiempo suficiente de modo de permitir el crecimiento del cultivo para henificar; existen, por supuesto, muchas variaciones en la forma de ejecutar esta técnica. Las pasturas pueden ser solamente cortadas, pero a menudo son pastoreadas al inicio de la época de crecimiento cuando el forraje es escaso y son cerradas hasta el final de la cosecha para heno. Por lo general se hace un solo corte, pero ocasionalmente en praderas de muy alto rendimiento puede ser posible hacer dos cortes, para lo cual se necesita hacer por lo menos una fertilización. Los pastoreos intensivos al inicio de la estación en general van en detrimento del crecimiento de la pastura, pero a menudo se utilizan cuando no existen otros recursos forrajeros. Un buen crecimiento es necesario en las tierras reservadas para la producción de heno y se deberían hacer todos los esfuerzos posibles para proteger los campos de heno al inicio de la estación hasta que el forraje esté bien desarrollado y tolere el pastoreo. Los campos que son segados consecutivamente todos los años pueden mostrar una declinación de los rendimientos y una degradación de la composición de la flora de la pradera. Puede ser ventajoso hacer descansar los campos para heno en forma periódica, permitiendo solamente el pastoreo por una estación o dos.

Producción de heno

Las técnicas usadas se describieron en el Capítulo II. El momento del corte está determinado por las condiciones climáticas y el crecimiento del forraje; el objetivo siempre es hacer heno en el mejor momento del forraje y cuando las condiciones del tiempo son favorables para el secado del mismo. Estos dos requerimientos no siempre coinciden y si bien es posible hacer algunos cambios en el pastoreo de modo de cambiar la fecha de madurez del forraje, esto ocurre en menor medida en el caso de los forrajes sembrados. La principal consideración radica en las condiciones climáticas adecuadas, un hecho especialmente importante en algunas partes del Himalaya donde la producción de heno se demora hasta la finalización de las lluvias, cuando el forraje está indudablemente maduro.

Lámina 24. Acarreando gavillas de heno para su posterior secado. Gujarat, India [Fotografía: Ian Lane/C.S. Pandey]

Los técnicos por lo general deploran la cosecha tardía de los forrajes en las condiciones de los monzones y las zonas tropicales, como se puede notar en varios de los Estudios de Caso. A menudo no se comprende, sin embargo, como se puede hacer una cosecha temprana y sobre todo un secado exitoso. Gran parte del heno natural es obtenido en tierras mal niveladas, comúnmente en pendientes pronunciadas, usando herramientas primitivas y en climas monzónicos, por lo que la operación del corte es lamentablemente lenta e imposible de mecanizar; no existen facilidades para el secado artificial, el cual además muy probablemente sea antieconómico. En tales condiciones climáticas es muy posible que el heno continúe siendo hecho al inicio de la estación seca. Tan pronto como el heno está seco -en gavillas o en fardos- debe ser removido del campo y almacenado para permitir el rebrote y evitar el daño al mismo.

Estimación del rendimiento

Las técnicas para medir el rendimiento de los forrajes se describen en muchos libros de texto[1]. Una estimación del forraje disponible, aun cuando esté bien hecha, no constituye una guía útil sobre la cantidad de heno que será producida ya que mucho de ello depende de la capacidad humana para su producción y de las condiciones climáticas. La estimación por medio del peso o el volumen de la producción bruta de heno en el momento del almacenamiento puede, probablemente, ofrecer una información más válida que el muestreo del forraje verde. Los campos naturales para heno, sobre todo en las laderas, son a menudo irregulares en su forma, careciendo de datos sobre los mismos; las estimaciones de los muestreos no tienen mayor valor si el área de corte no es bien conocida. El muestreo del heno para hacer el análisis de calidad debería ser hecho en el heno mismo y no en el forraje del cual se hará el heno. Si solamente se muestrea el forraje en pie, las pérdidas de calidad inherentes a la producción de heno -pérdida de hojas, lavado, transpiración- no serán consideradas.

El heno natural como un cultivo comercial

En muchas áreas, el forraje natural seco es cosechado y vendido como heno o como combustible. A menudo en zonas semiáridas, sobre todo en pasturas dominadas por Artemisia, las especies subarbustivas son arrancadas y vendidas como combustibles en las aldeas. Esta destrucción de las raíces es una de las principales causas de degradación de la vegetación de pastoreo en muchas de las regiones semiáridas.


[1] Por ejemplo: Brown, D. 1954. Methods of Surveying and Measuring Vegetation. CAB; Hodgson J. et al., (eds) 1981. Sward Measurement Handbook. British Grassland Society; Ivins J.D. (ed) 1959. The Measurement of Grassland Productivity. London: Butterworths; t’Mannetje, L.H. (ed) 1978. Measurement of Grassland Vegetation and Animal Production. CAB.

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